Hace un par de días hablaba con mi amigo Víctor de que, seguramente, el terror era ya un género muerto, o cuanto menos casi moribundo. Se ha apoltronado de por vida en las fórmulas. El único aliciente es el cómo esas fórmulas son levemente cambiadas o distorsionadas, sin dejar de ser, eso, fórmulas. Nos hemos acostumbrado a ello, ya no nos importa que, nada más empezar, sepamos perfectamente lo que vamos a ver, o cuanto menos, el terreno en el que nos vamos a mover.
Pero claro, es que resulta que el cine de terror es mi favorito, es mi pasión, y sin el, la vida sería mucho más triste. O directamente, insoportable. Es por ello que abrazo esas fórmulas, y las disfruto, siempre y cuando procuren que la ecuación sea un mínimo de entretenida y, por supuesto, un bastante de truculenta.
Y el ejemplo perfecto, o casi perfecto, vendría a ser la peli que ahora comento.
Unos chavales de vacaciones, razonablemente estúpidos e irresponsables, acaban metidos en una movida de lo más chunga. Incluso el hecho de que estos dejen de lado su estupidez y de pronto se vuelvan más "humanos", tampoco es una sorpresa. Sabes cual será el primero que morirá, y sabes cual será el que tomará las decisiones. Pero en el caso de "Las Ruinas", ya no solo está cuidado el tema formal (que mucho), sino que la amenaza, sin ser rematadamente original, ni mucho menos, tampoco está del todo trillada, y acaba resultando muy atractiva.
Pues eso. Que los chavales llegan a un templo Maya, en el que habitan unos hierbajos sedientos de sangre. Los lugareños conocen la historia, y harán todo lo posible para evitar que el mal se extienda, incluso matando a los suyos si la ocasión lo requiere (y sin importar edad). El grupo de chavales quedan atrapados en el sitio, y poco a poco van sucumbiendo, mientras la planta se introduce por sus heridas y les acaba volviendo locos, tanto como para agarrar un cuchillo y auto mutilarse con el fin de sacarse las raíces que revolotean bajo su piel. Es especialmente cruda la parte en la que uno de los tipos, impedido, ve como sus piernas son devoradas hasta el hueso, lentamente, y mucho peor, "cómo" se soluciona la movida. Las plantas se mueven, pero sin demasiados excesos tentaculosos. Y si os digo la verdad podría soltar algún que otro atributo más, pero entonces me acabaría de cargar la sorpresa. Así que me detengo aquí y ahora.
"Las Ruinas" se ve sin complicaciones, y se aguanta bastante bien. Sus plantas chupasangre siguen presentes aun en mi mente, así que algo tendrá. Recomendada.