viernes, 22 de junio de 2012

EL VUELO DEL NAVEGANTE

En 1986 Randal Kleiser, director responsable de, nada menos, "Grease" y "El lago azul", quiso subirse al por entonces transitado carro del cine infantil/juvenil "a lá Steven Spielberg" con "El vuelo del navegante", la historia de amistad entre un niño típicamente americano, con su familia happy-chachipiruli, su perro y su casita en medio de un suburbio blanco repleto de bicis, y un marciano. Ejem... así como lo leen. Lo que ocurre es que "El vuelo del navegante", copiando como copia de "E.T. El extraterrestre", intenta hacerlo con un poco más de clase. Solo un poco.
El arranque es muy potente. El niño en cuestión se mete una yoya y pierde el conocimiento. Al despertar, han pasado ocho largos años, todo ha envejecido menos él, lo que le supone un trauma. Aquí la peli pilla un rollo más seriote y de suspense que, francamente, no te esperas. Al mismo tiempo, una nave marciana se ha estrellado en la tierra y es recogida por la Nasa. No tardan mucho en asociarla con el protagonista, así que se los llevan a la misma base. Allí el chaval, para no perder la costumbre, es casi secuestrado y sometido a toda clase de incómodas pruebas (¡¡aaaay que malos son los poderes fácticos cuando hay marcianos de por medio!!), pero se escapa, se cuela en la nave y... y... y la peli se estropea.
Aquí entramos en el terreno de "Mi amigo Mac" (reseñada en nuestro super-libro), pues nos centramos en la amistad que nace entre el niño y la misma nave, cuyo piloto robot es un ojo así como mecánico. Se alcanzan momentos de verdadera vergüenza ajena con este hablando en plan buenrollo, el niño cantando una canción de "Beach Boys" y miserables intentos de humor blanco. También tienen su intervención un puñadico de marcianos de lo más monos y para redondear el pastel, un intento de hacernos saltar las lágrimas (era la norma entonces).
No puedo decir que sea un peñazo o una mega-mierda, porque tampoco es que te aburras mortalmente, pero sí se trata de un producto muy muy de su época que, inevitablemente, ha envejecido fatal en muchos aspectos (y confirma que no todo lo de los 80 molaba, ni tan siquiera si entraba dentro del saco del ¿añorado? cine juvenil).
El niño, Joey Cramer, no se prodigaría mucho más en esto del cine. La voz del robot la pone nada menos que Pee Wee Herman. Aparece una jovenzuela Sarah Jessica Parker, interpretando a una empleada de la Nasa con instintos casi pederastas. Rematan la jugada los padres del chaval, Veronica Cartwright y el pobre Cliff De Young. El científico jefe, que manda perseguir al niño y la nave con helicópteros, también es medianamente conocido, sobre todo si veías la serie "Radio Cincinnatti", Howard Hesseman.
Como dato curioso, recordar que "El vuelo del navegante" sufrió un especie de expolio tardío por parte de los italianos en 1993 con el film "Navigatori dello spazio", que alcanzaba cotas plagiadoras francamente descaradas (claro que, no mucho más que las que alcanza el film de Kleiser respecto al de Spielberg... quien roba a un ladrón...). Habrá que verlo.