
Unos aspirantes a entrar en la fraternidad de turno han de pasar unas pruebas terribles a lo largo de una semana. Da la puta casualidad que un porrón de años atrás, y en esa misma casa, un estudiante pereció víctima de una broma mal aplicada, así que, sin especial motivo, regresará del mas allá para cumplir su venganza.
Bien, en aquellos tiempos el puto pesao de "Freddy Krueger" reinaba en la taquilla, todas las pelis de terror juveniles (y no tan juveniles) querían subirse a su carro, y por eso los monstruos/asesinos/entes malvadas que salían en todas esas pelis eran graciosos, esputaban chascarrillos sin parar y aspiraban al rol de héroe antes que al de villano. Ese mismo caso se da en "Noche de novatos", donde el zombie vengativo es un ex-hippie que suelta proclamas anti-sistema.
Puede sonar extraño, pero la peli se lleva bastante bien mientras se desarrolla cual comedia estudiantil. Sin embargo, en cuanto hace acto de presencia el monstruo (que es bastante adelantada la función), cae en picado y se adentra irremisiblemente en la más purulenta mierda, tornándose prácticamente insufrible y de puro "fast forward". Mala idea la de ese giro, amigos.
De por medio, pues algo de gore (menos del prometido en un principio, según parece a alguien le dio por usar las tijeras más de lo conveniente) y un buen puñado de tetillas... cosa esta explicable si tenemos en cuenta que la guionista y productora venía del porno. El director, Paul Ziller, se ha convertido con los años en un realizador especializado en telefilms catastróficos (por género), su filmografía anda plagada de títulos rimbombantes, de entre los que destaca la simpática "Tormenta polar".
Muy muy olvidable... y una prueba más de que el terror de los 80 moló hasta el fin de su primera mitad. Luego, cuantos más años pasaban, más apestaba todo.