jueves, 22 de diciembre de 2011

IGNOTOS MONSTRUOS DE GOMA

Los conservo en una caja desde que era un chaval. Muy chaval. Un niño. Recuerdo que los compramos en el pueblo de Sant Cugat y desde el primer momento me resultaron absolutamente fascinantes. Su aspecto entre cómico y grotesco, divertido y terrorífico, no pasa inadvertido. Crecí y mi amor hacia ellos ayudó a que los tuviera bien cuidados... a veces colgando de la pared, otras metidos en cajas de zapatos, pero más o menos en buen estado (salvo el camarero, que le falta la mano con la bandeja). Curiosamente, unos años después, y ya adolescente, apareció una nueva colección que tenía puntos en común con aquella. Estos eran más grandes y temáticamente idénticos (los prisioneros de una celda). Todos los chavales de mi clase flipaban, mientras yo les intentaba hacer ver que no eran nada tan nuevo, que yo tenía unos parecidos y más viejos. Y como siempre, no lo conseguí. De esta nueva hornada me pillé dos... pero no me molaban tanto como los que me había agenciado siendo chaval.
A lo largo de todos estos años (y os hablo de tres décadas), nunca volví a verlos a la venta, ni en ninguna publicación (de papel o internetera) que los recordara o hablara de ellos (tal vez es que no supe buscar bien). Sea como sea, finalmente me he animado a dedicarles un justo espacio en este, nuestro/vuestro querido blog, a la espera de descubriros algo curioso, reivindicarlos y quien sabe si hasta saber de algun otro que también los tenga.

Este -el boxeador- era/es mi absoluto favorito



Este es el único con un desperfecto de importancia, le
falta la mano con la bandeja


Y a partir de aquí hacia abajo, la colección que surgió siendo yo teenager...