martes, 30 de noviembre de 2010

ASESINO INOCENTE

La primera vez que tuve conocimiento de esta peli fue a través del documental "Not quite Hollywood", dedicado a la facción más exploitation del cine Australiano. En las imágenes veíamos a una mujer correr desnuda bajo la lluvia con una raja sangrante en la nalga. Se detenía en una pared y ¡¡brops!!, vomitaba. Coño!!!, ¡esto quiero verlo! pensé en ese momento, convencido de que era una muestra aussie de mi subgénero favorito (¡el slasher, pisha!), que para algo "Nightmares" (título original) es del 1980.
Bien, tras un considerable tiempo de espera, me la zampé hace un par de noches. Al principio lo estaba flipando, ya que el film, de una factura tirando a muy correcta, avanza de modo bruto y tosco, con enormes saltos, secuencias que se abren de modo abrupto y se terminan igual, todo como muy caótico pero al mismo tiempo efectivo. Pensaba: "Guau, que peli más rara!", convencido de que aquello era un modo muy personal por parte de su realizador, John Lamond, de abordar el cine. Aunque, eso sí, de slasher no gran cosa... la verdadera influencia parecía ser Dario Argento. Poco a poco me fui percatando de que, en realidad, "Asesino Inocente" es simple y llanamente un film muy malo, muy patoso y mal hecho... y lo constata el hecho de que termina resultando bastante chapas.
Veamos, hay que decir de buenas a primeras que aquí no existe una historia propiamente dicha. Solo una excusa. Empezamos con una serie de flash-backs muy desmadrados en los que conocemos la historia de la chica prota, cuando era niña, y harta de ver a su madre liarse con toda clase de maromos, causó su muerte "accidentalmente". Ello le ha marcado tanto que cada vez que ve a una preja fornicando, le entra un chungo, pilla un cristal y los mata. Bien, se supone que esto no debería decirlo pues el director no nos muestra la cara del asesino hasta el final, pero resulta del todo chorra, ya que es ultra-evidente que se trata de ella. No hay abuso de gore, pero sí unos cuantos crímenes sangrantes y también tenemos abundante carne, destacando especialmente ese sorprendente plano de una mano acariciando un felpudo femenino. El caso es que la chica demente quiere ser actriz, por algun motivo que desconocemos, y es fichada para interpretar una función. Allí es donde dará rienda suelta a su locura matando a todos los implicados. Y fin.
Todo esto, como decía, narrado de modo muy caótico. Por ejemplo, hay una parte entera compuesta de escenas de escasa duración que empiezan y acaban con fundidos en negro. Incluso para mostrarnos una cámara subjetiva moviéndose entre bambalinas de a penas cinco segundos. Esa es otra, el abuso casi surreal de dicha técnica (por cierto, no muy bien aplicada, ya que la sombra de la cámara, el tipo que la sujeta y su ayudante, son evidentes en varias ocasiones). Y ya que hablamos de abusos, la banda sonora de Brian May (no el de "Queen", sino el otro, uno de lo más famosos compositores de su tierra, responsable también de los soundtracks de "Mad Max 1 y 2", entre otras muchas) suena una y otra, y otra, y otra vez hasta casi volvernos tarumbas. Es como si solo tuvieran UN tema y lo explotaran a conciencia.
Colin Eggleston, director del cult-film "Long Weekend", es co-guionista. A él se debe otro infra-clásico del cine Australiano, "Sky Pirates", producido por el mismo John Lamond.
Todo ello, bien mezclado y condimentado, da como resultado este "Asesino Inocente", que de tan demencial y absurdo termina siendo extraño y curioso. Eso sí, para ver una vez. Dos no sería sano.