viernes, 29 de abril de 2016

RABIA (ATOMIC DOG)

“Rabia (Atomic Dog)”, además de ser una canción de George Clinton es un boborro telefilme cuyo delirante argumento es el siguiente: Una planta radiactiva está a punto de tener una fuga, y uno de los trabajadores tiene un cachorrito de Retriever que, mientras se está evacuando el lugar, no es capaz de quedarse quieto, con lo que termina expuesto a la radiación. Pasa el tiempo, el Retriever crece  (¡y ya no es un Retriver, sino una especie de Pastor Alemán mezclado!) y  se convierte en un perro asesino. Por otro lado tenemos un matrimonio que tienen una perrita con la que se deshacen, Trixie, a la que el Atomic Dog atusa. Las consecuencias serán una brutal carnicería… al menos en intenciones, porque la verdad es que, no hay ni una sola gota de sangre en toda la película –ni acción, ni tensión, ni nada de lo que se supone que debería haber- y, además, el perrito que ha de protagonizar los ataques es dócil cual gacela y no ofrece ninguna agresividad. Dan ganas de achucharlo.
En definitiva, que nos aburrimos como ostras con este producto televisivo, rodado con muy poquitas ganas en 1998.
Sin embargo, y quizás porque es igual de rollo y tiene tan poco ritmo como aquellas, es muy deudora de todos esos productos de animales asesinos que pulularon por los 70-80, “La larga noche de la furia”, “Perro Blanco”, “Cujo”, “Frogs” o “El alimento de los Dioses”.
Un film de encargo con dos buenas piezas detrás, ya que el guion -que se debió escribir en un ratillo mientras el autor se masturbaba con la mano que le quedaba libre- es cosa de Miguél Tejada Flores, responsable nada menos que de la saga completa de “La Revancha de los novatos”, “Noche de miedoII” “Asesinos Ciberneticos 2” y, también, de temática canina, “Rotweiller” de la inefable “Fantastic Factory”. Y la dirección recae en manos de Brian Trenchard –Smith, Australiano proveniente de la “Ozploitation” (“El Día de los Asesinos”, “Los Bicivoladores”), que se ha rodado el solito, y con dos cojones, cosas como “Night of the Demons 2”, “Leprechaun” 3 y 4.
Bueno, ninguna de estas son buenas, pero sí simpáticas. Por eso cuesta tanto entender que una película, por muy televisiva que sea, con la unión de estos dos, sea tan tonta y, sobretodo taaaaaaaan aburrida.
Eso si, la caratula del VHS mola muchísimo, por supuesto.

miércoles, 27 de abril de 2016

LOS FOTOCROMOS DE "EL INFIERNO VERDE"

La Aventura sigue con su gran idea de hacer fotocromos de las películas que estrenan. Y esta vez le toca el turno a "El infierno Verde" de la cual ya dije tanto como tenía que decir en su respectiva reseña. Y aunque actualmente está en cines, en DVD y Blu Ray aparece el 18 de Mayo. Yo no dudaría en hacerme con ella.
Aquí les dejo sus fotocromos.













lunes, 25 de abril de 2016

SCREAMTIME

Al más puro estilo Inglés, “Screamtime” se nos presenta, como es tradición, como una película con varias historias de terror independientes unidas por otra historia paralela que sirve como nexo de unión.
El caso es que recordaba el cartel de la película de mis tiempos mozos, de cuando visitaba el videoclub con mucha regularidad, y es que “Screamtime” es una de esas muchas películas que vi cien veces en la estantería, pero que, por los motivos que sean, jamás alquilé. Ese sexto sentido que te dice que no lo hagas. Y nunca falla…
Por otro lado,  en su momento, yo tenía la firme convicción, porque el cartel es lo que sugiere –no me digan que no-  de que se trataba de una parodia de horror, a los “Sábado 14” en cualquiera de sus versiones, por ejemplo. Pero no, es una película de horror puro y duro; lo que pasa es que es soberanamente mala.
Lo mejor, sin embargo, porque es más dinámico, tiene más gracia y salen tetas, sería  la historia que sirve de nexo de unión, puesto que siendo esta una película Inglesa, sin embargo, esa historia transcurre en Nueva York. Nos muestra a un par de macarras –porque como buen inglés, el director decide que si ambientas aquello en NY, los protas tienen que ser unos ladrones de tercera- que entran en un videoclub y roban unas cuantas películas. Se van a casa de una amiga –a la que vemos las maravillosas tetas que se gasta, porque se está duchando- y cuando uno de ellos sentencia “Estas películas son todas inglesas, lo distingo en seguida”, se disponen a verlas. Las películas que ellos ven, son las historias cortas que vemos nosotros.
La primera de ellas trata sobre un titiritero que hace espectáculos para niños, y que es acosado por su mujer y su hijastro, que no toleran esa profesión. Pronto sus marionetas, tomaran venganza tras ser quemadas por parte del hijastro de su dueño.
La segunda cuenta como un matrimonio se compra una casa y como ella contempla los fenómenos extraños de rigor.
Y la tercera y última, cuenta la historia de un muchacho que comienza a trabajar en casa de dos viejecitas redichas. En una de estas decide robarles, y los gnomos y duendes que tienen las viejas por toda la casa, cobrarán vida e impedirán  que eso ocurra.
Las tres historias son muy densas y pesadas, amén de no enganchar por ningún lado al espectador. Además están rodadas como con desidia, todo lo contrario que la que las enlaza, que además de molar más, cuenta con un desenlace sorprendente que no te esperas, aunque, eso si, está al mismo nivel cutrongo y verbenero del resto de la película.
Dirigen, al alimón, Michael Armstrong, conocido por “Las Torturas de la inquisición” y Stanley A. Long, cuya carrera deambuló, sobretodo, por los terrenos del “Sexploitation” más ignotos.
Muy mala, la verdad.

domingo, 24 de abril de 2016

LOS FOTOCROMOS DE "LOS AVENTUREROS DEL TESORO PERDIDO"

Pues ya que últimamente estamos fotocromeando exploits de "Indiana Jones" y su universo, bajamos unos peldaños más y nos internamos en pantanoso terreno italiano de la mano de uno de sus mayores currelas, Anthony M. Dawson, Antonio Margheriti a la hora del té (o del lambrusco), y una de sus obras más representativas, "Los aventureros del tesoro perdido".
En 1982 “Indy” todavía no se había impuesto como personaje icónico, muy al contrario, la peli a imitar entonces era "En busca del arca perdida", una historia de aventuras con regusto clasicorro que, así de buenas a primeras, no importaba mucho quién la protagonizara... siempre y cuando fuese un tipo guapo, carismático, sudoroso y con barba de cuatro días, cosas estas que David Warbeck podía aportar sin problema.
Los italianos siempre han sido muy eficientes a la hora de parir expolios, y aunque no puedo afirmar con rotundidad que "Los aventureros del tesoro perdido" sea la primera en subirse al carro de la nueva tendencia impuesta por el tándem Spielberg/Lucas, poco faltará. Por si acaso alguien se le adelantaba, el amigo Margheriti corrió a parir otra dos años después con la misma mentalidad, y los mismos protas masculinos, de idéntico gráfico título: "El arca del dios del sol". Recuerdo perfectamente su espectacular y descarada caratula en los estantes del video-club, de esas que no ocultaban su condición y fascinaban a un adolescente de mi talla, prometiendo -iluso de mi- una prolongación de los placeres obtenidos con "En busca del arca perdida". Más materia para alimentar los sueños. Buenos tiempos aquellos, ¿verdad?.
"Los aventureros del tesoro perdido" (que recuerdo altamente decepcionante) llegó a nuestras salas y video clubs de la mano del impagable/inefable José Frade, a quien debemos lo más y mejor de la época dorada del exploitation italiano (a pesar de que ocasionalmente soltara algún feo tijeretazo). Sus fotocromos, hoy aquí expuestos para todos ustedes, se los debemos, cómo no, al gran Alex Gardés.











(curiosamente aquí se ha prescindido de actores, director y distri en el recuadro del título)


viernes, 22 de abril de 2016

SMOSH, THE MOVIE

Alex Winter, actor al que hemos visto paseando el jeto por películas como “El justiciero de la nohe” o  Jóvenes Ocultos”, le debe tener especial cariño a la películas por la que es más reconocible, la que co-protagonizó al lado de un jovenzuelo Keanu Reeves, “Las Alucinantes Aventuras de Bill y Ted”. También intuyo que le debe gustar lo suyo la cultura de Internet. ¿Qué por qué digo esto? Porque el bueno de Winter, tiene una carrera de director paralela a la de actor, bajo la cual ha facturado curiosidades como “La disparatada parada de los Monstruos” o, últimamente, películas y T.V. Movies cuya temática gira en torno a la red de redes. Y la que nos atañe no podía ser menos. Porque “Smosh: The Movie” es un reboot inconfeso y de presupuesto prácticamente inexistente –pese a estar tras la producción empresas independientes como “Fox Searchline” y “Lions Gate”-, tan ínfimo que la película roza por momentos el amateurismo, de precisamente, “Las Alucinantes Aventuras de Bill y Ted”.
Para la ocasión y sin que la pareja de adolescentes protagonistas sean unos auténticos zoquetes como si lo eran los de la pelí que homenajea,  tenemos una inmersión en el mundo de You Tube. Y cuando digo una inmersión, lo digo literal, porque nuestros protas, tras colgar en la red un vídeo en el que uno de ellos no sale muy bien parado, deciden ir a hablar con Steve Youtube, ficticio dueño de Youtube con la intención de pedirle que borren el vídeo del servidor. Steve Youtube les asegura que una vez un vídeo se sube a la red se queda ahí para siempre, a no ser que entres en Youtube y lo borres desde dentro; y no se refiere al servidor, si no al interior de Youtube, desde dentro de los vídeos. Así que los muchachos se meterán en el mundo de Youtube desde un portal dimensional que les trasportará a los vídeos y, desde el interior de estos y con la ayuda de un móvil, irán navegando con el fin de encontrar el vídeo de marras y desde dentro cambiar la situación, encontrándose en el trasiego con youtubers a los que siguen, comentarios que dejaron que son echados en cara y demás zarandajas internautas.
Obviamente, la película con ese presupuesto y con los pocos medios de que dispone, no se acerca ni de lejos a “Las Alucinantes Aventuras de Bill y Ted”, de hecho, el propio visionado de la cinta se antoja meramente anecdótico, porque lo que vemos no trasciende en absoluto. Lo vemos, no nos aburrimos en exceso, tampoco nos entretenemos demasiado, y al final lo único que hace gracia es el hecho de que sea una películita de Alex Winter como las que hacía él, como actor, cuando era jóven.
Dura hora y cuarto que pasa en un suspiro, y con las mismas, nos olvidamos de ella.
Puro y duro Fast Food.
En cuanto a los protas, los tales Anthony Padilla e Ian Hecox (cuyos roles en la película se llaman igual, Anthony e Ian), no tienen ni una pizca del gracejo y/o carisma que  tenían Reeves y el propio Winter allá a finales de los ochenta.

miércoles, 20 de abril de 2016

LOS FOTOCROMOS DE "LAS MINAS DEL REY SALOMÓN"

Me viene de perlas que Naxo sea fan de esta película, porque al haber hecho en su momento la pertinente reseña, me ahorro el bla, bla, bla que conllevarían estas imágenes. Eso, si, aprovechando que el Domingo se publicaron fotocromos de Indiana Jones, nada mejor que disfruten esta semana de estos dedicados a su más excelsa "exploitation".














lunes, 18 de abril de 2016

SNUFF 102

Valiente patochada, de rollo amateroide, el de esta estúpida película Argentina.  No se como coño llegó esta película a mi disco duro, pero llegó y me dispuse a verla. ¿Y que me encuentro? Una subnormalidad mal rodada  (mejor dicho, grabada, que está hecha en absoluto vídeo) en la que con el fin de provocar, el director nos cuela, por un lado, una serie de escenas supuestamente malrolleras en una habitación con una serie de señoritas que son torturadas por un enfermo, por otro una subtrama en plan flashback en la que un detective investiga rollos de películas Snuff. Para rematar, nos cuelan imágenes reales de ejecuciones, ya sea a personas o a animales, típicas de Internet.
En definitiva, una mierda muy de la segunda mitad de la década pasada, cuando consecuencia de una peli tan mainstream como “Hostel”, salieron de debajo de las piedras películas amateur adscritas al “Torture Porn”, subgénero este del cual podríamos decir tranquilamente que fue una moda del momento.
Con todo, y con cierta fama por internet (según leí) por su perturbador contenido violento –no es tanto- podría haberse aprovechado el realismo que ofrece el vídeo para hacer algo realmente insano, terrorífico y creíble… pero tiene demasiado trabajo de montaje, aspirantes a actores y  mucho papel maché forrando las paredes para no mancharlas de sangre.
El director es un tal Mariano Peralta cuya ficha en imdb le acredita como director de bodrios del fan medio del gore y sucedáneos. Pura morralla, cero valor, cero cine, cero talento, cero actitud, cero personalidad… ¡CERO!

domingo, 17 de abril de 2016

LOS FOTOCROMOS (Y LA CARATULA DEL VHS) DE “INDIANA JONES Y EL TEMPLO MALDITO”

Hoy tiramos de algo fácil, los fotocromos de un blockbuster ochentero, de esos que ahora a todos dios le flipan y pobre de quien diga algo malo, pero que cuando se estrenó en su momento raro era el crítico que no lo despellejaba, y más el caso que nos ocupa, la secuela de “En busca del arca perdida” culpable, junto a “Gremlins”, de que la MPAA se sacara de la manga la clasificación “PG”, es decir, para menores acompañados, sello este destinado a aquellas pelis demasiado fuertes pa la familia, pero no tanto como para limitarlas a plateas adultas. Bobadas, no era más que un modo como cualquier otro de asegurar que el dinero siguiera brotando de las taquillas.
En el caso de “Indiana Jones y el templo maldito”, el material escabroso lo comprendían una secuencia de sacrificio bastante impactante y, sobre todo, el salvaje mal trato continuo a menores de edad, ideado todo ello por George Lucas 
Steven Spielberg, el primero en pleno divorcio y el segundo recién separado, de ahí que volcaran toda su mala leche en el proyecto. Ahora ambos se “arrepienten” un poco, pero a mi "me impogta un cagajo".
A diferencia de la primera, más “seria y adulta”, más clasicorra, esta es un auténtico carrusel imparable que transcurre a velocidad de vértigo, pero también algo chorras. La última vez que la vi no pude acabarla. No sé, cosas de la edad.
Ahí van los entrañables fotocromos cortesía del “Mola Ram” de Sitges, Alex Gardés, propietario y guardián de los mismos (y la caratula del VHS, ¡pero esa es mía!).