
Si aquella era muy buena, esta es una mierda como un templo de grande.
Al año siguiente del exitoso estreno de "Sufre Mamón", la factoría Summers estrenó esto, metiendo a unos "Hombres G", ya consagrados, en una trama que no hay dios que se la crea, en la que David Summers es estafado y encarcelado.
Una niña de catorce años le manda una carta de amor en la que incluye 10.000 pesetas. David decide devolvérselas y, durante el encuentro, la niña se despelota y abraza al cantante mientras un fotógrafo saca fotos de todo. Este hace chantaje a los "Hombres G", diciendo que si no pagan las publicará. Pagan y, aun así, se publican. Tarde o temprano los "Hombres G" se tomarán la revancha para desmantelar a esa red de estafadores.
Aquí las cancioncitas se suceden cada tres minutos, y si el argumento ya es insoportable, las cancioncitas lo hacen directamente invisible.
Una auténtica tontería.
Lástima que Manuel Summers dejara como testamento esta película.