Ustedes recordarán a Bob Saget, que a principios de los 90 protagonizó aquella ñoña serie en la que tres hermanos se tienen que ocupar de las hijas del “pater familias” titulada "Padres Forzosos". También se le ha visto secundear el careto por algún telefilme, niña con cáncer incluida.
Lo que muchos no sabrán es que Saget tiene una segunda faceta como realizador, desde finales de los setenta hasta nuestros días, con una modesta filmografía en la que abundan las t.v. movies y las películas para su explotación en vídeo, como la que nos ocupa, "Movida en el Polo".
Estoy harto de ver en los videoclubes la caratula de esta película, a la que nunca presté mas atención de la debida, y por ese motivo mismo pensé que se trataba de un plagio videoclubero de "Happy Feet" con sus muñequitos en CGI y lo propio en estos casos. Pero no, estamos ante un documental sobre pingüinos narrado por Samuel L. Jackson en el que, con la excusa de mostrarnos el tedioso proceso del apareamiento de los animales, a estos se los dobla con voces de famosillos televisivos (John Stamos, Christina Applegate...), y les hacen decir toda suerte de mamarrachadas y obscenidades, solo aptas para quienes, al igual que yo, tengan la risa demasiado floja.
Chistes sobre pollas de pingüinos, sobre si estos tienen o no testículos, fidelidades pingüiniles y sodomía pinguinil, hacen que el metraje de la cinta, poco mas de una hora, pase de lo más ameno.
Un intento de Bob Saget en convertirse en el Steven Oedekerk de los videoclubes.
Una mierdecilla, pero al menos es una mierdecilla simpática.
Lo que muchos no sabrán es que Saget tiene una segunda faceta como realizador, desde finales de los setenta hasta nuestros días, con una modesta filmografía en la que abundan las t.v. movies y las películas para su explotación en vídeo, como la que nos ocupa, "Movida en el Polo".
Estoy harto de ver en los videoclubes la caratula de esta película, a la que nunca presté mas atención de la debida, y por ese motivo mismo pensé que se trataba de un plagio videoclubero de "Happy Feet" con sus muñequitos en CGI y lo propio en estos casos. Pero no, estamos ante un documental sobre pingüinos narrado por Samuel L. Jackson en el que, con la excusa de mostrarnos el tedioso proceso del apareamiento de los animales, a estos se los dobla con voces de famosillos televisivos (John Stamos, Christina Applegate...), y les hacen decir toda suerte de mamarrachadas y obscenidades, solo aptas para quienes, al igual que yo, tengan la risa demasiado floja.
Chistes sobre pollas de pingüinos, sobre si estos tienen o no testículos, fidelidades pingüiniles y sodomía pinguinil, hacen que el metraje de la cinta, poco mas de una hora, pase de lo más ameno.
Un intento de Bob Saget en convertirse en el Steven Oedekerk de los videoclubes.
Una mierdecilla, pero al menos es una mierdecilla simpática.