viernes, 25 de julio de 2008

DOOMSDAY

- Deme una entrada para "Doomsday”
- ¿Para qué?
- "Doomsday"
- ..... ¿¿"Hancock"??
- No, no, "Doomsday", de, o, o, eme...
- Esta no la tenemos ¿eh? (pausa) ¡ah, si, si!, está aquí, es que es la primera entrada que vendo hoy.
Vamos, que en la primera sesión no había nadie. ¿Es eso?. Ni idea, el caso es que en la sala sólo éramos unas 11 o 12 personas. Normal, estamos ante una razonablemente modesta producción eminentemente británica, que ha de competir con "Superagente 86" o "Kung-Fu Panda", y lo hace con un reclamo muy limitado (pero muy de moda), recuperar ciertas tendencias narrativas y estéticas del cine de acción y aventuras de los 80. Y del Americano, of course.
El problema de "Doomsday" es que, en ese juego referencial tan obvio y descarado (algunos elementos se podrían tildar directamente de plagio, si no fuese porque su condición es tan evidente que, lógicamente, hemos de asumir que estamos ante la declaración de amor de un fan. La diferencia con un, por ejemplo, Tarantino, es que este mira aquello que roba desde arriba, con soberbia, mientras Marshall mira desde abajo, con admiración, convencido de que no puede estar a su altura y su capacidad únicamente da para perpetrar una imitación modesta... pero mucho más honesta), que al poco que hayas visto las pelis de las que chupa, ya te lo sabes todo de memoria y, en cierto momento, la cosa comienza a decaer muy mucho.
Los títulos que le sirven de modelo a su director, Neil Marshall (recordemos, el mismo de la mediocre "Dog Soldiers" y de la muy lograda "The Descent"... curiosamente, también vi esas en pantalla grande), son bastantes, pero la columna vertebral la forma "1997: Rescate en Nueva York". Una tipa tan seca, dura y tuerta como Snake Plissken es enviada a una ciudad amurallada invadida por el caos para encontrar una vacuna que acabe con la epidemia que está arrasando Gran Bretaña. ¿Suena, verdad?. Si incluso la música es, a ratos, idéntica a la que el mismo John Carpenter compuso para su mítica película (y Carpenter es el apellido de un personaje... hay otro que se hace llamar Miller, y no porque si). Hasta aquí bien, pero después de que los buenos son atrapados por los malos (una banda de retro-punks muy London ochentero) que se zampan a Sean Pertwee tras prenderle fuego (una secuencia de canibalismo bastante cruda, y es que de gore y chorretones rojos está repleta la peli), empieza la fuga, y con ella el declive. Tan y tan abajo cae, que por un momento estás apunto de mandarla a la mierda (sobre todo cuando se adentra en un mundo mediaval... ¿o es medieval?, nunca lo he tenido muy claro). Suerte del desenlace... o, como también podemos llamarlo, de la asombrosamente desvergonzada imitación de "Mad Max 2" (y de ahí lo de Miller, claro).
El show se cierra (minuto más, minuto menos) con una carrera de autos tan bien hecha, tan bien montada, tan vibrante, salvaje, gore y divertida, que te olvidas de lo aburrido que estabas, para volver a dar saltos en la butaca. Por los pelos.
Después de "The Descent" uno esperaba algo más, pero podría haber sido mucho peor.