lunes, 31 de agosto de 2020

SOLO CONTRA TODOS

En pleno 2020 ya casi estamos acostumbrados a ese cine provocador que saca a relucir lo más prohibido y atroz del alma humana con el fin de escandalizar y/o perturbar al espectador poco dado a presenciar en el cine este tipo de cosas. “Pig” de Adam Mason, “The Bunny Game” de Adam Rehmeier o la inevitable “A Serbian Film” de Srdjan Spasojevic, son un buen ejemplo de esta corriente actual que, solo por la controversia que es capaz de generar en los medios masivos, yo creo que, independientemente de la calidad de estas películas (que las hay mejores y peores), merecen ser tomadas en consideración.
Sin embargo, si este cine llega a estar en boga hasta tal punto que la subnormal de Ana Rosa Quintana condene en una televisión nacional una película que ni tan siquiera a visto, es consecuencia de un halo meramente comercial —aun siendo films independientes que fuera del circuito de festivales acaban proyectándose en salas de cine marginales— con el que, de primeras, se conciben estas películas. Al fin y al cabo sus artífices lo que pretenden es que se hable de ellas y así sacarles el mayor rendimiento. Además, estas películas de la pasada década están realizadas dentro de un contexto fantástico con cierto sentido del espectáculo, por lo que a día de hoy, en pleno 2020, resultan prácticamente inofensivas. Están ya trilladísimas.
Pero en los 90 no existía este concepto comercial del cine escándalo,  y ahí es donde entra el fascinante Gaspar Noe, un autor que pese a estar metido de lleno en el cine artístico y autoral, siendo el colmo de la pretensión, no resulta tan pedante como otros coetáneos y además afirma tener influencias del cine de género (de hecho, esta “Solo contra todos”, contiene “gimmicks” porque dice Noe que quería hacer como William Castle). Noe es un genio que sigue consiguiendo a día de hoy que, con su cine, acabes con la cabeza como un puto bombo.
“Solo contra todos”, al contrario que las nuevas películas escándalo/espectáculo de las que les he hablado antes, no es que se concibiera con esa mentalidad mercantil. Su necesidad de incomodar viene más bien precedida de un impulso creativo, quiero decir que mientras que el objetivo de las más recientes es que se hable de ellas, “Solo contra todos”, adscrita por completo al cine de autor, conmociona al espectador de manera ligeramente más honesta. Aunque sea solo porque es más genuina. Noe es genuino en ese aspecto como también lo era Michael Haneke, los dos autores europeos más identificados con esta tendencia. Pero con los autores de películas escandalosas pasa lo siguiente; que de pura repetición, a la tercera o cuarta película que realizan, el espectador ya anda esperando el impacto, por lo que al final sus cintas no resultan tan cautivadoras como las que habían hecho antes y consiguen que permanezcamos indiferentes. Tanto Noe como Haneke se dieron cuenta de esto, entonces, Noe, que hace menos películas y  tarda más en hacerlas, se las ha ingeniado para cada nueva película meternos un hostiazo bueno al cerebro. Si no es por la vía del escándalo y lo prohibido, lo hará por lo visual e incluso lo sonoro —de hecho, “Climax”, su ultima película, es una obra maestra y, sin necesidad de follarse bebés o comer mierda, tan perturbadora o más que cualquiera de las citadas más arriba—. Haneke no. Haneke ha entrado en una dinámica que al final ha terminado por aburrir. El elemento impactante funcionaba con “La pianista” después de tantearnos con “Funny Games”, pero en “Caché” ya todo el mundo estaba esperando a que viniera la escena perturbadora y, cuando esta llega, no nos pilla desprevenidos. Así que se vio obligado a cambiar de tercio. Noe sigue dando vueltas y vueltas con el tema. Y ya lo lleva tan arraigado que no necesita mostrar nada. Y le sale. Juega contigo desde la mesa de montaje.
Como fuere, en 1998 no andaba la platea muy acostumbrada a llevarse hostias y, casi desde el amateurismo (Noe realiza su película desde su propia productora metiéndole pequeñas inyecciones de dinero según lo va consiguiendo y no sin muchas dificultades), con 16 mm que luego inflaría a scope, como secuela de un corto  titulado “Carne” que ya se encargó de otorgarle cierto prestigio, Noé se cascó una de las películas más perturbadoras del siglo pasado. Los platos fuertes son ciertos coqueteos con el incesto y  el aborto practicado a una mujer a base de puñetazos. Le dijeron de todo a Noe menos bonito. Y también recibió críticas estupendas.
20 años después, yo me planteo que, igual tal y como está el patio, volver a ver la película y curado de espanto como estoy con las secuencias impactantes, quizás  “Solo contra todos” no era tan buena y solo funcionaba una primera vez por llegar a ella virgen y sin las retinas desgastadas de tanto contenido amoral. Y este segundo visionado ratifica lo que yo tenía en mente desde hace años. “Solo contra todos” sigue siendo una película cojonuda, innovadora y delirante. Y es que, verla prevenido, ha sido incluso mejor porque me he dado cuenta que esos elementos perturbadores son, además de su virtud, de cara a la galería y debido a la expectación que estos causan, su gran lastre.
Si cortamos la escena del aborto o las insinuaciones de incesto, la película sigue funcionando a las mil perfecciones, esas cosas no interfieren. Hay que tener en cuenta que Noe usa recursos muy extraños, como no mover la cámara en ningún momento para, de vez en cuando y sin previo aviso, hacer un movimiento de cámara muy veloz con la imagen acelerada que hará acompañar de un sonido estridente. Solo eso, ya te pone de los nervios. Así que una vez pasado el examen (y con nota), los abortos y los incestos solo son un aliciente. Y cuanto más macabros, mejor. Vamos, que una película buena lo es siempre que la ves, y, a “Solo contra todos” le pasa eso. Todo en ella es bueno. Desde el look que se gasta, hasta los títulos de crédito.
La cosa es sencilla. Un carnicero en paro con un pasado un tanto escabroso, comienza  una nueva vida con su novia embarazada que le promete ponerle una carnicería cuando se muden al sur de Francia. Una vez allí, lo de la carnicería es un camelo y nuestro protagonista se verá obligado a trabajar de vigilante nocturno. Cuando su novia le acusa injustificadamente de acostarse con una enfermera, este le hace abortar a hostias, coge la pistola que su suegra tiene escondida, y se marchará de allí sin un duro y sin tener muy claro que va a hacer. A partir de ahí la película es una sucesión de secuencias en las que el protagonista busca trabajo, mientras escuchamos una voz en off que vendría a ser los pensamientos de nuestro amigo. Y no hay un pensamiento bueno. Todo amoral, todo deleznable… y lo peor es que, puede, que el espectador incluso se sienta identificado con muchos de esos pensamientos.
El curso natural de los acontecimientos hará que el espectador flipe con el desenlace, al que precede un anuncio para los más sensibles que les advierte de que tienen 30 segundos para abandonar la sala.
El monólogo interno del carnicero, es un no parar. Cada idea que escupe es más retorcida y cada resolución más salvaje y, en todo momento, una apología del egoísmo. Y a medida que el monólogo avanza se va volviendo más enloquecido y  acelerado, hasta que llega un punto en que el mero hecho de escuchar su voz, le pone a uno de los nervios, sobre todo, en la recta final de la película.
Toda esa voz en off se escribió después de estar la parte visual de la película montada y se añadió después. Dice Noe que para escribir esos pensamientos, se emborrachaba como una cuba con el fin de estar más cerca del personaje. Verdad o mentira, la historia y el resultado de esas borracheras me parece apasionante.
En definitiva, una película cojonuda que no empeora ni un ápice con la deshumanización propia del paso del tiempo. Perfectamente rodada, montada con maestría y, pese a que lo divertido parece tabú en la idiosincrasia de Gaspar Noe, es,  paradójicamente, tremendamente entretenida.
Por supuesto, más del 50% del mérito de esta película la tiene una interpretación soberbia por parte de Philippe Nahon, actor francés de corte clásico rescatado por una horda de nuevos cineastas que pensaron en él para dar vida a un tipo de caracteres más o menos extremos. Está que se sale, igualmente, en “Calvaire” o “Alta Tensión”.
En cuanto a su personaje de carnicero, es como una especie de fetiche para Gaspar Noe, y lo utiliza, a la primera de cambio, en cameos en muchas de sus películas.

sábado, 29 de agosto de 2020

OFFSPRING

Durante mucho tiempo viví convencido que "Offspring" era la adaptación a la gran pantalla de la novela "Al Acecho", según las artes escribientes del fallecido Jack Ketchum. Pero no. Resulta que lo que adapta es la secuela de aquella. Es decir, la que no he leído, lo que significaba que me iba a quedar con las ganas de comparar y esputar con petulancia eso de "el libro es mejor". A pesar de todo, le tenía muchas ganas a esta película. Y el hecho de ser inédita en España no hacía más que aumentar el deseo. Y es extraño que siga siendo, en general, más bien oscura cuando su directa secuela, "The Woman", sí hizo algo de ruido. Seguida de una reciente tercera parte, "Darlin". Por fin los dioses se pusieron de mi parte, dándome acceso a una copia de "Offspring" con subtítulos, que devoré ansioso exactamente el mismo día que me la agencié.
La familia de caníbales campestres que protagonizaron "Al Acecho" salen por las noches a la caza de seres humanos. Pero ahora tienen un nuevo objetivo entre ceja y ceja, agenciarse un bebé saludable. Descubren que no muy lejos de allí vive una familia con uno y acuden a arrasarlo todo y mangarlo. Ya puestos, añaden al pack las dos hembras de la casa, por aquello de perpetuar la especie sin necesidad de hurtar. Estas, junto a los policías locales, dificultarán que los devoradores de carne humana puedan llevar adelante sus malvados planes.
Pues no está mal esta película. Nada mal. Es cierto que su deuda con "Las colinas tienen ojos" (y con Sawney Bean) es notoria, pero eso, al fin y al cabo, es culpa del material de origen, las novelas de Jack Ketchum, que aquí se reserva las tareas de guionista y actor en un breve papel. Asumido ello, toca disfrutar de un producto bastante dinámico, que nos alegra la vista con arrebatos truculentos de grado superior. Es, desde luego, la más gore de la trilogía y aquella que incluye un mayor número de muertos (especialmente gozoso cuando se trata de los caníbales). Los trozos amputados de cadáveres adornan el decorado, todo a base de efectos especiales de la vieja escuela. Presenciamos una muerte muy cruel a costa de uno de los personajes más "buenchas" de la función. Y, para más inri, también unas dosis de suculento infanticidio. No perdonan una, y nosotros lo agradecemos.
El director de bello nombre, Andrew van den Houten, venía de firmar un título que adornó los vídeo-clubs cuando estos llenaban sus estanterías con dvd's, "Headspace: El rostro del mal" (recientemente revisada, puedo afirmar que es un coñazo de puta madre), aunque la mayor parte de sus actividades en el séptimo arte son como productor, ahí sí que se marca un curriculum generoso. Lógicamente, produjo las secuelas de "Offspring", la primera dirigida por el brasas de Lucky McKee y la que hace tres por Pollyanna McIntosh (la actriz que da vida a la jefa caníbal en las previas y que no tiene problema alguno en despelotarse). Ambas gastan un molesto tufo seudofeministoide. Mejor evitarlas.

viernes, 28 de agosto de 2020

VIDA RÁPIDA

“Vida rápida” es cine uruguayo filmado en vídeo en los años 90 y basado en hechos reales que guarda ciertas semejanzas estéticas y argumentales con nuestro cine quinqui.
Marcelo es un chapero del lumpen que cuando no está prostituyéndose está  pegando tirones de bolso o fumando canutos con su novia, lleva una vida desarraigada en la que lo único que importa es ganar dinero cada día delinquiendo. Cuando la policía le trinca, le tortura con el fin de sonsacarle nombres de delincuentes más gordos mientras, por otro lado, los asistentes sociales hacen todo lo posible para que abandone la vida delictiva. Para conseguir más dinero, no dudará en sobornar a uno de sus clientes amenazándole con descubrir su homosexualidad ante la gente de su entorno. Entre unas cosas y otras, este tipo de vida no sale rentable y esto traerá inesperadas consecuencias.
“Vida rápida” apenas dura 50 minutos y aún con sus carencias, y con tendencia a convertirse por momentos en cine experimental, lo cierto es que se aguanta bastante bien. Y es que durante el visionado, me percaté de que pese a su aspecto de película eminentemente amateur, estaba demasiado bien rodada para serlo. Buenos encuadres todo el tiempo, un montaje solvente, buena dirección y una composición de planos que bien podrían ser de un profesional. Y es que “Vida rápida” es la consecuencia directa de la llegada de la democracia al Uruguay de los 80.
Como pasara en España con nuestra democracia y con la “movida madrileña”, en Uruguay surgieron un montón de corrientes culturales alternativas, y de entre todas estas, varios colectivos de cineastas que establecieron el formato vídeo como herramienta preferente a la hora de hacer películas, formato este que también compaginaban con el super 8.
Tal fue el impacto del vídeo en Latinoamérica a finales de los 80, que se organizaría el Primer Encuentro de Vídeo Latinoamericano en Santiago de Chile, encuentro este que se organizaría en un país distinto cada año y que servía para dar a conocer las más granadas obras filmadas en vídeo de los países de lengua hispana. Y en Uruguay, junto con el Punk Rock, el vídeo supuso un movimiento contracultural de lo más importante.
Entonces, de los montones de colectivos que surgieron en Uruguay en aquellos años surge el autodenominado “Grupo Hacedor” que son los responsables de esta película. Se trata de un grupo de cineastas  que con la filosofía de filmar en vídeo por bandera, se juntaron para hacer este tipo de películas democráticas y baratas que sirvieron para otorgarle cierto prestigio al colectivo. Cada uno de los muchos miembros del grupo hicieron sus distintas películas, pero “Vida Rápida” sería la única que firmaron bajo el nombre del colectivo.
Al margen de su calidad técnica, “Vida  Rápida” tiene su gracia. La crudeza del vídeo, que bien podría ser VHS, como podía ser  U-Matic, se combina con maneras de rodar propias del cine de guerrilla (hay una escena en una discoteca y esta se rueda en una discoteca real, con su público real, o en escenarios naturales hasta tal punto que, rodando a un yonki, este llega a saludar a cámara con la mano) y todo esto resulta del todo interesante, si bien, el recrearse la cámara en según que otras cosas como pueda ser un ritual de santería, que también tiene lugar, puede llegar a hacerse aburrido. Sin embargo, lo bueno de “Vida rápida” es que se olvida de toda convención estética que le haga parecer cine de verdad. La cámara está bien colocada, la planificación es buena (el argumento va a un poco a trompicones, eso sí) y tiene un enfoque profesional, pero en absoluto se avergüenza de ser vídeo, que es un mal común en la mayoría de películas filmadas en este formato, que tratan  por todos los medios parecer cine común y corriente. “Vida rápida” se enorgullece de estar rodada en vídeo y se aprovecha de sus posibles cualidades.  Y es muy curioso que este empleo del vídeo venga por parte de un grupo de artistas que tratan de hacer una película de contenido social, porque los que suelen querer disimular el vídeo, suelen ser esos desprejuiciados y dicharacheros directores de género que facturan películas desenfadadas y sangrientas. Casi parece una paradoja.
Como sea, el esfuerzo de estos directores latinoamericanos que trabajaban en vídeo por convicción, en el futuro, se vería en saco roto ya que con los avances tecnológicos, el 4K y los formatos profesionales, ya todo tiene la misma textura. Y yo, defensor del vídeo a ultranza, he de decir que estos avances tecnológicos no han hecho más que matar el cine. Antes, diferenciabas el celuloide del vídeo; hoy, no hay diferencia de imagen entre una película comercial, y un videoclip de raperos hecho por ellos mismos con su cámara semiprofesional comprada en el mediamarkt, y su dron para hacer bonitos planos aéreos. Ya no hay cine. Ni tampoco hay vídeo. Hay otra cosa.
De cualquier modo, “Vida rápida”, al margen del fondo y la forma, es una buena muestra de lo que podía ser el cine quinqui uruguayo, que no es un subgénero exclusivamente patrio; en Hispanoamerica también se estiló.

miércoles, 26 de agosto de 2020

LOS FOTOCROMOS DE "EL PRINCIPIO DEL ARCA DE NOÉ"

"El principio del arca de Noé" es el primer largometraje propiamente dicho de Roland Emmerich. Luego hizo "El secreto de Joey" y el resto es historia.
Estos son los pocos fotocromos de los que disponemos.





lunes, 24 de agosto de 2020

CÓMO HACER EL AMOR CON UN NEGRO SIN CANSARSE

Vista a día de hoy puede parecer una película totalmente inofensiva, pero en 1989, año de su estreno, causó gran controversia por tratarse de una película que la crítica seria de los USA y los colectivos feministas consideraron racista y misógina. Puede que algo de esto haya porque los estereotipos con respecto al tamaño del rabo de los negros y a sus dotes amatorias están a la orden del día en el argumento, pero también es cierto que en el mismo se critica a la sociedad blanca, dando palos tanto a racistas blancos que tratan a las otras etnias como si fueran poco menos que violadores, como a racistas blancos no diagnosticados que se exceden en la defensa de los negros (racismo inverso), con lo cual, si hacemos una lectura total de la película, llegaremos a la conclusión de que se trata mayoritariamente de una sátira, que además incluye unos buenos chistes de pollas negras. Y eso, los yankees, lo llevan bastante mal.
Como fuere, hay que tener en cuenta también que se trata de una película canadiense hablada en francés, motivo por el cual, posiblemente, los estadounidenses también la cogieron manía. Y con todas estas motivaciones, la prensa se negó a publicitar la película (que además en su título contenía la palabra “negro” que en inglés sirve para dirigirse a los afro-americanos de manera despectiva) y sufrió algún que otro boicot por colectivos  tocapelotas de todo tipo de ideologías.
Sin embargo, si la película existe, es porque está basada en un popular best seller quebequense que, traducido a un montón de idiomas, lo que criticaba era precisamente lo mismo de lo que se le acusaba a la película. Su autor, Dany Laferrière, escritor negro para más señas, es el co-autor del guion. Y la experiencia debió gustarle porque después de esta escribió unos pocos títulos más, amén de hacer una incursión en la dirección con la película “Comment conquérir L’Amérique”.
Al margen de la falta de entendimiento entre culturas, la película casualmente se estrenó en España para el público de cine de arte y ensayo, y la vieron 52.000 espectadores. Recuerdo su estreno porque en autobuses y marquesinas, me llamaba la atención poderosamente aquél póster que nos presentaba a un negro con la polla gigante cubierta por una sábana. Aquí dio igual el racismo, la polla del negro y el cristo que la fundó.
En el argumento apenas hay trama. De primeras se nos presenta al protagonista, un negro que rompe la cuarta pared para decirle al espectador que es caníbal, escritor, y que se encuentra en Quebec porque allí no hay ningún dictador, y sí muchas mujeres blancas. Después nos pone en situación, abandona la cuarta pared,  y ya vemos que se trata de un inmigrante que tiene un compañero de piso y que, por un lado, tienen un problema de algún tipo con unos camellos de la zona que piensan que les quieren quitar el puesto y, por otro, ambos se dedican a follarse a tanta blanca como les sea posible, en un ambiente esnob donde las chicas blancas de sociedad medio alta, se desviven por recibir en sus coños una buena polla negra. Y los negros las tratan como a tontas.
Una comedieta muy ligera, concebida para intelectuales no obstante y que, curiosamente, guarda una deuda estética muy gorda con las películas ochenteras de Spike Lee a las que trata de imitar tanto en tono como en forma, por supuesto, sin los mismos resultados. Su director, Jacques W. Benoit, blanco, ya había dirigido “Le diable à quatre” unos años antes, pero tras “Cómo hacer el amor con un negro sin cansarse” no volvería a dirigir jamás, aunque ejerció de asistente del director en pelotazos del cine cultureta como pueda ser el binomio formado por “El declive del imperio americano” y “Las invasiones Bárbaras”.
Por lo demás, y como digo al principio, una película inofensiva, blanca (jejeje!) que mientras la vemos no sufrimos demasiado, pero que, si no la vemos, tampoco pasa absolutamente nada.
Eso sí, pronunciar el título en su idioma original es todo un placer para los sentidos: “Comment faire l'amour avec un nègre sans se fatiguer”. Prueben a decirlo.

sábado, 22 de agosto de 2020

AMITYVILLE, EL ORIGEN

A estas alturas, la interminable saga de "Amityville" no necesita presentación por aquí. Hemos hablado largo y tendido de ella, tanto las pelis oficiales como las... otras. Sería bastante interesante confeccionar una lista super-completa, incluyendo aquellas que se suelen marginar porque entran de lleno en el terreno de lo propiamente amateur, que haberlas, haylas. Y es que no hace falta tener los derechos del nombre de Amityville para exprimirlo, por lo que cualquier mindundi con una cámara puede cascarse una película, sabiendo como sabe que ahí fuera habrá un público dispuesto a deglutirla... aunque luego, decepcionados, se despachen a gusto en redes sociales. Generalmente, el contenido de esas mismas nada tiene que ver en realidad con la historia de Amityville. Por eso, podemos valorar el hecho de que Daniel Farrands, director y guionista de esta "Amityville, el origen" ("The Amityville Murders" en v.o.), se haya mantenido fiel a los hechos genuinos que acompañan a la famosa casa, centrándose en los crímenes que ocurrieron en ella por ahí los 70 y que, se supone, dieron pie a todo el cristo que vino después. Dicho de otro modo, Farrands ha parido un remake de "Amityville 2: La posesión" que, para bien o para mal, es mi favorita de la franquicia, tal y como ya he expresado en este mismo blog. Claro, luego puede venir el listo de turno y decir que de remake nada, que simplemente es una revisión de lo ocurrido. Puede... pero entonces ¿qué pintan dos actores de aquella en el reparto? Hablo de la otrora morbosa Diane Franklin y el mítico Burt Young. Obviamente, al ser ambos más viejos, sus roles han cambiado. Ella era la chica adolescente, ahora es la sufrida madre. Él era el padre cabrón, ahora el abuelo (no tan cabrón). Dicho esto, resulta imposible evitar comparar ambas y, obviamente, la actual pierde por absoluta goleada. Carece totalmente de la sordidez, el mal rollo y la sensación amenazante que tenía el film de 1982. Cierto que repite algunas ideas (supongo que también presentes en la movida real), como ese padre rudo y mal tratador, pero evita material delicado como la famosa secuencia de incesto (que se supone ocurrió de verdad, pero no está del todo claro). Sin embargo, a su favor añadiré que aporta cosas que la peli del 82 ignoraba, como que el hijo sea el drogata que era en realidad y cierta involucración en el sarao por parte de la mafia (y que podría dar pie a nuevas teorías respecto a los asesinatos).
Pero claro, mirado fríamente, lo que ocurrió en la casa de Amityville da muy poco juego. Sabiendo como sabemos que el clímax será la famosa masacre, y que eso puede resumirse en -como mucho- media hora, ¿cómo lograr unos 60 minutos previos interesantes? Pues hay que tener mucho talento. Y aunque Daniel Farrands más o menos se espabila, no consigue entretenernos a lo largo de ese tramo y, ciertamente, "Amityville, el origen" se hace bastante plomiza. Un poco chapas. Obviamente, al esperar yo la macro-basura que esperaba, pues hombre, me sorprendió un poquito, porque no es TAN HORRENDA. Se deja ver. Pero hay que echarle paciencia y, en cuanto le des al stop, te olvidarás de ella.
Comentar que el amigo Farrands tiene un curriculum bastante interesante como productor (ejerció en, justamente, "Amityville: El despertar"), guionista (es co-culpable de la horripilante "Halloween: La maldición de Michael Myers") y director. Su especialidad en este último campo son documentos audiovisuales relacionados algunos de ellos con el género del terror cuya finalidad es, me supongo, rellenar los extras de DVDs. Sin embargo, y dadas las circunstancias, lo más llamativo es una serie titulada "Misterios de la historia" en la que sobresalen dos capítulos dedicados, cómo no, a Amityville. Vamos, que al tipo le llama el tema desde hace tiempo.
Solo para curiosistas, completistas y vacacionistas.

viernes, 21 de agosto de 2020

KILL THAT BITCH

Directo de la escudería del horror underground de Ohio, cuna de este tipo de películas de presupuestos bajos (aunque con los 250.000 $ que ha costado “Kill That Bitch” yo me hubiera comprado un pisazo), Dustin Mills, podríamos decir que representa a los millenials de esta corriente. Lleva haciendo películas de este tipo apenas desde 2010 y sin embargo se ha granjeado una horda de fans en los USA, sobre todo, en los recónditos parajes de esa américa blanca de parques de autocarabanas y viviendas prefabricadas de la clase baja trabajadora. Tiene su nombre en ese nicho. También es de ley decir, que este tipo de público consume todo lo que le echen sin ningún tipo de opinión formada ¿es una película de terror de bajo presupuesto? Pues la vemos. Así, no es extraño encontrarse en Internet reseñas que le califican directamente de genio o de gran esperanza blanca del cine de terror.
Sin embargo, “Kill That Bitch” no les gustó, váyanse ustedes a saber.
No creo que “Kill That Bitch” sea una de las peores muestras del género que me haya echado a los ojos, he visto auténticas aberraciones, pero sí que es una película que, raudo, he corrido a escribir su respectiva reseña porque como espere a mañana la voy a olvidar completamente.
La cosa es un batiburrillo de los géneros que en los 2000 fueron potentes, no exento de guiños ochenteros y otro tanto de lo que hubo en la década de 2010, en la que situamos esta película. Así, tenemos un slasher que tontea duramente con el torture porn y con elementos del cine de terror japonés. Como colofón, tenemos una fuerte intención por parte de Mills de provocar, solo que no lo consigue.
Así, tenemos un señor con máscara de carnaval, al que para hacerlo más retorcido se le han añadido unas gafas de piloto. Por otro lado, tenemos a un grupo de señoritas jamonas, algunas de ellas con peluca, a las que el señor va a dar matarile de variopintas formas; A una la tortura con tenazas y cortacables, a otra la acuchilla, incluso a otra la mata directamente a puñetazos en encarnizada pelea. La gracia del asunto está en que las muchachas están prevenidas porque antes de asesinarlas les manda un SMS en el que les avisa de que van a morir. Y a partir de ahí, una serie de giros y subtextos, hacen perder el hilo al espectador (olviden la barrera idiomática en esta ocasión porque la película tiene poco diálogo), en su meridiano tontea con el rape & revenge, para después de los créditos continuar la película un rato más en un sinsentido. Por lo que, llegados a ese punto, perdemos también el interés.
Una mención especial merecen las espantosas actrices, incapaces de reaccionar con dolor ante torturas tales como la disección de un dedo. Impávida se queda alguna de ellas. Por otro lado, no dejaré de mencionar que cada dos por tres, y de la manera más gratuita, estas aparecen en pelota picada, lo cual da especial morbo porque son chicas normales y corrientes, con físicos normales y corrientes, de Ohio.
Quizás no sea la película más adecuada para desvirgarse con Dustin Mills, pero mientras que cualquier otra de su filmografía me dejaban frío, esta, solo por el título, “Kill That Bitch” (“Mata a esa zorra”), me llamaba potentemente la atención. Claro que uno se entusiasma con cualquier cosa políticamente incorrecta.
Veredicto: Mala, estúpida, fría, pero no tanto como se pudiera esperar.

miércoles, 19 de agosto de 2020

MIS FOTOGRUMOS FAVORITOS 2 - BLOCKBUSTERS (2)

Hablemos de "Regreso al futuro", considerada hoy día un clásico de su década y venerada por todos, incluidas las nuevas generaciones. Puedo decir contento que, a diferencia de la película de la que hablé en la pasada entrada, esta todavía no me ha defraudado. Sigo disfrutándola como la primera vez, que fue el 24 de Diciembre de 1985 en el cine Palacio Balañá de Barcelona (cerca de la Estación de Sants. Hoy totalmente chapado). Además, esta sí la tengo en dvd. Junto a sus secuelas, que me gustan también... pero menos. Como la primera, ninguna. 
Para la ocasión he querido recuperar el cartel a todo color que ocupaba una página entera en el "Fotogrumos" del momento y un recuadro dedicado a entrevistar a su protagonista, el pizpireto Michael J. Fox, insertada en otra entrevista más extensa a Robert Zemeckis. Desconozco el motivo por el que decidí no escanear esta entera, pero sí me quedé la última de todas las preguntas, aquella que hace mención a una posible secuela en la que Christopher Lloyd quería enfrentarse a un Doc maligno del futuro. Al final, como todos sabemos, no pudo ser. Pero la idea era graciosa, habría molado verla materializada. Solo espero que no se les ocurra hacer un remake o reboot y tenga que arrepentirme de mis palabrejas.




lunes, 17 de agosto de 2020

CARNIVAL MAGIC

Al Adamson tiene más culto del que merece. Y es que sus películas son todas horrorosas,  cutres y chabacanas, pero carentes de cualquier elemento que las convierta en atractivas para mis ojos. Resumiendo: sentarse frente a una película de Al Adamson es sinónimo de aburrimiento extremo. Y sí, todas sus películas contienen destellos de humor involuntario o actuaciones de pacotilla que, en ningún caso, justifican el visionado completo.
Sabedor de esto, reincido, y no se me ocurre otra cosa que ponerme a ver esta “Carnaval Magic” cuyos protagonistas son un mago y un chimpancé que habla. Viendo el documental sobre la vida y obra del director, me dejo tentar por un segmento en el que hablan de esta película y en la que nombraban, como principal atractivo, el hecho de que tratándose de una comedia infantil y para toda la familia, había salido un folletin de difícil digestión para los infantes en el que, incongruentemente, encontramos sexo, violación y alcoholismo. Asimismo se destaca el hecho de que a uno de los personajes femeninos le da por rascar al mono protagonista cada dos por tres, estando la cámara situada de tal manera que en lugar de rascarle, parece que le esté masturbando. Por otro lado, utiliza efectos de sonido robados de películas como “Tron” o de videjuegos de la época como “Centipede”, que dicho sea de paso, el espectador, si no lo sabe, ni los detecta. Y busqué la película para deglutirla, visto lo visto. Entonces fue duro comprobar que el único interés que tiene la película son esas dos puntualizaciones que se hacen en el  documental, el resto, nada, mortecino, como mirar una carta de ajuste.
La cosa va de un mago en decadencia cuyo espectáculo se desarrolla en una feria del tres al cuarto. Sin embargo, en esa misma feria opera también un chimpancé llamado Alejandro Magno que puede hablar. Forma dúo con el mago y lo petan en la feria, motivo por el cual un domador de tigres, envidioso, les intentará hacer la vida imposible del mismo modo que un médico (¿) querrá secuestrar al mono para su uso y disfrute.
Puede que el argumento de primeras parezca delirante y le entren a uno ganas de verlo, pero, créanme, todo se resuelve a base de sosas conversaciones entre unos y otros, y planos en los que se aprovecha cualquier movimiento facial del mono para que una voz encaje ahí palabras sueltas. En definitiva, un coñazo. Un telefilm malo que, aun rodado en los ochenta, parece como si fuera de los sesenta, porque el bueno de Adamson ya le tenía el pulso pillado a esa cadencia lenta y estática.
Lo que pasa es lo de siempre; que el film cobra un especial interés por tratarse de una película de Adamson que se encontraba perdida.
Como película infantil ochentera que se consideraba, al final de los créditos, se anunció una secuela titulada “More Carnival Magic” que nunca se llegó a rodar porque “Carnival Magic” resultó un —merecido—  fracaso que tan solo aguantó en cartel unos días, para que después la tierra se tragara la película para siempre, sin conocer posteriores ediciones en vídeo o pases en televisión. Sin embargo, en 2009, en un viejo almacén aparecieron unas latas con la película completa, cosa esta que llenó de alegría a los historiadores y fans de Adamson que procedieron a hacer la pertinente remasterización del negativo con el fin del lanzarla en DVD. Por supuesto, la película ganó adeptos y ya fue la locura cuando le dieron un pase en la última — y notablemente irritante— temporada de “Mystery Science Theather 3000”. Vamos, que obtuvo culto nada más ser recuperada por tratarse de una película perdida de Adamson, no porque lo mereciera. El fandom ya estaba predispuesto a pitorrearse, incluso sin motivo.
La única verdad es que no hay nada que ver en “Carnival Magic”, nada de lo que reírse. No es más que una mala película que no hubiera pasado nada si se hubiera quedado para siempre en esas latas.
Por lo que se ve, la mega edición en Blu Ray que se ha editado hace no mucho en los USA, trae un audiocomentario del historiador de cine raro Joe Rubin que es mucho mejor que la propia película, así como un par de extras jugositos. Como siempre decimos por aquí, mejor todo lo que rodea a las películas que las mismas películas.

sábado, 15 de agosto de 2020

HOST

No es esta, ni mucho menos, la primera película de terror que se vale del formato webcam / Skype / Zoom. Pero, probablemente, sí sea la más efectiva. ¿Por qué? ¿mejores actores, una trama más interesante, mayor número de efectos especiales? ¡Nop! simplemente se trata de su duración: 57 gloriosos minutos. "Host" termina antes de que se torne aburrida. No está obligada a alcanzar la longitud propia del largometraje estándar y eso es, a la larga, un gran beneficio para ella. Además, hay otro par de elementos muy curiosos que no podemos pasar por alto. Su condición de "primera película post-crisis pandémica" (ya que esta viene totalmente integrada en la trama) y, por tanto, producto afín a las nuevos formatos, es decir, a las plataformas digitales, que si ya lo iban petando, ahora, gracias al puñetero bicho, están acelerando su imposición (y, ojo!, que no lo critico... muy al contrario, LO CELEBRO).
Un grupo de chicas, metidas en casa por culpa del coronavirus, deciden hacer una especie de sesión de espiritismo online, comandada por una médium. Esta les advierte que no hagan burla de los habitantes del más allá o tendrá consecuencias. Como era de esperar, una de las implicadas no cumple con la regla y, poco a poco, se verán acosadas en sus hogares por un ente demoníaco. Todo ello visionado y sufrido a través de las respectivas webcams (o los móviles).
Leí por ahí que el modo más efectivo de "gozar" de "Host" era consumiéndola con tu portátil. Y si además usabas auriculares, ya ni te cuento. No dudo que de esta guisa debe ser cien veces más aterradora. Pero tampoco lo veo necesario. Quiero decir que la peli ya aporta sus dosis de escalofríos y algún logrado susto viéndola en una pantalla de televisión. No es muy difícil imaginarse el percal: Las chicas oyen misteriosos ruidos y se internan en los respectivos recovecos de sus hogares. Los planos, totalmente ausentes de música, se alargan en espera del "shock" y, bueno, al canguelo durante el trayecto hay que sumarle el respectivo bote final.
Efectivamente, en lo narrativo "Host" no es nada del otro jueves. Como peli normal, o como "found footage", sería más de lo mismo. Pero es su formato, y cómo la historia que cuenta se adapta a este, lo que la hace funcionar. Y, como digo, cuando comienza a aproximarse peligrosamente la modorra, termina con unos títulos de crédito muy originales.
Está maja. Ni que sea para una vez.

viernes, 14 de agosto de 2020

EL TRAVIESO

Guillermo Francella es uno de los comediantes más populares en Argentina que, habiendo aparecido como secundario en algunas de las películas de Olmedo y Porcel, en la década de los 90 ganó una popularidad tal, que se convirtió en uno de los actores más queridos del público argentino, que lo veían en películas para el cine y distintas formas de televisión. La evolución natural de los tiempos propició que su labor haciendo reír durante lustros al público se viera recompensada luciéndose también en papeles dramáticos en películas de prestigio, llegando a aparecer en, por ejemplo, la oscarizada “El secreto de sus ojos”. Entre eso y sus películas de consumo, a saber; “Papá se volvió loco” o las sagas de “Bañeros” o “Los Extermineitors”, Francella, y con permiso de Ricardo Darín,  es a día de hoy una de las celebridades más respetadas de Argentina, en resumidas cuentas.
Por otro lado, y como vengo diciendo desde hace ya tiempo, la evolución del cine argentino es muy similar a la del cine español, por lo que con el auge del vídeo doméstico, quizás unos años después que aquí, surgió  lo que los argentos denominarían “Videometrajes” y que no son otra cosa que películas rodadas en vídeo y cuya finalidad es el ser explotadas única y exclusivamente en dicho formato. En esta tesitura, y para el total y absoluto lucimiento de Francella, aparece en 1991 en los videoclubles argentinos la película “El Travieso”. El equivalente español de estos videometrajes serían los popularmente conocidos como “directos a vídeo” y que encuentran su zénit en cintas que, igualmente, servían para el lucimiento de la estrella de turno, con largometrajes como “Yo quiero ser torero” con el Dúo Sacapuntas y dirigida por Miliki o, anterior a esta incluso, la inefable “Zocta: Sólo en la tierra se puede ser extraterrestre” con Joe Rígoli como principal reclamo.
Así, “El Travieso” es una comedia de lo más básica y barata, con textura de vídeo cámara handycam de la época, que con un montaje de lo más tosco nos cuenta la historia de un tipo llamado Julio Mustafá que alardea de ser un experto en ligar y da consejitos a sus amigos al respecto, para luego dar paso a una sucesión erótico festiva de sus conquistas. La cosa se pone seria cuando la pareja de una de las mujeres a las que ha seducido, descubre con quién le ha puesto los cuernos.
Humor zafio, jerga argentina, mucha lencería y diálogo atropellado, es lo que nos ofrece esta película en vídeo de poco más de una hora de duración y cuya único interés radica en que se trata de una rareza que ni tan siquiera aparece en las filmografías oficiales de Francella, pese a que, en su momento, cuando esta película iba a ser lanzada, el actor decía estar entusiasmado con el resultado de esta bazofia. La verdad es que, a pesar de su corta duración, hay que echarle paciencia a su visionado. Por un par de momentos, estuve tentado a darle al stop.
Por supuesto, el director de este artefacto responde al nombre de Ismael Hasse, conocido en la profesión como Paco (¿?) y, lejos de ser uno de esos directores que abordaron uno o dos trabajos, se trata de un reputado dramaturgo y hombre de teatro (de ahí el tono teatral de la cinta que nos ocupa) cuya carrera audiovisual, al margen del teatro, se reduce exclusivamente a la televisión, teniendo como única película para cines la titulada “Sapucay, mi pueblo”. “El Travieso”, sería su ignoto, raro, misterioso y desperado pecadillo de la mediana edad.
Como curiosidad que es, “El Travieso”, funciona. Pero sólo como eso.

miércoles, 12 de agosto de 2020

EXPO DREDD

En mis recientes vacaciones, tuve la fortuna de recalar -de manera totalmente accidental- en el Museo del Comic del pueblo de La Massana, Andorra. Un auténtico paraíso para el aficionado, no tanto ya por el numeroso material expuesto como también por las increíbles colecciones de comics antiguos. E incluyo aquí muchos de aquellos títulos que, para el cuarentón medio, resultan tan significativos como "Creepy", "1984", "Zona 84", "Rambla" y, por supuesto, "Guai!" o tomos completos dedicados a "El Jueves" o "El Papus" (lástima que los números editados en los ochenta todavía no estén a disposición del respetable, porque incorporan muchas de las historietas y parodias que marcaron mi juventud).
Sin embargo, probablemente el plato fuerte sea la macro-exposición fija dedicada al dibujante Carlos Ezquerra, co-creador del legendario "Juez Dredd" y Andorrano de adopción hasta su muerte. Como fan del justiciero futurista, y del trazo de Ezquerra, no pude evitar sacar el móvil y comenzar con las fotos, así como un escueto vídeo que les dejo al final, cuya finalidad es hacerles partícipes, ni que sea a medias, de tan estupendo y merecido tributo. Al personaje y su co-creador.
Y si se pasan por La Massana, no duden en echarle un ojo al Museo del Comic. La entrada es gratis y son la mar de majos y atentos.



















lunes, 10 de agosto de 2020

HERMANA ¿PERO QUE HAS HECHO?

“Hermana ¿Pero qué has hecho?” es una película extraña dentro de nuestra cinematografía de los años 90 porque se trata de una película para lucimiento de Lina Morgan, al más puro estilo de las películas de Lina Morgan de los años 60 y 70. No es en balde tampoco, porque por otro lado se trata de la vuelta al cine de la Morgan y del director Pedro Masó, tras casi 20 años retirados ambos del medio donde años atrás triunfaron. Entonces, el estilo de Masó no ha evolucionado: rueda con las mísmas técnicas clásicas de siempre. Quizás por ese estancamiento, Masó se rodea de profesionales del cine de la época, actrices ya maduras de las de toda la vida, y hasta cuenta con la banda sonora de Gregorio García Segura, mítico compositor presente en las más destacadas españoladas de todos los tiempos. Se trata, a todos los efectos, de una españolada clásica rodada a destiempo.
Por otro lado, esta película se adscribe a esa efímera y oportunista corriente, tan española y tan del cine español de los 90 —y me refiero sólo al cine español de los 90 realizado por los clásicos supervivientes del cine popular— que podríamos denominar “películas spot”.
En los 90, con la llegada de las televisiones privadas, fueron varios los canales que se lanzaron a participar en la producción cinematográfica. Y como mandamases, ponían sus pesetas en productos destinados a promocionarse como canal, y promocionar a sus estrellas. Así, a bote pronto, podría citar “Aquí el que no corre, vuela” por parte de Tele 5 como ejemplo de lo que digo,  y esta “Hermana ¿Pero que has hecho?” por parte de Antena 3, que estaba liderando los índices de audiencia con una serie protagonizada por la Morgan titulada “Compuesta y sin novio”. Así, el canal, no solo aparece mencionado cada dos por tres en los diálogos, sino que nos comemos el logo de Antena 3, bien vistoso, a la más mínima ocasión, así como vemos a Joaquín Prat haciendo las veces de presentador en un programa concurso que pasará finalmente a formar parte de la trama en una serie de escenas.
Por promocionar que no quede, y como la principal fuente de ingresos de Lina Morgan provenía de sus espectáculos teatrales de revista y de su función como empresaria teatral, se promociona también todo esto, y un tercio de la película está compuesto por escenificaciones sobre el escenario de una de sus obras y en uno de sus teatros, que malamente se las ingeniará Masó para incluir en el argumento.
Entonces, quizás porque lo de menos era la propia película, el resultado es una infamia sin nombre, que no gustó ni a las señoras de la tercera edad que por aquella época llenaban los teatros en los que actuaba Lina Morgan. No es para menos. Y se pegó el hostiazo en taquilla.
Sin embargo, por motivos extracinematográficos, hoy la película cobra interés, aunque sea por tratarse de la última incursión de Lina Morgan en el cine —Masó 10 años  después hizo el ridículo remakeandose  a sí mismo con “Atraco a las 3 y media”— y por tratarse de una película perpetrada con un estilo tan antiguo y tan rancio, que abruma. Y eso que para asegurarse a la platea juvenil se incluyeron frescos rostros en el cast, los de Beatriz Rico y Neus Asensi en particular.
Yo diría que, esta película, mola que exista, pero no mola coleccionarla.
El argumento, como si en los sesenta se hubiera escrito, cuenta la historia de dos monjas que deciden atracar un banco con la ayuda de dos jovencitas. Lo consiguen con éxito, pero las muchachas tenían planeado darles el palo a ellas, por lo que la cosa se truncará, mientras la policía hace sus pesquisas para averiguar si las monjas han atracado el banco o no, mientras hace acto de presencia una hermana gemela de la monja, actriz de revista, que complicará más aún las investigaciones. Huelga decir que el papel de las dos gemelas lo interpreta, como si estuviera en las tablas, Lina Morgan.
Además de los citados, tenemos en el reparto a Manuel Tejada, Manolito Rollo, Mary Francis, Pilar Bardem, Paco Merino o Emiliano Redondo.
Una basura infecta imposible de reivindicar, por mucho que en su momento tocara los cojones a los críticos eruditos de la prensa.

sábado, 8 de agosto de 2020

THE RENTAL

Si hay algo que me gusta a día de hoy, es ponerme una película y no lograr ver venir nada de lo que sucederá los siguientes minutos. Y cuanto más se prolonga esa sensación, más me mola. Si al final resulta que todo da un giro bien llamativo, entonces la jodida se me tiene ganado. Eso es exactamente lo que he experimentado viendo "The Rental". Una peli que arranca trilladamente, con un par de parejas acudiendo a pasar el finde en una casa de la playa. Una vez llegan, descubrimos que el tipo que la alquila es un racista de tomo y lomo, lo que crea rencillas con el grupo, especialmente en lo que respecta a una de las chicas. Sin embargo, la peli no se centra en eso. Muy al contrario, avanza. Primero te muestra que bajo la casa hay una puerta misteriosa a la que solo se puede acceder mediante un código. Luego, asistimos a un acto de infidelidad. Y, para rematarlo, los protas descubren que el lugar está repleto de cámaras ocultas que les espían. Llegado a este punto, todas esas ideas siguen flotando en el aire y no sabes por cual se van a decantar. Hasta que logran hacerlas congeniar de manera ocurrente. Vale, ok, ya me cuadra... pues no, todavía queda una sorpresa más en el tramo final, una con ciertas reminiscencias de cine slasher... pero sin el aburrimiento.
Sí, amigos, disfruté comedidamente con "The Rental". Me mantuvo en vilo todo el rato y mi pareja, que estaba muerta de sueño, aguantó despierta hasta el The End. Podría añadir que está entretenida, que tiene sus sustos y que los personajes disponen de chicha, pero a estas alturas creo que ya he dicho suficientes cosas positivas.
Indudablemente, lo de la chicha de los personajes se lo debemos a Joe Swanberg, co-guionista, co-productor y uno de los "popes" del llamado "mumblecore", fugaz especialidad dentro del cine "indie" centrada en dramas generacionales con gente hablando mucho -improvisadamente- sobre sus sentimientos (muy deudor de John Cassavetes). Alcanzó cierto nombre -el estilo y el mismo Swanberg- cuando decidieron mutarlo con el cine de terror, siendo "Tu eres el siguiente" uno de los títulos estandarte (donde el hombre ejercía como actor).
La buenanueva es que el elemento "mumblecore" está muy contenido, sienta bien y añade interés a la historia porque ocupa el espacio justo. Antes de que nos invada el sopor, la peli se vuelca completamente en el género puro y de ahí hasta el final ya no hay quien la pare.
Otro de los aspectos sorprendentes reside en descubrir que el director y co-guionista es Dave Franco, hermano de James al que has visto en un puñado de títulos bien reconocibles. Aunque puede que el más llamativo fuese su versión de Greg Sestero en "The Disaster Artist". Como su igual, Dave parece interesado en desarrollar una carrera en la silla del director. No ha podido tener un inicio más prometedor.
Recomendable.

viernes, 7 de agosto de 2020

GLORIA

Los más viejos del lugar —es decir, los cuarentones— recordarán a la cantante  mexicana Gloria Trevi cuando, a finales de los 80, al mismo tiempo que triunfaba por todo lo alto en toda Latino América, fue presentada en nuestro país con el fin de promocionar su reciente disco. Apareció insistentemente en el  “Un, dos tres”. Chicho Ibáñez se empeñó en lanzar en España a esta cantante. Ustedes recordarán aquella canción de “Quiero llevar el pelo suelto”. Y quizás durante un par de años, el fenómeno Gloria Trevi funcionó mínimamente en España, para luego dejar de ser unos de los países que la cantante tuviera en el punto de mira, porque, para España, la mega estrella mexicana, fue flor de una primavera.
Al otro lado del océano, no obstante, a cada año que pasaba,  la Trevi triunfaba cada vez más llegando a ser una de las cantantes pop más importantes en habla hispana.
Si ya sitúan a Gloria Trevi, lo que ustedes no sabrán, al igual que yo hasta que he visto la película,  es que esta cantante se vio envuelta en un turbio caso de secuestro, corrupción de menores y violación agravada, junto a su manager Sergio Andrade, artista multidisciplinar, compositor, cantante y multi instrumentista, que fichó a la Trevi cuando esta era adolescente para hacerla triunfar por todo  lo alto al mismo tiempo que la hizo formar parte de la secta sexual que tenía organizada el músico. El gachó se había montado un harén a base de contratar jovencitas que soñaban ser estrellas de la canción. Andrade, de personalidad embaucadora y enigmática, logró lavar el cerebro de todas estas cantantes, Trevi incluida, para convertirlas en sus esclavas sexuales y someterlas a todo tipo de vejaciones y malos tratos.
Este escándalo —casi un culto satánico—, se destapó a raíz de la aparición del  libro “La Gloria por el infierno”, escrito por una de las muchachitas que había estado metida en esa secta, Aline, qué logró escapar, y  contó la odisea vivida en lo que la prensa llamó “El clan Andrade-Trevi”, dando detalles de toda suerte de torturas a las que estas chicas fueron sometidas durante el transcurso de su estancia con esta gente, y acusando a Gloria Trevi de participar activamente en las vejaciones a las que les sometía Sergio Andrade. El escándalo fue una de las comidillas de latino américa, porque claro, era muy fuerte tener a una estrella del calibre de la Trevi metida en un rollo tan oscuro.
Como fuere, tras unos años en prisión  y ser absuelta la Trevi gracias al testimonio de Andrade, que afirmó que Gloria no estaba implicada en  el caso de corrupción de menores, esta retomó su carrera con el mismo éxito que entonces y, a día de hoy, sigue siendo una de las cantantes más importantes. Pero el caso del clan Andrade – Trevi, no queda muy claro, y tras ver entrevistas y reportajes sobre el tema, en los que vemos a una Gloria Trevi nerviosa y dando versiones contradictorias de lo que ocurría en ese clan, lo único de lo que no me queda duda es que estos dos permanecen hoy en libertad por ser ricos y famosos, pero que en realidad, todo es mucho más turbio —con un bebé de la Trevi y Andrade asesinado por el camino— de lo que parece, que no es poco.
Así, y basándose en el libro de la chiquilla que destapó todo el desaguisado (y en declaraciones de otras aspirantes a cantantes que lograron salir de esa secta), con dirección del director de procedencia suiza Cristian Keller, se estrenó en 2014 este biopic que explica con pelos y señales lo que supuestamente pasó con esta historia, y que va combinando el ascenso a la fama de Gloria Trevi, con los extraños crímenes sexuales que sucedían a su vez en el entorno de la cantante y su mánager.
Lo bueno de todo esto es que yo me enfrenté a la película sin saber nada del clan Andrade-Trevi, y me he quedado a cuadros viendo la película. Más a cuadros, después, viendo en Youtube los vídeos y entrevistas a implicados sobre el caso.
La película, afortunadamente no toma partido ni tiene en cuenta las declaraciones de la cantante —de hecho ella afirmó antes del estreno que había sido estafada por la producción para que cediera sus derechos de imagen— y nos ofrece una visión objetiva del asunto, en la que ninguno de los dos artistas que retrata salen muy bien parados, si bien, mientras que Andrade aparece retratado como un vil y manipulador depredador sexual, a Gloria Trevi se la retrata como una víctima sumisa con el cerebro absolutamente sorbido por este señor, que de tal amor que le procesa, acaba haciendo lo que a él le da la gana con ella.
La película es sorprendente, interesante y terriblemente oscura, precisamente por no tener en cuenta lo que estos dos seres infames tuvieran que decir, y por echarle cojones y contar el asunto desde las perspectivas de las víctimas reales. Muy recomendable.
Paradójicamente, la película fue un fracaso de taquilla achacado a, por un lado, que un mes antes de que se estrenara ya estaba circulando de manera pirata y, por otro, a que según los productores, probablemente el público ya estaba del clan Andrade-Trevi hasta la coronilla, tras más de 20 años ocupando las parrillas de los noticiarios y la prensa del corazón. Con todo, las críticas fueron favorables y fue la seleccionada por México para que le representara en la carrera hacia los Oscars de 2014. No consiguió la nominación.
La Trevi, que en un principio apoyó la causa y asesoró al equipo de producción al respecto, cuando vio el corte final, califico a la película de aberración y empezó su cruzada contra ella para impedir que se estrenase. No lo consiguió.

miércoles, 5 de agosto de 2020

LOS FOTOCROMOS (Y EL PÓSTER) DE "LOS SUPERCAMORRISTAS"

Y aquí tienen la segunda tanda de fotocromos (+ póster) de una peli según san Jackie Chan. Y, además, una de las míticas. Ni que sea por estar rodada en España (concretamente en Barcelona) y por contar en sus filas con ese astro del cine outsider llamado Germán Monzó.