lunes, 30 de junio de 2014

EL ENIGMA DEL YATE

A Carlos Aured le pusieron en el mapa  del cine de terror español las primeras películas que rodó al servicio de Paul Naschy, y por las que hoy es famoso. Pero estas, en realidad son muy pocas, tres, cuatro a lo sumo. El grueso de su carrera lo componen títulos eróticos adscritos al cine “S” siendo “El fontanero, su mujer  y otras cosas de meter” su título más emblemático. Sin embargo, y me remito de nuevo a los fans del cine de terror, no es conocido por el grueso de su filmografía erótica y mayoritaria, sino por las tres o cuatro que hizo de terror. Un señor construyó 2000 puentes y se folló un perro, pero no se le conoce como “El construyepuentes” sino como “El Follaperros”. Apliquen esto a la carrera de Aured y el terror.
Y teniendo siempre presente que estas películas de Paul Naschy, aunque pintonas, son lo que son, si es cierto que trabajando con paupérrimos presupuestos, los resultados suelen ser nefastos notoriamente; no tengamos en cuenta, que directores como Aured, podían ser nefastos, también, rodando con grandes presupuestos, pero eso sería otra cuestión.
A lo que voy es que, sin ningún tipo de duda, esta “El enigma del Yate”, siendo como es, un coñazo de órdago cutre y chabacano, creo que el guión es bastante digno –obra de Luis Murillo, novelista y guionista habitual de Sebastián D´Arbó- y que si se le hubiera echado un poco de dinero a la producción, podría haber quedado una película más que digna. Pero esto, debió costar poco más que 300 pesetas del año 83.
Dos matrimonios de clase social alta, deciden alquilar un yate durante sus vacaciones, con el fin de desestresar a una de las mujeres, que no quiere practicar sexo con su pareja, debido a un trauma de la infancia.
Poco antes de zarpar, esta mujer se queda sola en el Yate con la mala suerte de que un individuo entra en él con la intención de violarla, pero muere a causa de un par de tiros que le da esta mujer con su revolver. Cuando llegan su marido y el matrimonio amigo, comprueban que, en realidad, dónde ella dice que hay un cadáver, no hay nada, por lo que la -acusada- posible enfermedad mental de la protagonista, resulta un punto a favor en la trama, en la que veremos morir a nuestros protagonistas (ya, ya se que son solo cuatro…) y nunca intuimos quien puede ser el asesino, o si es todo producto de la imaginación de nuestra protagonista. El desenlace es del todo edificante e inesperado para el espectador, a la par de bien resuelto.
Pues está muy bien el argumento, pero como ya les digo, en esta ocasión, la falta de presupuesto si que ha mermado el resultado final.
El principal problema de la película, es que quiere mostrarnos un ambiente de lujo y exceso, matrimonios adinerados que toman marisco y alquilan yates, pero como el dinero de la producción es muy poco, no hay manera de disimular la pobreza, por lo que los lugares en los que cenan, y el yate en cuestión (diminuto en un plano general, pero con tres camarotes, cocina y cuarto de baño en el interior… a lo mejor es que nuestros protagonistas tienen la virtud de menguar cuando acceden al interior del Yate y Aured olvidó contárnoslo…) son una chapuza chabacana, que el espectador es incapaz de asociar con la riqueza que el guión pretende describir.
Los tempos muertos de la película son criminales, así como las actuaciones, ya que, seamos serios, la protagonista, Silvia Tortosa (“Play Boy en paro”, “La Hoz y el Martínez”) estaba muy, muy buena, pero su talento como actriz era un tanto limitado. Claro que con el resto del reparto, te cagas también.
Sin embargo, todas estas carencias quedan suplidas por una trama interesante y bien resuelta, lo que no deja de ser meritorio porque con los pocos escenarios con los que se contaba, y el número tan pequeño de actores, la verdad es que la película se puede ver tranquilamente, a pesar de la chabacanería y el cutrerío. Fíjense, incluso me atrevo a decir,  que yates que no se mueven porque están  sobre una plataforma aparte, yo diría que estamos ante una de las mejores películas de Carlos Aured. Lo cual, tampoco es decir mucho.
Rodada justo cuando murió el cine “S”,  es la vuelta al género por parte de su director, que se finiquitaría un par de años después con aquella simpática ponzoña titulada “Atrapados en el miedo”, que según las bases de datos sería su ultima película, sin tener presente que un buen número de planos de “Empusa”, los rodó él solito.
Junto a la Tortosa en el reparto tenemos a José María Blanco (“Hola… Señor Dios”) José Campos ( “Visanteta, estate quieta”) y la espantosa actriz Montserrat Torras, de exótico aspecto, pero capacidades actorales tan escasas, como escuetos los títulos de su filmografía.


sábado, 28 de junio de 2014

DAS DEUTSCHE KETTENSÄGEN MASSAKER

En la lerda España de los 90 existía una costumbre entre el fandom, surgido a raíz del aborrecible "boom" del gore y demás, que consistía en interesarse por cualquier tipo de película, siempre y cuando sus fotogramas viniesen bien repletitos de sangre e higadillos. No importaba que fuera terror, comedia, drama, cine experimental o arte y ensayo. Si llevaba gore, molaba. Naturalmente todo se quedaba ahí, lo demás, cualquier otra cualidad, les importaba un huevo. Por un lado eso estaba muy bien, pero por otro muy mal. Buenos títulos quedaban totalmente desvirtuados. Y se puso en el pedestal a directores que no lo merecían. Elementos que hacían sus películas pretenciosas e intelectualoides cargadas de imágenes tan chocantes como gráficas y, en un notorio alarde de poca honestidad, evitaban reconocer y aceptar que su popularidad se debía a ello. Soñaban con que el mérito perteneciera al contenido "serio y profundo". Si, ya, mis cojones.
El caso expuesto se triplicaba si añadíamos una característica más a la ecuación, que el producto viniese de las germanias. Eran tiempos en los que el llamado ultra-gore Alemán se lo comía todo, y si en un bando teníamos a los anticristos del buen cine como eran (y son) Andreas Schnaas y Olaf Ittenbach, por otro estaban aquellos con más pretensiones artísticas, como Jörg Buttgereit, a los que les jodía que les metieran en el mismo saco que "Violent Shit" o "Black Past", pero tampoco hacían nada para evitarlo porque, en fin, ¿a quién le disgusta tener fama y aceptación aunque sea equivocada?. Siempre me sorprendió que el gore-fan medio opinara favorablemente de algo tan arty y pomposo como "Der Todesking". Que sí, que tenía una escena de castración, aunque solo duraba unos minutos y era el único material realmente explícito de toda la función. Incluso los hubo que, viniendo de esferas más artísticas, ajenas al cine y al gore, se subían al carro intentando sacar provecho, rodando sus propias películas sangrantes que eran abrazadas con pasión y entusiasmo por el mismo público que, en pose contra-cultural, abominaba de todo lo que oliera a arte. Así de pavo era el deglutidor medio, que aceptaba de buen grado que le tomaran por imbécil siempre y cuando le llenaran la boca de tripas, chicha y líquido rojo.
Uno de esos "auteurs" bendecidos/perjudicados por tan estúpida e irritante moda fue el -¡¡oh, sorpresa!!- alemán Christoph Schlingensief.
Proveniente del mundo del teatro y las performances, el amigo Schlingensief se había forjado una fama de provocador y "enfant terrible" que arrastraba a todos los festivales a los que acudía con sus mediometrajes de factura tosca, cruda y feista rodados en 16mm y que casi siempre eran recibidos entre el amor y el odio por unas escandalizadas plateas. Cineasta desde chavalín, y propietario de esos curriculums tan fascinantes en el folio pero tan temibles a la práctica (poseía una película únicamente compuesta a base de tomas falsas de otra previa), era tan fan del cine más prestigioso (el inevitable Fassbinder), como del "exploitation". Dio en la diana el día -de 1990- que se le ocurrió remakear a su manera "La matanza de Texas". Más que un remake se trataba de una parodia, pero no una cualquiera, ni mucho menos, una que servía como mera excusa para aquello que suelen hacer los artistas provocativos, soltar un discurso político en forma de sátira, en este caso sobre la reunificación de las Alemanias.
Una chica rubia de lo más guapa mata a su marido (en realidad una de las actrices que veremos más adelante, conscientemente mal caracterizada de hombre) y huye. Cruza la frontera hacia el oeste con el fin de encontrarse con el salido de su amante. Juntos, y tras un intento de violación, son atacados por una bizarra familia de tarados cuya especialidad consiste en matar a los visitantes del otro lado de la frontera y convertirlos en salchichas. Se llevan a la chica, pero esta se enamora de uno de los integrantes de la familia, que le corresponde y... bueno, aquí ya la cosa se desmadra tantísimo que seguir contando la no-trama carecería de tanto sentido como ella misma.
En el lado bueno tenemos, inevitablemente, el look de los 16mm, la cámara en mano, esa iluminación a base de tambaleante focazo directo a los actores, los efectos especiales consciente y voluntariamente toscos, caseros y bien lejos de todo lo que signifique técnica (dicho de otro modo, si la sierra corta un brazo, nos meten un jamón sin disimular lo más mínimo que se trata de eso, un jamón... cosa que me parece adorable, pero que desde buen principio alienará a todo gore-fan acostumbrado a los Tom Savini de rigor), los escenarios donde se desarrolla todo (casi siempre una vieja fábrica abandonada), el delirio y el caos, las ideas absurdas y surrealistas (como ese cuerpo partido por la mitad que canta o ese otro al que, por mucho que atraviesen con la sierra una y otra vez, nunca fallece), los diálogos y las acciones sin sentido (la especialidad de Schlingensief son las interpretaciones histéricas a base de berridos disonantes) y, rizando el rizo, el final, una salida que yo mismo he explotado en mis indigestiones audiovisuales y que me encanta: un actor se cansa de aullar y, consciente de que ha terminado su "speech", mira a cámara con mueca de agobio buscando el "corten". Que el director deje ese plano del careto antes de que salgan los créditos me parece brutal.
Peeero, y a pesar de lo expuesto, algo malo pasa con "Das deutsche Kettensägen Massaker" (traducible a "La matanza Alemana de la sierra mecánica"). Tiene todos los ingredientes estéticos y plásticos para fliparme, incluso el hecho de que sea tan cortita (63 maravillosos minutos), pero en cambio no me fascinó, ni me alucinó, ni me dejó con la boca abierta. Tampoco me inspiró. Más bien me aburrió y me pareció una soberana tontería. Creo que se debe a que todo aquello que juguetea con cuestiones políticas me suele crear rechazo y antipatía. Estás utilizando lápices de colores y trazos infantiles para sermonear sobre algo tan aburrido, tan complicado, tan subjetivo y tan "de mayores" como la política. Tio, eso no mola. Tal vez necesite verla más veces para que despierte en mi el entusiasmo. I don´t know.
Las copias ilegales y en versión original (es decir, Alemán puro... ¿a quién le importaba entender los diálogos siempre y cuando hubiese sangre a porrillo?) de "Das deutsche Kettensägen Massaker" corrieron de mano en mano entre el fandom (la que he visto yo llevaba subtítulos en inglés, y eso lo pillo bien). Y, claro, pasa lo que pasa, a Christoph Schlingensief nadie le hacía ni puto caso -fuera de las corrientes artys- hasta que jugó con un clásico del terror y con el gore. Así pues, ganado un nuevo sector del público, quiso repetir la jugada con otra movida más o menos parecida de gráfico -y molón- título, "Terror 2000", pero esta vez no coló y ningún gore-fan más volvió a interesarse por lo que tuviese que decir y filmar el tipo ese del apellido raro.
El rostro del reparto que más destaca es el del famoso y carismático Udo Kier, actor por el que siento especial simpatía, amigo de Schlingensief (actuó en varias de sus películas) y que, pal caso, se marca tal vez la mejor escena, interpretando (si no contamos su breve aparición como Hitler fantasmagórico, referencia a un trabajo previo del actor con el mismo director) al benjamín de la familia caníbal en un alarde de locura e histrionismo sin igual. Eva-Maria Kurz es la que se marca el doble papel tío/tia y en su filmografía encontramos roles en películas de otro "enfant terrible" del cine Alemán, Rosa von Praunheim, y en ¡¡ups!! dos obras de Jörg Buttgereit, "Der Todesking" y "Nekromantik 2". Todo queda en casa. Por lo demás, sé que Christoph Schlingensief solía currar con actores de la cantera Fassbinder, pero así a simple vista no reconozco ninguno, ni me apetece ponerme a investigar, oiga, ¡que no cobro por hacer esto!.
Pasada la tormenta, Schlingensief siguió rodando sus excéntricas películas, fiel a su manera de entender el séptimo arte pero cambiando el celuloide por vídeo... perdón, por digital. Desafortunadamente, abandonó nuestra dimensión el año 2010 por culpa del cáncer y con tan solo 49 tacos.
En cuanto a "Das deutsche Kettensägen Massaker"... pues no sé muy bien qué decir, de momento dejémoslo en curiosa. Dentro de cinco o diez años tal vez lo intente de nuevo y, en fin, veremos qué pasa entonces.

viernes, 27 de junio de 2014

BRUTAL BOX

Descubro esta película, hace algún tiempo, sin ningún interés por mi parte, debido a su condición de película española contemporánea. Pero lo que llega a mi oídos acerca de ella, es que es muy mala y que te partes el culo. A mí la primera sensación que me da, es que se trata de una mala película, mediocre, como la mayoría de películas españolas de bajo presupuesto tipo “Serie B” o alguna de esas basuras, por lo que paso de verla totalmente.
El caso es que la fama de la película va subiendo y se va corriendo la voz de cuan mala es esta película. Sigo sin hacerle mucho caso.
Cierto día, en uno de mis podcasts, mi amigo Asier decide comentarla y hace una reseña de la película que ya me pone los dientes largos. Así pues, me hago con una copia. Pero sigo sin tener muchas ganas de ver nada español posterior a 1990.
Por esas fechas, resulta que el director de esta película, Oscar Rojo, estrena lo que sería su segundo largo para cines, “Omnivoros”. El público natural, se lleva la película ante el despropósito que se encuentran. En consecuencia, mi interés por el tal Oscar Rojo aumenta.
Bien, el cine genuinamente malo tiene un fandom que, sin hacer mucho caso, ni tomarse muy en serio las películas de las que se pitorrea –y por lo tanto resulta ser el fandom menos apasionado y más desleal- en seguida pone el grito en el cielo en cuanto una película que se asemeja al tipo de producto al que suele acercarse, sin saber diferenciar, en la mayoría de los casos, una cosa realizada por un autentico negado (y cuyos defectos provocan la hilaridad y que el gracejo reside en cierto encanto que desprende la película, precisamente, por esa ingenuidad de la que hace gala) de una película realizada mal de manera impostada por que lo chungo es cool. Y yo me temía que “Brutal Box” fuese una película de esa segunda variante, o una película mala a la que han magnificado, sin más.
Y una vez visionada la película, compruebo que se queda a medio camino de ser una cosa genuina. Porque, efectivamente, “Brutal Box” está concebida con intenciones de ser una película que cuenta algo interesante, pero, más que la falta de presupuestos, es la incapacidad de su director la que hace que no llegue a buen puerto. La falta de presupuesto es palpable, pero tampoco es esta una película que quiera abarcar resultados no acordes al ajustado presupuesto. No está mal filmada, no es está mal montada… de ritmo anda lente pero no más que cualquier película española. La historia o el como está contada, no es excesivamente mala.
Entonces ¿Cuál es el motivo por el que esta película resulta tan endemoniadamente churretosa y chabacana,  y a la vez, hace que te rías tantísimo? Tras reflexionarlo fríamente, llego a la conclusión de que esto sucede, ni más ni menos, por culpa de una serie de actores, que maldito sea este país si lo que nos ofrece en labores actorales es esto.  Si esto es el grueso de actores que no trabaja, ahora entiendo porque dicen que los Baredenes, Tosares y demás morralla son buenos. ¡Qué país, dios mío, que país!
La película trata de denunciar, de manera totalmente repugnante y paternalista, la violencia y el morbo de Internet (como si el espectador no tuviera cabeza para decidir que quiere y no quiere ver). Para ello, cuenta la historia de un individuo que tras quedarse en paro y no encontrar trabajo (porque según esta mierda, el tipo solo busca ofertas de su categoría profesional… ¡como si otros trabajos o el Burger King no existieran!) decide grabarse en vídeo amputándose un dedo, lo que hace que genere tantas visitas, que alguna empresa sin escrúpulos le pague por esto. Total, que según avanza la película, el tipo se convierte en un gerifalte de los vídeos violentos en Internet. De pegar palizas, hasta recrear -con un desatino que  asusta- las batallitas interneteras de “Batu” y “John Cobra”. Mientras, las multinacionales se rifan esta nueva empresa que ese señor ha creado.
Protagonizada por el propio Oscar Rojo, que interpreta al parado que se amputa el dedo (y que viendo como actúa el director, entendemos perfectamente las actuaciones del resto del casting) la película, aburrida y estúpida, condescendiente y con pretensiones de ser una cosa profunda, al final se prodiga como la obra de un tío muy mediocre. No llega a ser retrasado mental, pero si que sus capacidades son las de cualquier ciudadano de a pie, que no necesariamente tiene por qué hacer películas. Eso si, insisto, el nivel actoral de la película es lo que la convierte en una rara avis digna de ser guardada en nuestra videoteca, porque es imposible actuar tan mal. Ni los actores de películas amateur que tienden a exagerar, conscientes de la poca relevancia de la película en la que intervienen y de su propia interpretación, lo hacen tan mal como el elenco de esta miserable película. No solo provocan vergüenza ajena, sino que, de primeras, tienes que reírte de lo mal que lo hacen, de cómo se cargan la película –aunque esta sea, desde el momento en que se pensó en rodarla, una mierda- cada vez que abren la boca. Yo solo les deseo, que jamás se ganen la vida como actores puesto que no se lo merecen. Que curren en curros de mierda o mejor aún, que acaben en la mendicidad. Si yo fuera actor, al ver esto, pediría pena de muerte para todos ellos. Así pues, paso a dar los nombres, como si de una denuncia se tratase, de los más destacables, de los culpables de que todo aquel que decide ver esta película acabe espeluznado, absorto y se lleve las manos a la cabeza, tachando esta película de engendro. Empezando por el director Oscar Rojo, cuyo ego le impide ver que su presencia en la película es ridícula, y siguiendo por Mario de la Rosa, que interpreta a uno de los macarras que se amenzan vía Internet, “El Taxista”, que lo hace tan mal, que vemos claramente que esto es carne de gimnasio que intenta hacer de macarra, no consiguiéndolo en ningún momento. Vocaliza en exceso para ser un macarra, y resulta demasiado cargante verlo en pantalla. Solo asco y vergüenza ajena, ni siquiera risas. Que nos riamos lo consigue el tal Fran Arroyo que interpreta a “El Chano”, el contrapunto de “El Taxista”, que es tan mal actor, que incluso gruñe entre dientes, con las consiguientes risas que provoca en el espectador. Esto, resulta reconfortante, porque gracias a esta interpretación, sabemos que el desgraciado que ha hecho este personaje a buen seguro jamás se ganará la vida como actor. Por otro lado tenemos a una tía bastante fea que hace de tía buena que graba sus relaciones sexuales en vídeo para colgarlas en la red, se llama Esther Gurillo, y nada más hacer acto de presencia pensé que interpretaba a una enferma mental, luego vi que no, que lo que pasa es que esta tía es muy mala actriz. Interpreta a un personaje llamado “La pillada”, y lo que más llama la atención es que teniendo un buen número de escenas de sexo, en la que no se ve nada –gracias a dios- en ellas, mientras que un actor intenta besarla apasionadamente, esta retira la cabeza… ¡¡¡pero que actriz es esa que le da asco besarse con un compañero!!! Esa suerte que tiene el actor, puesto que besar a esto no debe ser plato de buen gusto. Mala, mala, mala…. Verlo para creerlo ¡Menuda interpretación¡  Luego está el barbitas que durante todos sus planos sostiene una taza vacía, que no se como han llamado a su personaje, pero que, no es que tenga paralisis facial a juzgar por su infla actuación, es que simplemente, si pones en su papel a un palo tieso, tiene más vida que él.
Resumiendo; que si, que la película es un engendro, que decir que es mala es decir poco, que probablemente sea de las peores películas sin encanto que he visto nunca, pero que al lado de esa morralla de actores, la película es casi medio buena.
Menuda panda de retrasados mentales.
Ahora, como se estrenó en cines, y ando adicto al número de espectadores que en cines hicieron según que películas, consulto cuanto hizo esta mierda, y la base de  aproximadamente  44.000 espectadores, 10.000 más que “La Gran Revancha” con Stallone y De Niro. No se lo creen ni ellos.
datos del ministerio de cultura dice que fueron a salas a ver esta mierda
Puto país de ladrones e inútiles….
Pero bueno, veanla bajada (aunque no está editada ni en dvd) porque para reírse sirve, y así comprueban lo que les digo de este país de mierda.

lunes, 23 de junio de 2014

PASTEL DE SANGRE

Se trata de una de esas películas oscuras del cine español que cuesta tanto dar con ellas, hasta que alguien cuelga una copia cochambrosa en Internet, y ya se pierde la magia. Pero al menos podemos verlas.
En esta ocasión, este “Pastel de Sangre”, sería una película de episodios que supondría la incursión en el cine de terror de directores que, posteriormente, se cagarían en el cine de terror, como es el caso de Emilio Martinez – Lázaro (“8 Apellidos Vascos”, “El otro lado de la cama”), que prefiere las películas de, con y para paletos, “antes que una de vampiros” (pero debuta con una de Frankenstein) u otros tan poco afines al género como son Francesc Bellmunt (“La quinta del porro”, “La radio folla”), el prestigioso Jaime Chávarri  (“El desencanto”, “Las bicicletas son para el verano”) cuya relación con el terror posteriormente,  sería el escribir el guión de “Las Vampiras” para Jess Franco, y José María Vallés, quien nunca llegaría a rodar  nada más que un cortometraje.
Se trataría de una película en la que, prácticamente, debutarían en la dirección estos cuatro directores, y que se ganaría la fama de maldita, váyase usted a saber por qué motivos.
El primer capítulo sería el dirigido por Vallés, y que, titulado “Tarota”, nos vendría a mostrar una historia contemplativa en la que un caballero andante se topa con un enano que le acompañará en su travesía y en la que acabará reencontrándose con un viejo amor fallecido. El segundo, “Victor Frankenstein”, sería una revisión  “Sui géneris” del mito por parte  Martínez- Lázaro, cuya pretenciosidad provoca vergüenza ajena. El tercer capítulo, el mejor de la película, sería el de Bellmunt, que nos cuenta una historia de vampiros en tiempos anteriores a Cristo en “Terror entre Cristianos” y por ultimo, Chavarri propone una extraña  ida de olla en “La danza o las supervivencias afectivas”.
El resultado de la película entera es bochornoso, pedante y lejano al cine de terror, una cosa aburridísima, anti- atmósfera, que hace pensar los caprichosas que resultan ser las “Película malditas” que llegan a ese estatus sin motivo, y que, si en su momento pasaron inadvertidas, sería por algo. Mala es decir poco.
Antes de sacarme los ojos, por lo menos me recreé con la presencia de una jovencita Charo López que estaba muy guapa, un Eusebio Poncela que todavía estaba verde y que interpreta a una especie de mono salido, José Lifante en una de género (sin novedad, ergo), Marisa Paredes con sus pellejos en su sitio y Martí Galindo, enano actor que luchaba por hacer papeles secundarios, y que ya de mayor se convirtió en súper estrella televisiva de la mano de Javier Sardá en su programa “Crónicas Marcianas” y cuya popularidad, moriría con el programa.
Por lo demás, una basura infecta del cine español, horriblemente sobre valorada por los aficionados al “fanta-terror”, que se basan, únicamente, en lo mucho que les ha costado verla.
Eso si, desconozco si el cartel dibujado a mano de su edición videográfica sería el  mismo con el que se estrenó en cines, pero me chifla. Es totalmente fanzinero.
¿La peli? Patata hervida.

domingo, 22 de junio de 2014

TED BUNDY

Aunque no me convenza como cult-movie prefabricada, reconozco que el "Forbidden Zone" de Richard Elfman es, cuanto menos, curiosa. Incluso con algún momento inspirado. Matthew Bright debutó en ella como guionista y actor -cinematográfico-. Sin salirse de sus funciones de escribiente, volvería a colaborar con Elfman en películas como "Shrunken Heads" o "Revenant: vampiros modernos". Incluso de por medio tuvo tiempo de guionizar una cosa tan convencional como "Guncrazy" (vehículo de lucimiento para una ex-jovencita, y ex-borrachuza, Drew Barrymore). El año 1996 saltó a la dirección con una peli que, pronto, alcanzó -genuino- estatus de culto, "Freeway" o "Sin salida", versión psicótica del cuento de caperucita roja con Kiefer Shuterland haciendo de “lobo” y una aún verde Reese Witherspoon de deslenguada caperucita. Tres años después Bright escribe y dirige una excéntrica y alocada segunda parte, "Trickbaby (Freeway 2)", sin verdadera conexión con la original salvo por el hecho de narrar las hazañas de otra adolescente chalada “on the road”. Esta vez el protagonismo recayó en la morbosa Natasha Lyonne (la Witherspoon era ya demasiado popular).
Convencidos tal vez de que a Matthew Bright se le daba bien eso de dramatizar las vivencias de psycho-killers, los productores de "Ed Gein", biopic de otro puto asesino mitificado por un puñado de gilipollas, le fichan para dirigir "Ted Bundy", que en esencia era más de lo mismo. Recién iniciado el siglo XXI, parece ser que esta clase de reprobables individuos están de moda y los productores de Hollywood toman buena nota de ello… y de la estupidez humana en general.
"Ted Bundy" cuenta la, pues eso, vida criminal del muchacho. Atractivo, carismático y estudiante de derecho, Bundy se puso las botas asesinando y violando (según le venía) un montón de mozas durante los años 70. Lo pillaron dos veces, y dos veces que se escapó. Hasta que finalmente acabó frito en la silla eléctrica.
Bien, cuando "Ted Bundy" se pasó por el Festival de Sitges yo andaba a tope con mi inevitable Bright-manía, así que aquel día me tomé la molestia de levantarme a las seis de la puta mañana para llegar a las ocho al pueblo costero y poder meterme en la sesión de prensa de las nueve. Ya son ganas. Reconozco que entonces la peli me dejó bastante igual, vamos, que me decepcionó. Unas semanas después se estrenó un poco de tapadillo en las salas de la Ciudad Condal y un amigo que llevaba -y lleva- las riendas de un programa dedicado al séptimo arte que se emite por cadenas locales, me dijo que tenía concertada una entrevista con Bright y que si quería acudir y, de paso, redactar las cuestiones ya que yo estaba puesto en su trayectoria. Acepté, aunque sin demasiado entusiasmo. Así que conocí al cineasta y pude preguntarle cuanto quise... lo que pasa es que, a día de hoy, no recuerdo nada. O casi nada. El único dato que retengo en la memoria fue que citó al famoso dibujante de comics Robert Crumb como una de sus influencias. Dicha respuesta vendría propiciada por una pregunta referente al extraño humor, muchas veces negro, que hay en el cine de Matthew Bright y que en "Ted Bundy", tratándose como se trataba de terribles hechos reales, cantaba mucho más. Hay escenas que parecen tomadas a cachondeo, pero de un modo tan sutil y absurdo que dudas. Sobre todo por el modo en que Bundy engatusa a sus víctimas, lo fácil que le resulta y lo ingenuas que son ellas (todas gastan un look de "chica hippie cañón" que recuerda también a los tebeos de Crumb). ¿Acaso "Ted Bundy", the movie, toma a las mujeres por idiotas?. ¿Es Bright un misógino desalmado?. ¿Eran las víctimas ASÍ DE PAVAS?. Supongo que lo que hace el director es exagerar hasta el delirio el mentado CARISMA del serial killer. Ted Bundy era capaz, como se dice coloquialmente, de venderle una nevera a un esquimal. Con su cara bonita, su sonrisa y sus buenos modales, se ganaba la confianza de cualquiera. Hay quien dice que todo obedecía a que por entonces la gente no tenía tanta consciencia de la existencia de bichejos como ese (que para algo fue el primer psycho etiquetado de modo oficial como "asesino en serie") y las mujeres no desconfiaban tanto como hoy lo harían. O tal vez era el buenrollismo inherente a la década, con el hippismo aún coleando... ¡¡qué sé yo!!. Lo que no se puede dudar es que, sí, las víctimas de Ted Bundy en la peli parecen tontas. Cosa extrapolable al personaje de su pareja "seria". Una auténtica novia abnegada, entregada y ultra-enamorada capaz de TODO con tal de mantenerle a su lado. Quizás el momento más intenso y humillante sea cuando Bundy la convence para follar "de un modo diferente", y le pide que finja estar muerta mientras la insulta despiadadamente. Claro que también es un dato real que, una vez metido entre rejas, el asesino recibió innumerables cartas de amor de innumerables féminas. No coment.
Pero para intensidades, todo el segmento dedicado a la ejecución. Narrada paso a paso y sin la más mínima compasión. Bright nos muestra el procedimiento en toda su crudeza y con inusitada frialdad, desde el afeitado de cabeza al taponamiento del culo, pasando por los pañales. Y todo con los sollozos del condenado como banda sonora. El momento en que le dan al "on" de la corriente eléctrica, nos comemos la agonía entera. La guinda la pone el detalle de descubrir qué peinado gasta el verdugo cuando se quita la capucha (¿real o licencia?).
En fin, no es que "Ted Bundy" sea redonda, ni muchos menos, al no tener un argumento demasiado enrevesado (básicamente vamos viendo crimen tras crimen en riguroso orden) puede llegar a resultar algo repetitiva o monótona, pero no demasiado. El extraño tono de la película (el distanciamiento de su director, mezclado con su negro sentido del humor) hacen que el visionado sea bastante "disfrutable", así, entre comillas. A ratos las secuencias más crudas te sacuden sin compasión, como por ejemplo el brutal asesinato de las dos chicas en la caseta o el ya mencionado y escalofriante paseo por la silla eléctrica. Cuidao, no se equivoquen ustedes, no se trata de ver gore a tutiplén, tripas saltando por los aires, ni nada de todo eso. No way. Igual que con "Ed Gein", este biopic apuesta más por el rollo psicológico antes que por el gráfico. Y pal caso, ya me está bien.
Eso sí, no comprendo muy bien las imágenes finales (al parecer una parodia de "Malcom X", peli del insufrible Spike Lee que ni pude terminar). Es decir, sí, entiendo que cualquiera puede ser un asesino en serie... pero creo que se contradicen con el tono poco o nada sermoneador de la empresa. ¿Una imposición de los productores, quizás?.
Por cierto, dato curioso: Al estar ambientada en los años setenta y al incluir una secuencia de baile en una disco (aunque la música que suena parezca más bien moderna), hubo quien calificó a "Ted Bundy" como "El "Boogie Nights" de las pelis de asesinos en serie". Menuda gilipollez. Tanto como las frases promocionales del cartel español, sobre todo lo de "Prohibida en USA", cosa esta que no me consta.
El reparto lo encabeza Michael Reilly Burke como el despreciable criminal. Aunque a ratos su interpretación roza lo histriónico, en general sale bien parado de la aventura, logrando resultar imprevisible e inquietante. La mayor parte de su carrera se centra en la televisión, aunque ha intervenido en "The Collector". Le acompañan algunos nombres bien curiosos y familiares pal aficionado medio, como los de la "scream queen" Tiffany Shepis, el legendario segundón Tracey Walter (la mano derecha de "Joker" en el "Batman" de Burton), Phoebe Dollar, la enigmática musa del chusquero Jeff Leroy (con un aspecto tan raro como su nombre hace suponer) y el gran Tom Savini que, además de interpretar a un policía, se curra los efectos especiales de maquillaje, por pocos que sean.
Después de "Ted Bundy", Matthew Bright la emprende con un proyecto más personal y arriesgado, "Tiptoes". Una demencial historia de amor con enanos y un reparto de luxe, Gary Oldman empequeñecido, Matthew McConaughey, Patricia Arquette, Kate Beckinsale y el hoy reputado (y, pal caso, inevitable) Peter Dinklage. La vi pasados ya un porrón de años, el día que, inesperadamente, la localicé en un video-club. Hacía tiempo que su director ya no me interesaba, y no sé si eso influyó para que me dejara un sabor de boca amargo (eso o la presencia actoral del siempre irritante Santi Segura… a saber). Se dice por ahí que fue la intromisión de los productores lo que jodió la peli, que Bright quería hacer algo estrambótico y le obligaron a dar más presencia al tono romántico. El caso es que fue un super-fracaso en todos los sentidos (hay quien incluso la considera ofensiva para los enanos). Desde entonces Matthew Bright no ha dirigido nada más. Ni telefilms. Las últimas cosas que figuran en su ficha son como co-guionista de un producto zetoso made in "Full Moon" a base de historias de terror y con directores del calibre de David DeCoteau o C. Courtney Joyner. "Tomb of terror" se titula. Y una colaboración en un cortometraje, pero a saber si es él u otro Matthew Bright.
Lo que sí sé con seguridad es que, huyendo de las inclemencias económicas de su tierra, Bright escapó a Guatemala y México, donde se dedicó a pintar cuadros y escribir para tener algo que mostrar/vender a su vuelta. También comentaba en una entrevista de hace algunos pocos años que iba a rodar un capítulo para una serie sobre mujeres entre rejas, pero no hay constancia de que lo llevara a término. Todo un personaje.
En cuanto a “Ted Bundy”,  bueno, no le cambiará la vida a nadie, pero está bien visible.

viernes, 20 de junio de 2014

LA NOCHE DE LOS SEXOS ABIERTOS

Seré breve, porque lo mismo expuesto en anteriores reseñas de películas de Jess Franco de la primera mitad de los ochenta, se puede aplicar a esta “La noche de los sexos abiertos”. Película de aquellas rodadas en Benidorm por packs, deprisa, corriendo y sin cuidado, en la que Mayans interpreta a Al Pereira (en esta ocasión rebautizado como Al Crosby)  y Lina Romay hace las veces de (belluda) musa y que para ser una película estándar es muy mala, pero demasiado buena para ser una de esas películas clasificadas “S”, porque aquellas si eran películas malas de pelotas y, a ese género, Franco aportaba la inventiva que otros directores del sub género no tenían. Lo que les he explicado ya mil veces.
En esta ocasión, se cuenta la historia de una exhibicionista de discoteca (que en un escenario se toca y demás) que, debido al gran parecido con  otra pava, se infiltra en casa de un general Nazi para sonsacarle información sobre ciertos lingotes de oro, mientras que una gente, por otro lado, trata de encontrarlos también. Entre tanto –y de manera soft- follan.
Destaco, fíjense ustedes, los títulos de crédito. La cámara está en el interior de un coche, intuyo que sostenida por el propio tío Jess, en el lado del copiloto y va filmando el trayecto de carretera, pero de vez en cuando, se gira, y saca a Mayans que está conduciendo. ¿Y por qué destaco ese plano? Porque es el típico plano que cualquiera que va de copiloto en un coche captura. Es decir, que la falta de espacio te limita y solo puedes hacer ese plano, si o si. Ergo, cualquier película comercial, descartaría siquiera la idea de rodar desde el asiento del copiloto a la carretera y al conductor… pero Jess Franco si lo hacía, de la misma forma que un turista lo hace cuando graba en vídeo sus vacaciones familiares. Que quieren que les diga, eso me hace gracia.
Por otro lado, el título poco tiene que ver con el contenido de la película, pero si que tiene tirón comercial, ya que parodia de manera erótica, un título famoso reconocible por todos; en este caso “La noche de los muertos vivientes”, aunque me hace infinita más gracia otro como es “Mil sexos tiene la noche”, en alusión a la peli de Piquer Simón “Mil gritos tiene la noche”.
Por lo demás, flojita, ni especialmente curiosa, ni estridente.

miércoles, 18 de junio de 2014

STAGE FRIGHT

Ya han pasado suficientes años como para que “Slashers” post “Scream” como “Leyenda Urbana” o “Se lo que hicisteis el último verano” sean material clásico y sirvan de inspiración y/o precedente para según que generación. Así que desde Canadá, e inspirada en el “Slasher” noventero, llega este “Stage Fright”.
Y el punto de partida intenta, dentro del género, ser novedoso. Se trata de un “Slasher” Musical, con todos sus numeritos musicales,  los tópicos del musical aplicados a conciencia, que se nutre de canciones propias del musical y del heavy metal; el asesino de look molón y ataviado con máscara del teatro Japonés, canta canciones heavy en contraposición al resto de canciones más clásicas. El problema, es que el director no se toma en serio su material y al final lo hace de manera paródica, con lo cual, una buena idea, novedosa, y que tratada con el debido respeto se me antoja valiente, se queda en una chorrada estúpida y carente de interés, máxime cuando ese sériale único punto a favor  de la película, porque de lo demás va limitadita. Y encima con el tonito repelente de un post “Scream”, con todo lo trillado del asunto.
Tras una puesta en escena –mal resuelta- que nos pone en situación, vamos a un campamento de verano para bailarines clásicos y cantantes de ópera, regentado por un director de Broadway venido a menos, en el que los jóvenes que pululan por ahí, andan ensayando una obra musical que estrenarán más adelante, llamada “The Haunting of the Opera”. Independiente de esta obra musical, los protagonistas se marcan numeritos musicales dentro de la ficción. Entre unos y otros, un asesino con máscara perteneciente a la función, irá dando cuenta de alguno de ellos (porque encima se carga pocos), en algunas ocasiones, dentro de un número musical.
Como decía antes, el tomarse a sí misma a cachondeo, es la mayor lacra de la película, amen de tener ese rollo auto referencial tan grimoso que tienen todas las malas películas de última hornada, en esta ocasión, tan reconocible y tan a boleo (mezcla referencias de los  ochenta y los noventa, indistintamente), que me siento, incluso, indignado durante su visionado: “Hellraiser”, “Scream”, “Carrie”, “Leyenda Urbana”, “La matanza de Texas” (“Masacre en Texas 2” para ser más exactos”) y, por supuesto, “Viernes 13” van circulando sin disimulo a lo largo de la película. Unos guiños necesarios para ganarse a su estúpido público, porque está claro que con el elemento natural de la película, no lo va a conseguir.
Por lo demás, poca truculencia,  aburrimiento, humor muy mal introducido e imperceptible  -de ese que está, pero que no notamos porque no hace gracia- y sensación de que le estén tomando el pelo a uno. Pero, sin duda, lo peor, es esa determinación de “Voy a hacer un musical “Slasher”, pero que sea medio en broma, porque no tengo cojones (ni el talento) de hacerlo totalmente en serio”. Una autentica lástima.
En el reparto, un puñado de adolescentes sin carisma y “Crepusculeros” que son ya como fotocopias y protagonismo, casi absoluto, de Meat Loaf que se marca algunos numeritos a una edad en la que ya ha perdido su chorro de voz, y que interpreta al director de ese campamento de teatreros y Minnie Driver, que ya tiene una edad, la mandíbula cada vez más grande, y ya le cuesta que le den papeles mainstream.
Dirige, uno de tantos independientes del cine de terror de la última hornada, pero esta vez, de los que no tienen talento (vamos, que no es Ti West), Jerome Sable, que con un par de cortometrajes del mismo palo, la mayoría de corte, también, musical, debuta en el largo con esta pedazo de mierda, a la que le sigue uno de los capítulos de la aún inédita “The ABC´s of death 2”.
Yo tras verla, la he borrado.

martes, 17 de junio de 2014

AQUELLAS CARATULAS MARAVILLOSAS (41): EL RAMBO GUAPITO DE CARA

Del estafismo caratulil hemos hablado largamente en la correspondiente sección de este mismo blog. Pero claro, hay casos y casos. Algunos cantan u ofenden más que otros, como el de "Soviet, la respuesta".
Se suele recurrir mucho al famoso "Tiburón 3" de Castellari, o a cualquiera de las típicas mangadas italianas, dejando a la peli que nos ocupa un poco en injusto segundo término. Pero si lo miran con detenimiento, verán que la cosa está a la altura de los tejemanejes más llamativos del colega José Frade y sus distribuciones cinemato/videográficas.


Observen atentamente la caratula que tienen aquí encima (cortesía del siempre amable y ocioso Enorm), ¿qué ven?, pues exactamente aquello que anuncian en un vistoso recuadro amarillo, un "Rambo ruso". Eran los tiempos en los que el cine americano andaba obsesionado con retratar a los rusos como los mega-malos de la función. Lo vimos en –la aburridísima- "Amanecer Rojo", en -la pesadísima- "Invasión USA" y, cómo no, en dos de los ejemplos más sonoros de la época, "Rocky 4" y especialmente el mega-hit "Rambo, Acorralado 2ª parte". Chorradillas de la llamada guerra fría.
Pero claro, de los dos bandos eran los yankees los que dominaban ampliamente el terreno del entretenimiento cinematográfico que, como ya habían hecho muchas otras veces con anterioridad, usaban cual arma propagandística. Aunque los russkies poco podían hacer al respecto, imagino que, ya hasta las cejas del panorama, lanzaron la casa por la ventana y se atrevieron con su propia versión de los hechos, su -nunca mejor expresado- respuesta. Sin embargo, "Soviet, la idem" deja mucho que desear como improbable "Rambo ruso". Esta es, simple y llanamente, una película bélica al uso.
La trama, curiosamente, es algo más "compleja" que lo que uno podría esperar ante semejante jardín: Los poderes fácticos en la sombra (americanos... entre ellos la C.I.A.) que se enriquecen con las guerras (vendiendo armas y tal) no tienen ningún interés en que Rusia y los USA se lleven bien. Por ello, deciden tirar adelante un maléfico plan, lanzar un misil contra un transatlántico repleto de (americanos) inocentes y culpar a los rusos. Contratan a un especie de militar renegado (americano) pa que haga el trabajo sucio, pero se medio vuelve tarumba y decide lanzar los misiles, directamente, contra un buque militar soviético. Estos, casi accidentalmente, se enteran de ello y deciden actuar, acudiendo hasta la base militar secreta donde se ocultan los malvados capitalistas y pararles los pies y los misiles.
A pesar de que las expectativas no se habían cumplido, el boom de "Rambo" andaba extremadamente calentito (tanto la de Stallone como la comentada son del mismo año 85) y los distribuidores españoles, fieles a su espíritu picaresco, no podían dejar pasar la oportunidad de ganarse unas perras haciendo lo que mejor se les daba, mentir al consumidor. Para ello, se curraron una caratula tan llamativa como la expuesta incorporando todo aquello que NO estaba en la película, es decir, literalmente un "Rambo ruso". Armado hasta la sobaquera, luciendo ropa color caqui, pisando una bandera americana en llamas, tan musculoso y altivo como Stallone pero, encima, mucho más atractivo de cara. El amigo Enorm fue quien descubrió el parecido con el fallecido actor Jon-Erik Hexum, famosillo en su momento por protagonizar la serie "Cover Up", "Camuflaje" en España, vendida también a su manera como la respuesta televisiva de "Rambo" -a pesar de estar fechada un año antes de la peli de Sly-. Investigando al respecto localicé la imagen promocional del show en cuestión que tienen a continuación y que resulta de lo más clarificadora...



En realidad el supuesto "Rambo" de la película no solo no actúa como tal, es que además es un tio más bien mayor, delgado y con bigote que se comporta como buen militar, cumpliendo órdenes sin rechistar (que rima y tó). No disfruta masacrando cientos de extras, ni lanzando granadas contra todo lo que se mueve, ni gritando, ni sudando los bíceps. Es más, es que encima ¡muere!, al final del todo y tras lograr terminar con éxito su misión... eso sí, de un disparo por la espalda propiciado por un cobarde gringo. Probablemente los rusos valoren más una muerte heroica, un sacrificio por la causa, que simplemente vencer y alejarse hacia el horizonte. Quien sabe (y de paso, los malos aún son peores de lo que ya eran porque ¡acaban matando al héroe!).
Ahí va una imagen del maromo...



Y claro, es que no hay color...


De todos modos, y a pesar de los pesares, la imagen que los cineastas dan de los americanos no es TAN simplista, tebeística, grotesca y caricaturesca como la que estos solían dar de los rusos en sus películas. De hecho, en "Soviet, la respuesta" incluso hay un yankee enfadado con los suyos -con razón- que se alía con "el enemigo". Eso tampoco significa que los lluesei no aparezcan como personas violentas (son los primeros que matan en la peli, los rusos nunca aprietan el gatillo si los otros no lo hacen primero), manipuladores, traidores, sucios capitalistas (enriquecerse es, esencialmente, el motor de todo) y crueles (no olvidemos en qué consistía su terrible plan). Los rusos, que tampoco son tontos, se retratan a si mismos como buenas personas, gente sencilla que habla con afecto de sus seres queridos, que ayudan al prójimo (aunque sea yankee) y chorrean honorabilismo por todos los poros de su roja piel.
Superada la decepción, queda lo que queda, una peliculilla de guerra que, más allá de la novedad de ver a los de las barras y estrellas como los malvados de la función, resulta bastante poco llamativa (a nivel medios va justica) y poco espectacular (la violencia anda dentro de lo estándar, únicamente destaco el chorrazo sanguno que esputa un cuello al que se le clava un cuchillo)... pero tampoco es un insulto ni nada que se le parezca. Se puede consumir perfectamente un Domingo por la tarde, después de la siesta y tan bien (aunque hubiese molado mucho ver una auténtica versión comunista de "Rambo", ¿a que si?).
En cuestión del personal implicado poca cosa puedo decir, salvo lo que pone en la misma caratula, que el director, Mikhail Tumanishvili, es el hijo de Andrei Gromyko, prestigioso político ligado a la guerra fría, dato este que ayuda a aclarar un poco más las intenciones tras "Soviet, la respuesta".
Sin embargo, ni yankees ni russkies son tan rastreros como lo fueron en su momento los distribuidores videográficos de segunda en España. Si no, fíjense en cómo era la versión franchute del poster de la película. Sí, también se menciona lo del puñetero "Rambo ruso", pero al menos la ilustración es fiel a lo que se nos muestra en pantalla. ¡Oh la la, c´est magnifique!.



lunes, 16 de junio de 2014

BARCELONA SUR

“Barcelona Sur” surge en plena efervescencia del “cine Quinqui” si bien es cierto que su desarrollo anda más cercano al “Poliziesco” que a otra cosa. Es ese tipo de cine que se cultivaba más en Barcelona que en el resto de la península, que retrataba el lumpen, el puterío y el trapicheo, y que, por otro lado, tanto me interesa. Pero es que “Barcelona Sur”  (no confundir con “Barcelona Connection”), es mala como ella sola.
Con un desarrollo torpe y mal explicado, cuenta la historia de un par de prostitutas. Una de ellas, acaba de salir de la cárcel, y deciden buscar al novio de esta por una ciudad poblada de narco traficantes. En una de estas, el chulo de la amiga de la prota, junto con dos macarras, acaban apalizándola y violándola, por lo que deciden independizarse y montarse un negocio por su cuenta, pero les va a costar un imperio.
Es una de aquellas películas que se hacían en co-producción con México en los ochenta ( “La chica de la piscina”, "¿Y ahora qué, señorfiscal?”, “Mírame con ojos pornográficos” o, en otro orden, “El regreso de los perros callejeros”) de las que podemos encontrar por ahí desperdigadas ambas versiones, que muchas veces, incluso, variaban en montaje según que país. Como rodaban sin sonido directo, luego cada país hacía su doblaje. Pues la copia que rula por ahí de “Barcelona Sur” es la copia Mexicana titulada “Las Cachorras”, que es la que, muy a mi pesar y rompiendo con mis expectativas, he visto.
La película es tan aburrida, densa, mal rodada y chabacana, a la par que poco interesante, que casi agradezco el haber conseguido la copia mexicana, porque, al menos con esta te ríes por el doblaje. No por nada en concreto, pero cuando hablan de dinero, hablan en pesetas y duros y escuchar eso con unos acentos mexicanos tan marcados, a mí me hace gracia. Máxime cuando José Luis Manzano (“Navajeros”, “Colegas”, “El Pico”) que, como en toda peli quincallera que se precie, tiene un papelito, aparece por ahí charrando mexicano.  No me quiero ni imaginar si en la película hubiera estado “El Pirri”.
O sea, que si destaco de una película, para bien o para mal, las risas producidas por el doblaje Mexicano, imagínense como será la versión doblada al castellano. Poco menos que una patata hervida.
En el reparto, además de Manzano (que sale un momento) tenemos a Ángel Jové, Alfred Luchetti, Paca Gabaldón y Juanjo Puigcorvé.
A la dirección  Jordi Cadena, que aunque en los ochenta rodara este tipo de películas de carácter “Exploitation”, ahora rueda bodrios malos y pretenciosos, que pasan a concurso en la Seminci de Valladolid, tales como “La por” sobre la violencia domestica y esos rollos.

sábado, 14 de junio de 2014

THE SUPERNATURALS

Cuando era más jovenzuelo no solo me pasaba los días devorando mi querida, y añorada, prensa especializada franchute, también solía confiar mucho en su criterio. Si el "Mad Movies", el "Impact" o "L´Ecran Fantastique" decían que una película era "aburrida, tan oscura que casi no se ve y carente de excesiva truculencia", me lo tomaba muy en serio. Tanto como para que, al localizar a la interfecta reposando en los estantes de mis video-clubs habituales, la ignorara. Y no una o dos veces, sino cien y mil. Eso mismo pasó con "The Supernaturals", peliculilla de terrores del año 86 muy recurrente en nuestros antros del placer cinéfago, cortesía de "IVS"/"Embassy", y que jamás de los jamases alquilé. O, al menos, no recuerdo haberlo hecho. Es muy posible que el visionado que le dediqué hace un par de noches -a una versión formato AVI- fuera mi primera vez.
Un grupo de militares se las pira de maniobras en pleno bosque. Resulta que los muy cafres acampan en una zona maldita en la que, muchos años atrás, murieron asesinados un puñado de soldados confederados. La presencia de los muchachos, y cierta historia de amores entre uno de ellos y una fantasma de inmensos pezones, empuja a que los cadáveres momificados recobren la vida y armen la de dios.
Honestamente, lo más llamativo de "The Supernaturals" lo encontramos en su reparto. Resulta que si miramos con atención, veremos que dos actores de la franquicia "Star Trek" interpretan sendos papeles. Ya, así de entrada no tiene nada especial, salvo por el hecho de que mientras uno pertenece a la saga clásica, el otro se hizo "famoso" entrando en las filas de la llamada "Nueva Generación" y que, también, los dos eran los únicos personajes negros -con rol protagonista- de sus respectivas películas/series. Ya me dirán si no es un dato singular. Por un lado tenemos a Nichelle Nichols, más conocida como "Uhura", y por otro a LeVar Burton, más conocido como "La Forge" (el cieguito). Ambos, evidentemente, fallecen antes del final... aunque aguantan, especialmente Doña Nichols, que da vida a una ruda sargento pechugona.
Por lo demás... pues mucho me temo que mis queridas revistas tenían más razón que un santo. Aburrida, sí (se pasan más de la mitad del metraje conversando sobre las más variopintas gilipolladas), oscura (no tanto como creía, pero más o menos) y carente de excesiva truculencia (la hay, pero en cantidades minúsculas). Sí, amigos, me da igual que sea un producto de mitad de los 80, que salgan zombies protagonizado resultonas escenas resurrectiles, que sea formato cuadrado y que fotográficamente luzca ese look tan maravilloso de todo lo que se produjo en la época... es un rollete insípido y sin vida, y no merece mayores atenciones.
El principal culpable del desbarajuste no es otro que Armand Mastroianni, uno de esos cineastas que tuvieron la fortuna de aparecer en un momento en el que el mercado estaba sediento de terrorismos (cinematográficos), lo que le permitió hacer carrerilla y estampar su rimbombante nombre en títulos tan reconocibles pal fan medio como el "slasher" "Sabe que estás sola" o "La habitación del miedo". Una vez llegaron las vacas flacas, quedó relegado a lo inevitable: productos destinados a la caja lerda, de todos los tipos y colores.
En cuestión de efectos especiales y maquillajes, la cosa se pone interesante gracias a la presencia de gentes como el talentoso (e increíblemente poco agraciado) Mark Shostrom, el ex-colaborador de Fred Olen Ray reconvertido al "mainstream" Bart Mixon y Shannon Shea, ligado también a un puñado de pelis bien gordas (resulta curioso cómo, al revés que con directores y algunos actores, en el terreno de los efectos especiales y sus variantes no existen elitismos. Puedes mirar la filmografía completa de uno de estos caballeros en Imdb y ver mezclados desde las series Z más rastreras a los mayores "blockbusters", sin manías. Así da gusto, oiga).
Todo ello apadrinado por el habitual Sandy Howard, cuyo nombre ha quedado estampado en títulos tan variopintos como "Embryo", "La venganza de un hombre llamado caballo", "Meteoro", "La jauría del vicio", "Stoney, el frío", "Angel" y (primera) secuela, "Cavernas fantasmas" o la famosa/infame "Dark Tower". Hombre, no es tan indigesto como Sandy Cobe, pero por los pelos. En el caso de "The Supernaturals" está claro que no atinó.

viernes, 13 de junio de 2014

LA RESIDENCIA

“La Residencia” es una de esas películas que vi por primera vez en un pase televisivo de dos rombos, de los que veía desde la puerta de mi habitación a hurtadillas a la edad de 8 o 9 años. Y han pasado los suficientes años como para, por un lado no acordarme de ni uno solo de sus fotogramas y por otro, decidirme a vencer la pereza que me daba  volver a verla.
Y es que su fama de “una de las mejores películas de terror españolas” era un pesado lastre. Pues ha superado la prueba de los años con creces. Se trata de una grandísima película de terror española, efectivamente de las mejores. Y la única pega que puedo ponerle, es que, quizás peca un poco de ingenua – desde el primer momento nos hacemos una idea de quien puede ser el asesino- pero esa ingenuidad viene dada por una cuestión de fechas más que por cosa de la realización. Me imagino el impacto que causaría esta película allá en 1969.
Cuenta la historia de una jovencita la cual es ingresada en una residencia para señoritas conflictivas regentada por una tirana que siente un gran desprecio por ellas. La mano derecha de la directora, que atormenta al resto de las internas, y el hijo adolescente y salido de la misma, cumplen un gran papel en la historia. Un buen día, alguien comienza a asesinar a algunas de las chicas. Nadie quedará libre de sospecha.
Y es que la grandeza de la película, más allá de la historia, que tampoco es que sea algo del otro mundo, radica en todo lo concerniente al diseño de producción, la ambientación, la atmósfera, el rollo gótico y  el suspense. Amén de la dirección de Chicho Ibáñez Serrador, perfecta, y que se marcó un par de  hitos en la historia del cine español, como ese primer asesinato con planos superpuestos –y flores empapadas en sangre- a cámara lenta, que es ya todo un referente, por no hablar del retorcido final al que, por otro lado, se lanzan guiños al terror clásico y al contemporáneo, más concretamente a “Frankenstein” y a “Psicosis”.
Lo que pasa es que se rodó en un año complicado, y la tijera de la censura no deja que disfrutemos de la película en toda su sordidez, pues quedó fuera de metraje un buen tanto por ciento de escenas sangrientas, y aún así, la película resulta escabrosilla.
Con una clara retirada a las producciones de la “Hammer”,  desde luego, le da mil patadas a cualquier obra del “Fanta-terror” español,  quedando Chicho muy por encima de todo lo que hizo Paul Naschy, todo lo que hizo Eugenio Martín, todo lo que hizo Amando de Ossorio… en definitiva, que Chicho SI era un gran director. Lástima que luego le echó más horas al “Un, Dos, Tres” que a cualquier otra cosa, y tras rodar la también cojonuda “¿Quién puede matar a un niño?” se quedó por el camino un gran director de cine.
Poco más que decir, un clásico, una gran película, una pionera, un éxito internacional con ediciones en DVD, sin duda, mejores en el extranjero que en España, y que cuenta en su reparto con las presencias de Lilly Palmer (“Los niños del Brasil”) Cristina Galbó (“No profanar el sueño de los muertos”, “El Sexo Ataca”), Teresa Hurtado (“En busca del huevo perdido”), Víctor Israel y John Moulder- Broewn (“El circo de los Vampiros”)
Muy buena.

jueves, 12 de junio de 2014

EXPLOSIÓN GALÁCTICA

La explosión combinada de tres estrellas (es decir, un trío de supernovas) crea un arco dimensional en la tierra por el que se cuelan toda suerte de ovnis, marcianos, robots y monstruos peleones. Una empalagosa familia, que pasa el finde en una casa situada en pleno desierto, se verá salpicada por tan extraño fenómeno cósmico y tendrá que sobrevivir a ello, cueste lo que cueste.
A Charles Band siempre le ha tirado mucho eso de la ciencia ficción y la fantasía, más que el terror propiamente dicho. A lo largo de su carrera, ya sea como director o productor, podemos encontrarnos muchos títulos que encajarían abiertamente en la/s etiqueta/s. Cosas como "El rayo destructor del planeta desconocido", "El último día del mundo", "El amo del calabozo", "Zone Troopers", "Torok, el troll" o aquel enigmático "The Primevals", son prueba fehaciente de ello (incluyan más o menos violencia, más o menos destete). También es cierto que era un tipo de cine por el que apostaba más a los inicios de su extensa y prolífica trayectoria, durante los aún inocentes años setenta, antes de que Hollywood inventara e impusiera los "blockbusters" y se apropiara casi definitivamente de este tipo de temáticas. "Explosión Galáctica" ("The day time ended" en v.o.) cumple con todos los requisitos. Producida el año 1979 (dos después del boom "Star Wars"), con Band parapetándose tras un ególatra "Charles Band Productions" (no faltaba mucho para que construyese su "Empire"), y cuando el público aún estaba dispuesto a consumir espectáculos baratos paridos a base de actores en decadencia y efectos especiales artesanos. ¡Qué tiempos aquellos!.
Y es que, encima, "Explosión Galáctica" es puro cine familiar de su época, pensado para toda la prole (si es que existe una que pueda tragarse esto entero de un tirón y sin pestañear), lo que significa cero violencia, cero mala leche, cría mona en el reparto y unos peinados y ropajes escalofriantemente ridículos. Los intérpretes se pasan media peli reaccionando a un montón de cosas que ocurren fuera de campo (rara vez comparten plano) y los efectos, toscos pero inevitablemente encantadores, tiran de “stop-motion”, maquetones, animación, muchos rayitos de colores y unos cuantos “mate paintings”. Tras ellos se ocultan personajes eternamente ligados a las fechorías de Charles Band como David Allen y tantos otros que terminarían haciendo carrera en el cine más "mainstream" como Jim Danforth, Randall William Cook, Lyle Conway o Peter Kuran (quien había currado en "Star Wars" y repetiría en sus secuelas). También, dentro del equipo de sospechosos habituales, localizamos a Ted "Terrorvision" Nicolaou en el montaje, David "Trampa para turistas" Schmoeller como co-guionista y... ¡claro!, Richard Band componiendo la agotadora fanfarria.
En el reparto, un par de viejas glorias:  Jim Davis (habría que ver si lo de "vieja gloria" encaja en la filmografía de este señor, famoso por interpretar al patriarca de los “Ewing” en la serie "Dallas". "Explosión Galáctica" fue su última peli) y Dorothy Malone (de lustroso pasado y que terminaría sus días en películas como "Descanse en piezas"), acompañados por el legendario Chris "mecomoloquesea" Mitchum y... otros que no conozco y sobre los que tampoco tengo intención de informarme.
El director, John "Bud" Cardos, es todo un personaje del que ya había hablado con anterioridad. Resumiremos la historia comentando su pasado como ex-“stunt man”, ex-colaborador de Al Adamson, eventual "Director sustituto" y responsable, por encima de todo, de una peli tan maja como "¡Tarantula!". También son suyas "Mutant", "The Dark" y "Acto de piratería".
"Explosión Galáctica" es una tontería como un piano, bastante aburrida. Pero claro, es de aquellas pelis que el paso de los años ha terminado beneficiando, aunque solo sea por su condición ingenua, bien intencionada y artesanal. Al final, como todo buen producto (o subproducto) destinado a padres, hijos, abuelos y animales domésticos, tenemos moraleja, una muy de allí: La familia es lo primero... da igual si es en esta dimensión o en otra, la cuestión es que, si la tienes cerca, todo irá bien y será  maravilloso. Pues bueno.

miércoles, 11 de junio de 2014

CHELY

Ramón Fernández es ya –por mi parte- un habitual de este blog. Director de comedia que supo dar siempre lo que pedía el público y llenar las butacas de gente.
Pues, además de todo eso, fue percusor del “Cine Quinqui”. Ignoro cual sería la primera película adscrita al subgénero, decir que esta es la primera, sería muy descabellado por mi parte pero, desde luego, antes de que este explosionara con las películas de Eloy de la Iglesia, en su vertiente más social o  las de José Antonio de la Lomaen su lado más popular, y mucho antes de que cineastas autores como Carlos Saura se infiltraran con la deshonesta intención de dotar de “dignidad” al subgénro con la espantosa “Deprisa, deprisa”, ya estaba el señor Fernández, que venía de hacer millones con “No desearás al vecino del quinto” haciendo películas de quinquis en las que el delincuente es el bueno de la función. Como esta “Chely”, que además, por si no funcionaba lo de los delincuentes, ya se encargarían de traer gente a los cines los reclamos de Nadiuska como absoluta protagonista y Fernando Fernán Gómez, que llega, cumple con su contrato de, pongamos, dos días de rodaje y se las pira con viento fresco, quedando ahí en la película, eso si. El guión sería cosa de Juan José Alonso Millán.
Ahora, ¿Cómo siendo percusora es la menos conocida y la única que apenas se reivindica? Pues yo creo que es por su condición de populachera, por ser la menos sensacionalista, y por no tener en el reparto delincuentes reales, sino actores que en esta ocasión, dan el tipo bastante bien.
Cuenta, por un lado, la historia de una jovencita que, muy metida en el mundo de la droga (no sabemos si por consumirla o venderla, la cosa queda ambigua), es encarcelada justo al tiempo que su padre, un viejo profesor, sale de la cárcel. Los amigos de esta, una banda de delincuentes juveniles, se dedican a prostituir a una de las chicas del grupo, para cuando esta está en casa del cliente, irrumpir allí a golpe de pistola y desplumar todo lo que tengan a tiro. Deciden ir a buscar a la cárcel al padre de su amiga y colmarle de atenciones, hasta que este muere en trágicas circunstancias, y la trama se complica.
Desde luego es una película menor de Ramón Fernández, no es una gran película “Quinqui”, y el guión hace aguas por todos lados, así como los presupuestos, que cuentan con Fernando Fernán Gómez en el reparto con un papel importante, pero pronto se lo quitan de encima, quizás porque no  había dinero para pagarle el caché más de un par de días, váyanse ustedes a saber. Sin embargo, el hecho de que esta película apareciera antes que las famosas, la convierte, sino en pionera, si en algo a tener en cuenta, sobretodo por su carácter de cine palomitero, alejado de malos rollos y amarillismos (aunque la chica protagonista ande en rollos de drogas, esto es muy sutil y no vemos ni gente inyectándose, ni tan siquiera un mal porro que se fumen los chavales) en pro de la diversión. De hecho, la película contiene un sobre exceso de ritmo, pasa todo a tantísima velocidad, que entre eso y lo confuso del guión, hace que te pierdas, pero en absoluto, que te aburras. De hecho la película pasa en un suspiro.
Así que, se deja ver, sencillamente.
Encarnando a los delincuentes tenemos a Nadiuska, que tiene tanta pinta de quinquillera como yo de sacerdote, Josele Román, que por físico y voz de cazallero si que da más el tipo, José Maya, y el Aston Kutcher patrio (es clavado), Pedro Mari Sánchez que se hizo muy popular de niño interpretando a Críspulo en “La gran familia” y que ya de mayorcito pudimos ver en esa cosa extraña que es “El refugio del miedo” y que, paradójicamente, luego trabajaría para Eloy de la Iglesia en algunas de sus películas, y sería el doblador de JoséLuis Manzano en “El Pico”. Curioso.
Por la parte de las víctimas de estos desalmados tenemos a  Manuel Alexandre, Ricardo Palacios o Tomás Zori,  y por la parte de los que simpatizan con los macarras tenemos al antes mentado Fernán Gómez, a Antonio Merino o a Isabel Luque, que no es normal lo buena que estaba esa mujer, y lo bien que está ahora con casi sesenta años
El destape, a rasgos generales, está servido en la película.

lunes, 9 de junio de 2014

NON APRITE QUELLA PORTA 3

Un claro ejemplo de lo interesante y caradura que era la escena “ExploitationItaliana lo tenemos con este “Non aprite quella porta 3”, conocida fuera de Italia con el título, más apropiado, de “Night Killer”. Pero es que este caso de 1990 roza lo patético y se zambulle de lleno en la estupidez supina. Y si algún sector del público cayó en el engaño, merecido se lo tiene, porque hay que ser imbécil para caer, a esas alturas, en una estafa como esta, tan italiana, por otro lado.
Resulta que en Italia, a la saga de “La Matanza de Texas”, se la conoce como “Non aprite quella porta”, que se ve que para los títulos, los italianos, son tan acertados e ingeniosos como los españoles. Y como era habitual en su cine de terror, en 1990, un par de años después de que “The Texas Chainsaw Massacre 2”, aquí conocida como “Masacre en texas 2” y en Italia como “Non aprite quella porta 2” se estrenara, al productor  Franco Gaundenzi, con unos cuantos años de estafas fílmicas a sus espaldas, se le ocurrió estrenar una tercera parte –falsa- de esa mítica franquicia para aprovechar el tirón de la misma. Así que se estrenó esta película de Claudio Fragasso, firmando, como era habitual, como Clyde Anderson, que en realidad sería un plagio/remedo/copia/homenaje de la saga de “Pesadilla en Elm Street”, con un sosias de Freddy Krueger, que de puro chapucero, da absoluta grima. Si, como lo leen… los italianos, con dos cojones más gordos que los del caballo de Espartero, vendieron un plagio de “Pesadilla en Elm Street” como secuela de “La Martanza de Texas”, justo el mismo año en el que se estrenaría la secuela original americana. Que no coincidieran en salas de exhibición, fue solo una coincidencia.
Solo por esto, ya merecía la pena localizarla y echarle un ojo, tarea que no ha sido del todo fácil, puesto que la película no se estrenó nunca en España y, durante la búsqueda, me topaba siempre con copias de “La Matanza de Texas III” original, que en Italia igualmente se tituló “Non aprite quella porta 3”. Pero finalmente di con ella. ¿Y qué decir de la película? ¿No lo adivinan? Pues si, se trata de una puta mierda infecta y aburrida, carente del gore que en un principio promete, lenta de cojones y con una fotografía tan mala que apenas vemos lo que ocurre en la pantalla, por estar todo oscuro como el culo de un mono. Una película que por momentos se torna insoportable y que viene acompañada, gracias a dios, de un humor involuntario y una serie de gilipolleces grotescas que justifican, nunca su visionado, pero si la reseña.
Resulta que a una señora “MILF” a la que le gusta lamentarse mientras se mira los pechos en el espejo, es acosada por un monstruo de cara desfigurada y largas uñas, que le dice muchas guarradas. En una de estas, viola y apaliza a la señora, que cuando sale del hospital sigue atormentada por este monstruo. Mientras la policía investiga, el monstruo se liga a unas cuantas gachises a las que mata de diversas (y según cree Fragasso, variopintas) maneras, hasta que descubrimos quien es en realidad el puto monstruo.
Yo les he hecho una sinopsis mas o menos entendible, pero les aseguro – y no es cosa de la barrera idiomática pues el inglés en el que está rodada la película es tan básico y la pronunciación tan mediterránea, amen de los cuatro diálogos de mierda que la peli tiene, que no me costó nada entenderla- que el argumento de esta película es confuso a más no poder. Confuso por no decir que inexistente, o bien el propio inútil de Fragasso estaba escribiendo una metáfora sobre los celos y la infidelidad, de la misma forma que afirmó en su momento, que  Monster Valley” (título con el que se editó en españa“Troll 2”, que nadie lo recuerda…), era una metáfora sobre la vida y la alimentación.
El caso es que no se entiende un carajo de lo que ocurre ahí.
Lo bueno de la película son las cagadas. El Freddy Krueger de rigor, se resuelve a base de una máscara de látex rígida y amorfa con la boca abierta, a través de la cual, vemos la boca del actor que hay debajo de ella. Por no hablar de la mano de largas uñas, otro puto guante de goma que, al chocar contra la pared, sus uñas se doblan porque son de goma y doblarse es lo que hace la goma cuando, estando hueca, choca contra una pared… pero Fragasso parecía no saberlo porque el plano en el que, claramente, estas uñas se doblan, no solo no es repetido e incluido en el montaje final, sino que, el hecho de que sus uñas se doblen –porque son de goma- no es óbice para que acabe con sus víctimas  siempre de la misma manera, que es atravesándoles el cuerpo a las señoritas, con estas uñas –de goma- que, sin embargo, se doblan cuando chocan contra una pared. Y el hecho de que las asesine siempre igual (salvo alguna excepción) es porque Fragasso, así reutiliza el único plano de esas uñas atravesando el cuerpo que rodó. ¡Que bonito! ¿Verdad?
El caso es que deberían tener ya media película rodada cuando se debieron dar cuenta de que su monstruo era una chapuza, así que justifican esa mierda, convirtiendo, de golpe y porrazo, a nuestro monstruo en señor humano que se pone una mascara y un guante de goma, en una fábrica de látex... “Así, no será tan cantoso que es una puta careta y unos guantes de goma”, debieron pensar en producción. “Mostramos que es un asesino que usa estos objetos y asunto solucionado”. Pero claro, imbéciles italianos de las pelis de mierda, si es un señor que se pone  unas uñas de goma  por motivos meramente estéticos ¿Cómo atraviesa los estómagos de las señoritas con ellas? Porque después de desvelarnos que es un guante de látex, sigue atravesándolas… En fin, un absoluto despropósito.
El caso es que, como siempre, y siendo un puto coñazo insoportable, entraría de cabeza en la, tan selecta categoría de “Malas que son buenas” por méritos propios, porque, a todos los efectos, es mucho más divertida que “Troll 2” y sin duda, mucho mas cafre, chapucera, estúpida y genuinamente mala. Y ni una gota de sangre, eso si… tetas a mansalva.
En el reparto Peter Hooten, visto en “Aquél maldito tren blindado” u “Orca, la ballena asesina”, Tara Buckman que salía en “Los Locos del Cannonball”, la serie “Las pesadillas de Freddy”, “Xtro II” o “Noche depaz, noche de muerte” y Mel Davis que no hizo una puta película más en su vida.
Fragasso, es un puto fracaso.
Adjunto un fotocromo de la película, solo para que vean que chulada y para que, al igual que a mí cuando lo vi, les entren ganas de ver  la película. Si merece la pena hacerlo o no, eso ya es otra puta historia.