lunes, 31 de marzo de 2014

MUSEO DE CERA

Indudablemente, “Museo de cera” es un clásico de la serie B (y con sabor a Serie b, que no todas lo tienen…) ochentera, unión de la “Vestron Pictures” en lo que sería una de sus pocas incursiones en la pantalla grande, de Anthony Hickox director de simpática carrera, pero un tanto limitadito a grandes rasgos, y de Bob Keen, artesano de los efectos especiales y el maquillaje, cuya trayectoria ya resulta del todo entrañable. Como la película que nos ocupa.
Cuenta la historia de un grupo de jóvenes a los cuales se les invita a una “representación privada” de lo que se supone es el nuevo museo de cera de la ciudad. Los chicos acuden al museo, se dispersan por el mismo y en cada representación de cera, al pasar dentro del escenario, estos se trasladarán a la época, lugar y momento en el que el monstruo de cera representado operaba, asesinando a los incautos y haciéndoles formar parte del escenario de cera. Difícil de explicar, pero bueno ¿Quién no la ha visto ya?
Como el cine de terror estaba tan de moda a mediados de los ochenta, “Vestron Pictures” quería rodar una película de terror ambientada en un museo de cera, para así también, poder lanzar guiños a los monstruos clásicos, pero tenían poco tiempo para la pre-producción y poco menos de un millón de dólares para rodarla, así que debían contratar al a un guionista que trabajase rápido. El elegido fue Hickox quien escribió el guión en tres días, y rápido comenzaron a rodar. Por su parte, el encargado de los f/x,  Bob Keen, en nómina de la “Vestrom” por aquel entonces, trabajó a destajo creando unos efectos especiales la mar de resultones que se prodigan como lo mejor de la película (¡ese maravilloso hombre lobo!), a la par de sangrientos. La versión que se pudo ver, por lo visto no es ni la mitad de sangrienta que  debería ser: el MPAA, cortó a su antojo las partes más gore. Con todo, el resultado de lo que se puso a disposición del público, es muy cafre, así que no me imagino como serían las imágenes cercenadas.
Curiosamente, la película en su estreno en cines, fue un absoluto fracaso que cambió el rumbo de la “Vestrom” en sus producciones, puesto que si “Museo de Cera” fue un fracaso en cine, sin embargo en el mercado del vídeo es uno de los títulos más vendidos de Estados Unidos, con lo que, con su siguiente estreno “Reto Al diablo”, viendo que ocurría lo mismo que con “Museo de cera”, decidieron centrarse, en lo sucesivo, en el mercado del vídeo. Y mientras al vídeo le fue bien, a la “Vestron” le fue bien.
La película sobrevive al paso de los años estupendamente y se disfruta al 100% todavía, resulta divertida, dinámica y original,  y al acabarla uno se queda con un regustillo muy agradable. Yo hacía ya años que no la veía, y temiéndome lo peor en este último visionado, resulta que me lo he pasado estupendamente. Quizás algunas cosillas se han quedado desfasadas –el vestuario de los protas, chirría demasiado así como algunos diálogos estúpidos, tan de aquella época por otro lado-  pero nada de importancia. Una de las mejores películas que produjo “Vestron”.
Un apunte: Mucho se habla del clímax final de “La cabaña del bosque”, con todos esos monstruos y esos guiños lanzados al fan del terror; bien, el clímax de “Museo de cera”, es el mismo de esta, pero ideado veintipico años antes: Al final, montones de monstruos la liarán parda, y con menos repugnantes intenciones que la de Drew Godard. También es cierto que salvo esto, no se parecen en nada más, por supuesto.
Mención a parte se merece el reparto:
Zach Galligan, que se encasilló tantísimo protagonizando “Gremlins” que después de la película de Joe Dante, apenas le salían papeles, así que se vio inmerso en la serie B más inmunda, los telefilmes más infames, y los “Direct to vídeo” más zetosos.  Aquí queda claro, que no solo quedó encasillado con “Gremlins”- mientras vemos la película, somos incapaces de quitarnos de la cabeza que Galligan fue Billy Peltzer- sino que además, es un actor tremendamente malo. Aquí vemos que su registro es limitado, con tendencia a la sobreactuación, saltando con facilidad a la infractuación, no ya en la misma escena, sino en el mismo plano, sin embargo, en este producto el amigo Galligan se ve como pez en el agua, así que en cierto modo, es normal que quedara alejado del mainstream. Después de esto, pocas cosas destacables rodó en su carrera, pero Anthony Hickox si que contó con él para la mayoría de sus películas. Lo ultimo que ha hecho, una aparición en “Hatchet III”. Que quieren que les diga, Zach Galligan y su mierdosa carrera, me parecen del todo entrañables.
Por otro lado tenemos, en un rol bastante menos destacado a David Warner cuya carrera siempre ha deambulado en el “Maistream”, la serie B y la televisión, recordándole todos, más que por su papel en “Museo de Cera” por su papeles en cosas tan celebres como “La profecía”, “Aeropuerto 79” o “Titanic”.
Tenemos a Miles O´Keefe, famoso por ser Tarzán en “Tarzán, el hombre mono” y Ator en la saga de “Ator el poderoso”, que siempre ha deambulado por productos de dudosa calidad, llegando a aparecer en cortos de “Amateurs” con Damon Packard. Aquí interpreta a una de las figuras de cera, nada menos que un homosexualizado Conde Drácula.
Y de entre el resto del reparto, destaca  el enano que hace las veces de maestro de ceremonias del museo de cera, que no es otro que “Michu”, que se hizo muy, muy famoso dentro del disfraz de “ALF”, aunque también tuvo sus papelitos en cosas como “La gran aventura de Pee Wee”, o “Freaked: La disparatada parada de los monstruos”.
Ahí es nada ¿verdad?
Los F/X, son cosa del anteriormente mentado Bob Keen, que pasó de hacer las maquetas de grandes producciones de Hollywood a elaborar los efectos especiales de mogollón de películas, para acabar dirigiendo bodrios como “Proteus”o algún que otro “exploitation” de “Parque Jurasico”.
Por su parte, Hickox, que cada vez que rodaba se hundía más y más en su propia mierda siendo hoy un claro ejemplo de la inutilidad cinematográfica –aunque esta le salió bien, quizás solo por ser la primera-. Es popular por haber dirigido cosas como “Vampiros a la sombra”, “Hellraiser III”, una de las secuelas de “Warlock”, “Las aventuras del principe Valiente” y el episodio piloto de la serie que pretendía lanzar al estrellato en las américas a Sammo Hung, “Martial Law”. Todo lo demás que ha rodado, es cuanto menos, una puta mierda.
Un par de años después, y debido al éxito que en videoclubes obtuvo esta, Hickox rodó la secuela “Waxwork 2” también con Zach Galligan, y que, obviamente, poco tiene que ver con esta, que tampoco fue un éxito como esta y que ya caerá por aquí un día de estos.
En cuanto a “Museo de cera”, una pequeña maravilla.

domingo, 30 de marzo de 2014

ADIOS, JUPITER, ADIOS

Mi afición a la astronomía en ocasiones me juega malas pasadas, empujándome a visionar películas "espaciales" que tras un gran concepto ocultan resultados mediocres. Es un poco el caso del film del que pasaré a hablarles a continuación, una estrambótica mezcla nipona de "2001, una odisea del espacio", "2010, odisea dos", "Naves misteriosas" y "Atmósfera cero". Cojan todas ellas, métanlas en un acelerador de partículas, denle unos cuantos voltios, fusiónenlas molecularmente y el resultado será esta producción japonoide del año 1984 dirigida por dos señores de nombres apropiadamente raros y producida por la todopoderosa compañía "Toho".
Pasen y vean: El futuro. La Tierra anda tan superpoblada, que la peña se ha tenido que instalar en el espacio exterior. Concretamente, aquellos que rodean Júpiter echan de menos más sol, así que han decidido convertir al planeta en uno. Ale!. Pero entonces (y tras casi una puñetera hora de película) un agujero negro aparece de la nada y resulta que se dirige al centro de nuestro sistema solar. ¿Solución?, hacer estallar Júpiter -aprovechando que ya lo tenían todo listo para mutarlo en astro rey- justo cuando el bujero pase por su lado y así desviar la órbita.
Claro, ahora me comprenden ¿verdad?, ¿cómo negarse a ver una peli con semejante argumento?. Imposibol. El problema es que los resultados pues, hombre, no están a la altura. Y no culpen a los efectos especiales, que se saldan muy dignamente, con maquetas y tal, pero dentro de unos parámetros más que aceptables que no se diferencian demasiado de lo que ya entonces Hollywood nos tenía acostumbrados. Realmente las cagaditas se encuentran en el guión.
Pero hagamos repaso: La intención de la "Toho", sin lugar a dudas, era parir una "space opera" grandilocuente y hermosa, una "película impoltante", de ahí que pille de los modelos que pilla. De "2001" roba la idea de regodearse en la belleza de las imágenes galácticas y las enormes naves, así como su trascendencia universal. De "2010" la sobriedad, la verosimilitud y la estética (de hecho, coinciden en año, y en valerse de Júpiter como elemento central, no me extrañaría que lo de "Toho" fuera simple y llanamente oportunismo, explotación con pedigree). Incluso hay algún decorado que parece haber sido directamente robado, desmantelado pieza a pieza y reconstruido en los estudios nipones, como el cerebro de la computadora (presente también en la obra maestra de Kubrick). De "Naves misteriosas" fusila el rollo "mensaje ecológico" y lo de meter canciones "folk" en la banda sonora (solo que aquí vienen cantadas en japonés). Y de "Atmósfera cero" se queda el final en plan "thriller", porque por mucho que quieran evitar las pistolas de rayos y pretendan que lo suyo es "más serio", no pueden resistirse a que en el clímax hayan algunos disparos, un buen puñado de explosiones y más de un muerto.
Lo peor de "Adiós Júpiter adiós" es que desarrolla dos subtramas, a la larga, totalmente innecesarias y molestas. La más chunga es la que hace referencia a una secta de hippies/terroristas (??) que se oponen a que el hombre "ensucie" el espacio y se cepille Júpiter. El gurú de la misma, siempre rodeado de niñas en biquini, es un nipón gordito y peludo que adora pillar la guitarra para canturrear sonetos que suenan en dolby sorround. Toda esta sección del film, junto a cierto casquete galáctico, es la más ridícula, hortera, aburrida y risible. New age para paletos. Si la quitaran, aligerarían las dos tremendas horas que dura el largometraje... y le haría un gran favor.
La otra subtrama molesta es aquella que gira en torno a cierta presencia extraterrestre ("2001" y "2010" obligan), que sí, muy bonita y tal, pero se queda en nada y aún es hora de que alguien me explique qué implicación tiene ello en la trama general.
¿El resto?, pues bueno, se soporta. Hay algunas imágenes potables (a mi gusto la recreación de Júpiter está chula, aunque a ratos se les escapen inadecuados salpicones de agua) y conceptos interesantes. Pero poco más. Luego estaría preguntarse por las consecuencias de todo ello... es decir, si solarizamos Júpiter, ¿cómo afectaría a la Tierra?. Y si en su lugar nos lo cargamos, idem de idem. El enorme planeta gaseoso, con su tremenda gravedad, nos hace de escudo... y sin el, estaríamos a merced de los muchos objetos que pueblan el cosmos. Por otro lado, ¿qué pasaría con los satélites que lo rodean y que son un puñao?, ¿ocuparían su órbita o quedarían flotando sin rumbo por el sistema solar con todos los peligros que ello entrañaría?... lo sé, lo sé, son tonterías (tan tontas como la facilidad con la que los personajes de la peli van de un punto a otro en el espacio. Según ellos ir de la Tierra a Júpìter es como ir al bar de la esquina), solo se trata de una estúpida peli Japonesa de ciencia ficción, pero es que, a la larga, todo eso hubiese dado pie a un producto bastante más interesante y entretenido.
Como dato fricoso mencionar que en una escena uno de los astronautas (el nipón) pasa el rato viendo películas de Akira Kurosawa (propiedad de "Toho"), mientras que el americano prefiere las de "Godzilla" (también propiedad de "Toho", de hecho se sabe que Kurosawa se moría por hacer una peli del rey de los lagartos mutantes, pero sus jefazos no le dejaron) y se emociona con ellas como un niño de teta, ¿¿intento de crítica al nivel cultural de cada cual?? (yo también preferiría las del monstruo, sin duda). ¡AH! y a la sazón de todo ello, el prota se hace llamar "Eiji HONDA". Muy revelador. Y muy poco recomendable.... con esto último me refería a "Adiós Júpiter Adiós", así que, como suelo decir por aquello de evitar responsabilidades, ¡¡USTEDES MISMOS, QUE YA TIENEN PELOS EN LOS COJONES!!.

sábado, 29 de marzo de 2014

AQUELLAS CARATULAS MARAVILLOSAS (40): UNA JETILLA ALUCINANTE

Siendo justos y honestos, el post de hoy no debería entrar en el club de las caratulas maravillosas porque lo que anal-izaremos y diseccionaremos a continuación no es una caratula, sino un recorte de prensa. Pero dado que, por lo demás, tratándose del pseudoengaño del que se trata, encaja perfectamente y de que este es nuestro puto blog, donde hacemos lo que nos da la puta gana y si no les gusta, pueden largarse a cualquier otro, pues, bueno, creo que la acción queda del todo justificada, ¿aquezi?.

Hace escasos días anduve por los dominios del rey de los cineastas "outsider" Juan Carlos Gallardo. Entre muchas otras y notorias cosas, resulta que el muchacho es un mega-fan del cine, especialmente si es "fantastique", y se entusiasma desmedidamente cuando arranca a hablar de ello. Y sin descanso. Solo alguien de este porte habría sido capaz de acumular a lo largo de los años los anuncios de prensa de estrenos cinematográficos adecuados a tales apetencias, y solo él los mostraría con orgullo y dilatada pasión, cosa que lotrodia hizo para mi y mis bonitos y honorados ojos verdes.
De entre todo el montoncillo de arrugados y amarillentos recortes, destacó este que sigue.....



¡¡Oh, "Una pandilla alucinante"!! el sobrevalorado clásico de Fred Dekker del año 1987, originalmente concebido como "The monster squad". Una de esas películas a las que el paso de los lustros otorga cierta pátina de notoriedad, aunque en su época no pareció contentar a nadie. Yo mismo acudí al cine a verla y recuerdo que salí algo confuso, ¿me había gustado o era una mierda?... lo que sí es cierto es que, ya en 1987, su tufo a producto "a lá Spielberg" quedaba algo anticuado. Total, amiguitos, que la nostalgia es mu mala.
Sin embargo, si miramos a fondo la ficha del film en "Imdb", concretamente su florido reparto, nos damos cuenta de que, no, Vincent Price no figura entre los protagonistas. Ni tan siquiera entre los secundarios. Vamos, es que ni cameo hay pal muchacho. ¿Y por qué Vincent Price?, coño, pues porque aparece  en el cartelito en cuestión... acérquense y compruébenlo ustedes mismos...........





¡Ah, canastos!, ¡¡Vincent Price y asociación ociosa de monstruos!!, entonces no hablamos de la película de Fred Dekker, sino de esta otra con la que, además, la ilustración concuerda enormemente (salvo por el Frankenstein, que tampoco aparece en el cartel original, ¿de dónde lo habrán sacado?, a saber, pero ¿podría tratarse de "Herman Munster"?)....




"El club de los monstruos", o "The Monster Club" (que suena muy parecido a "The Monster Squad"), es un producto del año 1981 en el que Milton Subotsky en funciones de producer mandaba un notorio "hasta siempre" a la famosa productora británica de horrores episódicos "Amicus" de la que, no porque sí, él mismo había sido co-propietario en sus golden years (y ojo, no digo que "El club de los monstruos" fuese una "Amicus movie", porque pa entonces la factoría de horrores fílmicos llevaba ya un tiempo enterrada, pero es evidente que se nutre mucho de su espíritu y su esencia). El guiño/tributo se completaba con otras presencias tan propias de la "old school" como Roy Ward Baker a los mandos, John Carradine, Donald Pleasence y, ¡zí!, Vincent Price. Añadiremos que, a pesar de su patético intento de modernizarse (incorporando actuaciones de bandas rockeras esperando asín ganarse a la platea joven), y de ciertas chungueces, "El club de los monstruos" era una peli de lo más simpática y entrañable.
Pero algo fallaba, porque no, aquel recorte NO era el de la película de Roy Ward Baker. ¿Que cómo lo sé?, carayo, basta con acercarse a los créditos que hay en la parte inferior y fijarse en quién figura como director....




Pues sí, ingratos lectores, lo que aquí tenemos es otro caso de jeta típica de la época, con la diferencia de que la hemos sacado de su ambiente videoclubero habitual para llevarla hasta la prensa escrita. Por coincidencia de títulos originales, a algún listo/perezoso le pareció buena idea usar el cartel de "El club de los monstruos" para publicitar "Una pandilla alucinante". Si echamos atrás en el tiempo y recuperamos el cartel original de esta última, tanto el que se vio en salas como en video-clubs (cortesía de "Record Visión"), comprobaremos que las diferencias son así como muy notables (también en el tono, ya que con el falso anuncio parece que vayamos a ver básicamente una comedia, cosa que no era del todo la peli de Dekker).





¡¡Emoción, intriga y dolor de barriga!!.
Gracias a Juan C. Gallardo por el recorte, a Pajarillo por la presencia y a las almas anónimas que me han cedido -algunas sin saberlo- el resto de imágenes que dan vida y color a esta tan maravillosa -como siempre- entrada.

lunes, 24 de marzo de 2014

KARATE BULLFIGHTER

Antes de que Tarantino hiciera mundialmente famoso a Sony Chiba (y, de paso, al cine japonés y la saga “Street Fighter”), este ya protagonizaba sórdidas películas de artes marciales cuyas filmaciones cámara al hombro, violencia e ingentes cantidades de sangre, se alejan bastante de lo que podíamos suponer que es un icono pop. Una vez más, los conceptos mal entendidos, como no.
Así, la trilogía basada en el karateka real Masatsu Oyama –poco más que un macarra de mal vivir de la época de la segunda guerra mundial, que sabía karate y lo usaba indiscriminadamente- representaría al Chiba más bruto e irracional, en unas películas de la Toei bastante coñazo y cuyo atractivo radica, casi exclusivamente, en las hipotéticas peleas que el tal Oyama – presente durante el rodaje, haciendo cambios a su antojo con el fin de quedar bien- sostuvo con animales salvajes.
En este caso, y como su título indica, Oyama, entre torneo de karate y torneo de karate, haciendo frente a un argumento casi inexistente en el que el protagonista va dando bandazos, en el ecuador de la película se enfrenta a un toro salvaje que se ha escapado. El animal le ataca, pero en lugar de huir, el protagonista se pone a darle golpes de karate hasta que finalmente lo mata con sus propias manos, arrancándole los cuernos, convirtiéndose en un héroe.
La escena en cuestión, aún notándose que el toro no es real en los planos en los que es descornado, es de una crueldad tal, y tan sangrienta, que deja a las corridas de toros en mero espectáculo infantil. O sea, un acto cuanto menos deleznable y para nada espectacular. Estamos ante una basura de película, y una basura de escena.
Y el resto tampoco vale mucho más, la verdad sea dicha.
Las que siguen a esta porquería serían  “Karate bearfighter”, la misma roña pero enfrentándose esta vez a un oso y  “Karate for life”.
En cuanto a su director, Kazuhiko Yamaguchi, rodó montones de esas películas de género japonesas tan estéticas que le sirvieron para marcar paquete en las tertulias cinéfilas y cargarse de referencias / plagios / homenajes a la hora de confeccionarlas.
Por lo que a mí respecta, y gustándome, más o menos, la saga de “The Street Fighter”, esta del garrulo karateka y el cine de artes marciales japonés (nada que ver con el siempre sorprendente cine de Kung-Fu  Hong-Konés), me importa menos que una mierda y tras ver esto, ya no es que no me importe, es que directamente, lo repudio.
Denunciado queda.

viernes, 21 de marzo de 2014

CHOF COMICS Nº 1

Cada vez tengo menos fuerzas para reseñar aquí otra cosa que no sean películas. Quizás por costumbre, quizás porque es lo fácil. De hecho, la reseña de hoy me ha costado dios y ayuda ponerme con ella. Y he tenido que hacer un gran esfuerzo, porque ¿Qué puedo decir del señor José Tomás? Ya le hemos reseñado aquí una y mil veces, y es repetirse una y otra vez.  Así que no voy a hacer una reseña propiamente dicha, sino más bien un ABSOLUTA RECOMENDACIÓN.
Vamos a suponer que los que lean esto, ya conocen los trabajos de José Tomás. Vale, pues teniendo aquí un tebeo que gasta una formula con la que José Tomás permanece desde hace ya unos años inamovible (en lo que al HUM cómics se refiere), que es la de los chistes de pollas, no entiendo como esta vez, haciendo exactamente lo mismo, le ha salido tan, tan bien. Siempre le sale bien, pero esta vez, es soberbio. Quizás consciente de que se trataba de un maravilloso Álbum editado con todo el cariño y mimo de la editorial “Autsider cómics” inconscientemente ha sacado el genio y por eso le ha salido tan “Deabuti”, porque lo cierto es que ni “Genio y figura” ni pollas: “Chof Cómics” es lo mejor que ha hecho José Tomás en su puta vida.
Así que dentro, no encontramos nada nuevo; chistes de pollas, coños, mierda, vómitos, follar, y una “Entrevista estúpida” a Kaz (serie esta, que JT debería seguir explotando, a fin de hacer un número solo con entrevistas, ya sea en modo fanzine, como en álbum publicado). Lo que pasa es que está todo mucho más gracioso que de costumbre.
Así que cómprenlo, sin dilaciones en la propia página web de “autsider cómics”, una editorial pequeñita y muy maja, que además de editarle este obrón a José Tomás – con el que, además, te regalan una par de pegatinas y un par de chapitas-  editan cosas la hostia de chulas, como las cajitas de colores con mini-cómics en su interior, o tomos que harán las delicias de los coleccionistas.
Así que, sin más, recomiendo este tebeo de José Tomás e incluso recomiendo que se le eche un vistacillo a la casa que se lo edita. Merece la pena.

viernes, 14 de marzo de 2014

DRAGON BALL ZERO

De título original “Deuraegon bol: Ssawora Son O-gong, igyeora Son O-gong”, “Dragon Ball Zero” es la más celebre de las películas que adaptan el Manga de “Bola de Dragón” al “Live Action”, que al igual que su prima-hermana Taiwanesa (que llegó a nuestros videoclubes, incluso) “Bola de Dragón: La película” quebranta, por doquier, todo aquello del Copyright, ajenos en el momento de su concepción, quizás, a que la fama de estas películas se extendería mundialmente, debido a los, también, mundialmente famosos personajes que expolia. A día de hoy, desconozco como acabaría legalmente todo este asunto de los “Dragon Ball” Chinos, pero no se por qué me da, que no pasó absolutamente nada. Y ahí están.
“Dragon Ball Zero” se centra en los primeros capítulos de la franquicia, apareciendo gran parte de los personajes de esa etapa, con la particularidad de que, al igual que la versión Taiwanesa, es todo cutre hasta más no poder. Más incluso que la Taiwanesa, que entre unas cosas y otras, tiene unos efectos especiales más o menos chulos. En esta, el peinado de Son Goku se soluciona con toneladas de laca,  los personajes no humanos con peluches de los mismos,o si no son peluchitos en si mismos, con caretas de látex que mueven torpemente los labios, pero que ojos, cejas o músculos faciales, permanecen totalmente inmóviles.
La historia es lo de siempre; Son Goku se encuentra con Bulma en el bosque, la cual tiene una de las siete bolas de Dragón que harán que, si logran reunir las siete, el Dragón Shenron les conceda un deseo. Así pues, se ponen manos a la obra con la búsqueda,  encontrándose con infinidad de personajes durante el camino e infinidad de peligros, lo que les complicará las cosas.
Siendo torpona, cutre, y larga –dura 107 minutos o así- lo cierto es que resulta bastante más entretenida que la Taiwanesa, que era un coñazo absoluto, a pesar de tener mayor sentido del espectáculo y, presumiblemente, más presupuesto que esta (no mucho más), además de ser la favorita de los fans porque es, de todas las versiones, la más fiel al manga original.
Yo, sin ser fan, sin haber visto ni un solo capítulo de la serie de dibujos animados, la encuentro bastante del montoncillo, salvándola solamente por mítica, porque está entretenida y porque, efectivamente, todas esas caretas, disfraces de transformes, o señores a cuatro patas disfrazados de tortuga, hacen que la vea con la sonrisilla en la boca.
Como curiosidad, decir que el actor que interpreta al Maestro Tortuga, Hyung-rae Shim, aparte de ser una especie de Millán Salcedo Sur Coreano, es también el director de películas mainstream tales como “Dragon Wars” o “The Last Godfather” junto a, y con Harvey Keitel y Jason Mewes.
Por su parte el director Ryong Wang, actor, especialista y creador de efectos especiales, no volvió a dirigir ni una sola película más. Por algo será.
Decir también, que hay una versión americana mainstream, de millones de dólares de presupuesto, que ya quisiera tener la mitad de gracejo y desparpajo que cualquiera de las versiones Chinas. Me refiero a “Dragon Ball Evolution” de James Wong. Ahora, mi pregunta es ¿Por qué no hacen un “Live Action” fiel y en condiciones en Japón, país originario de toda esta imaginería?
Como curiosidad, se le puede dar una oportunidad.

miércoles, 12 de marzo de 2014

TARZÁN EN MANHATTAN

Telefilme –en el más estricto sentido de la palabra. Aquí hasta hay fundidos para dar paso a la publicidad –  de 1989 de la CBS que se prodiga hoy día como una absoluta joya del cine chungo. “Tarzán en Manhattan” (olvídense del clásico de Weissmueller  “Tarzán en Nueva York”), es una consecuencia, directísima, del tirón que estaban teniendo a finales de los ochenta y primeros noventa las películas de individuo primitivo fuera de su hábitat natural y las dificultades de este para relacionarse con sus semejantes. Y más concretamente, se nutre de “Cocodrilo Dundee II”, a la que plagia la estructura. Descaradamente, además.
Y todo eso está muy bien, salvo por un pequeño detalle; la película comienza con un Tarzán que, si, se desplaza en lianas, anda entre los monos, va con taparrabos y pega su famoso grito (robado directamente de las de Weissmueller), pero que desde el primer momento, no solo muestra síntomas de estar civilizado, sino que además, habla perfectamente y sin ningún tipo de problemas a la hora de conjugar frases. Con lo que tenemos un Tarzán que le pega unas parrafadas a la Chita de tres pares de cojones. También se lee una serie de libros que cita durante la película, en los momentos más adecuados, y no muestra atisbos de salvajismo en ningún momento, por lo que, una vez en Nueva York, da la sensación de que se trata de un guaperas retrasado mental, y no de un hombre mono. Especial gracia me hace, cuando, cada vez que algún personaje le pregunta su nombre, este responde “Tarzán de los monos”. En fin.
Ambientada en la época contemporánea, cuenta la odisea que sufre Tarzán cuando, al averiguar que han matado a la madre de Chita, y que a esta la han secuestrado, decide viajar a Nueva York – por qué deduce él que a Chita se la han llevado allí, es un misterio- en avión, en clase turista y buscarla por allí. Pronto la encuentra y descubrirá que sus secuestradores son una serie de científicos que experimentan con monos, les cortan la cabeza y les sacan el cerebro, pues estudian la posibilidad de trasmitir conocimientos de un cerebro a otro (¡). Tarzán, deberá desarticular esa red de científicos. Entre medias tiene tiempo para sorprenderse con las cosas de la civilización, y alternar modelitos de diseño para que se luzca el actor, con escenas completas en las que, sin saber muy bien por qué, este Tarzán que discurre y razona con facilidad,  se pone en taparrabos por la gran Manzana, quizás para justificar que se trata del personaje de Tarzán. Eso sí, me lleva unas botazas que le llegan hasta las rodillas. Además, conocerá a Jane, que para la ocasión han convertido en mujer independiente y folladora, que trabaja de Taxista, y que se pone cachonda con el hombre mono, y, además, nos introducen en la trama a su padre, que en vez de llamar a la mona Chita, le llama “Chiquita” ante el desagrado de Tarzán. Vaya tela ¿Eh?
La película, juega con la ventaja de no tener que presentar al personaje, es decir, todo el mundo sabe quién es Tarzán, lo que le permite ir follada de ritmo y que, en diez minutos de metraje nos cuenta el planteamiento y el nudo, para la hora y diez siguiente desarrollar el desenlace, así pues, en nada de tiempo ya sabemos que Tarzán convive con un señor negro que huye de la civilización y que le cultiva el cerebro, que han matado a la madre de Chita y secuestrado a esta, que teniendo ropa, Tarzán prefiere el mítico taparrabos y que además se sabe consciente de ser hijo de los duques de Greystoke (dato este que no deja de parecerme gracioso, pues obviamente, es en referencia a la película “Greystoke”) y no hemos llegado al minuto doce cuando ya ha conseguido un pasaporte, el negro le ha pagado el billete de avión, y ya está en Nueva York, sin dinero, pero con una bolsita de perlas. Y cuando parece que la cosa va a darnos un respiro, todo lo demás continúa pasando a una velocidad de vértigo, que no es lo habitual en un telefilme. Eso si, todo es insultantemente infantil, parece una película destinada a tontos.
A eso hay que añadir, que salvo la mona Chita a la cual la interpreta un bebé chimpancé, el resto de monos son señores disfrazados, y que cuando se rueda en decorados, estos son de un cartón piedra que asusta… sin ir mas lejos, en el minuto trece de la película (recordemos que en el once ya está en Manhattan), Tarzán acaba en la cárcel –sin motivo-  y esta es una pared de contrachapado con unas rejas de goma, las cuales arranca con su fuerza, para, habiéndose quitado la ropa previamente, escapar por la ventana, y en el minuto catorce ya estar ligando con la taxista. En serio, pasan mil cosas  a mil por hora… ¡esto es una cosa exagerada! Así pues, entre las risas y el sobre-ritmo, la verdad es que uno no se aburre en absoluto, a pesar de que estamos ante una aberración fílmica sin precedentes.
El caso es que algo de éxito o repercusión debió tener el telefilme, puesto que en 1996 este mismo personaje, este Tarzán y no otro, dio pie a una secuela “Tarzán Epic Adventures”, que resultó ser el episodio piloto de una teleserie del mismo nombre, que, esta vez, apenas duró una temporada, pero de la que llegó a venderse, incluso, merchadising. Y luego, la patética “Tarzán en la ciudad perdida” con el no menos patético Casper Van Diem, sigue bastante la estela de este Tarzán de salchichería de barrio.
En el reparto, interpretando a Tarzán, tenemos a un mazado de rizada melena, guaperas y con tanta capacidad interpretativa como un pene, llamado Joe Lara,  del que da gusto echarle un vistazo a su filmografía. Además de interpretar a Tarzán en dos telefimes y una serie, se especializó en dar vida a héroes de acción en zetosos telefilmes y películas videocluberas  de títulos tan sugerentes como “American Cyborg: Steel Warrior”, “El hombre holograma”, “Proyecto Equinox” u “Operation Delta Force”. Vamos, una maravilla.
Interpretando a Jane, tenemos a la tal Kim Crosby que se prodigó en la pequeña pantalla el mismo tiempo que tarda en irse el olor de un pedo, e interpretando a su puñetero padre, que se encarga de la parte cómica y patética de la película tenemos a un decadente y desesperado ¡¡¡Tony Curtis!!! al que da penita verlo tan mayor, tan operado y haciendo chistecillos tan poco afortunados. Por otro lado, quien se encarga de la educación de Tarzán en la selva, es Joe Seneca, el entrañable “Cuatro ojos Fulton” de “Cruce de caminos”.
En cuanto a las labores de dirección, estas recaen en las portentosas manos de Michael Schultz,  quien, proveniente de la televisión, se rodó el par de los títulos menos afortunados de Richard Pryor, se rodó un par de películas de culto en los circuitos del Hip Hop como son “Krush Groove” y  “Tres gordos y un millonario”,  tuvo su blockbuster con “El último Dragón” y volvió a la televisión a hacer cosas como la que nos ocupa y montones, montones, montones y montones de cosas más.
Un absoluto delirio.

martes, 11 de marzo de 2014

HARD-BOILED

El termino Hard Boiled hace referencia al género policiaco negro con excesivas dosis de violencia. Esta categoría proviene de los años 20 y 30, cuando las novelas pulp invadían los kioscos, y la verdad es que le va que ni pintado como titulo a esta película de John Woo. El director chino eligió a un popular actor de televisión llamado Chow Yun-Fat, para uno de los protagonistas de A Better Tomorrow, la película con la que revoluciono el cine de acción. Fue tanta la fama de Chow Yun-Fat, que para la segunda y tercera parte de esta, Woo tuvo que sacarse de la manga que el personaje de Yun-Fat tenía un hermano gemelo, y es que en la primera este moría. Chow Yun-Fat se convirtió en un actor fetiche para John Woo, juntos hicieron varias películas ente ellas la multipremiada The Killer. 3 años después de aquella,  se cascarían esta Hard Boiled, cuando Yun-Fat ya era probablemente la persona a la que mejor le quedan dos pistolas en las manos mientras salta en el aire a cámara lenta con palomas por detrás, todo regado con explosiones y música jazz.

La película empieza con el inspector Tequila (Chow Yun-Fat) tocando el clarinete tras meterse un copazo de tequila con tónica, a la vez se nos muestran portadas de periódicos en los que se hace referencia a la escalada de violencia que está sufriendo la ciudad de Hong Kong. Acto seguido tenemos el primer tiroteo en un bar, donde el compañero de tequila acaba muriendo acribillado. Tequila prometerá venganza contra los responsables de introducir las armas en la ciudad. Por otra parte vemos a un misterioso asesino interpretado por Tony Leung (que luego trabajaría con Wong Kar Wai, ofreciendo su nuca en multitud de planos) que resulta ser un policía infiltrado en las mafias de la ciudad para desmantelar ese tráfico de armas.

La película cuenta con otros tantos actores conocidos en el cine de Hong Kong, como Anthony Wong (Exiled, por poner una que esta reseñada, pero sale en doscientas mil) que es el traficante de armas, Philip Chan (Supercop, Contacto Sangriento) que es el jefe de policía, papel que repite en las dos películas en las que le cito, o el no tan conocido Philip Kwok (Historia de Ricky, El Mañana nunca muere) que interpreta al sicario malote con gafas de sol. También tenemos cameo del propio director que hace de un agente retirado que regenta el bar de jazz donde Tequila se refugia para tocar su música y pedir consejo.

Conocida es la escena del hospital en esta película que dura más o menos 40 minutos de tiroteos, explosiones y escenas de acción, como esa en la que Tequila con un bebe en brazos se lanza por la ventana agarrado a un cable.

Por momentos puede hacerse un pelín lenta, pero luego se vuelve excesiva en sus momentos más enérgicos, pero es que ahí reside  la esencia de Hard Boiled, y me refiero al término, no al título, aunque también.
El día que vi esta película, la vi antes que The Killer, me quede prendado del director y del protagonista, y aunque tanto uno como el otro en EEUU no han tenido suerte (horrible aquella de El Monje, no tan mala la de Asesinos de reemplazo aunque sea una caquita, insufrible Misión Imposible 2, que solo se salva por las escenas de acción, pero cojonudisima Blanco Humano y Cara a Cara) siguen siendo dos personajes, a los que les sigo la pista siempre que puedo.
Véanla, sino lo han hecho ya.

lunes, 10 de marzo de 2014

RETO AL DIABLO

Tras la muerte de algunos sacerdotes en una Iglesia de Nueva Orleans, en círculos religiosos se especula con que es posible que entre esas paredes habite el diablo, por lo que se le asigna a esta iglesia un nuevo sacerdote, al que han elegido porque cae de una altura de diecisiete pisos y no le pasa nada, que, escéptico perdido, investigará esas posibles “satanadas”, hasta llegar a un encuentro final con el maligno.
Thriller de corte Satánico en el que predominan un ritmo desesperanzadoramente lento, una serie de conversaciones interminables que comprenden el 85% del metraje, un erotismo forzado a más no poder y  un aburrimiento solemne.
La gracia está en que esta película es consecuencia del éxito de  “Waxwork: Museo de Cera”. Gracias a esto, sabedora la “Vestron Pictures” que, en los parámetros en los que ellos se movían, el terror era una baza Segura, y teniendo en cuenta que producían este “Reto al diablo” que en realidad se trataba de un thriller que en ningún momento quería juguetear con el terror, escrito por el prestigioso Phillip Yordan (que ya había perdido el prestigio y ya había participado, directa o indirectamente en el guión de “Noche en el tren del terror”) y dirigido por Camilo Vila, destrozaron la idea original inicial, pasándose por los cojones el material rodado, y encargando a  Bob Keen, por entonces en la nomina de “Vestron”, rodar material adscrito al terror, confeccionando un final espectacular con unos cuantos demonios de látex  y un poquito de Gore, para vender la película a su público potencial, previa negativa del director a rodar toda aquella majadería.
Imagínense la gracia que le haría a Camilo Vila, ver todos esos muñecajos enfrentándose al cura protagonista.
Y aunque, exceptuando el final, el resto del metraje no fue alterado por la “Vestron”, lo cierto es que da igual  ese final lleno de demonios y excesos; la película es una pedazo de mierda de manera original, con insertos, o como cristo la fundara, que Camilo Vila lo que quería hacer era un “El corazón del Ángel” y no le sale ni a la de tres, así que no pasa nada. Así al menos, queda un producto absurdo.
Como en principio se trataba de hacer algo respetable, el casting está lleno de nombres prestigiosos como puedan ser los de Trevor Howard, que moriría al finalizar el rodaje, Ned Beatty o Ben Cross, quizás un poco menos prestigioso que los otros.
Por su lado, Camilo Vila, pese a sus pretensiones, no ha hecho más de dos o tres películas, que además, para más inri, son igualmente unas caquitas infames.
Con todo, la película llegó a nuestros cines, con una campaña de publicidad acojonante para un producto de estas características. El horroroso póster estaba en todas las revistas, en todas las marquesinas, y en todas las putas partes.

viernes, 7 de marzo de 2014

GNOMEO Y JULIETA

Nueva revisión del clásico de William Shakespeare Romeo y Julieta, solo que esta vez contada a través de enanitos de jardín y con música de Elton John. La película en su momento paso casi desapercibida en nuestro país, lo más seguro debido a una escasa campaña de marketing. Y es que no es de Disney, Pixar o Dreamworks, sino de Touchstone , que comparada con las otras tres no tienen la misma capacidad para gastarse los cuartos en publicidad.

La señora Montesco y el Señor Capuleto son dos ancianos vecinos que se llevan a matar. Sus casas están pegadas, pero si una basa toda su decoración en el color rojo, el otro en el azul. Así en sus jardines, los enanitos que los decoran tienen también esos diferentes colores. Cuando ellos se van a trabajar (o a lo que sea que hacen) los enanitos cobran vida como si fueran los juguetes de Toy Story. La rivalidad que se tienen los vecinos también la tienen estos enanitos, así que se están todo el día peleando y haciendo putaditas unos a otros. Cierta noche, Julieta, la hija del jefe de los rojos, los Capuleto, sale de su jardín para ir a uno vecino donde hay una orquídea muy especial, la quiere para decorar el feudo de su familia. Gnomeo que en esa misma noche tenía previsto hacer una jugarreta a sus vecinos, tiene que escapar llegando al mismo jardín abandonado donde se dirige Julieta. Allí se encuentran y como van camuflados para no ser reconocidos, se enamoran. Aunque al descubrir que son de las familias rivales, no les importa y querrán seguir adelante con su noviazgo aunque tengan que verse a escondidas.

El resto de la historia todos la conocéis, pero aquí acaba todo con final feliz, que no olvidemos es una película orientada al público infantil. En nuestro país nos perdimos las voces originales, como siempre ocurre al estar dobladas (pero ojo, que tenemos de los mejores dobladores del mundo, sino los mejores) pero es curioso ver quienes ponían las voces en la versión original. Para Gnomeo ponía la voz James McAvoy (Xavier en X-Men Primera Generación) Julieta es Emily Blunt (El hombre lobo, la de Benicio del Toro) y en otros papeles tenemos a actores y actrices tales como Michael Caine, Jason Statham, Maggie Smith e incluso a Ozzy Osbourne. Lo que llama la atención de la película es su banda sonora, que en este caso esta orquestada por Elton John, con algunos de sus hits más famosos como “Hello, Hello” junto a Lady Gaga, “Crocodile Rock” con Nelly Furtado, o su archiconocidisima “Don´t Go Breaking My Heart” que canta a dúo con Kiki Dee.

Entretiene, esta simpática y tiene una banda sonora que consigue sacarte más de una sonrisa. Para ver esos días en los que estas feliz, y si la ves con críos al lado no se aburrirán y tu tampoco.

jueves, 6 de marzo de 2014

LA INGENUA, LA LESBIANA Y EL TRAVESTI

Es la última vez que me atrevo con un título calificado “S”en su vertiente más erótica. Estas películas, salvo honrosas excepciones, son todas ellas anti cine – dicho en el mal sentido del termino-.  No hay películas rodadas con más desgana que aquellas viejas películas “S”. Y que lo único que podemos obtener de ellas es autentico sopor, porque, si, vemos tías en pelotas, poblados felpudos y largas escenas de folleteo, pero estas películas trasmiten el mismo erotismo que un “Cartoon” pornografico. Incluso este último, sin duda, es infinitamente más interesante que una película “S” al uso. Al final lo único bueno que podemos decir de ellas, es que son un producto consecuencia de una situación política, y todo eso que ya les he contado tantas veces.
En el caso de “La ingenua, la lesbiana y el travesti”, además podemos hacerle un marco al póster, chabacano él, con rótulos que acreditan al equipo artístico escritos a mano, como podrán ver si se fijan en el aquí adjunto.
Un individuo recoge a una chica que está haciendo auto-stop, y a la que, con malas artes, intenta llevársela a la cama, insinuándole que puede ser, en un futuro, una gran modelo, y haciéndole ver que quiere someterla a una sesión de fotos. Al final se la acaba follando otro, y luego esta se enrolla con otra pava, y al final hace acto de presencia un travesti.
Todo lo malo del cine porno, con todo lo malo del cine convencional, con unas actrices tan rematadamente feas que da absoluta grima ponerse a ver esto.
Lo cierto es que, si decidí verla, es por quien la dirigía, Alfonso Balcázar, cuya carrera como director, a priori me interesa mucho, pero a medida que voy viendo  títulos, este interés se va diluyendo. Al fin de al cabo, lo único “bueno”que este dúo de hermanos del “exploitation” hicieron, es la película “Los Violadores”, que la produce el hermano de Alfonso, Jaime Jesús y poco o nada tiene que ver con el individuo que nos ocupa.
Por lo demás, tan solo decir que Balcázar firmó esta mierda con su pseudónimo habitual “Al Bagram”.
Pura basura vergonzante.

miércoles, 5 de marzo de 2014

IP MAN 3 LA LEYENDA

Quiero aclarar que aunque le casque el 3 en el titulo de la reseña, lo hago porque así lo indican en varios sitios, aunque también la podéis encontrar sin el numerito en cuestión, con este subtitulo, con el subtitulo La Leyenda Renace, o La Leyenda del Maestro de Bruce Lee o incluso  Ip Man 3 Zero. Lo verdaderamente acertado seria Ip Man Zero, o Ip Man Prequel, o La juventud de Ip Man, por dos motivos. No corresponde a la saga dirigida por Wilson Yip y en el caso de que la quisiéramos ver en orden cronológico con las de Yip, esta sería una precuela. Esta película nos narra como Ip Man aprendió Wing Chun, como se desarrollo su adolescencia y como conoció a la que seria a su esposa, un “Como conocía a vuestra madre” a lo chino, y con hostias, en el hígado, y en la boca.

El padre de Ip, cobrándose un antiguo favor,  solicita al maestro Wah (Sammo Hung) que entrene a su hijo en el arte del Wing Chun puro. También le pide que entrene a su hijo adoptivo, un joven japonés llamado Tin Chin, que encontró tirado en la calle. El maestro Wah que se encuentra ya bastante enfermo acoge en su casa a los dos hermanos Man y les ira enseñando sus técnicas junto a un nutrido grupo de chicos y chicas de Foshan. Al poco el maestro Wah fallece y es sustituido por su segundo, Chung So (Yuen Biao) el cual querrá honrar la memoria del maestro enseñando únicamente el Wing Chun puro, ya que según el, cualquier otra arte marcial seria una deshonra al maestro fallecido.

Ip, Tin Chin y Mei (una de las niñas de la escuela) se hacen amigos pronto. Con el paso de los años Mei se enamora de Ip, pero este no le hace mucho caso, en cambio su hermano Tin Chin sí que le gustaría llamar la atención de Mei. La cosa se complica en las relaciones amorosas cuando aparece Wing-Sing, la hija del alcalde, la cual queda prendada de Ip, algo que el también la corresponde, pero como es joven y medio tontito, no hace nada en el momento. Ip se marcha a Hong Kong a estudiar y sacarse el bachiller (o algo similar) además de aprender ingles. Por casualidad da con un maestro de las artes marciales que le enseña nuevas técnicas, lo que luego le enfrentara con su maestro por no ser Wing Chun puro. Pasado un año (o dos, no me quedo claro) vuelve a Foshan y es cuando por fin empezara su relación con Wing-Sing, la que después sería su mujer.

Para que en la película haya algo de acción meten a unos japoneses que quieren hacer negocios y a la vez acabar con la escuela de Wing Chun. No sé si esto pasaría en la realidad o simplemente es para que tengamos escenas de peleas, la cosa es que aunque sea ficticio o no, no está nada mal.

El actor que encarna a Ip Man, no es Donnie Yen por razones obvias (es más joven, y no es de la “saga”) pero no lo hace nada mal en cuanto a escenas de combate, pero que nada mal. Eso sí, la cara de panoli no se la quita nadie. En cuanto a Sammo Hung y Yuen Biao, tienen una escenita juntos que es una delicia ver como estos dos hombres (sobre todo Hung) siguen moviéndose bastante bien. Es en la pelea final, en la que Ip se enfrenta a varios japoneses en la que la cosa queda un poco regulera. No porque este mal hecha y coreografiada, sino porque adolece del mal de las películas de Bruce Lee, que hay veinte tios, pero solo lucha con dos o tres a la vez, mientras el resto hacen el gañan por detrás esperando su turno para ser ahostiados.

Recientemente (el día 1 de este mismo mes) se ha confirmado que Donnie Yen volverá a interpretar a Ip Man en la que sí que será la tercera parte de la saga que empezó junto a Wilson Yip. Yo le tengo muchas ganas, pero esta película o la otra titulada Grandmaster o Ip Man The Final Fight, que trata de un Ip Man ya mayor, no están mal para ir matando el gusanillo hasta que se estrene la 3ª parte oficial.

lunes, 3 de marzo de 2014

LOS CANTABROS

Paul Naschy, desde luego, tenía una afición enorme al género, al que fuera. Y como en salas de cine estaba siendo un taquillaza “Conan, el Bárbaro” se rodó el solito una película extraña a más no poder. Digamos que se trata de un “Exploitation” de “Conan”, customizado e hispanizado  Y si no lo es porque esto se basa en hechos históricos, digamos que es una apreciación subjetiva.
Cuenta la historia de  Corocotta, un guerrero Cántabro que luchó contra los ejércitos Romanos de  Marco Vespasiano Agripa cuando estos intentaban conquistar Hispania. Mientras Marco Vespasiano cae ante los encantos de las Cántabras que le seducen y traicionan, Corocotta ofrece su cabeza a cambio de la paz, la cual será negada, invitándole a perderla en combate.
Usando en la narración hechos históricos supuestamente reales, con otros ficticios - Corocotta es una suerte de Conan que trata con brujos a lo Gandalf y hechiceras- Naschy nos propone una mezcla entre “Peplum” y “Espada y brujería” rodada con cuatro duros y de lo más mediocre, en el sentido más estricto de la palabra. Con ello quiero decir que  es una locura rodar una epopeya tan grande como la que rodó el amigo Molina, supongo que con dos duros. Porque las tenía todas para que esto fuera un film altamente ridículo y risible, que visto a día de hoy, causara la solaz del espectador más desinhibido. Sin embargo, en ese sentido es más que digna; buen vestuario, buena ambientación, algún escenario penoso, si… pero no es lo suficientemente mala para causar la risa, ni tan buena como para tenerla en cuenta. Es bastante mala, porque se hace eterna, porque no tiene ritmo, porque los actores están todos espantosos, porque toda ella se compone de largos diálogos y porque, para no mostrarnos la batalla final, una voz en of nos la cuenta…  termina la película y te quedas igual que estabas. O sea, una película mediocre.
Incluso, resultan totalmente inofensivos, los insertos de comedia en la primera mitad de la película… Cántabros y romanos sueltan todo tipo de gags pretendidamente graciosos – no lo consiguen- sin saber a santo de qué, para luego dejar la comedia a un lado en pro del drama más descarnado y las coreografías de batalla menos curradas.
Mediocre, tanto, que en su momento fueron a verla a salas, tan solo 120.000 espectadores. No es la película de Naschy que menos ha recaudado, pero si bastante poco. Aunque insisto, la mayoría del cine español actual, no alcanza esa cifra de espectadores.
Es tan sosa la puta peli, que siquiera nos aburrimos; se aguanta con dignidad.
Con mogollón de actores en la película, esta cuenta con media plana mayor de interpretes habituales del cine más zetoso “Made in Spain”, esto es, tenemos ahí, haciendo, o bien de Cántabros o bien de Romanos, a célebres y entrañables actores de la talla de  Ricardo Palacios (“El pecador impecable”, “Leviatán”), Alfredo Mayo (“Poppers”, “El Cid Cabreador”), Verónica Míriel ( “Perros Callejeros II”, “¿Yahora qué, señor fiscal?”), Andrés Resino (“Regreso del más allá”, “La mansiónde la niebla”) Frank Braña, Jenny Llada, Blanca Estrada, David Rocha  incluso otros ilustres a los que ni vemos en  la pantalla, cumpliendo sus papeles de extra, como puedan ser Paloma Hurtado, o Antonio Mayans, que creo (solo creo) que es uno de los gladiadores cuyo casco impide que le veamos el rostro. Ahora, acreditado está. Todo esto capitaneado por un Paul Naschy, que luce peluca rizada bastante cantosa, luce piernacas bajo la toga y se reserva las escenas íntimas con las féminas.
Como director Paul Naschy no era tan paquete como actuando, y quizás por eso, esta película resulta tan insípida.

domingo, 2 de marzo de 2014

VACACIONES PERMANENTES

Sin llegar a ser fan, reconozco que siento respeto y simpatía por Jim Jarmusch. Suelo ver todas sus películas (hace ya tiempo que ando tras "Los límites del control") y, en general, me gustan. O, mejor, no me desagradan demasiado. Incluso "Flores rotas" que en su época recibió tanto desprecio (la excepción sería "Bajo el peso de la ley", que me parece un coñazo tremendo). Ese respeto viene, en parte, porque Jarmusch se ha mantenido "semper fidelis" a su manera de hacer cine, a pesar de que le ha llovido fama y prestigio, de haberse convertido en el paradigma humano de lo que se entiende por "cine indie americano" y, también, en un personaje de "Los Simpson" (eminentemente ligado a la mentada etiqueta). Otro hubiese aprovechado el momento de gloria para intentarlo en un entorno más convencional, por aquello de experimentar qué se siente currando en, por y para Hollywood. Pero Jarmusch no, el ha seguido a la suyo... aunque también podríamos tildar de acomodaticia esa táctica porque, a fin de cuentas, el payo lleva haciendo la misma película desde que le conozco. Mi pregunta sería: ¿Le salen así honestamente o es que se limita a confeccionar "la peli de Jarmusch que Jarmusch piensa que el público de Jarmusch espera de Jarmusch"?. ¿Cómorrr?. ¿Por qué no le echa huevos y rueda uno de sus dramas existenciales con estética de video-clip, o hace una "spoof movie" a-narrativa?. ¡¡Porque no le sale de los cojones!!, diréis. Es posible, pero tal y como anda el patio, agradezco que exista un Jim Jarmusch y que se esfuerce tanto en no dejar de actuar como.... Jim Jarmusch.
Realmente, el hombre comenzó a destacar a partir de "Extraños en el paraíso". Es la película que le otorgó renombre y premios (en "Cannes", nada menos). También es en la que desarrolló el que, desde ese mismo instante, iba a ser su estilo recurrente e inconfundible, ese neorealismo minimalista trufado de silencios y un sutil sentido del humor, a base de largas tomas y ritmo pausado. De hecho, para mucha gente "Extraños en el paraíso" es la primera película de su director. Puede que incluso los haya que así lo crean de modo oficial. Pero no, antes hubo otra, "Vacaciones permanentes", poco difundida y no tan bien considerada.
Hay un motivo, amigos. "Vacaciones permanentes" es TOTAL y ABSOLUTA esclava de las tendencias de su época y momento. Tiene todos los tics de una moda que se dio a finales de los 70 e inicios de los 80 y que fue el verdadero gen de lo que hoy entendemos por cine independiente americano, la llamada "new wave" o, mejor aún, "no wave". Era un especie de mini-movimiento muy unido a otras prácticas artísticas de orden contra-cultural como el punk. Pero el neoyorquino, que era bastante diferente al británico. Mientras el punk de las islas se mutaba en algo fashion y engrosaba las páginas de la prensa sensacionalista, los creadores de la Gran Manzana prefirieron llevarlo a terrenos más anti-populares y minoritarios, convirtiéndolo en la mentada etiqueta "no wave". Cinematográficamente hablando, de ahí surgieron personajes tan interesantes como Amos Poe, Eric Mitchell, Beth y Scott B, Vivienne Dick, Bette Gordon y tantos otros que se especializaron en unas películas, generalmente rodadas en 16mm o Súper 8, muy influenciadas por el cine underground primigenio americano (el de los 60 y, prácticamente, el único genuino), John Cassavetes y la "nouvelle vague". El mismo Amos Poe, que se convirtió un poco en el rey de la función, era un imitador compulsivo de Jean-Luc Godard y en sus características películas de entonces asomaban muchos personajes ilustres de la escena, incluida la musical (desde "Blondie", pasando por Robert Gordon hasta los mismos "Cramps", todos ellos ejerciendo de actores). Jim Jarmusch siempre ha reconocido que fue Amos Poe el que le inspiró realmente a dejarse de pamplinas (es decir, abandonar su carrera como estudiante de cine), pillar una cámara y rodar una película. Y esa fue "Vacaciones permanentes" que, como decía, hace gala de todas las tendencias estéticas de aquel infra-cine (que algunos llamarían underground, pero habría que ver qué tiene de marginal un largo, como el comentado, subvencionado por varios estamentos oficiales bien respetuosos). A inicios de los 90 yo andaba obsesionado con el "new/no wave cinema", era un concepto que me flipaba mucho, leía cuanto podía de el y me imaginaba las películas resultantes (a las que no pude acceder hasta la aparición de la mula descargadora). Tanto me afectaba que intentaba imitarlo con mi cámara de súper 8. Lo gracioso fue descubrir más tarde -y reafirmarlo tras visionar "Vacaciones permanentes" (que en esos tiempos me hubiese fascinado)-, que di de lleno en el blanco. ¿Y en qué consistían las leyes del "no wave"?, pues en desarrollar tu historia en un entorno eminentemente urbano, dando absoluta prioridad a los paisajes más degradados, los edificios abandonados y en ruinas y las paredes de ladrillos repletas de grafitis. Sitúa en dicho escenario a un personaje joven, solitario, inadaptado, que ha perdido la capacidad de ser feliz y dedica todo su tiempo a dar largos paseos sin rumbo o sentarse frente a la ventana a pensar en sus rollos. Procura que en sus periplos callejeros se cruce con personajes extraños y variopintos, a medio camino entre el surrealismo y el lumpen. Candidatos adecuados son: Vagabundos, putas, ladrones, locos, asesinos, gangsters o artistas marginados (o auto-marginados). Narrativamente no te preocupes por explicar mucho, bastará con que te centres en esos encuentros, trufados de diálogos profundos, minimalistas, absurdos y existencialistas (por incoherente que suene, puede hacerse) y, pa rellenar, pues más paseos del protagonista hasta un final sin final. También suele funcionar mucho introducir códigos propios del cine negro clásico, con alguna pistola o tiroteo, pero no es obligatorio (siempre pueden acusarte de ser demasiado comercial). Y ala, ya tienes tu película underground "No wave". Pues bien, todo eso está en los films de Amos Poe. Y buena parte de ello también en la primera película de Jim Jarmusch, motivo por el cual ha quedado tan desfasada, se la ignora tantísimo, se la valora tan poco y resulta tan divertida... aunque no lo pretenda.
"Vacaciones permanentes" ("Permanent Vacation" en v.o.) narra dos días y medio en la vida de Allie, un joven -muy joven- hipster desgarbado que pasa las horas caminando por las sucias calles de Nueva York cruzándose con la peña más estrambótica (un ¿veterano del Vietnam? que cree encontrarse en plena guerra, un negro que cuenta largos y aburridos chistes malos, la encargada de vender palomitas en un cine que, si te descuidas, te contará entera la película, una hispana loca de lo más descojonable, etc). A veces visita a su madre en el manicomio o a su novia, junto a la que vive en un sucio y deprimente apartamento. Cuando están juntos, hacen lo normal en este tipo de movidas, nada, aburrirse mucho, mirar por la ventana, estar siempre atormentados y dejar pasar largos silencios que únicamente rompen cuando se ponen a discernir sobre importantes cuestiones filosóficas, más profundas que un abismo y que no pegan nada de nada oídas en sus jovenes e imberbes bocas. O peor, leen pasajes de libros la mar de cultos. Al final, Allie se cansa, hace las maletas y se va a Francia. Claro, hogar de la "nouvelle vague". Fin.
"Vacaciones permanentes" no solo es la típica película "No wave", también es la típica película de un ambicioso estudiante de cine. Tan pretenciosa e intelectual que da asco. O, mejor, que daría asco sino fuese porque, gracias a su pátina ingenua, inocentona y abiertamente amateur, resulta muy divertida. No sé hasta qué punto Jim Jarmusch se toma en serio su propuesta, pero yo diría que mucho. Demasiado. De hecho, algo aprendería al respecto porque, a partir de entonces, todas sus obras harían gala de un agradecido sentido del humor. Pero en el caso que nos ocupa, uno realmente no sabe si las risas son provocadas o son involuntarias. Yo diría que más lo segundo. Jarmusch nos está contando un drama existencial de lo más angustioso.... trufado de momentos inquietantemente casi surrealistas (hay unas gotas de experimentalismo muy curiosas que nunca más volveremos a encontrar en la carrera del cineasta), y no creo que estuviera para gilipolleces. De hecho, si lees el texto dedicado a la película en el estupendo e imprescindible libro "Cine independientes americano: una introducción", que tengo la infinita suerte de poseer, podrás corroborar que Jim Jarmusch, entonces jovenzuelo, inexperto, ambicioso y con poco más hecho a sus espaldas (salvo la versión corta de "Extraños en el paraiso" y un porrón de proyectos en 16 e incluso 8mm con el mismo equipo artístico y creativo de "Vacaciones permanentes" que se irían al garete cuando lograra convertir el corto en largo, ganar un porrón de premios y aspirar a cotas más altas), habla muy en serio de su obra y del contenido de la misma.
Así pues, si a todas las carencias comentadas añadimos sus actores malísimos, su banda sonora chirriante y horrible (cortesía del propio Jarmusch junto al jazzman John Lurie. La última vez que los vi juntos fue en un capítulo de Bob Esponja), sus sutiles desenfoques, la mierda de sonido y cierta torpeza artesanal en todo ello, nos encontramos ante un film realmente simpático e incluso encantador si, sobre todo, nos lo tomamos como hay que tomárselo. Un poco a coña. Me parece imposible ver algo realmente profundo y trascendente en "Vacaciones permanentes". Puedo entender que en la época alguno picara -y picó, ya que se llevó algun premio y todo- pero el tiempo ha hecho mella en ella y hoy resulta muy anticuada y algo ridícula, casi una caricatura involuntaria de lo que entendemos por cine de arte y ensayo. Es lo que tiene sumarse a una moda, que cuando pasa, te arrastra con ella. Me gustaría saber qué opina hoy día el director de su opera prima, algo me dice que no sería muy diferente a lo que opino yo.
Entre el curioso personal que pulula por delante y/o detrás de la cámara (muchos de ellos hacen ambas cosas), encontramos al ya mentado John Lurie (en el dvd editado por el "Fnac" se incluye una bio en los extras y, como era de esperar, se pasa por alto su participación en otras piezas legendarias del "No wave" como "Rome 78" de James Nares, "The offenders" de Beth & Scott B., "Underground USA" de Eric Mitchell o "Subway Riders" de Amos Poe. Es más, incluso Lurie dirigió su propia aportación, "Men in orbit". Junto al Jarmusch triunfador, Lurie abandonó el lado más oscuro del celuloide para colarse en el más... ¿gris?). Richard Boes (actor habitual de Jarmusch y del cine "indie" en general). Sara Driver (también eventual directora y ex de Jimmy). Frankie Faison (el único actor que posteriormente hizo algo parecido a una verdadera carrera). Eric Mitchell (otro esteta del "No wave" que colaboró con los "grandes" de la escena e hizo sus propias pelis -la mentada "Underground USA"-, además de inaugurar una sala exclusivamente dedicada a esa clase de films y que cerró en tiempo récord). Finalmente localizamos a Tom DiCillo como cinematógrafo (quien años después se pasaría a la dirección y debutaría con "Johnny Suede", peli que guarda muchos puntos en común con "Vacaciones permanentes" y todo el cine "No wave" en general -y en la que también actúa Richard Boes, añado-), tarea que comparte con James A. Lebovitz, quien acabó currando para la Troma y en films como "Maniac Cop 2", nada menos.
Curiosa, sí. Interesante, también. Buena, no. Horrible, tampoco. Trascendente, ni de coña.

sábado, 1 de marzo de 2014

GIRA SANGRIENTA

Sandy Cobe es un viejo conocido de este blog. He maldecido sus huesos ya unas cuantas veces gracias a la temible ristra de películas -de terror- que produjo a lo largo de la década de los 80 y que comparten una notable peculiaridad, son absolutamente insoportables. Casi todas recurren a psycho-killers armados con cuchillos y demás utensilios cortantes como principal reclamo, y están más o menos enfocadas a la platea juvenil, de ahí que contengan una generosa ristra de desnudos y sustos baratos. Curiosamente, la única que se aleja un poquito de todo ello es la más soportable... y mucho me temo que no se trata de esta "Gira sangrienta", a la que fácilmente podríamos haber titulado "Gira grasienta".
Originalmente bautizada el año 1980 como "Terror on tour", el infra-film, en una demostración más de su interés por -la buchaca- del espectador joven y poco exigente, narra las desventuras de una banda de rock que, siguiendo la estela de Alice Cooper, y añadiéndole ciertas gotas de "Kiss" por aquello de su saturado y ridículo maquillaje/uniforme, escenifica actos macabros y truculentos en el escenario durante las actuaciones (si es que truculento y macabro es ver cómo le quitan el brazo a una maniquí). Sus fans se vuelven locos y las groupies hacen cola para follárselos. Sin embargo, los problemas arrancan cuando una misteriosa figura, oculta tras el emblemático look que luce toda la banda, comienza a asesinar gente, especialmente fans y, más concretamente, mozas (a las que considera unas golfas). La policía decide infiltrar a una del gremio para que dé con el azezino.
Como suele pasar con estas películas y temáticas, lo realmente divertido del show es ver cómo el director y el guionista retratan, desde la lejanía generacional y la ignorancia, la disoluta e inmoral vida que llevan las rock stars, a base de excesos delirantes. La ristra de diálogos ridículos es tremebunda, pero son especialmente destacables, por descojonables, aquellos que se producen durante los encuentros eróticofestivos. Cosas como "tocámelas, ¿no te gustan?, hummm, son tan bonitas, blanditas y redondas" (by the way, la que suelta esta ristra de gilipolleces está muy comestible, en otros tiempos habría buscado su nombre, pero ya no me apetece, no estoy TAN salido) o "La cocaína me pone cachonda", valen el precio de la entrada o del alquiler, como el que pagué yo siendo jovenzuelo, llevándome el consiguiente
hostión. Tampoco tiene desperdicio la secuencia en la que la banda, antes de salir al escenario, toca una bonita y empalagosa balada romántica porque resulta que eso es lo que de verdad les mola, pero claro, no vende (en todo caso sería al revés, ¿no?). El policía que sospecha de ellos se queda patidifuso cuando escucha la canción, perfectamente amoldada a sus conservadoras apetencias musicales y descubre no solo que le pone, sino que, después de todo, y a pesar de sus vicios y su actitud rebelde de cocacola, en realidad todos ellos son buenos chicos -otro topicazo barato, en este caso bañado por una irritante intención paternalista-. Incluso hay uno que sufre un ataque existencialista y se pregunta por qué hacen lo que hacen y cómo esto afecta a su desquiciada audiencia. Suerte de ese mánager enrollado y bien simpático que le quita tan absurdas ideas del cabestro y le convence de que lo suyo es el degenerado rock and rollo. ¿Quién será el asesino?, ¿algunos de los chicos de la banda?, ¿el "roadie" friqui que no se come un torrao?, ¿o el manager, manipulador y movido por el sucio y vil metal?. Adivinen.
Dirige el cotarro todo un clásico del exploitation, Don Edmonds, que ha pasado a la historia -le guste o no- por firmar "Ilsa, la loba de la SS" y su primera secuela (y repetiría con Sandy Cobe al año siguiente, pero como actor, en la horripilosa "Dulce Hogar"). El guionista tiene un nombre muy molón, Dell Lekus (¿pseudónimo?), y "Gira sangrienta" es su única contribución al séptimo desastre (normal!). La banda de ficción, llamada "The Clowns", "Los payasos" (que iba a ser el adecuadísimo título del sarao en un principio), toca un especie de hard-rock/pop trasnochado del que en realidad se encargó un grupo que responde al nombre de "The names" (je!), de oscura procedencia y que únicamente editó un single en su época. Como curiosidad reseñar la presencia del icónico George "Buck" Flower, actor secundario todoterreno que pa la ocasión figura como "production manager" y la de John Wintergate y Kalassu, artífices de la mítica -y posterior- "Agresión en la casa del terror".
En fin, que es una auténtica mierda... pero si la ven con intención de reírse de ella, igual hasta logren llegar al "the end" de una pieza.