sábado, 26 de octubre de 2013

ASESINATOS ANUNCIADOS (SCREAMPLAY)

El catálogo de Troma se divide en dos partes. Por un lado tenemos las películas de producción propia y por otro las que el sello adquiere para su distribución previo lavado de cara "tromático". Dentro de esta segunda categoría destaca la ingeniosamente titulada "Screamplay" (bautizada en España de modo menos inspirado como "Asesinatos Anunciados"), que en muchos hogares está considerada como lo más destacable del imperio Troma. Mejor o no, lo que nadie puede discutir es que "Screamplay" es un film muy peculiar, atípico, destinado a ser "cult movie" nada más nacer y que merece la buena reputación que arrastra.
Todo comenzó a mediados de los 70. Rufus Butler Seder, fan del cine de terror y aspirante a filmmaker, viaja a Hollywood desde su Boston natal. Allí conoce a dos tipos con los que acabará escribiendo el guión original de la obra. De vuelta a casa, crea junto a Dennis M. Piana el colectivo "Boston Black and White Movie Show", donde ruedan pequeños cortos abstractos de entre tres y quince minutos de duración. Llegan a producir 25 en tan solo año y medio. La cosa se vuelve tan ambiciosa que, finalmente, deciden ponerse manos a la obra con un largometraje comercial que les haga despegar, y es ahí donde Seder (que entonces contaba 38 tacos) recupera el guión de "Screamplay". Igual que hiciera Sam Raimi con "Posesión Infernal", el equipo rueda una bobina de muestra esperando así convencer a posibles inversores. Tras muchos esfuerzos, reúnen 50.000 dólares y comienza la producción un día cualquiera de 1983. Esta se desarrolla a lo largo de tres semanas. Dadas sus limitaciones, el formato elegido son unos granulosos 16mm. El equipo se mantiene fiel a la estética y las formas de los trabajos que hicieran para el "Boston Black and White Movie Show", solo que aplicándole una pátina más comercial tal y como explicaba Dennis Piana, que ejerce de productor y director de foto: "Hemos elegido cuidadosamente los diversos elementos susceptibles de seducir al público. A lo largo del rodaje, no cesamos de pensar en los espectadores, qué podría interesarles: la dramaturgia de las muertes, la estética, el look particular del blanco y negro...". Aunque en un principio, y por aquello de ahorrarse billetes verdes, la intención es rodar todo en exteriores, finalmente se opta por lo opuesto. Vamos, que no salen del estudio (por pequeño que sea) más que para viajar a Hollywood durante el fin de semana y tomar las imágenes necesarias para los trucajes fotográficos a base de proyección frontal y "mates", cosas estas de las que básicamente se encarga el mismo Butler Seder.
De entrada "Screamplay" opta por narrar una historia más bien clásica de misterio y terror, recubierta de un negro sentido del humor: Un guionista novel e ingenuo llega a la meca del cine, dispuesto a triunfar. Se instala en un hotelucho plagado de los más estrambóticos y dementes personajes. Poco a poco estos comenzarán a ser asesinados, con la mala pata de que sus muertes habían sido escritas previamente por el joven aspirante (que, por cierto, se llama "Edgar Allen"). Así, contada, parece bastante normalilla. Y lo es. A nivel narrativo "Screamplay" funciona, aunque por los pelos, rozando en ocasiones el aburrimiento. Afortunadamente, es aquí donde entra en juego su peculiar estética, tomada prestada del cine negro de los años cuarenta y, muy especialmente, del expresionismo Alemán de los años veinte (de hecho, hay un par de menciones muy directas a "El gabinete del Dr.Caligari" y "El Golem"). Claro, el contraste entre sus fabulosos y artesanos trucajes de sombras y luces y su narrativa más moderna, a base de mezclar terror y comedia, hacen del film un producto sumamente marciano y que merece verse e incluso tenerse.
Como suele pasar en estas cosas del cine genuinamente independiente, y de bajísimo presupuesto, Rufus Butler Seder se ve obligado a hacer de todo. Es el director, el co-guionista, el montador, se encarga de algunos trucajes y, obvio, de protagonizar el show. Le acompañan la troupe del "Boston Black and White Movie Show" al completo y un personaje tan interesante como la misma película: George Kuchar. Hablar de George Kuchar es hacerlo de un cacho de la historia del cine "underground" original (el de verdad, vamos). Junto a su hermano Mike, destacó en aquellos tiempos al lado de gente del calibre de Andy Warhol, Kenneth Anger o Jack Smith produciendo pequeñas películas en 8 y 16mm. Los hermanos Kuchar, y especialmente George, han dejado huella por ser los primeros en atizar al espectador a base de "trash", "camp" y "kitch", mezclando los colores chillones y el melodrama exagerado de Hollywood, con la cutrez y la sordidez propia del Bronx que habitaban. Dicho de otro modo, todo aquello que ha hecho famoso a John Waters, quien robó sin vergüenza del universo de los hermanos Kuchar. A lo largo de los años, continuaron haciendo películas de modo incansable, siempre dentro de la ultra-independencia y usando todos los formatos que tuvieran a mano (vídeo incluido). Desafortunadamente, y tras una carrera absolutamente prolífica, el año 2011 George Kuchar fallece. A día de hoy, y sin su otra mitad, Mike mantiene bien viva y humeante la llama del legado Kuchariano. Se recomienda el visionado del estupendo documental "It came from Kuchar" para saber más al respecto. El caso es que a mediados de los 80, George Kuchar fue contratado por las mentes pensantes tras "Screamplay" para interpretar a "Martin", el conserje del hotel donde se desarrolla la acción, alegando que: "Para hacer un film comercial, hacen falta varios ingredientes: litros de sangre, sexo y una estrella. Nuestra estrella es George". Por lo visto, y según cuenta el propio Kuchar en su autobiografía ("Reflections from a Cinematic Cesspool"), tanta fue la entrega que puso en la escena de su muerte -donde atravesaba una pared falsa- que se partió el tobillo, y acabó ingresado en el hospital luciendo el tétrico maquillaje de tez blanca aplicado a todos los actores de la película. ¡Qué cosas!. Este incidente arrasó con un buen cacho del presupuesto del film, algo que se sumó a los muchos disgustos que un ilusionado Rufus Butler Seder se llevaría a lo largo de la confección de su desvirgue.
Terminada "Screamplay", y tras una notoria vida festivalera, es adquirida por los mandamases de Troma y remontada a placer. Contentos con el resultado, Rufus Butler Seder y Dennis Piana planean un nuevo largometraje, a todo color y con un presupuesto de millón y medio. "Understanding Human Behaviour" se pretendía una comedia de ciencia ficción satírica inspirada en una novela de Thomas M. Disch, sin embargo el proyecto nunca vio la luz. De hecho, Seder, imagino que cansado y decepcionado por la experiencia, no hizo ningún largometraje más, prefirió enfocar su creatividad por otros derroteros. Actualmente es un reconocido artista visual, inventor y escritor de libros infantiles (algunos de ellos disponibles en España). Fascinante personaje.


Y para rematar, una imagen curiosa del rodaje, directamente escaneada de las páginas de un viejo "L´Ecran Fantastique"....