lunes, 30 de agosto de 2021

JOHN G. AVILDSEN: EL GRAN DESCONOCIDO

Derek Wayne Johnson, director de “Stallone: Frank, that is”, es un absoluto fanático de “Rocky” y “Karate Kid” y por ende del director de las mismas, John G. Avildsen, al que considera asimismo una especie de mentor. De este modo, Johnson, basándose en el libro sobre el director “The Films of Jonh G. Avildsen: Rocky, The Karate Kid, and other underdogs”  de Larry Powell y Tom Garret, se lía a grabar entrevistas para crear este documento que sirve de complemento visual al libro de Powell y Garret y de homenaje casi póstumo, ya que el director de “Rocky” falleció poco después de que el documental viese la luz.
Se trata de una divertida propuesta a base de entrevistas, material de archivo y filmaciones superocheras del propio director, que al mismo tiempo que nos hace participes de convenciones y homenajes en los que se proyectan las principales películas de Avildsen. Súmenle a eso la ristra de anécdotas de rodaje que se cuentan en el documental, muchos datos biográficos, y obtenemos un trabajo que nos deja la mar de satisfechos. Sin embargo, me llama poderosamente la atención el hecho de que este documental nace como una reivindicación del director desde una perspectiva desconocida para mí, porque, no es que nos muestre a un clásico del Hollywood moderno, sino que nos presenta a un director ninguneado y olvidado, prácticamente como si se tratara de un outsaider que nunca recibió el crédito que se merecía. Esto me choca porque no hace falta ser un erudito para encontrar en la figura de Avildsen a un director esencial del cine de estudios en los setenta y ochenta, cualquiera que sea mínimamente aficionado el cine sabe situar en seguida al director y asociarlo a una posición privilegiada.  Para dejarnos claro que eso no es así, lo primero que hace el documental es mostrarnos al público llano que no tiene ni pajolera idea del director cuando se pregunta por él. Aunque lo cierto es que los entrevistados son unos infraseres que lo más probable es que tampoco sepan dónde tienen la mano izquierda. Lo que sí que queda claro con estas entrevistas es que, aunque la gente no sabe quien es Avildsen, todo el mundo aprecia y sabe cuáles son sus películas, al menos “Rocky” y “Karate Kid” y, centrándose en esas dos, el documental da cuenta de la vida y obra del director.
Podrían haberlas omitido y centrarse en el resto, que las tiene muy buenas, buenas, regulares y horrorosas, sin embargo son pocos los minutos que se le concede a cintas como “Escuela de rebeldes”, “Mis locos vecinos” o “La fuerza de uno”, para basar el grueso de la película en las sagas anteriormente citadas nombrando al resto de pasada, por lo que el discurso del documental queda en entredicho. Sus inicios en el cine de derribo con películas como “Desmadre en la escuela” o “Turn on to love”, desaparecen del documental como si prácticamente no hubieran existido y dándonos a entender que el inicio de su carrera comienza con “Joe, ciudadano americano”.  Con lo interesante que hubiera sido saber algo a cerca de estas producciones tan ignotas.
Con todo, el material biográfico que se nos muestra, así como la documentación sobre “Rocky” y “Karate Kid” es tan abundante y amena,  que pasamos un rato estupendo, además de ver lo patético que puede llegar a ser un director de cine no reconocido por la masa: Avildsen entra en los restaurantes y, si no le reconoce el camarero, le pregunta a este que si sabe a que se refiere eso de “dar cera, pulir cera”. Cuando el camarero le responde que eso pertenece a la película “Karate Kid”, Avildsen aclara: “pues yo la dirigí” para ganarse las atenciones del camarero. Esto lo cuenta el propio Alvidsen en primera persona en el documental, y contradice, también, el discurso que tiene toda la película que viene a decirnos que, si en realidad no triunfó, fue porque era un director humilde y sencillo carente de ego. Mis cojones.
En definitiva, muy majo el documental, muy entretenido.

sábado, 28 de agosto de 2021

A DARK FOE

Nos reencontramos con una vieja costumbre algo olvidada/perdida: Descargarse una peli de la que no tengo dato alguno, totalmente ignorante, pero atraído por lo que siempre debería ser el principal reclamo, su trama. En este caso, les hablo de "A Dark Foe", la historia de un policía que persigue a un terrible asesino aficionado a arrancar la piel de sus víctimas (todas rubias y que cuesta mucho distinguir unas de las otras). Encima, resulta que el tipo comenzó sus fechorías matando a la madre y secuestrando a la hermana del prota -ante sus ojos- cuando era un infante. Aquella traumática experiencia se saldó con que, a día de hoy, el hombre sufra nictofobia (fobia a la oscuridad), lo que hará que le echen del FBI (¿o era la CIA?) y tenga que ir por libre para cazar al psycho-killer.
¿Interesante, verdad? Así, de esta guisa, me la puse a ver. Pero no pasó mucho tiempo hasta que comenzaron a chirriarme ciertas cosas. De primeras, ese galán protagonista feo como el demonio (teniendo ello en cuenta, el título podría mutarse tranquila y consecuentemente a "A Dark Feo"), luciendo barbas + greñas que parecen postizas (si es que no lo son) y bastante limitado en sus funciones (algo que la versión original con subs hace más evidente). Además, todo gasta un look como muy de goma, de telefilm de estos alemanes que echan el domingo por la tarde, cargado de diálogos poco naturales. Me dije, "no sé, creo que la he cagado". Pero entonces, cuando más al borde del abismo me encontraba, comenzaron a dejarse ver las primeras bizarradas: un sórdido club sadomaso regentado por gente malvada.... la sangrienta escena en la que el asesino arranca el cuero cabelludo a una de sus víctimas... la hermana de aquel, una mujer enorme -por gorda- repleta de cicatrices, algo retrasada y encerrada en una habitación. ¿Podía respirar ya tranquilo? Pues no, porque todo ello seguía combinándose con material propio del culebrón más rancio, donde el feo prota se lía con la mujer de un millonario al que nunca vemos. Rebañado todo en unas dosis de ñoñismo casi espiritual algo perturbadoras. En fin, todo como muy extraño, mal equilibrado y torpe... pero no demasiado. Una película más rara que escuchar un comentario inteligente de Fernando Trueba. Por un momento comencé a plantearme si tal vez sería una de esas mierdas "cult" al estilo de Neil Breen. Corrí a mis habituales fuentes de información interneteras y pude confirmarlo, algunos la calificaban de comedia involuntaria, aunque eso no llegué a notarlo, estaba demasiado confundido.
Una vez aparecen los título de crédito, comienzas a entender un poco el desaguisado. Oscar Cárdenas es el protagonista masculino, y además, el co-guionista y co-productor. También el papá de la directora, Maria Gabriela Cárdenas, nacida en Venezuela.
Los paradójico es que en el reparto encontramos dos rostros reconocibles, los de Graham Greene y, sobre todo, la morbosa Selma Blair. La novia de "Hellboy". Verla a los primeros 10 minutos me tranquilizó. Ahora, terminada y digerida "A Dark Foe", me digo aquello de "Pobre Selma, muy mal le deben ir las cosas para acabar en esta peli".
Sin embargo, me la vi entera, no me aburrí en exceso y esta mañana, con ella aún rebotando en la cabeza, he sentido la necesidad de teclear estas letras. Algo tendrá, digo yo. Pero no me pregunten qué. Sea lo que sea, desde luego tampoco explica ni justifica la increíble y muuuuuuy sospechosa cantidad de comentarios mega-positivos que luce en su ficha de Imdb.

viernes, 27 de agosto de 2021

FIEBRE DE AMOR

Apenas ha pasado un año desde la anterior película de Luis Miguel, pero este, que en “Ya nunca más” era un niño imberbe de voz aflautada,  en “Fiebre de Amor” pega un gran estirón y ya tenemos a un adolescente con las hormonas a flor de piel. Es por eso que para esta segunda película se le busca un interés romántico, la también cantante Lucerito, para concebir uno de los éxitos más sonados de la historia de México. A su vez, se lanza una banda sonora con las canciones que ambos cantan en la película, y ya tienen un negocio entre manos cuyos beneficios son casi imposibles calibrar a día de hoy.
La dirección de esta segunda película de Luismi, corre a cargo de René Cardona hijo, por lo que el resultado, que cumple de sobras con su cometido, es más marciano aún si cabe que el de “Ya nunca más”.
Lucerito es una fan acérrima de Luis Miguel, que fantasea con conocerlo o incluso casarse con él, cosas estas que vemos a través de las ensoñaciones de la niña, en escenas que sugieren un soterrado erotismo, con Lucerito, con apenas 12 o 13 años, posando en bikini para un lascivo Luis Miguel que la mira con deseo, o siendo provocado sexualmente por la chica, en la onírica noche de bodas de sus delirios. Cosas de los ochenta. El caso es que la muchacha se entera de que Luis Miguel va a dar un concierto en su ciudad, Acapulco, por lo que asiste al mismo. Después, esta sigue a Luis Miguel y su staff hasta su casa, y allí, buscándole por las habitaciones, se topa con unos individuos ¡que están degollando al personal de servicio! Huyendo de estos, entra en la habitación en la que descansa Luis Miguel y, juntos, escapan de los psycho killers, generándose una persecución por carretera en las calles de Acapulco. Por supuesto, Luis Miguel, que contará con unos escasos 13 o 14 años conducirá su vehículo con violencia. Todo saldrá bien para los chavales.
Claro que la primera hora y diez de la película, es un encadenado de clips musicales en los que Luis Miguel hace alarde de sus cualidades vocales en diferentes y exóticos escenarios, con pequeñas transiciones en las que los diálogos nos dejan saber que hay una trama. Tras una hora de cancioncitas (algunas muy buenas, y es que no me desagrada la música del Luis Miguel) y ya presentados los personajes, comienza la sangría en casa del cantante y… pum, se acabó.
Loca, desmadrada, estúpida  y paradójicamente entretenida, la película entera no es más que una excusa para mostrar las canciones de la banda sonora que van a vender, y el argumento es lo de menos, por eso la historia pasa en un santiamén. Lo que no entiendo es qué cable se le cruzó a Cardona cuando escribía el guion, porque la idea de los asesinos en casa de Luis Miguel es de lo más retorcida, máxime cuando vemos algún asesinato muy gráfico en una secuencia de apenas unos minutos; Lucerito abre un armario y de él sale un trabajador de Luismi con el cuello rebanado y sangrando como un cochino.
“Fiebre de amor” es al cine mexicano lo que al español fue “Sufre Mamón”, sólo que Manuel Summers tenía más interés por el material que se disponía  rodar que Cardona que, básicamente, hizo lo que le salió de los cojones, rodando deprisa y corriendo para generar la pasta lo antes posible.
Desde luego, es una verdadera curiosidad. Y, sin duda, funcionaría en una reunión entre amigotes, con unos productos matutano y una botellica de Licor 43.

miércoles, 25 de agosto de 2021

EL BAÚL DE TÍO VICENTE - 11

Vaya, vaya, vaya. Steven Spielberg y Sebastián D´Arbó compartiendo, casi casi, columna, gorra, barba, gafas de sol y pose (ahí al ladito de la cámara, aunque la de Steven es más lustrosa). Estas cosas solo ocurrían en las páginas de la revista "Shows" (y en los ochenta, baby). Dos monstruos del cine, aunque por razones casi opuestas, juntos.
Spielberg asegura que cuando sea adulto, hará cine para adultos... algo que, efectivamente, acabó cumpliendo. Y luego habla de un proyecto en marcha donde se combinaba ciencia ficción y romanticismo que, sin embargo, nunca llegó a materializarse.
Por su lado, D´Arbó lloriquea. Y lloriquea mucho. Se queja de que el cine fantástico no está bien visto en España y que, por eso, no se come un colín. Cuanta razón tenía y cuanto, por desgracia, han cambiado las cosas, ¿verdad?. Luego pone a caldo a la administración del cine porque no le toman en serio. Y bien que hace, todos sabemos lo hijosputa que eran, siempre despreciando y mirando por encima del hombro a los artesanos que, desde la modestia, osaban hacer pelis de género en España. Finalmente, Sebas nos garantiza que ha terminado con el terror sobrenatural y va a dedicarse a cosas un poco distintas, más terrenales, como el thriller "Cena de asesinos". Sin duda lo consiguió... aunque de un modo algo más radical, ya que no solo puso fin a sus pelis de espíritus y posesiones, también a su carrera como cineasta.
Griten todos al unísono: ¡Graaaaacias tío Vicenteeee!


lunes, 23 de agosto de 2021

YA NUNCA MÁS

Como siempre digo, las cinematografías latina y española van de la mano en cuanto a tendencias. Por eso si en la primera mitad de los 80 en España se daba pábulo a las películas vehículo para nuestros artistas infantiles y juveniles, en México lindo, la cosa no podía ser distinta de ninguna manera. Y, por supuesto, la mayor estrella infantil en aquellos momentos (y a día de hoy, puede que sea la mayor estrella de toda latinoamerica) era Luis Miguel, que debutó para la gran pantalla con esta espeluznante película, drama sensacionalista y barato que se torna comedia involuntariamente gracias a la sobreactuación que ofrece un repelente y jovencito Luis Miguel.
La cosa va de un chaval muy aplicado en el deporte y con nociones musicales, pero al que no le va muy bien en los estudios, por lo que se tira media película discutiendo con su padre porque este le exige notables. Entre trifulca y trifulca, Luis Miguel se marca algún numerito musical. Lo bueno comienza a mitad de película, cuando Luis Miguel tiene un accidente de moto en el que una pierna se le queda hecha puré. El tema es que esa pierna no evoluciona favorablemente y, entonces, a los médicos no les queda más remedio que amputársela, por lo que Luis Miguel entrará en una profunda depresión que se traduce en maldiciones y alaridos. Entonces, la historia es muy dramática y triste, pero ver a Luis Miguel sin pierna, desgañitándose y cayéndose al suelo, indudablemente resulta cómico… vamos, que se muere uno de risa. Porque si, niño repipi aparte, en toda la parte inicial en la que interpreta un chaval normal y corriente, actoralmente, Luis Miguel se defiende, cuando se queda sin pierna lo gestiona mal y sobreactúa que da verdadero gusto.
Al final se trata de una historia de superación personal que viene a decirnos que las adversidades se pueden sortear con esfuerzo y tesón.
Incido en  la escena en la que, tras ser operado, Luis Miguel descubre que le falta una pierna. Ahí, empieza a arrancarse las vendas, a agarrarse la pierna violentamente y ponerlo todo perdido de sangre… y claro, resulta muy gore para una película inicialmente infantil.
En realidad, como supondrán es un tostón de padre y muy señor mío, que se soporta porque, en el momento que le amputan la pierna al muchacho, todo se vuelve paradójicamente divertido.
Por supuesto, la película fue un éxito en México y a día de hoy es un film de culto entre cinéfilos inquietos y los fans del astro mexicano, pero cuando a Luis Miguel se le pregunta por la película en cuestión suele renegar de su actuación diciendo que no le gustó mucho como lo hizo. La banda sonora, con canciones interpretadas por el propio artista y escritas por su puñetero padre, Luisito Rey, se convirtió del mismo modo en uno de los discos más vendidos de la época.
El guion del film corre a cargo nada menos que de Tulio Demicheli, mientras que en la silla de director se sentó Abel Salazar, que cuando no actuaba en clásicos del fantástico mexicano como pueda ser  “El Barón del terror”, se dedicaba a dirigir folletines lacrimógenos como el que nos ocupa.
Después Luis Miguel protagonizaría otra película más, esta vez a las órdenes, nada menos, que de Don René Cardona. Pero eso se lo cuento otro día porque, caer, caerá.
Al margen de estas películas, déjenme recomendarles la serie biopic sobre Luis Miguel, que es estupenda, y en la cual verán los entresijos de estas producciones sobre las que les estoy hablando.

sábado, 21 de agosto de 2021

S.O.S. EL MUNDO EN PELIGRO

Como se suele decir, he gastado ríos de tinta proclamando a los cuatro vientos lo mucho que "Posesión Infernal" y "Creepshow" hicieron por mi cinefagia, especialmente aquella enfocada al terror y fantástico. Pero no son las únicas. De hecho, hay un par bastante más antiguas que, de alguna manera, las precedieron y me marcaron lo suficiente como para querer más. De una de ellas, "Matar o no matar", hablé profusamente en un número de mi querido y diminuto fanzine. De la otra casi me había olvidado hasta que la rescaté hace unos días en la televisión, "S.O.S. El mundo en peligro". Sí, Terence Fisher, Peter Cushing, terror británico de los sesenta, bla, bla... todo como muy estupendo. Pero debo aclarar que, en general, esa clase de material no suele interesarme. No me hace demasiado tilín la "Hammer". Puede que sienta más simpatía por "Amicus", pero el fanatismo, en este caso, queda lejos de mi jurisdicción. Por eso, el afecto que despliego hacia la peli reseñada es una agradable anomalía, resultado de la anécdota del cómo la consumí en su día, sentado en el sillón junto al resto de la familia, cubriéndome los ojos con alguna revista y escuchando horrorizado los sonidos esputados desde la caja tonta. Recuerdo perfectamente a mi querida madre intentando sacar hierro al asunto a base de bromear con el aspecto de los monstruos que pueblan la película, pero no funcionaba. Lo pasé bastante mal, sobre todo oyendo los graznidos de los mismos y a mis hermanos comentar la amputación de mano hacha mediante que sufre Cushing (una escena bastante truculenta si tenemos en cuanta la época y tal. Llama la atención lo "bien" que se lo toma el personaje. British hasta la médula).
En una pequeña isla comienzan a aparecer grotescos cadáveres a los que algo les ha absorbido los huesos, convirtiéndolos en huecas masas gelatinosas deformes. Unos científicos acuden a investigar y descubren la existencia de unas criaturas surgidas de un experimento fallido. Tienen caparazón de tortuga y cabeza de serpiente/anguila. Además, son capaces de dividirse, por lo que como no se den prisa, pronto la isla quedará infestada.
Aparcando todo sentimentalismo nostálgico, "S.O.S. El mundo en peligro" (farragoso título hispánico de "Island of Terror") es una peli muy del montón. Terence Fisher pone el automático y tira millas, sin pararse mucho a pensar. Todo en ella es de manual, convencional. Tal vez lo único destacable sean los bichos y las consecuencias de sus ataques. Pero al menos puedo evitar recurrir a aquello de "Mejor quedarme con el buen recuerdo y no volver a verla". Sirve pa pasar el rato tontainamente. Y eso ya es mucho.

viernes, 20 de agosto de 2021

GEOMETRÍA

Muy poco se sabe de los cortometrajes primigenios de Guillermo del Toro, la mayoría permanecen inéditos y todo parece apuntar a que son tan mierdosillos que el propio director prefiere no editarlos. Con todo, cuando Criterion Collection ha editado en Blu Ray su ópera prima “Cronos”, como material extra se incluyen algunos de esos cortos, uno de ellos, este “Geometría”, del cual el director renegaba alegando que, en su momento, no pudo montarlo como él hubiera deseado. Así que para la ocasión, el director entrega una nueva versión más corta que la original.
“Geometría” es una chorradica, poco menos que un chiste de cinco minutillos en el que Guillermo del Toro homenajea los clásicos del horror italiano de la manera más tontorrona y posmoderna que se puede imaginar; doblando él mismo los diálogos en italiano para líneas de diálogo inicialmente recitadas en español. A eso hay que sumarle todas las obviedades de un cortometraje fantástico de finales de los 80, con esa iluminación chillona y esos monstruos de gomaespuma a la italiana, y ya tenemos como resultado este corto, que por momentos parece deudor de la escena española del corto de la época —“Geometría” tiene un sospechoso parecido formal a otro corto de entonces, “Mama “del inefable (e indeseable) Pablo Berger, aunque el de este fue concebido un año antes, por lo que le va a la zaga…—. No en balde, Del Toro se codea con quienes se codea…
La cosa va de un niño que está en casa con su madre y es reprendido porque ha suspendido geometría. De esta forma, el chaval invoca a un demonio con un conjuro. Durante la ceremonia, deberá dibujar un pentágono con su sangre para que le sirva de protección. Cuando el demonio llega,  este le concederá dos deseos, así que el muchacho le pide no volver a suspender geometría y que devuelva a la vida a su padre que hace unos meses que falleció. El demonio regresa a la vida a su padre, pero claro, ahora es un zombi que se come a su madre. El crío cree estar a salvo dentro del pentágono que ha dibujado, pero es tan zoquete que en realidad ha dibujado un hexágono, cosa esta que no le sirve para nada en esa situación… por lo que imagínense el resto.
La cosa son 5 minutitos que pasan en un suspiro y no deberían molestar, pero son 5 minutos tan recargados visualmente y tan irritantes —ya saben, humor canallita y referencias con calzador, amen del odioso doblaje italiano mal hecho a posta que toca los cojones especialmente—, que al acabarse, le deja a uno de mala hostia. Al margen, es una chorrada sin especial gracia, y un cortometraje con el que te quedas impertérrito tras el visionado.
Con todo, no soy especialmente seguidor de Del Toro, esto no ayuda a que cambie mi opinión del mismo y, por lo pronto, lo único que tiene el mexicano que verdaderamente me gusta sería su última película hasta la fecha, “La forma del agua”.

jueves, 19 de agosto de 2021

TRASH TIMES

El año 2012, y con motivo del lanzamiento en dvd de "Noche en el tren del terror", los responsables del sello ejecutor encargaron a Víctor y este humilde narrador sendo contenido para los extras. Entre todo lo generado (para gusto y disgusto de unos y otros), estaba una especie de fanzine en PDF, o PDF-Zine, "sobre cine pernicioso" del que me responsabilicé yo solito. Respondió a un nombre que, no por poco imaginativo, resultaba menos adecuado: "Trash Times".
Ese primer número giraba en torno a "Noche en el tren del terror" y todo lo que la envolvía. De hecho, confesaré que hace no mucho reciclé la reseña de "Pesadilla Interminable" para el blog.
Aquel dvd se suponía que iba a ser el primero de muchos, dedicados siempre a la edición de cine zetoso y demencial. Pero no cuajó lo suficiente (cosa que era de prever). Con el tiempo, todos aquellos títulos acabarían en las arcas de "Vial of Delicatessens", que editaría un puñado de ellos. Sin embargo, no se facturaron más ejemplares de "Trash Times" para los extras, quedando en un único ejemplar. ¿O no?.
Independientemente de las circunstancias, y fuertemente inspirado por el fanzinismo de horror que se produjo en los USA durante los años ochenta, me animé a parir un segundo "Trash Times" dedicado íntegramente a las bondades del subsello zetoso de Charles Band, "Beyond Infinity Films". Actuaba por puro placer, sin saber qué le depararía el paso del tiempo y si algún día alguien lo vería.
Pues bien, casi nueve años después, y gracias a que le he pillado el gusto a esto de las descargas, me he animado a poner a su entera disposición los dos números de "Trash Times", que pueden agenciarse alegremente a continuación:



TRASH TIMES Nº1
(reseñas de "Noche en el tren del terror" y "Pesadilla Interminable".
Micro artículo sobre películas episódicas de tercera regional)

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TRASH TIMES Nº2
(todo lo que siempre quisiste saber sobre el sello
que apadrinó la existencia de "Creepozoides", "Esclavas del Espacio",
"Cazador de mutantes", "Cementerio Caliente" o "La muerte ataca en Nueva York")

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La pregunta es, ¿habrán más "Trash Times"? Pues no lo sé. Si las descargas suman cifras desorbitantes y el correo se me llena de peticiones, igual me animo. Si no, pues ahí quedan para la posteridad esos dos "ejemplares" que, sin ser perfectos, tienen su gracia.
Mejor en este sacrosanto blog que pudriéndose dentro de un fútil disco plateado.

miércoles, 18 de agosto de 2021

MARQUESINAS DE REFILÓN

Las marquesinas que aparecen en las siguientes imágenes muestran varios títulos adscritos al género fantástico + terror, algunos de indiscutible relumbrón. Pero no fueron tomadas directamente desde las sucias calles, no way, la gracia reside en que aparecen de fondo en los fotogramas de otras sendas películas. Y recalco de fondo, como si el director no hubiese dado ninguna importancia al hecho de que figuraban dentro del cuadro, porque en esos gloriosos momentos todas ellas eran simples películas, sin arrastrar el pesado petate "cult" que arrastran hoy.
Esa era la condición ecuánime para seleccionarlas 
(el caso contrario sería el del cine donde se proyecta "Phantasma" filmado por todo lo alto al arranque de "Arrebato"). Seguramente hay cientos más. Mil más. Pero las que siguen son las que mis cansados ojos detectaron en su momento y, ya puestos, las películas en las que tienen el placer de asomar.
Deleitense...



La horrible "Creepozoides" no fue directamente
a vídeo en los USA, tienen la prueba en este fugaz
fotograma de la tampoco muy inspirada "Acción Jackson".


Esto es la gloria: el "Dawn of the dead" original, 
"Posesión Infernal" y "Muertos y Enterrados" de una
sola tacada.... acojonante. Lo vimos en
"El mago de la velocidad y el tiempo" (y justamente
el que aparece es su director y prota, Mike Jittlow)


Otra sesión compartida de órdago, "Posesión Infernal"
y "XTRO" (la mejores, más sangrientas y
terroríficas películas jamás hechas)
juntitas en un cine de la calle 42 de Nueva York.
Lo vimos en "1,2,3... Splash".


Más Nueva York y más calle 42, en este caso
hablamos del clásico de Tobe Hooper, asomando
lo morros nada menos que en otro clásico, "Taxi
Driver", la mejor peli de Martin Scorsese.




Y para acabar, un poco de trampichuela, 
porque hablamos de la famosa serie de televisión
de "La Masa" con Lou Ferrigno. Pero no pude
contener el deseo de incluirla acá, ni que sea por esa
marquesina con "Fiebre del Sábado Noche" y, de paso, el
anuncio del "King Kong" de 1976.

martes, 17 de agosto de 2021

LOS FOTOCROMOS DE "EL E.T.E. Y EL OTO"

Ayer les reseñé la película, así que, que mejor forma de ilustrarles la misma que con la inclusión de los fotocromos que adornaban las marquesinas de los muchos cines en los que se estrenó, y que, sin duda, causaban confusión entre los que los miraban pensando que se trataba del último éxito de Spielberg. Dísfrutenlos... o no.










lunes, 16 de agosto de 2021

EL E.T.E. Y EL OTO

No me extenderé mucho presentando la película porque ustedes ya la conocen; Se trata de una parodia de “E.T. El Extraterrestre” protagonizada por Los Hermanos Calatrava y dirigida por Manuel Esteba. Básicamente consta de una serie de recreaciones pobres y chapuceras de las escenas más célebres de la película de la que hace chufla, en un batiburrillo de imágenes sin coherencia ni continuidad que sirven para el lucimiento de la pareja de cómicos que la protagoniza, Los Calatrava, así como para el de los humoristas invitados (Goyito, Manolito Royo) que intervienen como secundarios, cuyas presencias interrumpen toscamente la narración para así poder hacer partícipe al espectador de sus respectivos estilos. Se trata, probablemente, de  una de las obras cumbre de la serie Z española y su nivel de pobreza podría hacerla competir con producciones turcas, paquistaníes o peruanas y, en tal caso, “El E.T.E y el Oto” saldría airosa. Mala y exasperarte, en pleno 2021 la película ya no despierta ni simpatía, sino todo lo contrario.
Con ese atentado al buen gusto y al celuloide que es la por otro lado entrañable “El E.T.E y el Oto”, parece que la cultura popular y los aspirantes a gacetilleros de este país se han cebado en cuanto a invenciones y rumores vertidos en torno a su producción. Es como si hubiera que propagar todos esos rumores para justificar el escribir sobre ella y que haya algo que decir, ya que lo cierto es que “El E.T.E y el Oto” es tan rematadamente mala que no hay nada que resaltar más allá de eso. Y es que, tras un reciente visionado todavía me duelen los ojos, en parte, debido a la infecta calidad de los ripeos existentes.
Entre los rumores expandidos por el fandom, las trolas del director y las de los propios Hermanos Calatrava, vamos apañados.
Uno de lo más extendidos fue que Esteba y Los Calatrava se adelantaron una semana al estreno de la de Spielberg llegando así a coincidir en la cartelera las dos películas. No hay que ser muy listo para saber que eso es una falacia. Tan solo hay que echar un ojo a la base de datos del ministerio de cultura para comprobar que “E.T. El Extraterrestre” se estrenó en nuestro país en Octubre de 1982, mientras que “El E.T.E y el Oto” lo hizo en Marzo de 1983. De hecho, cuenta Manolo Calatrava en sus memorias que la idea de realizar esta parodia surge al ver lo bien que estaba funcionando la película de Spielberg en las salas de nuestro país. Esteba y Los Calatrava fueron  a verla para quedarse con las escenas más potentes, y, ahí sí, después se dieron prisa en hacerla. El rodaje duró una semana y la postproducción otra semana más. Y en cinco meses ya estaban exhibiendo en salas con “E.T. El Extraterrestre” todavía presente en cartelera. La coincidencia de ambas películas en cines se debe exclusivamente a que la programación de la de Spielberg se prolongaba semana a semana gracias a los beneficios.
El otro rumor existente, decía que Steven Spielberg había solicitado copia a la distribuidora de “El E.T.E y el Oto” al saber de su existencia y que, al verla, desestimó el denunciar a la producción tras corroborar su mala calidad. Manolo Calatrava en el libro afirma que duda bastante que Steven Spielberg llegase a  verla porque, de lo contrario, directamente los mataba. De esta misma guisa, a Manuel Esteba en vida le gustaba alardear de que Spielberg vio la película, le telefoneó tras hacerlo y le felicitó ya que según el director judío, Esteba era el único que había captado el mensaje implícito en E.T. sobre la llegada de Jesucristo a la tierra (¿?). Todo mentira, naturalmente, aunque no existen datos que corroboren si Spielberg llegó o no a ver la película.
La idea se gesta tras un sketch que Los Calatrava ejecutan en televisión a propósito del extraterrestre. Con la película “Horror Story” diez años antes, Manuel Esteba deja dinero a deber a la pareja de humoristas, quienes no ve un duro de aquel rodaje. Con la fiebre de E.T. en nuestro país, y tras ver el sketch, Esteba contacta con los hermanos proponiéndoles hacer esta parodia para cine y, a pesar de las desavenencias y el concepto que estos tienen del director, aceptan protagonizarla a cambio de los gastos que pudiera acarrearles el rodaje y un 15% de los beneficios en taquilla. Para completar el reparto se cuenta con los propios hijos de Los Calatrava, Oscar y Curro García, además de otros cómicos invitados que intervinieron gratis.
Diez días antes del estreno, todavía no tienen el cartón de censura con la correspondiente clasificación por edades, tarea esta que desempeñaba  por aquél entonces Pilar Miró. Esta alegó que no tenía tiempo para verla y calificarla, y, pese a que el estreno estaba ya programado, la dejó aparcada y sin la calificación. No podía proyectarse. Finalmente, y tras tener que personarse en su oficina la esposa y socia de Manuel Esteba, a regañadientes, la Miró calificó la película otorgándole un “no recomendada para menores de 14 años” pese a que era completamente blanca y estaba destinada a toda clase de público, especialmente el de corta edad. Con esa calificación perdían asistencia infantil a las salas donde se proyectase.
Se estrenó en 45 salas y, según Manolo Calatrava en sus memorias, el éxito fue rotundo recaudando más de 160 millones de pesetas, de los cuales los hermanos no vieron ni un duro, porque, al ir a reclamar a la productora de Esteba el 15% que por contrato les correspondía, el director se declaró insolvente, repitiéndose lo acaecido 10 años antes con “Horror Story”. Tampoco tiene mucha veracidad la versión de Manolo Calatrava, pues consultando la hoja del Ministerio de Cultura, la película no ganó 160 millones de pesetas, sino 31 provenientes de unos discretos 211.000 espectadores que fueron a verla la semana santa de 1983, o sea que, según esto, Calatrava se pasa en 130 millones de pesetas. No obstante, y teniendo en cuenta el bajo presupuesto de la película, como fuera, resultó un negocio rentable. De todas formas, no solo Esteba no dirigiría más cine, tampoco Los Calatrava volvieron a protagonizar más películas.
En cualquier caso, y tras un reciente visionado de lo más duro, lo cierto es que “El E.T.E y el Oto” es una de nuestras producciones más vergonzosas —y vergonzantes— que, paradójicamente, se convierte en una de las series Z más populares y que, al margen de la inutilidad técnica, destaca por un humor, el de Los Calatrava, que acaba funcionando por infuncional. Algunos gags son denunciables, así como la interpretación de Paco Calatrava como E.T. que hace dudar a los espectadores extranjeros si se trata de un extraterrestre o un deficiente mental.
A modo anecdótico decir que, como se trata de una película rodada sin sonido directo y doblada posteriormente en estudio, los hijos de los Calatrava fueron doblados por actores profesionales y, aprovechando la coyuntura, para proceder con Oscar García, el equivalente español al Elliot Americano, se contrató a José Luis Mediavilla, que es el mismo actor que dobló a Henry Thomas en el E.T. original, con lo que resulta muy gracioso escuchar la reconocible voz española de Elliot interactuar, casi con los mismos diálogos que en la original, con Los Hermanos Calatrava.
Todo muy entrañable. Pero nada más que entrañable.

domingo, 15 de agosto de 2021

"VIERNES 13" EN "SPACEBALLS"

 

Una de las escenas/coñas más populares de la simpatiquísima "Spaceballs / La loca historia de las galaxias" de don Mel Brooks es cuando, para localizar a los héroes, los villanos corren a su videoteca y extraen una copia pirata de la misma película que están rodando, por aquello de rebobinar hacia adelante y ver cómo se desarrollan los acontecimientos. "Pero si todavía no hemos terminado de hacerla" exclama "Casco Oscuro", a lo que su esbirro comenta que "el mercado de la piratería va en aumento" y las películas salen antes incluso de haberse finiquitado. Genial. Genial porque, durante el auge de las descargas ilegales años -y años- después, llegaron a ponerse a disposición del respetable copias de trabajo de películas sin todos los efectos especiales definitivos añadidos. Mel fue muy certero en sus predicciones.
El caso es que, tras ver "Spaceballs" un porrón incontable de veces (también en el cine "Continental", durante su estreno, en DOS ocasiones), jamás me había percatado del subgag que hay dentro del gag. Cuando se dirigen a los estantes con las cintas de vídeo, justo debajo de donde están la misma "Spaceballs" y el resto de filmografía de Mel Brooks al completo, vemos una ristra de falsas secuelas de "Rocky" por un lado y de "Viernes 13" por otro. Sí amigos, me avergüenza no haberme dado cuenta hasta anteayer.... que, curiosamente, era Viernes 13.
Tal y como se aprecia en el detalle inferior de la imagen, reposan CATORCE secuelas de "Viernes 13" (hubiese sido más gracioso trece, pero la catorce, aunque casi ni se ve, está ahí). Bien, "Spaceballs" está fechada el año 1987. Por entonces la entrega de las aventuras de Jason Voorhees más reciente había sido la sexta en 1986. No habría otra hasta 1988. Es decir, en el momento Brooks predijo ocho más. Teniendo en cuenta que la franquicia con el título de "Viernes 13" se detendría en la octava, se pasó. PERO, contando a partir de cuando cayó en manos de "New Line" y comenzaron las seudo secuelas, variaciones y remakes, la cosa se queda muy muy cerquita. En este caso, el poder adivinatorio del director judío volvería a dar en el blanco.
Irónico y encantador.

sábado, 14 de agosto de 2021

AL FILO DE LA VENGANZA

"Al filo de la venganza" forma parte de la ristra de películas que, en la era del videoclubismo, me hicieron titubear. Es decir, las alquilé consciente de y atraído por su naturaleza. Una vez consumidas, me resultaron tan insoportables que las devolví sin efectuar la reglamentaria y consecuente copia. Pero luego, motivado por la culpa, regresé a por ellas. Las vi de nuevo... y seguía sin cogerles el tranquillo. Eran causas perdidas para mí (otras que andan en el listado son "Scalps", "Terror Caníbal", "Eliminator", "Creature" y "En busca del dragón dorado").
Sin embargo, pasadas varias décadas de aquel primer intento, era momento de darle una nueva oportunidad a "Al filo de la venganza". Así que me la agencié y... aquí tienen el respectivo rollete.
Cuenta la historia de dos chavalas taradas, ambas hijas de mafiosos, que salen del manicomio y, para celebrarlo, montan una party repleta de machos. No pasará mucho tiempo hasta que aparezca una figura (cuya identidad se supone un misterio pero, vamos, canta desde buen principio) dispuesta a aniquilarlos a todos... a los invitados que poseen rabo, digo. Y eso es todo. Efectivamente, estamos ante un slasher tardío (1989) y un poco rarito, así que olvídense de la directa alusión a "Arma Letal" que hacen el título original -"Murder Weapon"- y, sobre todo, el póster. Nada, todo mentiras para atraer a incautos.
Que el ínclito y legendario exploiter David DeCoteau -produciendo desde su flamante pero fugaz "Cinema Home Video"- firmara la película resultante con el seudónimo de Ellen Cabot (según leí, el nombre de una compañera del colegio a la que detestaba) demuestra claramente que era consciente de la roña que estaba facturando.
Porque sí, my friends, vista hoy "Al filo de la venganza" sigue siendo increíblemente costrosa. Horripilante. Mala como el demonio... pero, claro, sabiéndolo de antemano, y con la pátina del transcurrir del tiempo en su favor, pasamos de odiarla a considerar su condición basuresca entrañable y graciosa. Tiene toda la pinta de ser una de esas típicas operaciones que se hacían dentro de los parámetros del zetismo Californiano, a base de sacar provecho a la disponibilidad del equipo sobrante de un film previo. Es decir, tienes la cámara, el casoplón y sendos actores o técnicos para cinco días más... pues venga, hagamos otra peli. Da igual lo qué, pero hagámoslo. Por eso me cuesta un huevo no pensar que durante el rodaje hubo un buen chorro de improvisación. Es el único modo de explicar esos diálogos increíblemente idiotas, sin sentido, banales e innecesarios -listos para rellenar la mayor cantidad de metraje posible- y muchas de las situaciones ridículas.
Sí, hay momentos para el descojone ¿involuntario?. Mi favorito es cuando el asesino, luciendo chupa y con el rostro cubierto con un saco, se planta de sopetón, cuchillo en alto, a una distancia considerable de dos machos armados con pistolas cargadas de balas. ¿Y cómo reaccionan al verle? ¡gritan asustados y corren a esconderse, agachados, en un rincón de la estancia! Cualquiera diría que DeCoteau lo hiciera así aposta, en plan chiste, pero la duda contribuye a nuestro alucine y posterior risotada.
Tampoco es moco de pavo el arranque del film (rodado seis meses antes que el resto). Una auténtica locura casi surrealista (se supone es un sueño), con la churri que no para de untarse el cuerpo a base de aceite o crema solar, una y otra vez, incluso cuando daba la sensación de que ya había terminado. Casi parece parida por el Jesús Franco de los ochenta... lo que no es tan raro porque David DeCoteau se ha declarado fan de aquel en alguna que otra ocasión.
En general los efectos de maquillaje y tal son un poco chuscos (destacando ese cuchillo capaz de degollar con el filo puesto de lado) pero, por contra, contiene un crimen brutal putamadremente facturado: la cabeza hecha trizas mediante mazo. Según los créditos, J.R.Bookwalter (director de "The dead next door", "Ozone" + "Robot Ninja") y parte de su equipo andan metidos en la tarea.
En el reparto destacan nombres -y ubres- muy características del gremio en aquel momento. Tenemos a la pizpireta (y bastante negada) Linnea Quigley, cuyos supuestos encantos se ven ensombrecidos por los de su compañera de reparto, la tremenda Kate Russell y esas hermosamente feas/enormes tetas naturales que piden ser mordidas y lamidas. Entre los machos brilla con luz propia, inevitablemente, Eric Freeman (oculto tras el alias de Damon Charles), quien previamente nos había dejado a todos ojipláticos sobreactuando que daba gusto en "Noche de paz, noche de muerte parte 2". Sin embargo, ninguno de los mentados figura como protagonista, esa tarea recae en manos de Lyle Waggoner, a pesar de que el suyo sea un rol extremadamente secundario. ¿Por qué ello? Simplemente porque disponía de una carrera extensa en el mundo de la caja tonta y, por lo visto, en su época alcanzó cierta popularidad, así que por categoría -en una peli y un equipo donde escaseaba- le tocaba ser la estrella principal... aunque, supongo, al veterano actor tampoco le haría mucha gracia dadas las circunstancias.
Citar la presencia, televisión mediante, de Michelle Bauer y Brinke Stevens (que fea se nos está volviendo con la edad!) en "Nightmare Sisters" del propio DeCoteau. Resulta jocoso que uno de los personajes que la está viendo exclame: "¿Pero quién escribe esta mierda?". La refrescante tendencia de los cineastas zetosos de aquella época a no tomarse en serio, ni a sí mismos ni sus trabajos -también presente en San Fred Olen Ray-, contribuía a que me cayeran tan bien y me inspiraran tanto, a pesar de su incuestionable nulidad.
Bien mirado, "Al filo de la venganza" (que podría retitularse, visto lo visto, "Al filo de la vergüenza (ajena)") no es otra cosa que un remake del primer largo -no porno- de su director, "Dreamaniac": una fiesta anodina repleta de material desechable y diálogos tontos, puntualmente interrumpidos por sendos crímenes. Un coñazo. Pero, al menos, en este caso uno puede divertirse a su costa, cosa que no ocurría con la otra. Mira, ¡algo aprendió David DeCoteau en el intervalo!.

Como colofón, dejen que suelte aquí una captura muy graciosa en la que, gracias al cambio de formato, vemos a un lado de la imagen asomar un foco y a un técnico del rodaje, birra en mano. Este último dato podría aclarar un poco el desmadre general. No sé, igual estaban todos borrachos cuando hicieron "Al filo de la venganza". Y también sirve para que nos sorprenda descubrir que, tras una peli tan rastrera, con pinta de haber sido improvisada por cuatro colegas un finde, había un verdadero equipo de profesionales. Considerando esto -la existencia de peña currando para lograr algo digno y potable- se incrementa la sensación de que el talento escaseaba en el ADN de su director.

viernes, 13 de agosto de 2021

KUNG FU MASTER!

Hasta que falleció el pasado 2019, Agnès Varda era una de las supervivientes de la nouvelle vague, cabeza visible del feminismo cinematográfico y una de las directoras más queridas por ese tipo de cinéfilo embutido en un  jersey con cuello de cisne y que fuma en  pipa. En nuestro país sentó bastante cátedra para las nuevas generaciones con “Los espigadores y la espigadora”, pero los señores de 70 años que la consumieron en pequeñas salas de arte y ensayo, le guardan un gran respeto a la directora Belga.
Por norma general, no es el de Varda un cine al que yo me acerque más que de excursión, pero conteniendo este ciertos elementos que me puedan llamar la atención, puedo llegar a valorarlo positivamente según qué película. En cualquier caso, que no me atraiga el cine para intelectuales no significa que, puntualmente, me guste.
Pero para decidirme a ver una película de Varda no me decanté por uno de sus grandes clásicos, si no que tuvo que ser una película que se asemejase un poco a los subgéneros que suelo consumir, y en esta ocasión, Agnés Varda, se casca en plenos años 80 una película de mujer madura seduciendo a jovencito imberbe. Como “Jugando con fuego”, como “Malicia”, como “My Tutor” o como “Polo de limón”, pero abordando todo el tema de follambre desde el realismo, desde el drama, y tratando el tema de manera muy sutil. En “Kung-Fu Master!”, cuyo título hace referencia al famoso videojuego de arcade ya que su joven protagonista es un fanático del mismo, una cuarentona divorciada con una hija adolescente y otra más pequeña, se enamora del compañero de clase de la mayor, un muchacho de 14 años al que también parece tirarle la mamá de su compañera. Entre escenas costumbristas y con una voz en off siempre explicándonos lo que siente la cuarentona, la relación se va desarrollando hasta tal punto que, un día, en una celebración familiar, la mujer es sorprendida por su hija besando al muchacho, motivo por el cual sentirá repulsión hacia su madre. Esta, pensando que quizás se ha enamorado del crío por algún tipo de frustración al no haber tenido un hijo varón, se lo contará a su propia madre, quien lejos de condenar los deseos de su hija le propone que se lleve al muchacho de vacaciones a su casa al lado del mar, junto con su hija más pequeña, para que vivan la relación como si de un matrimonio se tratase. Al volver de las vacaciones, la mujer será una apestada de la sociedad y le retirarán la custodia de la hija mayor, del mismo modo que se le prohibirá tener contacto con su amado adolescente.
Se trata de una muy buena película, interesante, blanca —la relación entre la pederasta y el muchacho se reduce a un par de besos y abrazos, todo muy platónico— y condenadamente entretenida, que más que explotar cierto sensacionalismo muestra lo que bien podría ser la fantasía recurrente de algunas mujeres cuando llegan a determinadas edades. Se da a entender, viniendo además idea y  guion por parte de dos mujeres, que toda mujer en algún momento de su vida, váyanse ustedes a saber por qué, se ha enamorado de un adolescente.
Me la tragué con total fascinación, y, al finalizar el visionado, quedé de lo más satisfecho. Muy buena película.
“Kung Fu Master!” se gestó cuando Varda se instaló en el hogar de Jane Birkin, que protagoniza la película, con motivo de la filmación del aclamado documental “Jane B. per Agnés V.” La Birkin, tras comentar con Varda la posibilidad de contar esta historia para el cine, comenzó a desarrollar la idea durante el rodaje y, durante los tiempos muertos, ambas, actriz y directora, escribieron el guion de esta película al unísono. Para cuando se pusieron a rodarla, todo quedaba en casa porque para interpretar a la hija mayor de la Birkin se contó con su hija Charlotte Gainsbourg que contaba entonces con 14 años. El muchacho seducido y seductor estaría interpretado por el propio hijo de Agnès Varda fruto de su relación con Jaques Demy, Mathieu Demy, que entre los besitos y que hay una escena en la que le toca una tetilla a la Birkin, se puso las botas en esa película.
Con todo, y pese a la confianza que hubo en todo momento porque, prácticamente, estaban en familia, ya de mayor, la Gainsbourg dice no guardar un grato recuerdo ni de esta película, ni de el documental sobre su madre, porque en general, el ambiente estaba como enrarecido. Y es que ver a tu madre pegarse el filete con un chaval de tu edad no debe ser plato de buen gusto para nadie.
Obviamente, eran los ochenta y las cosas se enfocaban de otro modo, pero a día de hoy, me gustaría saber el tipo de controversia que pudiera generar una película como esta, por mucho que sus principales artífices fueran mujeres. De hecho, es que parece que su condición les concede una licencia para hacer lo que les de la gana , aunque, como digo, la película es sutil y no llega nunca a sumergirse en rollos escabrosos.
Agnés Varda, pronto se dio cuenta de lo poco hábil que estuvo a la hora de elegir el título de la película, porque aunque es muy acertado, no solo por el uso que se hace en la película del videojuego en cuestión que incluso llega a ser un vínculo que une a la cuarentona y el zagal fuertemente, sin porque resulta una alegoría del maestro y el alumno. Jean Birkin se convierte en el maestro de kung fu de Mathieu Demy en el amor, obvio, pero, comercialmente, el título fue un suicidio porque el público no se enteraba de qué demonios iba la película. Incluso, cuenta Varda, que muchos pensaban que entraban en el cine a ver una película de artes marciales, o la adaptación a imagen real del famoso videojuego. Por eso, aunque “Kung-Fu Master!” quedó como el título oficial e internacional, la película se estrenó en vídeo bajo el título “Le pettit amour”, mucho más explícito, pero menos genial que el inicial. Tiene gracia el asunto. En nuestro país quedó inédita hasta que ahora se ha rescatado en su versión remasterizada para las plataformas digitales.
Merece la pena echarle un visionado.

lunes, 9 de agosto de 2021

ESTE CUERPO ME SIENTA DE MUERTE

“Este cuerpo me sienta de muerte” es una película absolutamente contemporánea, estrenada en plena pandemia y de las primeras películas que comparten su vida comercial en plataformas de streaming y cines al mismo tiempo. Además se trata de un film que, estrenado bajo estas complicadas tesituras, logra doblar su presupuesto y que, perteneciente a la factoría Blum —Blumhouse— encaja perfectamente en lo que podríamos considerar, por poner una etiqueta rimbombante que ni siquiera existe, “nuevo cine millenial”. Con lo cual se trata de una película muy pensada para un público comprendido entre los 15 y 30 años que inevitablemente peca de postmoderna, y homenajea, no solo las películas de los 80 (que parecen perpetuos) sino también  películas de décadas más cercanas como la de los 00. Así, “Este cuerpo me sienta de muerte” es una suerte de comedia slasher cuyos referentes son, por un lado —y el más directo— una película protagonizada por Jamie Lee Curtis con cierto culto (a pesar de no tener nada especial) titulada “Ponte en mi lugar” en la que madre e hija se intercambian sus respectivos cuerpos (a su vez, basada en  el clásico Disney “Viernes Loco” de 1976 con Jodie Foster). Por otro lado, con las miras puestas en los slashers de última hornada, homenajea la saga de “Viernes 13”, aunque lo hace bastante a su bola. De hecho, el título de producción era “Freaky Friday The 13th” quedando implícitas en el mismo ambas referencias, aunque al final se estrenó con el mucho más soso “Freaky”. Huelga decir que el título castellano es una putísima mierda.
Con todo eso, lo que no deja de ser la película, es un lucimiento para un cada vez más perdido Vince Vaughn que, para el caché que cobraría por protagonizarla, podría haber pasado de ella. Supongo, que el hombre tendrá que comer. Y es que aunque a esta cinta la avalan buenas críticas y el beneplácito del público, a mí me parece una chorradita de fórmula bastante fallida. Aunque sus intenciones son buenas.
La cosa es simple; un psycho killer se dedica a hacer de las suyas en entorno estudiantil, cuando tras una masacre encuentra una antigua daga mexicana que parece venirle muy bien al hombre. Esta es una daga con ciertos poderes que propiciará que, cuando apuñala a una jovencita apocada con ella, sus cuerpos se intercambien pasando ella a estar dentro del cuerpo del psycho killer y viceversa. Cuando se dan cuenta de que sus cuerpos han sido intercambiados, la muchacha, ahora dentro del cuerpo del gigantón que es Vaughn, tendrá 24 horas para apuñalarle a él y establecer un nuevo intercambio de cuerpos, o de lo contrario este  estado será permanente. Comienzan así los enredos y los acuchillamientos.
Pensándolo bien, el problema lo tengo yo, que creo que ya estoy mayor para este tipo de productos. Además que no me acaban de encajar los contrastes de los que hace alarde la cinta, puesto que,  si el humor de esta es absolutamente blanco y cursi, el gore que se nos muestra es una auténtica burrada y durante todo el visionado no dejo de pensar que una cosa no casa con la otra, que no queda bien. Al margen de eso, no es una película que me resulte en exceso divertida. Incluso por momentos me aburre. Tampoco me gusta que la película tenga un protagonista que, al final, es una estrella de Hollywood  muy reconocible al que por contrato se le tiene que ver el rostro todo el tiempo, y me carga ver a Vince Vaughn emulando ser una jovencita torpe y virginal, y más, cuando los primeros minutos de película, en los que se nos muestra al personaje, este lleva puesta una máscara parecida a la de Jason Voorhees (no llega a ser de hockey, pero intentan que Vaughn se parezca a Jason por todos los medios) y se va cargando a jovencitos con una contundencia que, por momentos, parece que estamos ante una película que puede que esté muy bien. Sin embargo pronto se convierte en un episodio de Halloween de “Salvados por la campana”. Resulta, casi, un slasher muy bruto, pero para niños. Tampoco me funciona Kathryn Newton intentando actuar como un violento psycho Killer. En definitiva, que, sin repugnarme, no es una película que me haya gustado mínimamente.
Dirige Christopher Landon, que tampoco me vuelve loco con sus películas de “Feliz día de tu muerte”, pero que, sin embargo,  se cascó una de las mejores entregas de la saga “Paranormal Activity” con “Paranormal Activity: Los señalados”. No creo que sea un mal director, pero le queda hacer todavía tres o cuatro películas  para demostrarme que “Este cuerpo me sienta de muerte” es solo un manchurrón en su curriculum… aunque a todo el mundo parece encantarle esta fruslería.

domingo, 8 de agosto de 2021

TRAILER DE "BACKSTAGE (EN BUSCA DE LA FAMA)" (Y FINAL)

"Backstage / En busca de la fama" narra la apasionante historia de Kate Lawrence, una famosa cantante pop que quiere ser actriz de cine. No obstante, nadie la toma en serio y termina conformándose con aparecer en una obra de teatro... cosa que, seguramente -y aunque no he visto la peli-, le bastará para triunfar.
Bien, a Kate Lawrence le daba vida Laura Branigan, una cantante de pop más o menos famosa (canciones suyas llegaron a sonar en los soundtracks de "Flashdance", El príncipe de Zamunda" o "Los Cazafantasmas") que quería triunfar como actriz de cine. Justamente, "Backstage / En busca de la fama" se diseñó para ello. La diferencia (asumiendo que la peli termine bien) es que Laura no lo consiguió, conformándose el resto de su vida (y remarco "resto de su vida", que la pobre falleció de aneurisma cerebral en el 2004) con papelillos en pelis y series de segunda. Aunque, al menos, musicalmente las cosas le iban mejor. Ya es algo.
Pues sí, hijos míos, con un producto tan sosaina ponemos punto y final a nuestros domingos de trailer. Y ya tenía ganas, la verdad, que estaba hasta los cojones del tema.
Esperamos que hayan disfrutado de la aventura.

   

sábado, 7 de agosto de 2021

ENTERRADO VIVO (MORTUARY)

Una de aquellas raras películas de terror que, adornando como adornaban los estantes de los video-clubs en mi adolescencia, nunca jamás alquilé. Jamás. No hay muchas de estas, pero de vez en cuando alguna cae y, en fin, que es una alegría para las entrañas y el espíritu sentarse virgen ante la pantalla. En este caso hablamos de un producto del año 1983, originalmente titulado "Mortuary" (nada que ver con la ñordilla posterior de Tobe Hooper) y que en España se conoce como "Enterrado Vivo".
Pues bien, aquí de enterrados vivos, nada de nada. Tampoco manos saliendo de sus tumbas. En realidad la cosa gira en torno a una chavala traumada por el asesinato de su padre. El novio y un colega un día se cuelan en el mortuorio del pueblo y presencian una misa negra, o una sesión de espiritismo, no está del todo claro. En su huida, el colega es asesinado por una siniestra presencia vestida de negro -capa incluida- y el rostro pintado de blanco. El novio se salva y vuelve a los brazos de su pareja -aún traumada-. A esta le echa los tejos el rarito del pueblo, que no es otro que el hijo del dueño del mortuorio. Y sí, todo este caos al final converge en un desenlace más o menos clarificador, incluida sorpresita.
En realidad "Enterrado Vivo" es -por mucho que lo quieran revestir de "algo más"- un slasher. Uno que me senté a ver con tanta predisposición a disfrutar que, en fin, no puedo decir que mis impresiones sean muy fiables. Y lo disfruté, ya lo creo. Por su estética, por esas escenas en la roller disco, por el escaso pero llamativo gore y por el look del asesino, realmente inquietante... al menos durante un ratillo. Hasta que descubres claramente quien se oculta tras el maquillaje -que luego resulta ser una máscara-. Digamos que le perdoné todas las cagadas, como la trama confusa, algunos momentos risibles (los chavales que, a pesar de vivir intensos momentos de terror, no tienen problema alguno en quedarse solos, reír alegremente y bailar música disco en cuanto se les presenta la ocasión), actores malos y, cómo no, esa modorra tan afín al subgénero. Pero comparada con todo lo que se hace y veo últimamente, pues joder ¿qué quieren?.
El reparto es bien llamativo, sobre todo por la presencia más que notable de un jovencito Bill Paxton interpretando al "rarito" (o al "nerd" según se mire) o la de Lynda Day George - menudos mondongos gastaba- y Christopher George, ambos pareja en la vida real y que, un año antes, habían asomado el careto en "Mil gritos tiene la noche". Por desgracia, él murió tras "Mortuary", cosa llamativa teniendo en cuenta que, ejerciendo de dueño de la funeraria, suelta unos pocos "speechs" sobre las inevitables fatalidades del fenecimiento.
La fotografía se la debemos a toda una leyenda, Gary Graver, señor que no tenía manías en currar para Orson Welles, luego Fred Olen Ray y, encima, dirigir sus propias chapuzas zetosas.
El máximo responsable/culpable de "Enterrado vivo" es Howard Avedis, director de otros títulos más o menos emblemáticos como "Jugando con fuego", comedia teen con regusto a thriller, o la que sería su última película, "Venganza Final", cuyo llamativo reparto venía encabezado por David Naughton y Barbara Crampton.
En cuanto a "Enterrado vivo"... bueno, pasable si le quitamos el filtro nostálgico. Gozable si se lo dejamos. Allá ustedes.

viernes, 6 de agosto de 2021

WHORE 2

Amos Kollek, escritor y director israelí afincado en los USA que en la década de 00 tuvo una película de relumbrón a nivel salas de arte y ensayo y festivales titulada  “Comida rápida, mujeres activas”, tenía bajo el brazo, a mediados de los 90, una pequeña producción casi de carácter underground sobre el mundo de la prostitución que, protagonizada por él mismo, se tituló durante su periodo de gestación “Bad Girls”. Se trata de una película que mezcla la ficción con el documental, y en ella, un escritor (el propio Kollek) que trabaja en un libro sobre la vida de las prostitutas, se documenta a través de entrevistas que realiza a trabajadoras de la calle. Tras escuchar el testimonio de las meretrices, se escenifican pasajes de sus historias que formarán el fino hilo argumental del que se nutre la película, a la vez que se introduce una ficción en torno al thriller en la que el escritor se enamora de una de las putas entrevistadas, a la par que se verá inmerso en un asesinato.
A la hora de que esta película se distribuyera en cines, los distribuidores, al más puro estilo exploitation y aprovechando ciertos vacíos legales, decidieron estrenar  la película como si se tratara de una secuela directa de “Puta”, de Ken Russell, que un par de años atrás había supuesto un pequeño éxito para el cine independiente, así que cambió su título original, “Bad Girls” por el de “Whore 2”. Y esa es toda la relación que esta película, bastante superior a la de Russell —que también empleaba el estilo documental sin llegar a serlo, esta en cierto modo sí que lo es—, tiene con la que le precede.
La gracia del asunto, no obstante, es que todas las prostitutas que son entrevistadas en la película y que luego, incluso actúan (excepto una de ellas interpretada por la actriz Marla Sucharetza) eran prostitutas en la vida real, con lo que nos encontramos ante una muestra de cinema vérité de finales del siglo pasado nada desdeñable.
Estilísticamente, la película es cruda y salvaje, rodada en cuatro tercios, mucho uso de la cámara al hombro y estilo guerrillero. La narración es fluida, y la combinación de entrevistas con ficción en absoluto chirría, del mismo modo que las prostitutas —y alguno de sus chulos— se desenvuelven ante la cámara con bastante soltura. Vamos, que formalmente le da a “Puta” sopas con ondas.
Lo que sucede es que por su condición prácticamente amateuroide, “Whore 2”, es una película invisible que pasó completamente inadvertida en su paso por las salas y que a día de hoy solo se la recuerda por ser la secuela de una película de Ken Russell a la que tampoco se la recuerda demasiado, pero merece la pena acercarse a ella.
En  cualquier caso, y aunque comercialmente diera lo mismo, el hecho de que se trate de una falsa secuela de “Puta”, puede que la haya beneficiado en el sentido que, si no fuera por eso, cinéfilos curiosos como el que suscribre, quizás, nunca hubieran reparado en su existencia. Y eso, no es que hubiera sido una catástrofe, pero me ha gustado verla.

miércoles, 4 de agosto de 2021

LECTURAS JUVENILES - 2ª PARTE

Tras gozar de la primera entrega (actualizada a posteriori al localizar un libro extraviado en lo más profundo del armario), continuamos con el repaso a las lecturas supervivientes de mi infancia/juventú, y esta vez con dos de la colección "Austral Juvenil", según Espasa-Calpe.
Estos son los elegidos para la gloria:




AVENTURAS DE "LA MANO NEGRA" / 1965, editado en 1981
En su día, este "Aventuras de "La mano negra"" fue un bombazo. Al menos entre los de mi clase. Cierto que resultaba ya algo anticuado para nosotros -siendo originalmente publicado el año 1965-, pero la temática funcionaba a la perfección porque, ¿quién no quiso ser detective en su infancia? investigando crímenes y resolviendo misterios. Y el libro, en cierto modo, te daba esa oportunidad. Cada capítulo era un enigma a desgranar y, además, literalmente. Porque lo acompañaban unas viñetas dibujadas con mucho gracejo que había que escudriñar con atención para localizar la pista que respondía a la pregunta final del capítulo. Si no lo lograbas, pues pasabas al siguiente, que comenzaba dándote la respuesta. La movida era altamente adictiva... para un infante. Lo recalco porque, leído ahora, siendo un señor de mediana edad, con canas, sin muelas y profundamente amargado y desilusionado, le experiencia se tornó un genuino suplicio. No obstante, eso no le resta méritos como lectura juvenil, y por ello le sigo teniendo cariño y continuará a buen recaudo en mi armario.
No deja de ser curioso que el grupo de chavales protagonistas, la mentada "Mano negra" -un puñado de detectives amateurs pre-púberes más eficientes que la misma policía- resulten ahora altamente repelentes y se vean implicados en casos de tráfico de drogas y todo. Seguro que hoy día algo así no osarían publicarlo.
En cualquier caso, como cierre, les dejo un par de páginas escaneadas -con el enigma propuesto a la izquierda y la respuesta que buscar en la ilustración de la derecha-, por aquello de que se hagan una leve idea de la movida.


La respuesta es el cenicero con un cigarro encendido...
como si la señora no pudiese fumar dos pitillos
a la vez, oiga.



LIBRITO DE LAS IMÁGENES IMAGINABLES / Editado en 1982
Este curioso librito escrito e ilustrado por Fernando Hoyos (del que he buscado información, así superficialmente, sin mucho éxito) me llegó a fascinar cuando cayó en mis manos siendo chaval. No tiene texto, son todo dibujos, pequeñas historietas de pocas viñetas, con un estilo sencillo, muy elemental y limpio, pero efectivo, cuya gracia consiste en mostrar situaciones e ideas un pelo absurdas y surrealistas, como bigotes con vida propia, pollitos invisibles u hojas de árbol que caen cual bombas. Dice el autor apelar a la imaginación del lector joven, pero lo cierto es que no sé ni veo cómo, especialmente cuando no existe interactividad posible. Quizás resulte un poco empalagoso con su obsesión por la terminación "ito" y por todo el tufillo cumbayá que gasta, a base de cierta moralina velada y tal. Pero se perdona, porque es una lectura curiosa, agradable y extremadamente rápida. Comencé con la idea de coger el sueño para la siesta, y aún así, tuve tiempo de terminarlo antes de caer rendido.

lunes, 2 de agosto de 2021

PUTA

Cuando se habla de directores como Ken Russell, los plumillas, siguiendo unas pautas académicas e incluso me atrevería a decir que sociales, o simplemente por esnobismo, suelen hacerlo como si el director no se tirara pedos —cuando en realidad no se los aguantaba— y como si todas sus películas fueran “Tommy”. Por eso, a poco que lean en cualquier publicación sobre esta “Puta”, verán que se exceden en halagos, que excusan de alguna manera las posibles chapuzas, o (muy típico) que le echan la culpa de las pifias al bajo presupuesto con el que contó la cinta. Seamos serios de una puta vez; Ken Russell era un manta que por cada dos películas buenas, tiene siete que son directamente cine trash. El caso de “Puta”, que se deja ver estupendamente no obstante, es ambiguo. Se trata de un film desconcertante que yo no he sabido interpretar. No sé si es que Ken Russell tiene un sentido del humor muy fino y oscuro, o que estaba gagá cuando lo rodó y, por ende, esto se convierte en la comedia involuntaria más rutilante de la historia del cine. Y si leen a los críticos, verán que todos esquivan por todos los medios hacer alguna referencia a que, viendo “Puta”, el espectador se echa, en no pocas ocasiones, unas buenas risas. Hacen, como no, alusiones al supuesto contenido social de la cinta, pero no a que por momentos parece un sketch de Benny Hill.
“Puta”, adapta un monólogo teatral titulado “Bondage” de  David Hines, un taxista que escribía obras en sus ratos libres y que basó este texto en las confidencias que le hizo una vez una prostituta real a la que llevó en su vehículo.
Según Russell, “Puta” nace como revulsivo a la edulcorada y rosa “Pretty Woman”, sería el reverso tenebroso de la de Gary Marshall, y cuenta asimismo de manera muy teatral la historia de una prostituta que, dirigiéndose a cámara, nos narra con pelos y señales las relaciones que mantiene con sus clientes. Así descubrimos que tras estar con un pintamonas alcohólico y violento comienza a practicar la prostitución casi por accidente, pasa a trabajar para un chulo y, después, lo abandona para ganarse la vida en solitario. Todo ello rodado de manera muy tosca, casi parece una serie Z, y mostrado de forma grotesca ¿buscando el humor? Ojalá lo supiera.  La verdad es que se muestran escenas muy duras, como esa en la que un novio de la protagonista que entra en una habitación donde ella está almorzando, comienza a echar la pota de manera muy gráfica sobre su comida, o cuando un cliente se le muere mientras se lo folla. Mi sensación es que, sí, toda la película  tiene un trasfondo social, pero que a Russell se le va la cosa de las manos, rueda con una torpeza que no entiendo como nadie se ha dado cuenta de ella y le sale mal, de ahí ese tufo vodevilesco que suelta toda la película. Y en realidad esa incapacidad de un Russell cercano a los setenta tacos, es lo que dota a la película de cierto interés, de lo contrario, no sería más que un drama lleno de clichés, tópicos y fórmulas, sin nada especial. Y esa torpeza la vuelve disfrutable. Sin embargo, también se me pasa por la cabeza que todo ese tono de comedia sea intencionado y que Russell sepa lo que está haciendo en todo momento, porque los actores están sobreactuados en exceso, casi como si fuera una indicación expresa, en especial Theresa Russell, que habiendo demostrado ya de sobra que es una actriz eficiente, aquí interpreta a esta desdichada puta como si interpretase a la más feliz de la jefa de animadoras de una teen movie… así que no sé qué pensar. Con todo, la película, aunque sea por los motivos equivocados, funciona.
También es cierto que “Puta” se rodó con cuatro pesetas y que Russell, para ahorrarse los servicios de un operador llevó la cámara él mismo —y en los títulos de crédito aparece como tal bajo el nombre de Alf ¡Con dos cojones!— y que se ve que es baratucha, pero, insisto, eso no debería interferir en el extraño humor que se apodera de la película.
Se estrenó en Estados Unidos en circuitos reducidos (la distribuyó la Trimark) y rápidamente pasó a ser pasto de vídeoclubs, sin embargo, entre eso y la exportación de la cinta a distintos países (incluso llegó a prohibirse en Irlanda pese a que su contenido no es excesivamente sexual o violento), llegó a superar el millón de dólares de recaudación. No es mucho, pero si tenemos en cuenta que el presupuesto de esta película fue ínfimo, podemos hablar de taquillazo absoluto. En nuestro país se estrenó en no pocas salas y reunió a cerca de 47.000 espectadores, lo que, según se mire, no es poca cosa para una película de estas características. En consecuencia, se rodó una secuela que se tituló, en un alarde de originalidad, “Whore 2”, y de la que, si son buenos, les hablaré el próximo día.