sábado, 27 de agosto de 2011

THE UNDERTAKER AND HIS PALS

Un clásico de los “Grindhouse”, que se tiró la tira de años en cartel en los cines de la famosa calle 42 de Nueva York. Dirigida por (divertido nombre...) T.L.P. Swicegood en 1966 y que no me consta que haya vuelto a hacer nada después de esto, salvo algún guión por ahí suelto.
Un enterrador, junto con dos cocineros, se dedica a darle muerte a todo aquél que le toque los cojones y no le deje llevar a cabo sus lucrativos negocios. Como no saben que hacer con los cuerpos, los cocinan y los sirven en un restaurante.
La película, ya sea por la época en la que se rodó, o bien por cierta influencia, es muy parecida a las del papá del gore Herschell Gordon Lewis, que aunque cuenta con ese color tan característico de la sangre de las películas de esos tiempos, un sadismo fuera de toda duda y una cantidad considerable de sobamiento de vísceras, cercenamientos y cuchillazos, se sitúa bastante por debajo a los delirios de Gordon Lewis, en parte por culpa de algunos gags que no vienen a cuento y un sentido del humor, que suaviza totalmente lo retorcido de algunas escenas.
El enterrador, sale poco, pero si sus “pals” (amiguitos) que son una panda de tíos en moto, que acuchillan y desmiembran, sin motivo aparente, toda suerte de jovencitas en ropa interior. Unos preciosos y mal encuadrados títulos de crédito finales, amenizan la fiesta, pero no estamos ante una película lo suficientemente divertida y/o brutal como para que consideremos su visionado. Es bastante coñazo. Con todo, dura una hora, así que... ustedes mismos.