sábado, 31 de diciembre de 2022

DEAD WEEKEND

Todo hacía suponer que con "Dead Weekend" el semi-prestigioso Amos Poe había tocado fondo. Hemos hablado de él mucho y muy extensamente, pero lo resumiré en que Poe es algo así como el verdadero "pope" del cine independiente norteamericano tal y como lo conocemos hoy (o lo conocíamos en los 90). Surgido de la escena punk primigenia neoyorquina, agarró una cámara de 16 mm y no paró de producir largometrajes donde imitaba obsesivamente las maneras del Godard más revolucionario. Llegados los ochenta, intenta profesionalizarse con "Alphabet City", donde se marca una especie de versión "comercial" de sus primeros títulos, versados en cierto lumpen callejero. Y en 1995 vende su alma al diablo dirigiendo una película barata de ciencia ficción para la caja lerda, esta "Dead Weekend". Él la calificaba como "Mi propio "Plan 9 from outer space"", más teniendo en cuenta que luego pudo encauzar su carrera de nuevo por los supuestos derroteros "indies" correctos, renegando así de la reseñada. Y, claro, siendo yo como soy, y con los gustos que tengo, me pirraba por ver ese "desliz", tarea complicada porque nunca llegó a lanzarse por estos lares, ni en vídeo. Hasta que, oh sorpresa, hace poco tuve acceso a ella, subtitulada. No dudé un segundo y le di al play, ansioso.
Hablar de decepción sería lo normal, sí. Pero en este caso la palabra adquiere un tono distinto. No me he sentido decepcionado porque sea una mierducha a la altura de lo que producían entonces "Syfy Channel" o Roger Corman. Al revés, el bajón me lo dio descubrir que, después de todo, "Dead Weekend" no dista TANTO de las maneras de Amos Poe. Sigue siendo muy "indie" en espíritu. Puede que la promoción, o las palabras del propio filmmaker, la hayan perjudicado, haciéndonos creer que íbamos a consumir la pieza menos inspirada de un Jim Wynorski cualquiera.
Claro, es que leído de un tirón, el argumento induce a pensar malamente: En el futuro, un alien con la capacidad de cambiar de aspecto llega a la tierra. La sociedad militarista que rige con mano dura quiere cazarlo, así decide evacuar la ciudad anunciando la llegada de un falso terremoto. Todos aquellos que no se piren, especialmente si son bandas callejeras luciendo llamativas crestas de colores, serán exterminados. De eso se encarga un grupo de agentes armados. Entre ellos, destacan dos. El más guaperas se topa con el alien. O mejor dicho, la alien. Resulta ser una tía buena que viene de un planeta donde el sexo sustituye al desayuno, la comida y la cena. Es más, si no folla, morirá. Así que el protagonista se la tira una y otra vez (no paran de yacer, casi parece una concesión de Poe a la moda entonces imperante de los thrillers eróticos estilizados), hasta que se enamora/enchocha y decide protegerla, a pesar de que su propio compañero quiera acabar con ella.
Vale, ahora imaginen todo eso contado a lo "indie", sin demasiados efectos especiales, sin gota de elemento "camp", todo a base de largos diálogos aparentemente improvisados. Por momentos me recordaba a las eternas escenas de Belmondo y la Seberg charlando en una habitación de hotel en "Al final de la escapada" (lo que encajaría muy bien con la Godardobsesión de Amos Poe) Solo al final parece que el cineasta coge consciencia de que debe dar algo de elemento palomitero a la audiencia -o a los productores- y, entonces sí, rueda un tiroteo y la aparición de un ovni bastante cutrón.
La peli tiene su mensaje, aunque tan previsible como elemental. Uno contra el racismo y a favor de la diferencia. El colega del prota es un hombre frustrado porque lleva décadas casado con la misma pava, y está harto. Envidia a su compañero, que no para de follárselo todo (aunque en realidad solo sea una misma tía que muta de aspecto) y, en parte, por eso quiere destruirla. Al final, justo antes de los créditos, la alien manda un alegato pro-sexo y anti-violencia que roza el ridículo. Supongo que Poe se partiría el ojete mientras rodaba esta parte. No sé.
El curioso reparto depara algunas sorpresitas. Al lado de Stephen Baldwin, encontramos nada menos que al gran David "Sledge Hammer" Rasche. Les siguen el eterno villano Nicholas Worth, la asiática Bai Ling, Alexis Arquette (hermana de Rosanna, Patricia y David), Patrick Muldoon (uno de los protagonistas de la posterior "Starship Troopers") y la gran sorpresa: a lo largo de la peli aparece un DJ que no cesa de dar la brasa, sobreactuar y entonar voces chillonas. Y a mi que el tipo me sonaba. ¿Dónde lo habré visto antes? Tras mucho pensar y no encontrar la respuesta, recurrí a Imdb y entonces... en fin... les hablo de Tom Kenny, es decir, ¡LA VOZ de "Bob Esponja"! así como el rostro del pirata Patchy. Sensacional. Eso fue, realmente, lo que me animó a escribir la reseña de una película muy muy mediocre, muy muy olvidable, pero curiosa ni que sea para una única vez.
Ponen la guinda en la banda sonora los, según el disco, disfrutables "Nine Below Zero".

viernes, 30 de diciembre de 2022

SESIÓN 1.16

“Sesión 1.16” es una más de ese tipo de películas españolas rodadas en plan semi amateur pero que se presentan al mundo queriendo aparentar ser cine de verdad. Y claro, se quedan en una medianía de escaso interés para el público en general. Porque a parte de no poseer una infraestructura mínima para llegar al público, además, por norma, suelen ser todas películas muy malas. Películas de estas, buenas, no he visto ninguna, y “Sesión 1. 16”, por supuesto, no puede ser menos.
El found footage, por otro lado, suele ser un formato cómodo y fácil a la hora de abordar una película de terror de carácter amateur porque, claro, se tira de la estética vídeo y tan solo hacen falta unos buenos infrarrojos para ambientar una secuencia en un lugar oscuro. Pero no es tan sencillo recrear un vídeo casero. Hay que tener mucho talento para que un found footage funcione y aquí el artífice de esto, Hernán Cabo, típico cortometrajista surgido de alguna escuela de audiovisuales y galardonado en secciones menores —como pueda ser el Brigadoon de Sitges, por ejemplo— de festivales de cine, de talento anda más bien justo. Tiene el suficiente, no va sobrado.
Algunos títulos americanos del género funcionaron porque, amén de simular bien el vídeo casero, había algo pasta para echarle a la producción; en “Sesión 1.16” no tendrían ni un puto duro, por lo que tenemos un vídeo casero intentando emular un vídeo casero. Esto no sería lo peor de todo en esta película.
“Sesión 1.16” nos presenta a un cura que ha tenido en el pasado malas experiencias con la ouija, así que, para alentar al espectador de que es mejor no jugar con esas cosas, nos pone unas cintas encontradas que contienen la sesión de ouija  que graban unos chavales que quieren documentarla. Obviamente algo sale mal, un espíritu (o demonio) acaba poseyendo a una de las protagonistas y se da así el festival de gritos, chavales corriendo, traqueteos de cámara e infrarrojos que son ya cliché en cualquier found footage. Además tiene un final estúpido [SPOILER] porque uno de los últimos en morir descubre en una estantería una cinta mini-DV, la pone y se da cuenta que una de sus amigas ya había hecho una sesión de ouija con anterioridad ella sola, registrando esa cinta una posesión previa…
Claro, la cinta que encuentra está etiquetada y en ella pone “Sesión 1”. O sea ¿Se supone que la chica poseída después de pasarlas putas coge la cinta en la que ha registrado la sesión, se molesta en etiquetarla a rotulador y la deja en una estantería? ¿Y que luego anima a su novio y amigos a participar en una nueva sesión? ¿Estando poseída? A lo mejor el espíritu sale del cuerpo de la chica eventualmente, me podrían decir. Y entonces vuelvo yo a preguntarme ¿Y cuando la chica no está endemoniada no hace todo lo posible para hacerle saber lo sucedido a alguien? Se ve que no, que coge la cinta en la que ha grabado su posesión y escribe en ella “Sesión 1”. Y la guarda. En fin… [FIN DEL SPOILER].
Todo esto daría lo mismo si la película fuera efectiva en algún sentido y el espectador estuviera tan cagado de miedo que no le diera tiempo a pensar en estas cosas. Pero no.
Y es que yo creo que la idea de “Sesión 1.16” es buena, es un buen material para un found footage. Y no creo que Hernán Cabo no ruede bien, al contrario, se ha pispado completamente de la fórmula del subgénero y la desarrolla punto por punto. Pero tiene un lastre muy grande que hace que una película que podía estar medianamente bien sea un bodrio de los gordos que abraza inevitablemente la comedia involuntaria: Los actores. Los actores son tan REMATADAMENTE MALOS que echan la película entera a perder. No solo porque en un intento de parecer naturales lo hagan tan mal que se note demasiado que están actuando, sino por las expresiones que utilizan o, en el caso de alguna, la obsesión por vocalizar perfectamente. Eso por no hablar de las contorsiones de la chica poseída, que claro, el cuerpo humano tiene un límite y no puede descoyuntarse… debería aterrorizarnos, pero no. O sea, que la película no se soporta por culpa de los espantosos actores. Dan grima.
Por lo demás, sería una muestra patria del género a la que le queda el canto de un duro para llegar al aprobado, no se hace especialmente aburrida y, una vez vista, se olvida para siempre, y pasará a ser una gota más en un mar de mediocridades semi amateur del puñado que se estrenan desde la entrada y aceptación del cine digital, y que pasados unos años (tal vez unos meses) no son más que una anécdota.
Eso sí, tan solo dura una hora y diez.

miércoles, 28 de diciembre de 2022

GALERÍA DE ESCANEOS BONITOS 24 (CARTELES Y CURIOSIDADES)

Imágenes extraídas de las fermosas páginas de "Mad Movies", "L´Ecran Fantastique" y otras revistas franchutes que me alegraron la adolescencia por ahí los años 80/90....

A continuación les dejamos una serie de carteles curiosos de películas -no tan curiosas-. Algunos se parieron antes que la interfecta y no guardan conexión con su contenido. Otros pertenecen a proyectos jamás realizados. Y los hay simplemente bonitos. Gocen.


Sobre la "falsa franquicia" made in Italy de "La Casa"
hablamos largo y tendido en el podcast de "Neon Maniacs",
pero es un fenómeno que nunca deja de sorprender y siempre
mola revisitarlo. Aquí tenemos el cartel de "La Casa 5", es
decir, "Beyond Darkness", dirigida por el inútil de Claudio
Fragasso oculto bajo el alias de Dan Edwards, aunque
finalmente recurriría al habitual Clyde Anderson.


Esta era inevitable. El clásico. Siempre
disfruto mucho con los carteles de la época,
transmiten peligro, horror del duro, emociones
extremas... todas esas sensaciones que, siendo
jovenzuelo, disparaban mi imaginación y
adrenalina. Que luego la peli no me decepcionara -¡para
variar!- 
la puso en el pedestal donde reposa hoy.
Bendita sea.


Otro de esos carteles de películas ignotas
que, siendo joven, me fascinaban por todo
el misterio que las envolvía. En este caso
hablamos de un modestísimo título del año
1978 dirigido por un tal Rodger Darbonne.
Tengo entendido que es aburrido hasta las
trancas y muy horroroso. Hoy en día pueden
localizarlo gratis online. Maldito y bendito interné.


De esta no hablaré mucho porque ya lo hizo Víctor
en su respectiva reseña. Pero este pre-cartel, de cuando 
la peli aún estaba pendiente de estreno, es un rato chulo.
Desde luego mucho mejor que la sosa caratula española.


Una imagen de la segunda entrega de "La matanza
de Texas" para anunciar el rodaje de la tercera. Curioso.
Esto podría ser un invento de la misma revista, nada
oficial, pero es de lo más gracioso.


Y llegamos a la rareza. A finales de los ochenta, el
productor Harry Alan Towers andaba desatadísimo rodando
adaptaciones de Poe en plan baratillo y se planteó poner
al día La Momia con este proyecto que, ya lo adelanto, nunca
se materializó. Pero elementos interesantes tenía. 
Anthony Perkins iba a dar vida a ¡la momia! (muy adecuado,
dirían algunos cabrones) Y le secundarían Christopher Lee
(quien sí acabaría liado en una peli moderna de momias) y
Donald Pleasence. A los mandos de todo ello, nada menos
que Gordon Hessler. ¿Habría molado? Naaah, no lo creo.
En cualquier caso, lo realmente espeluznante de todo este cristo
es pensar que, hoy día, ninguno de los nombres mentados vive ya.



Fabuloso cartel de "Retaliator", pero por las razones
equivocadas... entre ellas el nulo parecido de Robert Ginty
con su versión de carne y hueso.

Y como colofón, sobredosis de Brian Yuzna...


Por un lado, el proyecto que jamás vio la luz... y
nunca mejor dicho. Una puesta al día del hombre invisible.
Al final hubo varias y, en general, se dejaban consumir
dignamente. ¿Habría pasado lo mismo con la aportación
de mister Yuzna? Lo dudo... pero el cartel está majo.


Por otro, la que sí se hizo realidad... para 
nuestro mayor disgusto. La secuela de "Re-Animator".
He escogido este pre-cartel (obviamente la imagen de
Jeffrey Combs pertenece a la original) por su tono
gótico, en blanco y negro, ahí con castillo y todo.
Desde buen principio, ya con el título, cantaba como 
una pestilente almeja el guiño a "La novia de Frankenstein",
pero a la hora de diseñar el cartel, sobre todo con
la tipografía, se lo tomaron literalmente.

lunes, 26 de diciembre de 2022

I WANNA DANCE WITH SOMEBODY

Se ha estrenado recientemente, con más pena que gloria, un biopic sobre Whitney Houston cuya frase promocional reza: “Del escritor de “Bohemian Rapsody”. Esa es su baza fuerte, su gancho: el guionista de uno de los biopics más exitosos de los últimos años porque por lo demás hay poco que promocionar. Y no me extraña, más teniendo en cuenta que la protagonista, la actriz que da vida a la Houston, Naomi Ackie, se le parece tanto como un huevo a una castaña.  
Recientemente visionada esta “I Wanna Dance With Somebody” (título demasiado largo para no haber sido traducido, por cierto) en un cine para mí solo (debido posiblemente a que la vi en una matinal en nochebuena), no pude entrar de lleno en la película precisamente porque la Ackie no es la Houston. No me transmite nada. De hecho, me tiro toda la película pensando en lo mucho que se parece esta chica a Angela Basset, porque a esta sí que se parece. Y así no hay forma de conectar con la historia.
¿La peli? Se deja ver, tampoco voy a decir que es un zurullo, pero se rige tanto por los clichés del biopic que casi acaba pareciendo una broma: Dos horas y media en las que se nos cuenta —fatalmente ambientada— el auge y caída de Whitney Houston, haciendo una parada ya sea recreando un vídeoclip, ya sea recreando una actuación, en cada uno de sus éxitos más reconocibles, sumando a eso la concepción en el estudio de sus canciones más emblemáticas, como en “Bohemian Rhapsody” o “Rocket Man” o “Streight Outta Compton”. Todo ello con un presupuesto medio que hace que la película no acabe funcionando del todo y pasando de puntillas por los pasajes más escabrosos —y bien conocidos— en torno a su brutal y destructiva adicción al crack. Todo eso se muestra de manera muy sutil, tanto, hace parecer que las adicciones de Whitney, que eran terminales, casi carezcan de importancia.
Sin embargo, es una película muy de nuestra época, muy hipócrita y complaciente con el “buenismo” imperante en nuestros días, y si bien no vemos una clara decadencia en los pasajes dedicados a su drogodependencia, tampoco vemos ni una sola escena en la que Bobby Brown la maltrate, cosa que es vox populi que también sucedía. Eso sí, la película insinúa, desde el minuto uno, la relación homosexual que la Houston mantenía con su asistente creativa, Robyn Crawford, sacando así a Whitney del armario cuando esta toda su puta vida había permanecido dentro. Ahora hay que visibilizarlo, claro. Como se degrada con el crack no, como Brown le curtía el lomo tampoco, pero su lesbianismo sí. De hecho aquí no hay sutileza, se nos muestra a capón, con toda normalidad… tampoco se jacta de ello, aunque la artista en vida ocultó ese detalle celosamente. Probablemente se fue con el secreto a la tumba, pero la película nos lo anuncia, decidiendo por alguien que ya no puede decidir. Solo por colgarse algún tipo de medallita. El concepto “woke”, ya saben.
Como fuere, la película tiene un serio problema de ritmo y va desgranando la vida de la Houston a toda leche, sin centrarse en profundidad en ningún aspecto y haciendo que dos horas y media de metraje se queden cortas. Como si faltaran mogollón de momentos en esta biografía. Pero, sin más, como ya he dicho se deja ver.
Obviamente no es el primer material autobiográfico sobre la vida de Whitney que llega a las pantallas, tenemos por un lado el sensacional documental de Netflix titulado “Whitney” y el biopic telefílmico para Lifetime, dirigido por la anteriormente citada Angela Basset, titulado exactamente igual: “Whitney”.
Lo curioso del asunto es que, siendo esta la versión mainstream de la vida de Whitney Houston, resulta infinitamente mejor el telefilme al que acabo de hacer referencia, verdaderamente entretenido e interesante, y que, igual de blanco que la película recién estrenada, al menos tiene más chicha. “I Wanna Dance With Somebody” no es una superproducción, y en la línea de otros biopics recientes como el de Aretha Franklyn, “Respect”, apenas llega a los 50 millones de presupuesto. Bien, pues el telefilme de Lifetime, que no habrá ni sobrepasado los 10 millones, hace a esta película parecer barata. Si han de ver solo uno de estos biopics, vean el de la Basset.
Por lo demás, “I Wanna Dance With Somebody” no tiene lo que vulgarmente se llama un reparto de campañillas, pero la presencia de Stanley Tucci interpretando al productor musical Clive Davis, le da algo de empaque al conjunto, porque Tucci está de cojones.
Dirige la orquesta Kasi Lemmons, directora negra y actriz que con un par de películas menores en su currículum, se hace fuerte con series televisivas donde dirige capítulos de “Luke Cage” o “Women of the movement”, hasta llegar al título que nos ocupa del que, en adelante, no se va a hablar demasiado. Qué lástima que un personaje tan potente como Houston no tenga un biopic al menos tan grande como sus éxitos.

sábado, 24 de diciembre de 2022

EL GRITO

Takashi Shimizu debió ser uno de los cineastas más frustrados y quemados entre el 2000 y el 2006. Básicamente porque, durante ese periodo, hizo la misma película hasta seis veces. Una por año. Incluso en su deseado paso por Hollywood. Efectivamente hablo de la saga "Ju-On". Primero, la versión grabada en vídeo directamente para el mercado doméstico y televisivo -que podría ser la mejor de todas- y su respectiva secuela (donde se reutilizan 40 minutos de la original, olé sus nipones cojones) Segundo, la traslación al cine con "La maldición" (muy floja) seguida de una aburridísima segunda entrega (que se suponen continuaciones de las primigenias, pero no sabría yo qué decir) y, terceramente, las versiones norteamericanas, "El Grito 1 y 2", con Shimizu dirigiendo, y "El grito 3" donde produce (lo mismo hace con un corto del 2016, pero no lo he incluido en la lista por ser, en fin... un jodido corto, sí) Apadrinada nada menos que por Sam Raimi, auténtico forofo del terror nipón. Doy por sentado que si a día de hoy le hablas de "El Grito" a Shimizu, seguramente te responda con un idem.
En el fondo, lo que cuenta la película no deja de ser la eterna historia de casa encantada, pero procede con ese "touch" tan propio de los Japoneses, lo que la aparta de terreno excesivamente trillado. Dejando a un lado estéticas, maneras de rodar y fantasmas (nada que reprochar a estos, maravillosa idea lo de dotarles de esa capacidad para emitir terroríficos sonidos guturales), lo cierto es que "El Grito" está construida a base de mini-historias. Conectadas entre ellas, sí, pero "desordenadas" a lo largo de los 91 minutos que dura. En ese sentido mi favorita es la protagonizada por la hermana de uno de los protas masculinos. Acosada fantasmalmente en su lugar de trabajo, huye hasta el hogar. Allí vivirá uno de los momentos más efectivos en su sencillez (acojonilmente hablando), cuando su hermano la llama para indicarle que está en el portal dispuesto a subir, ella le abre por el interfono e, instantáneamente, suena el timbre de la puerta. Una absoluta genialidad. Contrasta también con los clichés del cine yanki que el policía de rigor vea al fantasma a través de las grabaciones de una cámara de seguridad. En Hollywood seguramente no vería nada, ya que su función sería no creer a la protagonista. Y, en fin, la misma esencia de la trama es tan simple como efectiva, allá donde se comete un crimen violento surge una maldición capaz de impregnarse en todos aquellos que visiten el lugar. Da igual si tienes vínculos o no con los implicados, a partir de ahí los espíritus te perseguirán sea donde sea, y a cualquier hora del día. Sensacional.
En general la película está más que resultona. Es cierto que se echa en falta un poquito de brío, de energía, puede ser un pelo plomiza, pero está tan bien parida y las escenas de miedo son tan efectivas, que se lo perdonas. Y sí, es mejor que la original. Igual que ocurría con el remake de la odiosa "Rec", los yankis MEJORAN el material de base, desprendiéndolo de las malas ideas (en este caso, toda la movida con las escolapias) y puliendo las buenas.
En el reparto, y hablando de maldiciones, Sarah Michelle Gellar, eternamente anclada al "Buffy" televisivo y al terror, por mucho que le pese. Seguida de Bill Pullman en un papel secundario, Grace "Twin Peaks" Zabriskie o Ted Raimi, visiblemente enchufado por su hermano (¿como siempre?). En el lado de los japoneses sobresale Ryo Ishibashi, el pobre infeliz torturado de "Audition" pero que destaco, esencialmente, por su adorable cara de buena persona.

viernes, 23 de diciembre de 2022

THE DEAD

Con el revival de cine zombi que sufrió el mundo a principios del presente siglo, coincidiendo además con la democratización del cine digital, surgieron como setas películas de zombis de todos los tamaños texturas y presupuestos. Se puede decir que el pistoletazo de salida hacia aquella moda lo dio “El amanecer de los muertos” de Zack Snyder y, en lo sucesivo, se puede decir que se pierde la cuenta de feroz fue la avalancha de títulos estrenados y/o lanzados en vídeo.
En los parámetros del cine independiente y de bajo presupuesto, hablando en plata, no aparecía mas que basura en el mercado, por eso tampoco es extraño que, entre tanta basura, se nos pasase alguna pequeña joya del subgénero. “The Dead” sería un buen ejemplo de película estupenda que pasa desapercibida en un mar de mierda.
Se trata de un film británico de naturaleza independiente, financiado enteramente por sus dos máximos responsables, los hermanos Ford, Jonathan y Howard, que producen, dirigen e incluso aparecen en pequeños papeles en esta modesta película que, además, evidencia que con algo de talento, sobran el dinero y hasta las buenas ideas. Porque “The Dead” es estupenda, pero para nada original. Se trata de un film prácticamente mudo y sin argumento, rodado a la luz natural del día, que consigue provocar el desasosiego en el espectador al mismo tiempo que le entretiene y, a veces, le asusta.
Tenemos a una serie de militares que se encuentran en plena evacuación de algún país africano, y un americano sobrevive como puede a una epidemia zombi que esta sesgando a la población. No sabemos el origen de los zombis y en la película en ningún momento se habla de ello. Pronto el americano se encontrara con un soldado local y se unirán en la tarea de sobrevivir, por lo que al final la película es un constante ir y venir de los dos protagonistas acabando con todos los zombis que se interponen en su camino hasta ofrecernos un final de lo mas desesperanzador. No hay nada más, pero tampoco nada menos. Pues resulta ser una de las mejores películas de zombis modernos. Y lo es porque huye del postmodernismo, porque es una película tan seria que a pesar de la cantidad de disparos y desmembramientos, que hay muchos, casi se aborda como un drama intimista, y porque se abraza, mas por casualidad que por otra cosa, al cine de autor mas ortodoxo ofreciéndonos una película de zombis reposada y taciturna, es cine de zombis contemplativo y que, además, se recrea en unos efectos especiales artesanales tan efectivos que, cuando crujen los huesos de algún zombi al ser reventado, el espectador lo siente en los mismísimos cojones. Más espeluznante resulta en sí mismo la elección de los actores que hacen de zombis, un cast compuesto en su mayoría de actores tullidos. En definitiva, “The Dead”, por la que no daba un duro, me ha encantado.
Por lo visto el rodaje en Burkina Faso fue un autentico infierno, perdiéndose la equipación técnica al principio de la producción durante su transporte, sufriendo temperaturas absolutamente aterradoras y esquivando toda suerte de enfermedades africanas. De hecho, el protagonista, Rob Freeman tuvo que ser ingresado tras contraer la malaria y por poco no lo cuenta.
Sin ser una película que al final se haya movido mucho mas allá del circuito festivalero (y especializado) de rigor y que ha trascendido bastante poco (no deja de ser un film con exhibición teatral reducida que ha tenido su mayor vida comercial a través de la venta directa de DVDs y, ahora, las plataformas de streaming), ha dejado un legado lo suficientemente importante como para que sus responsables, los hermanos Ford, hayan rodado después una secuela titulada “The Dead 2: India” y como para que una editorial se planteara la edición de un libro contando los avatares del rodaje: “Surviving The Dead”.
Ya les digo; sencillita, al grano, seria y efectiva, una de las mejores cintas de zombis que he visto en los últimos tiempos.
No obstante intuyo que la secuela no es tan buena como esta (ya les diré... o no) y que los Ford Brothers no han vuelto a facturar nada que llame un mínimo de atención, pero, me alegro de haber visto “The Dead”.
Ah, y como están en África, todos son zombis negros que se quieren comer a un blanco. Casi parece una película racista. Por supuesto, no lo es.
Naxo la descubrió en su momento y más o menos viene a decir lo mismo que yo en su respectiva reseña de hace 11 años. Para leerla, pinchen aquí.

miércoles, 21 de diciembre de 2022

GALERÍA DE ESCANEOS BONITOS 23 (FRED OLEN RAY)

Imágenes extraídas de las fermosas páginas de "Mad Movies", "L´Ecran Fantastique" y otras revistas franchutes que me alegraron la adolescencia por ahí los años 80/90....

En los tiempos que era fan y devoto de Fred Olen Ray, localizar material dedicado a él y su cine en la prensa resultaba casi un sueño imposible. Por eso, cuando ocurría, me volvía loco por agenciármelo y devorarlo. Saber más del... errr... ¿maestro?. Y así ocurrió en Octubre de 1987 cuando la revista franchute "Impact", concretamente en su número 11, le dedicó una entrevista. Nada más saberlo, corrí a localizar aquel ejemplar, pero para entonces ya no era exactamente reciente, así que no hubo manera. Finalmente, no recuerdo ni cómo ni donde, di con una copia. La pillé sin pensar y.... alguien había arrancando justamente las páginas con el material sobre Fred Olen Ray. ¡¿Se pueden creer tanta mala suerte?! (¿y se pueden creer que hubiese otro individuo interesado en aquello?). Así pasaron unos años hasta que tuve acceso de nuevo a aquel "Impact" y, aunque mi fanatismo por el director de "Alien Dead" y "Biohazard" había bajado muchos grados, me la compré. Era ya una cuestión de orgullo.
Siéntanse afortunados porque no tendrán que pasar por semejante trago para poder acceder a tan sagradas páginas, ya que se las cedo escaneadas a continuación. Lo único que requerirán es saber francés o pillarse el consabido diccionario (y ampliar las imágenes dándole a la tecla Ctrl + botón izquierdo del ratón). Merece la pena. Justamente, es aquí donde Ray confiesa que su sueño es dar el salto al circuito de las "majors", convertirse en un artesano bien pagado. Nunca lo consiguió. ¡Bienvenido al club, Alfredo!



lunes, 19 de diciembre de 2022

CAMP DAZE

Producto semi amateur concebido en la época del auge del formato DVD —aparecían en el mercado mierdecitas de estas a kilos— que homenajea (como puede) los slasher de campamento de verano y en concreto la franquicia de “Viernes 13”, si bien procura alejarse totalmente del estereotipo, es decir, que no tenemos a la enésima copia de Jason en pantalla, aunque sí unos títulos de crédito que evocan a alguna de las secuelas de la saga de Crystal Lake. Se trata de una película de 2005 y, como tal, la nostalgia y el postmodernismo están presentes, pero no  tan a flor de piel como lo suelen estar a día de hoy, por lo que en ese sentido gana enteros con respecto a su forma de recrear los 80 de una manera sobria y prescindiendo de todos esos neones, luces de colores y demás recursos estilísticos que en realidad no estaban en el cine de la época que intentan recrear.
Sin embargo se trata de una película demasiado ambiciosa para el presupuesto nimio que se gasta, porque “Camp Daze”, no contenta con ser un homenaje a los slashers ochenteros, también quiere juguetear con los viajes en el tiempo, cosa que se convierte en una idea genial, solo que ejecutada sin medios y sin pericia, por un lado los espectadores tardamos en darnos cuenta del juego que se nos propone, y por otro falla, porque todo en esta película falla. A eso añádanle un metraje de casi dos horas de duración, así que se pueden hacer una idea del tipo de producto al que nos estamos enfrentando. Más allá de tratarse de una curiosidad, esto es un sopor de difícil descripción. Como suele pasar casi siempre; dos de arena por una de cal.
Nos encontramos en el campamento Hiawata  en el año 1980, donde se celebra la festividad del lugar, cuando una figura indefinida comenzará a asesinar a los campistas de diversas y variopintas maneras. Pronto la acción se trasladará a la actualidad y un grupo de jóvenes decide irse de vacaciones a dicho campamento. Cuando llegan allí les llamará la atención el hecho de que todo es añejo, como de los 80, y serán testigos de una masacre de campistas, aunque a ellos no les sucederá nada. Más tarde descubriremos que el emplazamiento se encuentra en un bucle temporal en el que se revivirá una y otra vez la matanza de aquél aciago día, por eso a nuestros protagonistas no les sucede nada (en cierto modo podríamos decir que la película se adelantó unos años a los recientes experimentos "retronostálgicos" que se marca Blumhouse como "Feliz día de tu muerte" o "Este cuerpo me sienta de muerte"). Después descubriremos al asesino, que no desvelaré porque les estaría haciendo un enorme spoiler, pero a poco que comiencen con el visionado, uno puede intuirlo y acertarlo, o no.
Todo ello servido con efectos especiales muy artesanales, algunos francamente resultones, combinados con otros bastante de andar por casa.
En definitiva, “Camp Daze” que también se editó bajo el título de “Camp Slaugther” en según que edición de vídeo, sería una película bastante soporífera que solo merece la pena ser vista si se es un completista del género y, aun así, dudo que se arme de la paciencia suficiente para verla del tirón. A mí me ha costado cuatro sesiones (quizás cinco) poder hacerlo.
El director responde al nombre de Alex Pucci y su filmografía la componen un buen número de cortometrajes y direct to video, cuya actividad se para en seco en el año 2013. Otro aspirante a director frustrado.

sábado, 17 de diciembre de 2022

JUSTICIA DE ACERO

De todos los aspirantes a "héroe de acción" ochenteros varados a medio camino, Martin Kove es de los pocos que, si mira su currículum, encuentra consuelo en otros títulos célebres donde pudo lucirse y dejar huella, especialmente las películas de "Karate Kid". Tanto es así que, como bien saben todos ustedes, actualmente vive un renacer gracias a la entretenidísima serie "Cobra Kai". Pero en 1987 Kove cumplía con los requisitos mínimos exigidos para intentar convertirse en el siguiente Schwarzenegger: músculos y una mandíbula cuadrada. Si a ello sumamos el papelito que había efectuado en la madre del cordero, "Rambo: Acorralado parte 2", donde recibía un guantazo del mismo Stallone, entonces no existía posibilidad de discusión alguna.
Robert Boris venía de escribir y dirigir tres años antes una tragicomedia "a lá británica" a mayor gloria de Rob Lowe, "Oxford Blues". No parecía el más indicado para subirse al carro del cine de acción, pero lo intentó con "Justicia de acero", o "Steele Justice". Lo del título tiene coña, ya que el personaje de Martin Kove se hace llamar John Steele -ya saben, apellido "cool" para héroe "cool", ¿por qué todos se llaman John? sean Rambo, Matrix o el Eastland de "El Exterminador"-, es decir, Juan Acero. La traducción real y natural sería "La justicia de Steele"... pero en España prefirieron dejar eso para la frase promocional y quedarse con el otro título. Y hablando de "cool", este tipo lo es tanto que a todas partes -incluso en pleno combate- le acompaña una serpiente venenosa llamada "Tres Pasos". La cuestión aquí es que la vemos en 1975, para reencontrarnos con ella en 1987. Teniendo en cuenta que las serpientes pequeñas -como esa- alcanzan doce años de vida como máximo, entendemos que "Tres Pasos" es ya toda una anciana.
En Vietnam, Steele y su coleguita Lee se enfrentan a un general corrupto. Pasados un porrón de años, Lee es un policía que lucha contra el narcotráfico y Steele... pues un perdido sin mucha suerte. Entonces, el pasado llama a sus puertas. El general corrupto, ahora disfrazado de respetado ciudadano, manda asesinar a Lee y a toda su prole, dejando viva a la hija teenager. Obviamente, John Steele se armará hasta la sobaquera para destruir al general y su troupe, además de proteger a la chavala. La eterna e infalible excusa de la venganza.
Resulta evidente que, por época y protagonista, "Justicia de acero" juega un poco a "Rambo". El problema es que esa parte la dejan para el tramo final. Llegado el momento, Martin Kove se disfraza de guerrero Stalloniano mientras de fondo suena la inevitable y pegajosa tonadilla AOR. Todo promete mucho... pero no. Tanto disfraz, tanta pintura de camuflaje, tanta cinta en el pelo y pecho descubierto, para un enfrentamiento con los villanos algo deslucido, torpe y poco emocionante. Cosa que se traslada a todas las secuencias previas de tiros y yoyas, ninguna atrapa y, sinceramente, Martin Kove es algo inútil repartiendo estopa. Será cosa del director, será que no se la da muy bien y por eso en los "Karate Kid" pasaba más de media peli de pie, mirando a los demás luchar, sin intervenir. Es más, tal vez también por eso en "Rambo" se deja atizar y no responde. No sé.
"Justicia de acero" tiene algunos tics muy de su época, lo que le da cierto encanto, como el video-clip horterísimo de estética "new wave" que te cuelan por la pati. Pero ni eso la salva de ser extremadamente mediocre. No destila la más mínima gota de adrenalina. Y tratándose de un producto de acción en la década de los "Commandos", las "Armas Letales" y las "Junglas de cristal", es un pecado imperdonable.
Para sufrirlo menos dolorosamente, o más agradablemente, podemos distraer la vista dando un repaso al generoso reparto de rostros reconocibles, y que quedaría así: Sela (doña Ford en "El fugitivo") Ward, el gran gran Ronny ("Deliverance", "Robocop") Cox, Bernie ("Alerta Máxima") Casey, Joseph ("Meteoro") Campanella, Sarah ("Superman II") Douglas, la ex-chica "Playboy" Shannon Tweed y el mismísimo Phil Fondacaro en un cameo tan pequeñito como él, de puro extra. Si no se fijan bien, ni le verán. Siendo "Justicia de acero" una película repleta de asiáticos, la lista de ojos rasgados reconocibles también es generosa: Soon-Tek Oh (especializado en villanos, ejerció como tal en "Desaparecido en combate 2" o "Yo soy la justicia 2"), Peter ("Golpe en la pequeña china") Kwong, Eric ("Golpe en la pequeña china", "Rambo: Acorralado parte 2" o un mogollón de "actioners" de segunda) Lee, George ("Made in U.S.A.") Cheung y el inmortal Al Leong en un papel más extenso de los que solían tocarle.
En fin, un producto de género altamente olvidable que demuestra que en los dorados ochenta también se hacía cacota, y de la buena. Por si tienen curiosidad, hace unos meses pusimos a disposición de sus mercedes el TRAILER de la interfecta.

viernes, 16 de diciembre de 2022

EN LA COCINA DE PORCEL

Al igual que ocurría en España a finales de los años 80 con el auge del vídeo domestico, y  debido a que las idiosincrasias española y argentina son similares en lo que al mundo del espectáculo se refiere, a primeros de los 90 los videoclubs argentinos demandaban humor popular para ser consumido al calor del hogar. Si aquí tuvimos a Olimpy Vídeo con la comercialización de cintas exclusivas para el formato como el “Tu y yo” de Emilio Aragón, o “El embarazado” de Pajares, en Argentina Jorge Porcel era la máxima autoridad en comedia y, en 1991, ya mayor —y hasta diría que decadente— protagonizó este producto filmado en vídeo que resultaría de lo más simpático.
La gracia del asunto consiste en que parece que estuviéramos ante un vídeo de cocina en el que Jorge Porcel hará una serie de recetas ante la cámara para solaz del público, y así se procede durante la presentación y el inicio del vídeo. Pero rápidamente nos damos cuenta que el tema de poner a Porcel a cocinar no es más que una excusa para mostrarnos una serie de sketchs y chascarrillos en plano fijo en los que, en tono vodevilesco, los personajes van entrando y saliendo del cuadro marcado por una cámara fija y, a partir de ahí, ser testigos del arsenal cómico de Porcel, que aunque parece que se va a poner a cocinar, no llega nunca a poner en el fuego ni una sartén.
Por supuesto, se hará acompañar en escena de otros cómicos menos reputados que él, señoritas muy jamonas y ligeras de ropa, y aprovechará que está en una cocina para hacer chistes relacionados con alimentos en los que al decir cosas tales como que va a hacer un plato italiano, espaguetis a la putanesca, aparece en escena una señorita en lencería diciendo que si estaba preguntando por ella. Luego aparece otra más, así que ahora preparará espaguetis a la “reputanesca”. Y así chiste tras chiste, sketch tras sketch.
Todo de una sal gruesa que para el año 91 ya era quizás un poco rancia, una incorrección política que a día de hoy sería cancelada —y puede que llevada a los tribunales— y momentos para el más absoluto despiporre, porque lo cierto es que Porcel en escena es rematadamente bueno.
Los amantes del humor clásico más cafre estarán encantados con este vídeo como lo estoy yo, y los abanderados del “buenísmo”, si decidieran verlo, twittearían acerca de lo excluyente y misógino que es este vídeo, con el único fín de que veamos lo comprometidos y conscientes que son, por darse cera.
Por otro lado, aunque tiene pinta de que se improvisa mucho sobre la marcha, resulta que esta cinta cuenta hasta con director, en este caso Fernando Siro, actor y productor bonaerense que hizo mogollón de películas clásicas argentinas de cierto prestigio y que, se ve, de vez en cuando se ponía detrás de las cámaras para dar la voz de acción en cosillas de estas.
Como fuere, una rareza argentina de humor muy semejante a subproductos que se editaron en vídeo aquí poco antes, que siempre resulta altamente interesante. Y se le echa una visual y ¿por qué no? se escribe una reseña al respecto.

miércoles, 14 de diciembre de 2022

GALERÍA DE ESCANEOS BONITOS 22 (CANNON)

Imágenes extraídas de las fermosas páginas de "Mad Movies", "L´Ecran Fantastique" y otras revistas franchutes que me alegraron la adolescencia por ahí los años 80/90....

En la época que íbamos al cine a ver, o alquilábamos en vídeo, productos "Cannon", jamás se nos llegó a pasar por la cabeza que, con los años, acabaría siendo tildada de "cool" y molona, cuando desde buen principio a la compañía de Golan & Globus se la consideró facturadora de basura ultra-comercial, desalmada y sin ningún elemento redentor. Claro que eso también ha pasado con Spielberg, Stallone, Schwarzenegger, el cine de terror de la década y un montón de "mierda" más. El tiempo hace que todo parezca mejor, sí, pero también desprende de magia a las cosas. Por eso, a la hora de dedicarle una entrada a escaneos de productos "Cannon" me he decantado por su etapa de decadencia, justo cuando hacían aguas y corrían al Festival de Cannes intentando engañar a la peña, anunciado supuestas grandes películas -de las cuales, algunas jamás verían la luz-, vendiendo la moto de que eran la hostia en patinete, etc. Todo muy patético y entrañable...





Un poco de publicidad para la famosa "Masters del Universo",
de cuando aún estarían intentando levantar el proyecto, aunque
ya tenían confirmado a Dolph Lundgren.
Me gusta especialmente la primera imagen, ese especie de banner
totalmente inventado para la ocasión y cuyo Skeletor casi luce
más chulo, y siniestro, del que luego saldría en la película.


Ya los tenemos aquí, Menahem y Yoram intentando convencernos
de que son la hostia y únicamente producen éxito tras éxito.
"El año de Cannon" dicen... pocos sabían entonces que, en realidad,
la compañía hacía aguas por todos lados e intentaba
desesperadamente salir a flote... Y por cierto, que los tipos
lleven atuendo de cazador hoy se consideraría políticamente incorrecto.


Nada nuevo bajo el sol. Muchos conocen ya este
cartel. Víctor habló del abortado proyecto de llevar el hombre
araña a la pantalla, de cuando el director iba a ser nada menos
que Tobe Hooper. No obstante, siempre mola verlo... sobre todo
porque, ¿qué hace Spidey flotando en el espacio?
Habría sido un desastre seguro... pero ojalá la hubiesen hecho, ¿verdad?.


Y hablando de Tobe, ahí va uno de los pocos logros genuinos de
"Cannon", "Masacre en Texas 2". Vale, no es ninguna
obra de arte, pero sí una película muy simpática y disfrutable.
Y ese cartel... es absolutamente maravilloso.

lunes, 12 de diciembre de 2022

WELCOME II THE TERRORDOME

“Welcome II the Terrordome” es un extraño caso de película que, teniendo todos los ingredientes para meterse a la critica sesuda en el bolsillo y ser considerada una de las piedras angulares del cine independiente de los 90, apenas consiguió la indiferencia de este, convirtiéndose posteriormente en una ignota cinta de corte post-apocalíptico a la que rinde culto un número bastante reducido de gente.
Y es que “Welcome II the Terrordome” es la primera película independiente británica enteramente afro, se trata de un film con un fuerte contenido político y, para más inri, está dirigido por una mujer negra, Ngozi Onwurah, activista, modelo y conferenciante. Vamos, raro era que no se hubiera llevado un Oscar, si juzgamos esa película por su currículum.
¿Qué es lo que sucede con “Welcome II the Terrordome” para que sea una de las obras de autor más desconocidas del planeta? Por un lado que se adscribe al género. Trata de mostrar la problemática social de la raza negra en las grandes urbes a través de la ciencia ficción distópica. Otro de sus problemas podría ser perfectamente su bajísimo presupuesto, especialmente destacable en los materiales con los que se ha filmado (puede que sea un 16 mm más costroso de los normal) y el tosco montaje. Pese a unos escenarios futuristas bastante apañados, la película por momentos suelta un extraño aroma amateur. Si sumamos todo eso y le añadimos un argumento que aunque parece lioso lo que resulta es que es inexistente, el verdadero problema que tiene es que es MUY MALA y de ahí su poca prensa, pese a haber sido proyectada en el festival de Sundance y las buenas intenciones generales que lleva implícita. Y cuando digo MUY MALA, quizás me quedo corto.
La película nos muestra un futuro distópico en el que, vistos los derroteros que lleva el mundo, los negros se verán relegados a vivir en un gueto vallado, casi, un campo de concentración llamado Terrordome, donde serán constantemente vigilados por la policía.
En esa tesitura tenemos a Spike (¿homenajeando a Spike Lee?) que vive allí con su novia blanca, quien abandonó a su anterior pareja por que la sometía a continuos maltratos. Ahora están todos ellos confinados en Terrordome y buscarán matarse unos a otros, todo eso sin contar con la represión a la que somete la policía a estos negros.
Cuando uno está viendo “Welcome II the Terrordome” se dará cuenta a los pocos minutos del inicio de que algo falla, y es que se trata de una película muy seria, con un mensaje muy potente, cuyo bajo presupuesto y la poca pericia de la directora la hace parecer una serie Z de tres al cuarto, con actores no muy habilidosos y con un nulo sentido del tempo. Además, hace un uso excesivo de la música rap en su banda sonora, como si tuvieran que insertarla por cojones, y por momentos provoca risas involuntarias, cosa esta que es un autentico logro porque desde el primer momento notamos la seriedad de lo que cuenta y el alto concepto que de sí misma tiene.
Inspirándose en el título de una popular canción de Public Enemy, “Welcome II the Terrordome”, con el hip-hop muy presente durante todo su metraje, como sí de una película temprana de Spike Lee se tratara, brinda homenaje al grupo de rap en no pocas ocasiones, y no solo vemos su popular logo en momentos puntuales, sino que la inserción con calzador del mismo grupo nos dará uno de los momentos más risibles y sonrojantes de la película: Un niño, uno de los protagonistas, destrozará con su inhabilidad rapeando una de las canciones de la banda, “911 is a joke”, en un escenario habilitado para que unos cuantos tipos rapeen en la película, sin que venga en absoluto a cuento. Lo hace tan mal, que no se entiende como esa secuencia se ha quedado en el corte final, puesto que, por otro lado, esas rapeadas en directo de unos y otros, no aportan nada.
En definitiva, un absoluto despropósito.
Obviamente, las élites del mundo de la exhibición y de la crítica, conscientes de la idea inicial de “Welcome II the Terrordome”, tuvieron que darse cuenta de que este material era malo de pelotas, pero claro, se trataba de una película sobre la represión del hombre negro en un futuro distópico y su directora tenía cierta reputación; En esos ambientes está feo decir que un material de estas características es una mierda, así que lo más sencillo era ignorarla a su paso por los festivales, hacer como que no la habían visto y de este modo se ahorraban el tener que decir que esto era una puta mierda XXL. En consecuencia se relegó a la invisibilidad y, posteriormente, comenzó el mini-culto hacia la misma.
Por otro lado, cuando se habla de su directora no se suele obviar “Welcome II the Terrordome” a la hora de abordar su filmografía, pero sí que se suele mantener silencio una vez su película ha sido nombrada. Y a mí todo eso me parece maravilloso.
Ahora, como película rara, misteriosa y desperada, “Welcome II the Terrordome”, con su lioso argumento, su rap impostado, su intención de ser cine político, militante y prestigioso y quedarse en película de la Troma en sus peores años, me parece un título muy a tener en cuenta… pese a la paciencia que hay que tener para verla entera.

sábado, 10 de diciembre de 2022

SESIÓN DOBLE: LA HABITACIÓN + LA FIESTA DE LAS SALCHICHAS

LA HABITACIÓN
: Y yo que no le hice ni puto caso a esta película cuando se estrenó. Sería por el soso título que, además, confunde con otras tantas "Rooms" como hay, destacando ya saben cual de ya saben quien. Y es una pena, porque vista ayer, tele mediante, me llevé una grata sorpresa.
Una pareja enamorada se instala en una vieja casa en la que, años atrás, hubo un misterioso crimen. Suena trillado sí, pero esperen. Haciendo limpieza, localizan una habitación oculta en la que se cumplen deseos. Pidas lo que pidas, te lo da. Aunque cuesta un poco creer lo rápido que los protagonistas lo aceptan, no pierden el tiempo. Venga dinero, venga lujos y excesos. Lo lógico. Sin embargo, tenerlo todo puede llegar a ser aburrido. Y una de las carencias más notables de la mujer hace acto de presencia: un hijo. Según los médicos no puede tenerlos así que, ¿qué hace? Pues recurrir al habitáculo mágico... ¿o maldito?. ¿Es pues una película de niño chungo? Tampoco exactamente. "La habitación" viene cargadita de giros muy ingeniosos. Una trama bastante original, muy bien hilvanada y que acumula sorpresa tras sorpresa, buena idea tras buena idea, hasta el desenlace. Cada vez que crees que ya sabes por donde irá, o comienzas a aburrirte, zasca!, todo da un vuelco notorio. Me flipa eso de poder pedir a la habitación que te construya un bosque enterito, sin salir de la misma. Imaginen las posibilidades. Ya puestos, que sea una ciudad con sus habitantes o, ¿por qué no?, un universo nuevo. Fascinante.
Protagoniza el sarao la monina Olga Kurylenko. Dirige Christian Volckman.
Está un rato chula, sí.

LA FIESTA DE LAS SALCHICHAS: Pues no tenía previsto comentar esta en el blog pero, mira, me ha sobrado espacio, así que voy a por ello. Era un día extremadamente gris en el que andaba yo de una bajona terrible. En eso que, haciendo zapping desganadamente, me cruzo con "La fiesta de las salchichas". De entrada, mi impulso es cambiar de canal. Resulta que, desde que se estrenó, llevo evitándola. La incursión de Seth Rogen en su confección y el hecho de ser una de esas películas de humor cafre y políticamente (casi)incorrecto pasado por el tamiz del mainstream y, además, en dibujos animados estilo Pixar, me da pereza. No porque no me gusten estos, ni mucho menos, sino porque me irritan los productos desesperados por ofender.
Sin embargo, lo que veo me parece curioso. No cambio de canal. También es cierto que, hoy por hoy, tolero un poco más a Rogen, así que decido darle una oportunidad. La pongo desde el principio y... joder, pues para cuando acabó mi carácter agrio había desaparecido por completo. El cuerpo se me llenó de positividad gracias a lo bastante que me reí, y lo bien que lo pasé. Sí amigos, "La fiesta de las salchichas" me arregló el día. ¿Cómo iba a decir algo malo de ella? Seguramente consumirla sin sentir simpatía por sus artífices, ni esperar nada, contribuyó (justo lo opuesto que, creo yo, le pasó a mi compañero Víctor según la reseña publicada en su día)
Encima, la trama es original. Los antropomorfos productos de un supermercado viven convencidos que, cuando los dioses -los humanos- se los llevan a casa, es para darles una vida mejor. La salchicha protagonista descubrirá la cruda realidad y decidirá organizar una revolución.
Muchos tacos, pero mogollón, una nada velada crítica a toda suerte de religiones, un poco al consumismo, gore raro y sexo a raudales en la parte final. Además, en un momento dado suena la maravillosa "True" de "Spandau Ballet". ¿Se puede pedir más? Muy entretenida.

viernes, 9 de diciembre de 2022

WELCOME TO HARLEM

Curiosísima película amateur musical neoyorquina (sobre la vida y el amor en la 151 con Broadway) que no ha trascendido a pesar de haber sido galardona en el Festival de Cine Independiente de Manhattan y haber pasado por toda suerte de festivales indie donde el público asistente se entusiasmaba con lo que veía.
La gracia de la película está en que, con cuatro duros, trata de recrear los grandes musicales de Hollywood de manera contemporánea. “Welcome to Harlem” es del año 2012, así que en cierto modo se anticipaba a grandes musicales ambientados en la actualidad como puedan ser “La La Land” o “En un barrio de Nueva York”, producciones multimillonarias que, en esencia, tratan de ser lo mismo que esta pequeña película amateur. Y la diferencia radica, básicamente, en los presupuestos. Por lo demás, lo mismito…
La cosa es idea de un tal Mark B. Blankman que filma (dirige, protagoniza, interpreta…) en vídeo de la época (todavía no era ese HD tan impersonal que se estila hoy en día) y en plan guerrillero un musical al uso con una banda sonora grabada previamente que, supongo, sería donde se iría gran parte del presupuesto. Por lo tanto el argumento vendría a ser lo de menos para presentarnos los números musicales a lo pobre salvados con tesón. Vemos numeritos a la Broadway combinados con otros más urbanos tirando de rap, por ejemplo. La cosa iría de un individuo un tanto nerd (el propio Blankman) que llega a la ciudad de Nueva York y, al darse cuenta de que aquello es un caos, decide irse a vivir a Harlem, no tan céntrico y más idóneo para su estilo de vida. Allí hace amigos, conocerá el amor, etcétera, como mera excusa para mostrarnos los números musicales ejecutados por actores aficionados que unas veces funcionan, otras (la secuencia en la que cantan los niños en el colegio) no.
Entonces, más allá del hecho de que se trate de una película amateur musical, posiblemente el género más difícil para hacer con lo puesto, y las ganas que le echan sus artífices, esto es un producto pobretón más de los miles que se hacen en los USA, pero que por su condición de perro verde (¡es un musical, no el típico producto de horror!) acaba cayendo simpático aunque a mitad de visionado estemos ya un poco saturados de tanto mal audio directo que contrasta con la buena calidad del sonido pregrabado en estudio de los números musicales. Y además, es un poco rollo en general. Pero como digo, de primeras llama la atención y no es una basura infumable, así que vamos a darle un aprobado.
Por supuesto tras su paso por festivales, esta película es pasto de los tiempos que corren, es decir, no la vio nadie, probablemente Blankman no la rentaría, y “Welcome to Harlem” acabará dando vueltas por las plataformas digitales gratuitas esperando a ser descubierta y que, durante el trasiego, alguien se digne en verla. Y ese es el futuro para este tipo de películas.
No obstante, me ha hecho gracia. Y más que se adelante al tipo de musical que se lleva hora en Hollywood… aunque sea pura casualidad.

miércoles, 7 de diciembre de 2022

GALERÍA DE ESCANEOS BONITOS 21 (JESS FRANCO 2)

Imágenes extraídas de las fermosas páginas de "Mad Movies", "L´Ecran Fantastique" y otras revistas franchutes que me alegraron la adolescencia por ahí los años 80/90....

Películas de terror en la interminable filmografía de Jess Franco hay muchas. Pero películas de terror potables y que, por estética, maneras y dependencia de efectos especiales y truculencia, sean afines al género en su vertiente más moderna, o pos-setentera por llamarlo de alguna manera, solo hay dos. Puedo estar equivocado, pero creo que no. Son "Colegialas Violadas / Bloody Moon" y "Los depredadores de la noche" (resulta tentador incluir "La tumba de los muertos vivientes" o "La mansión de los muertos vivientes", pero no, esas las veo más añejas, rancias. Y de las de caníbales ni hablemos, ni siquiera son cine de terror) "Los depredadores..." es, además, de lo más soportable del cineasta, básicamente porque era un encargo que abordó aparcando un poco sus muchos tics y esa tendencia a dárselas de "auteur". Aquí Franco ejerció de artesano, gracias a dios. Siempre vigilado desde la sombra por el verdadero instigador del ambicioso proyecto, el legendario distribuidor René Chateau (al que envidio mucho porque fue ¿y es? pareja de Brigitte Lahaie), con el que por lo visto se llevó fatal. 
Chateau avasalló a la prensa especializada regional para que dieran la murga con aquella película. Y así cumplieron todas, siendo "L´Ecran Fantastique" la que le dedicó más páginas y chicha. Justo ahí fue donde supe de su existencia, y quedé maravillado ante el hecho de que nuestro Jess Franco fuese el director ya que, en ésa época, le tenía en un pedestal -iluso de mí-. Aunque, honestamente, hubo un ingrediente que despertó aún más mis ansias de consumirla, el generoso mogollón de gore que prometía el material publicado, este que les dejo a continuación.
Tras mucha espera vi la película y, bueno, si quieren conocer mis impresiones, recurran a la reseña oficial. Gracias.



Y, a continuación, Jess Franco en acción, compartiendo
foto con Telly Savalas. Siempre me sorprendió verle mover
el atrezzo, eligiendo donde situarlo, ... ¿en serio era tan
quisquilloso con esas cosas? ¿y en serio había tanto dinero
invertido en el proyecto como para permitirse perder
el tiempo con semejante pijada?

lunes, 5 de diciembre de 2022

LOS FOTOCROMOS DE "ABERRACIONES SEXUALES DE UNA MUJER CASADA"

Llevábamos ya un tiempo sin poner fotocromos por aquí, porque se nos acabaron o no conseguimos más, pero gracias al amigo Fabio Méndez hoy podemos ofrecerles los de “Aberraciones sexuales de una mujer casada” del sempiterno Jess Franco.
Se trata de una de sus películas semi-guarrindongas (las guarrindongas-guarrindongas llegarían un par de años después) de principios de los ochenta a mayor gloria de Robert Foster/Antonio Mayans y que gira en torno a una mujer casada a la que le gusta tanto el folleteo que es incapaz de serle fiel a su marido. La crítica del momento se comió la película con patatas y arroz.
Obsérvese el ya clásico detallito de la estrellita tapando el pezoncillo (40 años después en las redes sociales hay que hacer lo mismo, tapar tetas y culos) para no ofender a los paseantes que se acercaban a las marquesinas de los cines a ver la cartelera.
Sin más, ahí les dejamos el juego de fotocromos completo.









sábado, 3 de diciembre de 2022

CURSE OF BIGFOOT

"Teenagers battle the thing" era una de tantas costrosas "monster movies" paridas en 1958 esperando sacar tajada a la entonces imparable oleada de las de su especie. Y como muchas de aquellas, estaba hecha en plan independiente con tres reales, muy poco talento, imaginación menos cero y escasas ideas frescas. De hecho, que en el título se haga directa mención a los "teenagers" (público potencial para esta clase de subproductos) y a "the thing" (La Cosa, es decir "El enigma de otro mundo") tiene máximo sentido como vemos al ojear el argumento: Unos jovenzuelos comandados por su profe descubren una gruta durante unas prácticas de arqueología. En el interior se topan con un troglodita momificado, metido en un bloque de arcilla. Se lo llevan hasta una casa donde revivirá y comenzará a liarla.
Como todas las series z del estilo, "Teenagers battle the thing" es un rollo tremebundo que se nutre de un 80% de diálogos. 40% son chuminadas y el otro 40 auténticas lecciones de historia que el guionista leería en algún manual. Todo en blanco y negro, una estética acartonada, un monstruo ridículo y el personal moviéndose a medio gas, desganadísimo. Sin embargo, esta vez se hizo justicia y la película prácticamente ni se estrenó. Como mucho, en un cine de la región donde vivía el director, Dave Flocker, que en los USA equivale a 50 visionados de un vídeo en YouTube (como los que solemos tener nosotros, mismamente)
Pasan unos años y en 1975 al amigo Flocker se le ocurre la idea de su vida, ¿y si recupero del garaje esa película fracasada que hice en mi juventud, le añado material nuevo para ponerla al día, la firmo con seudónimo (el de Don Fields) y la relanzo como TV movie en busca de unas pocas ganancias extra? De esta guisa, teniendo en cuenta que "Teenagers battle the thing" duraba solo una horita (eterna), el director-por-un-día rueda media más. En esta aparece un monstruo atacando a una chica y un par de leñadores pero, sobre todo, se centra en un aula escolar donde un profesor da toda una lección sobre criptozoología a un puñado de chavales con looks setenteros (chollas y patillas enormes). En aquella época se llevaba mucho el tema del bigfoot, así que Flocker convierte a su troglodita loco en esa misma criatura, titulando al resultado final "Curse of Bigfoot" (con un "The" delante según la edición). Además, se marca la machada de mentar dos hits del momento, "El Exorcista" y "Tiburón" y recupera al actor que daba vida al profe en la peli del 58, quien se presenta ante los alumnos como un hombre traumado por su experiencia (que, deducimos, fue una sobredosis de modorra, ya que en aquella poco le vemos sufrir). Una vez comienza a contarla, pasamos al consabido flash-back que es, lo han adivinado, una versión a color y calidad de imagen bastante desmejorada de "Teenagers battle the thing". Y eso es todo.
Obviamente, añadir 30 minutos chaposos a 60 ya de por sí chaposos, no arregla las cosas. Más bien al contrario. Y, como se suele decir, es más interesante la historia que hay tras la película que esta -motivo real por el que me he puesto a escribir la reseña- Ahora que ya la conocen y, tal vez , han sonreído durante la lectura, pueden olvidarse de "Curse of Bigfoot" (y la otra). Créanme, se harán un gran favor.