miércoles, 30 de julio de 2014

NURSE 3-D

Una enfermera se dedica a seducir a hombres casados, los cuales, si acceden a las proposiciones de esta, serán asesinados. El caso es que la tía se quiere cargar a tantos hombres infieles como pueda. Entre tanto se  encapricha de una compañera suya a la que emborrachará y con la que se acostará, mientras se va cepillando a todo macho que, valga la redundancia, quiera cepillarsela. Y, como no, esta obsesión por los hombres infieles, viene dada por un trauma de la infancia.
Asquerosa e hipócrita película feminista –de boquilla, porque ni tan siquiera lo es. Es machismo camuflado- en la que, no obstante, no se pierde la ocasión para mostrar al publico masculino el culo, las tetas e incluso el coño depilado de la protagonista, para  que así este convoque a Onán en la privacidad del hogar.  La jamelga, mata hombres infieles, como si el concepto de infidelidad no existiera en el caso de las mujeres. Y claro, esta salvajada se justifica hacia el final de la película, cuando nuestra protagonista hace una masacre en el hospital donde trabaja, matando a todo enfermo que se le pone a tiro. Verdaderamente repugnante.
Por otro lado, es una película cuya estética recargada, a medio camino entre “Matrix” y el cómic filmado a los “300” o “Sin City”, pero en pobre, resulta harto crispante. Una película para contentar a aquellos espectadores que conocen el concepto “Grindhouse” solo porque Tarantino lo puso de moda.
Mogollón de sangre y efectos gore, si, pero la mayor parte de ellos generados en C.G.I.
Y la actriz protagonista, Paz de la Huerta, que entra en el casting tras rechazar el papel Dita Von Teese, es una mongola recauchutada, además de mala actriz que trabajó para Jim Jarmusch. Es decir, que Jarmusch necesitaba una zorra que no hablara para que se despelotara un segundo en una de sus películas y por eso la llamó. Pero es la tipeja más fea y desagradable que una cámara se ha dignado en filmar. Y en un intento de hacérnosla resultar sensual, lo que se consigue es el efecto contrario.
Judd Nelson, actor que a principio de los noventa medio despuntó, pero que ya tiene la carrera acabada dos veces, asoma por la película para morir a las primeras de cambio, y se cuenta con un cameo de segundos en el que  Kathleen Turner parece querer dejarnos claro, sin apenas abrir la boca, lo mayor y entrada en carnes que está la otrora sex symbol con algo de estrabismo. Una presencia acreditada (¿Para atraer a los fans que le queden a la Turner?) que aparece en la película como podía no haber aparecido.
Este pedazo de mierda, no obstante, bien podía existir para blanquear dinero, o váyanse ustedes a saber, porque se trata de un proyecto que Lionsgate dejó aparcado en 2011, para luego en 2013, sin motivo aparente, volverlo a retomar, rodando un par de escenas muy cutres y salchicheras en 3D y estrenarla a través de canales VOD (Vídeo bajo demanda), a la vez que se estrenaba en salas de cine especializadas por un tiempo limitado. A saber.
El director de esta puta mierda responde al nombre de Douglas Aarniokoski, que como todos los malos directores de cine acaban filmando esas series que tanto gustan a la plebe, pero antes firmó títulos tan cochambrosos como “Los inmortales: Juego final”.
Y su manera oficial de ganarse la vida, es como asistente del director  o de segunda unidad de populares películas, tanto independientes, como mainstream.
A la película, igual alguno de ustedes pueden encontrarle cierto valor a la hora de hacerse pajas, pero, por lo que a mí respecta, la protagonista me da bastante asco.

lunes, 28 de julio de 2014

BUSCANDO A PERICO

Antonio del Real, que tiene la particularidad de ser, sin comerlo ni beberlo, el único director español actual que hace un tipo de cine muy deudor de “La Españolada”, paradójicamente, inició su carrera como un miembro más de “La nueva comedia española”, es decir, que viene de un cine distinto al que hace ahora. Esto es, que al igual que los Colomos y  Truebas de turno, del Real hacía un tipo de comedia contemporáneo, marcado por la transición y la izquierda de inicios de la década de los ochenta, dónde la política, la delincuencia, la droga y el post modernismo formaban parte de esa nueva comedia, dejando atrás todos los tópicos de lo que la comedia española había sido hasta ahora. Es decir, comedia para “progres”. Y si en 2006 del Real se atrevió a hacer algo tan fuera de época como es “Desde que amanece apetece”, en 1982, y tras el éxito que supuso su opera prima “El poderoso influjo de la vida”, rueda algo tan actual para su momento como fue “Buscando a Perico”, dónde, quinquis, fachas, rojos y cocaína, forman el particular universo de esta película.
Un aristócrata de viaje por algún exótico país latinoamericano, se trae a España un cargamento de cocaína oculto en un paquete de cocos. Su ayudante, que se encarga de ellos de vuelta a españa y que ignora lo que los cocos contienen en realidad, los deja en el asiento trasero del coche. Al día siguiente, cuando va a comprar el periódico, dos quinquis le roban el coche, estando dentro de él los cocos con la coca y el hijo de este, Perico. Y de ahí el título “Buscando a Perico”. A partir de ahí, mafia, policía, drogadictos y demás morralla, entran en escena, buscando a los dos “Pericos”, con las situaciones cómicas que esto acarreará.
Hay que ver con lo moderna que resultaba esta película en su momento, lo desfasada que se queda a día de hoy. Teniendo buen recuerdo de ella de haberla visto años atrás, el volver a verla ha sido un ejercicio soporífero, a pesar del ritmo endemoniado que gasta la película.
Vendría a ser un remedo a la española de “Los Locos del Cannoball”, en la que muchos y variopintos personajes van a por algo a la carrera, todo ello convenientemente adaptado  al españolismo ochentero y haciendo alarde de lo políticamente incorrecto, como era común en el humor de aquellos días, recién salido el país de una dictadura. Y no dudo que la combinación en la época fuera explosiva – de hecho, fueron a verla más de 500.000 espectadores al cine, pero dónde de verdad tuvo tirón la película, fue en los vídeo clubs- pero a día de hoy no funciona en absoluto. No conseguí reírme nada de nada, a pesar de la predisposición que tengo yo con este tipo de productos. Ni tan siquiera entretenerme. Con la de cosas que pasan. Ya es difícil.
El reparto, plagado de grandes como Luis Escobar, Antonio Gamero, Agustín González, Santiago Ramos, Guillermo Montesinos, Ricardo Palacios o Charly Bravo, es además excéntrico hasta el punto de tener en sus filas destacadas presencias de la televisión infantil de aquellos días comoFernando Chinarro (“El gran circo de T.V.” “El loco mundo de los payasos”) o José Riesgo (“Terror en el tren de media noche”) y Juan Ramón Sánchez, Julián y Chema, respectivamente en “Barrio Sésamo” y que aquí interpretan a un mafioso y a un heroinómano respectivamente, o del mundo de la canción como puedan ser Caco Senante, o el criminal Teddy Bautista, en un rol que parodia al Alex DeLarge de “La Naranja Mecánica”.
Curiosa. Pero no ha aguantado el visionado. Una lástima, porque quería que me gustase, pero…

viernes, 25 de julio de 2014

THE LAST GODFATHER

Curioso proyecto, co-producción de Corea del Sur con USA, en la que el famoso cómico Sur Coreano Hyung-Rae Shim al que pudimos ver haciendo de maestro tortuga en “Dragon Ball Zero”, se pone delante y detrás de las cámaras para parir una película muy extraña, que aún tratando de ser lo más americana posible, indefectiblemente, tiene más ramalazos orientales que otra cosa.
Un capo mafioso decide retirarse y nombrar sucesor de la familia a un hijo que tuvo en Corea del Sur, en una canita al aire. Cuando este llega a Chicago, resulta ser retrasado mental y de aspecto avejentado, lo que no es óbice para que el capo decida mandar a sus esbirros adiestrar al chico, que como buen retrasado, no parará de hacer gracietas y meterse en líos de los que saldrá airoso, sin él proponérselo. De entre medias, un enamoramiento y una traición, para darle algo de consistencia a un producto para lucimiento de un cómico, que si en Corea del Sur es una súper estrella, en occidente no tiene ni puta gracia.
Lo gracioso de la película es que, si el retrasado en un principio es el chino, al final, resultan más retrasados el resto del reparto, Harvey Keitel, que interpreta al capo, más que ningún otro, con gesto todo el tiempo de saber que ha tirado su carrera al retrete, y que esta película le convierte en caricato mayor, superando con creces a sus partenaires generacionales, Pacino y De Niro, que también andan chocheando de producción en producción, nunca llegando a estos derroteros.
Por otro lado tenemos a Jason Mewes, que si le sacamos de su eterno rol de Jay (de las películas de Kevin Smith… no me hagan explicárselo) se encuentra más perdido que un hijo puta el día del padre. Pues imagínenselo vestido con traje de firma, haciendo de mafioso italiano, con esa voz de drogata que tiene. Vergüenza ajena provoca. El resto de secundarios, vistos en mil y una películas de mafias, no tienen la responsabilidad de dar la cara que conlleva la fama, pero aún así, son más dignos de Keitel o Mewes.
Y luego tenemos al señor director haciendo de retrasado mental. Hyung-Rae Shim es poco más que un clown, un comediante cuyo estilo es más que reconocible en su país, y por eso, sin saber apenas una palabra de Inglés, y calzando, sin disimularlo, zapatones de payaso durante todo el metraje, se centra en hacer una comedia más propia de Corea del Sur que de los USA, apostando por un estilo de humor infantil, trasnochado y meramente “Slapstick”. El resultado de ello, se tradujo en fracaso tanto en su país, como en los Estados Unidos, de hecho, comprendo el fracaso de la película, que no deja de ser una acumulación con todos los tópicos y servidos, no con especial talento, en un remedo de las películas de “Pez fuera de la pecera” como, sirvan de ejemplo, “Bean”, “Los Visitantes ¡No nacieron ayer!” y tantas otras.  O sea, un pedacito de mierda de la que todos sus implicados (en especial Harvey Keitel) se arrepienten. Ahora ¿Si me gusta? Tengo que reconocer que si, que me ha hecho mucha gracia, más que nada por el despropósito, por marciana, por bizarra, y porque parece mentira que nadie le dijera a Hyung-Rae, que salir en una película americana con esos zapatos era demasiado arriesgado.
Como ver un capítulo de Doraemon.
Shim, es también el director de “Dragon Wars”.

jueves, 24 de julio de 2014

VIERNES 13, 5ª PARTE: UN NUEVO COMIENZO

Honestamente no creo que la quinta entrega de la famosa saga horrorífica sea la mejor de todas, pero sí le tengo un cariño especial, seguramente porque se trata de la "oveja negra" de la franquicia. Un producto que es pura contradicción, tan honesta por un lado, como deshonesta por otro. Veamos por lo cualo...
Tommy Jarvis, el niño que mató a Jason Voorhees en el cuarto viernes trece, ha quedado lógicamente tocado, y tras un farragoso periplo por psiquiátricos de media Norteamérica, es ingresado en uno un tanto especial, situado en plena montaña y que aboga por confiar en los pacientes, dándoles libertad total de acción. Una vez allí los inevitables crímenes comienzan a sucederse, justo después de que uno de los chalados se cargue a otro en un ataque de ira. ¿Es Jason Voorhees que ha vuelto de la tumba (a pesar de que, se supone, fue incinerado)?, ¿es otro tipejo con idéntica mala leche?... ¿importa mucho siempre y cuando los personajes vayan cayendo como moscas?, pues no. O sí, que una vez revelado el enigma, hubo quien no se lo tomó demasiado bien. Vale, me parecería raro que, siendo lector de nueso estúpido blog, no hayas visto la película, así que lo diré: En este "Viernes 13" Jason Voorhees limita sus apariciones a pesadillas y alucinaciones, porque el otro es un impostor, un tipo que se toma la -absurda- molestia de disfrazarse del famoso psycho-killer para matar y matar... no se sabe muy bien sobre qué principio. Es decir, sí, el chaval asesinado del psiquiátrico era su hijo pero ¿de verdad ver su cadáver pudo desatar este fervor criminal? y, ya que estamos, ¿de dónde sacó el látex para hacerse la falsa cabeza?, ¿no hubiese sido más cómodo simplemente ponerse la máscara de hockey y ya está?, ¿y por qué imitar a Jason si, total, nunca deja testigos que puedan contar que le han visto?. Sí, tenéis razón, es todo una puta chufla, ridícula y absurda. Pero, cojones, que esto es un "Viernes 13"... ¡¿qué coño importa?!, ¿de verdad alguien cree que hablamos de buenas películas?... no, todos los "Viernes 13" son una mierda, TODOS, solo que algunos son una mierda simpática y entrañable (a mi modesto juicio tal vez la cuarta sea lo más parecido a una buena película, pero imagino que esto va a gustos).
Esa era la parte deshonesta. La parte honesta la tenemos en el hecho de que el produtto da a sus devotos aquello que quieren ver. Sin excusas (vale, menos Jason... aunque entonces tampoco era el icono que es hoy). Quiero decir, en aquellos tiempos la quinta entrega era la que tenía un mayor número de asesinatos, en la que morían más personajes. Y también aquella con LAS MEJORES TETAS de toda la puta saga, todavía no superadas (miento, en el remake habían un par realmente increíbles, pero eran demasiado perfectas... prefiero la espectacularidad totalmente natural del caso que nos ocupa), aunque de ello/a hablo luego.
En este "Nuevo comienzo" no hay absurdas justificaciones, ni todo ese rollo de "humanizar a los personajes" o lo de "hacerlos interesantes", ¡vamos, hombre!, aquí todos son putos monigotes dispuestos para ser asesinados brutalmente... o todo lo brutalmente que la censura permitió, porque esta quinta es uno de los "Viernes 13" -junto a la séptima- donde hubo un mayor número de tijeretazos. Obviaremos la existencia de imágenes de cuchillos hundidos en cuellos y caras que en la peli ni aparecen, e iremos directos al grano: Hay un personaje bastante irritante, una especie de churri "medio punki", "nuevaolera", "newromantic" a la que el pseudo-Jason mata de un cuchillazo en la tripa. Bien, originalmente ese cuchillazo lo recibía en la entrepierna.... pero luego algún listo pensó que era too much y lo cambió. ¡Indignante!.
Todo eso creó una especie de rechazo hacia la película. Y lo que es peor, esputado por parte de los que participaron en ella o en otras entregas de la franquicia. E incluso de algunos espectadores papanatas. Lo mejor que se les ocurría era tildarla de pornográfica, y todo porque entre crimen y crimen lo demás importa una mierda. No solo a nosotros, también a sus responsables más directos. Bien, eso es una gilipollez... quiero decir, citadme UN "Viernes 13" (sobre todo hasta la octava parte) que no tenga estructura de peli porno. ¡¡Todas la tienen!!, pero era muy fácil echar la bilis sobre la número cinco, ¿por qué?, por su director, el detestado -y fallecido- Danny Steinmann que, sí, lo han adivinado, venía del cine para adultos (lo que, claro está, se lo puso muy fácil a los criticones). Luego, cuando intentó meterse en el cine "normal", tampoco se quedó manco rodando un "slasher" en pleno boom del género ("Gemidos en la oscuridad", que firmó con pseudónimo) y la infame/osa "Calles Salvajes". Buen curriculum. Y claro, con un pasado así, y el hecho de que fuese un tirano malhumorado y berreón, pues le ha terminado otorgando la etiqueta del director-villano de la saga. Paparruchas.
Centrándonos en el resto de los implicados, merece una mención Frank Mancuso Jr., joven productor que se haría cargo de la saga durante unas cuantas entregas, hasta el punto de poner su nombre el primero de todos en los títulos de crédito –al menos en este caso-. Vaya jefe.
En el reparto cabe destacar, como anunciábamos, a Debisue/Deborah Voorhees -lo del apellido es una puta casualidad sobre la que ya se han hecho todos los chistes posibles-, la jaca que se despelota en la única escena de sexo compartido y nos deja a todos con los ojos abiertos como platos y supurando. Eso no son tetas, son milagros. Curiosamente, Debisue antes había hecho de prostituta en sendos flims, y después de la reseñada volvería al terror con "El resplandor de la muerte" donde, a pesar de bañarse en una piscina en top-less, no mostraba nada a cámara (¡¡sacrilegio!!). Por los papeles que le tocaban, no me extraña nada que acabara dejando la interpretación. Tras dar tumbos de aquí para allí y escribir algunas cosas, este 2014 reaparece como directora de una comedia "indie" de travelos, "Billy Shakespeare". La veré si sale ella desnuda... claro que ahora igual ya no esté tan apetecible.
La "final girl" de rigor, compite -inútilmente- en el tema erótico luciendo blusa mojada y sierra mecánica, se llama Melanie Kinnaman y no llegó a hacer nada más mínimamente interesante. Tampoco tiene mejor suerte -en cuestiones pectorales- Juliette Cummins, la dulce y encantadora pelirroja que le da crueles calabazas a uno de los chavales. Volvería a deleitarnos con su sonrisa en "Psicosis 3", "Slumber Party Massacre 2" y el tardío “slasher” a mayor gloria de Betsy Russell, "Camp Fear". Tal vez  Rebecca Wood (la camarera que se despelota ante el espejo) tendría algo que decir pechugonamente hablando... pero me temo que el Oscar goes to Debisue.
El otro intérprete que mola es Miguel A. Núñez Jr. encarnando a un primo lejano de Michael Jackson. Ese mismo año -1985-, volvería a enfundarse en cuero para hacer de punko en "El regreso de los muertos vivientes". Y reincidiría con algo parecido en "Los centinelas". También anduvo por "Shadowzone" (producida por Charles Band), el cuarto "Leprechaun" y algunos films "mainstream", entre ellos varios con Eddie Murphy. Vamos, que eran coleguitas. Y ahí sigue, currando.
Tampoco es moco de pavo Bob DeSimone, al que recordaréis -los que hayáis visto la peli- por su papel de ambulanciero salido y farlopero. Resulta que Bob es hermano -gemelo- de Tom DeSimone, el notorio "exploiter" surgido del porno y que puso su estampa en "clásicos" como "El sexo que habla" (sobre un coño al que le encanta paliquear), "La jungla de cemento", "Angel 3" (en todas ellas con papel pal hermanito Bobby) y la más popular, "Noche Infernal/Hell Night". Bob también intervino en "Extraña seducción" de David Schmoeller y "Calles Salvajes", que es donde conoció a Danny Steinmann. No deja de ser curioso que en una de las películas de Tom DeSimone, "Motín en el reformatorio de mujeres", intervenga como actriz Tiffany Helm, la "chica nuevaolerapunki" del acuchillamiento vaginal no procesado antes mentada. ¿Recomendación del hermano, tal vez? (y la cosa no se queda ahí, Helm también actuó en un capítulo de "Las pesadillas de Freddy" dirigido por William Malone -de "Creature", "House on haunted hill" y "Miedo punto com"-, serie en la que así mismo intervino Tom DeSimone como realizador eventual... el mundo del infracine es un fucking cleenex). 
John Shepherd interpreta al Tommy Jarvis adulto (aunque el original, Corey Feldman, se marca un cameo al principio de la peli). Resulta regocijante ver hoy a Feldman y compararlo con el Shepherd de la película. Clavados, vamos. Tanto Shepherd como Shavar Ross (el infante negrito que chilla como una niña) poco después pasarían a ampliar las filas de los llamados "Cristianos renacidos". En concreto, Ross incluso crearía una productora y haría un puñado de películas acordes a sus creencias religiosas. Los dos tienen que vivir con la culpa de haber participado en algo tan sucio e inmoral como un "Viernes 13", aunque Shavar Ross parece llevarlo mucho mejor.
Si viendo la película notáis que el psycho-killer parece adelgazar cuando se enfunda el mono negro y la máscara, tiene sentido, ya que en la mayoría de sus escenas fue el “stuntman” Tom Morga quien le confirió la vida. También ha sido "Leatherface" y "Michael Myers" en sendas secuelas de reconocibles sagas terroríficas, aunque muchas veces sin acreditar.
Podría seguir indagando en el resto del reparto y algo saldría, pero lo más interesante ya está dicho. Nos falta el co-guionista, Martin Kitrosser, que además de escribir el libreto del tercer "Viernes 13", supervisar el de las dos entregas precedentes -y de tantos otros títulos bien conocidos, como las cagadas de Quentin Tarantonto- y ser responsable de la "story" de "Los albóndigas atacan de nuevo", fue director de "Juegos diabólicos", otra quinta parte, en este caso de la famosa saga "Noche de paz, noche de muerte". Cazi ná.
David Cohen, el otro guionista, no ha currado tanto, pero entre sus pocos trabajos está el cuarto "Porky´s". La bomba.
¿Con tantos individuos integrados en el "exploitation", qué esperaba la peña de este "Viernes 13, 5ª parte: Un nuevo comienzo"?... nada bueno... en el mejor sentido. Fue "Un nuevo comienzo", desde luego, pero motivó la confección de una sexta parte mucho más ñoña y buenrollera.... ¡bah!, panda de cagones.
Es mierda, sí, pero de la que chana.

miércoles, 23 de julio de 2014

EL MIRÓN

Cuando se habla de José Ramón Larraz, en primera instancia, se suele reivindicar la etapa adscrita al fantástico que cultivó al principio de su carrera en Inglaterra. La de más prestigio, que incluye cosas como “Las hijas de Drácula”, “Síntomas” o “Violación… ¿Y?”. En segundo termino, y ya muy de lejos, se reivindican las chungadas que hizo con José Frade,  aquellas mierdas hechas con dos pesetas que se estrenaban en cines de tercera como son “Al filo del hacha” o “Descanse enpiezas”. Y  ya, para el público especializado, tiene mucho culto cosas ochenteras como “los ritos sexuales del diablo”,y a mí me llevaban los demonios porque se consideraba a Larraz un director de cine de terror, obviando que había cultivado otros géneros como la comedia, y yo rompía lanzas a favor de “Polvos Mágicos”, “Juana la Loca… de vez en cuando” o “La momia nacional”. ¡Ah! Y  Sevilla Connection”, por supuesto. Pero claro, yo si he reivindicado esos títulos, así que, los cuatro gatos que podamos ver las películas de este señor, tenemos más que trillados sus títulos más significativos. No obstante, sin ser una cosa devastadora, la filmografía de  Larraz posee muchos títulos, y casi nadie habla de lo que hay entre medias de todos esos títulos, que lo hay y mucho y muy mediocre. Y es que si todas estas películas pueden llegar a gustarme por motivos siempre ajenos a la calidad cinematográfica, estos  títulos de en medio, que pasan inadvertidos, no interesan ni a los fanáticos del terror, ni a los de las comedias cafres… pero resulta que son el grueso de su filmografía.
“El Mirón”, es una de esas películas.
Engañosa, porque tiene toda la pinta de tratarse de una clasificada “S”, y en realidad es un dramón de corte erótico, que  aun con escenas de folleteo, estas resultan blancas e inofensivas.
Una película que le valió algún que otro premio a su protagonista Hector Alterio (a pesar de que aparece doblado) que tiene que lidiar con las dos rémoras del cine español de la época (1977), que son la transición y el “Destape”. Así nos encontramos ante una rareza al tratarse de un drama erótico, y  ahí es donde la cosa deja de ser buena porque por lo demás es un coñazo de aupa, casi insoportable, al que, eso si, le encontramos muchos ramalazos de lo que el Larraz etapa inglesa fue. Y es que seamos serios, “El Mirón” es un coñazo… pero las pelis Inglesas de Larraz, a rasgos generales, más interesantes por el contenido fantástico y terrorífico, no dejan de ser soberanos y eternos rollos.
Cuenta la historia de un caballero que insta a que su mujer se folle a otros  delante de él. Incluso participa activamente en esas orgías, para luego echárselo en cara todo el tiempo y que los celos le coman. Y claro, esa es la única manera en la que él se excita… en definitiva, que es un jeta. Su madre, harta de esta situación increpará a la puta de su mujer… más o menos.
Eso sí, el producto, antes de ser visto, contaba con todos los elementos para resultar atractivo al público de aquellos años,  lo que se tradujo en una buena taquilla de 500.000 espectadores.
Junto al prestigioso, a posteriori, Alterio, tenemos a Pep Munné, Alexandra Bastedo, Aurora Bautista y Carlos Ballesteros.
Muy flojilla.

lunes, 21 de julio de 2014

LA NUEVA MARILYN

Cuando el “fanta-terror” llegó a su momento de decadencia y la productora “Profilmes” -que se la reivindica mucho y resulta entrañable, pero solo trajo a cines de tercera mierdecitas de cuarta y esa es la única verdad-  estaba ya agonizando, estos, produjeron una serie de películas que nada tenían que ver con el fantástico, pero cuyos contenidos eran más acordes con los gustos de la época. Después, ignoro los motivos reales, la “Profilmes” murió.  De esta etapa es esta “La nueva Marilyn” que según los datos del ministerio de cultura congregó 430.000 espectadores en los cines, muchos más que la película estandarte de “Profilmes”, “El espanto surge de la tumba” con 350.000, cifras estas que dejan claras muchas cosas y en el aire muchas otras.
Vamos, que el cine en este país, siempre ha estado en manos de estafadores y mafiosos. Lo estuvo entonces y lo está ahora.
Pero centrándonos en lo bonito de este asqueroso negocio, que son las películas, “La nueva Marilyn”, es una temprana película adscrita al “Destape” que dirigida por José Antonio de la Loma nos cuenta la típica historia de una jovencita muy guapa que sale de su pueblo a probar fortuna en el mundo del modelaje y el espectáculo, aprovechando su parecido con Marilyn Monroe (la prota es Agata Lys, que estando buena como ella sola, se parece a Marilyn Monroe por mis santos cojones). Su belleza implica que vaya subiendo peldaños en todo lo referente al mundo de la moda, pero también, que sea utilizada por todo hombre que se cruza en su camino, siendo el único que ella encuentra hecho a su medida, un hombre casado.
Por lo general, el “Destape” suele estar asociado a la comedia, y ahí radica la gracia de esta película, que en esta ocasión se trata de un dramón con un final que justifica el título de la película, más que por el supuesto parecido de la protagonista con Marilyn.
Pero esas cotas de dramatismo se tornan comedia de manera involuntaria a medida que se suceden las desgracias, teniendo estas que ver siempre con la cosa del folleteo; no es que a la pobre Agata Lys la utilicen… es que todo aquel ente masculino que se le acerca quiere follársela. Incluso, intentan violarla ¡dos veces! durante todo el metraje, cosa esta que además les parece muy bien a dos testigos de una de las intentonas. Cuando la pobre chica logra zafarse de las garras de su agresor, un grupo de personas le arropa y dos jóvenes que hay entre ellos, aún viéndola sufrir y llorar, no para de acosarla con tocamientos leves y diciéndole obscenidades. Y cuando  preguntan que ha pasado, alguien responde: - Un obseso sexual que ha intentado violarla. – A lo que uno de los jóvenes responde: - Ya somos dos.
Obviamente, la intención de De la Loma no es que el público se ría, sino que se consterne… yo me descojonaba.
¡Atención Spoiler! Al final de la película, el personaje de Agata Lys, acaba muerta por sobredosis de barbitúricos. El detonante para que ella decida hacer esto, no es el acoso al que está sometida a diario, ni que intenten violarla sin ton ni son, no. Decide suicidarse cuando descubre que el fotógrafo que la descubrió y con el que vivió un pequeño romance, es maricón. Cágate lorito.
Obviamente, todo el sensacionalismo y amarillismo que desprende la película, es muy de De la Loma, que le gustaba lo sórdido cosa mala, y que demostró a lo largo de su carrera ser un director de lo más irregular –por no decir que un manazas- a juzgar por muchas de sus películas, que si esta “La nueva Marilyn” roza el ridículo por lo exagerado de su dramatismo (no obstante, es entretenida, lo que ya es mucho), con la saga de “Perros Callejeros”, yo creo que demostró ser un buen director, aunque el variado pelaje de su filmografía, muchas veces dejara claro que era todo lo contrario.
Esta no sería, en todo caso, de sus peores films.
Junto a Agata Lys en el reparto tenemos al siempre eficaz Ricardo Merino, José María Cases, el a posteriori intelectual y autor de prestigio Mario Gas y, sobretodo, el enigmático José María Castelví, cuya carrera se resume de la siguiente manera: Hizo de co-protagonista para está película, cuatro años después fue cámara para la película-vehículo para Julio Iglesias “Me olvidé de vivir” y, pasados cuatro años más, dirigió la película de culto “Poppers”, para no volver a saberse nada de él, al menos en el ámbito cinematográfico.


miércoles, 16 de julio de 2014

PARADISO

Es curioso decir que una de las películas que más me ha gustado en lo que llevamos de  año, es una película vanguardista, contemplativa y con claras ínfulas artísticas. Bueno, es que no solo de género vive el hombre, despreciar otras corrientes cinematográficas es de ser auténticos mentecatos, y no fijarse en lo que ocurre ahí fuera, de tristes. Opino que el cine es cine, y que géneros, corrientes o movimientos pueden convivir juntos en armonía. Hay que apreciar en su justa medida cada película, medirlas por un varemo concreto, no por el mismo rasero a todas, porque eso es de idiotas. En ese aspecto, ¿Cuáles son las dos mejores películas que llevo vistas este año? Claramente, “The Amazing Spider-man 2” y “Paradiso”, que ya de paso, hay que decir que es española.
Lo triste es que quien comparta conmigo la opinión de que “The Amazing Spider-man 2” es una de las mejores películas del año, ni reparará siquiera en la existencia de “Paradiso” y si la descubre tampoco le prestará la más mínima atención. Ni que decir tiene, que el público natural de “Paradiso”, te mirará por encima del hombro siempre, y despreciará “The Amazing Spiderman 2”, porque para ellos, eso no es cine. Yo digo que a ellos no les gusta el cine; les gusta decir “Mira que películas más intelectuales veo”. Así que hablo de algo utópico. No habrá armonía: Solo públicos en Guerra.
El caso es que comulgo mucho con las maneras de hacer de este Omar A. Razzak. Cine a los márgenes del cine que retrata la vida cotidiana y filmado pasando por alto las reglas establecidas y los academicismos. Algo que me apasiona y me entusiasma. Sin embargo me revienta, repele y repugna que quienes practican esta forma de cine, suelen ser en el 99, 9% de las veces unos posers y unos pedantes de la hostia. Suelo odiarles a muerte. Tras ver “Paradiso” pensé que Omar A. Razzak pudiera ser la excepción que confirma la regla… pero tras leer un par de anotaciones suyas en el interior de dvd, ya me bajé de la nube. Razzak es un poser más, un pedante más, como Albert Serra. Como todos. Pero al margen de lo que me parezcan sus máscaras, sus películas me parecen fascinantes. En particular esta “Paradiso” me parece soberbia, Tanto que me hubiera gustado haberla hecho a mí.
Festivalera y con algún premio en su haber, en “Paradiso” se hace un retrato de los empleados y algunos de los clientes más asiduos –que se dejaron grabar- del último cine X que aún está funciona en Madrid, el “Duque de Alba”,  local este que tengo el placer de conocer, pues en tiempos de estudiante, haciendo pellas, una mañana acudí con dos compañeros a visionar el programa porno en sesión continua que proyectaba (algo de las mil y una noche porno, y una española con un señor calvo y con bigote que no alcanzo a recordar los títulos) para pronto salir escopetados de aquel local, porque a ver cine, no es a lo que iban la mayoría de sus clientes. Y nos pilló con la ingenuidad de los 15 años.
Omar A. Razzak, sitúa la cámara en lugares estratégicos del recinto la mayoría de las veces, y luego añade al montaje los momentos más interesante que su cámara registra, quiero creer, que sin trampa ni cartón, con esos gays un tanto extraños y del todo marginales que ligan, charlan en el vestíbulo o en la terracita que hay habilitada para los fumadores, cuando no, se ponen a cantar en plan diva folclórica, conscientes de que una cámara les graba. O esos freaks que viven por el barrio y que acuden a la sala, ya sea de visita, o en calidad de cliente, a charlar con los empleados del cine. Y sobretodo, el encargado/operador de cabina, con años al mando de ese cine, intentando restarle sordidez a tan triste local, colgando posters de películas mainstream cuya pantalla nunca proyectará, haciendo en la entrada divertidos escenarios – si es el mundial de fútbol, camisetas de la selección en los maniquiés, si es navidad, el árbol o el nacimiento- y perfumando la mierda de local en el que trabaja. O la taquillera a la que la queda el canto de un duro para jubilarse, y que va a dejar a nuestro protagonista más solo que la una en ese sórdido lugar.
Todo ello con la cámara colocada, muchas veces, a modo de  “cámara oculta”, y mostrándonos un montaje del todo sutil. Casi parece un cuento de hadas.
Todo ello tomándose su tiempo en los planos, con un tempo lento que es el único que requiere la película, máxime, cuando trabajar allí tiene que ser un infierno por el que no pasan las horas.
En definitiva, una pequeña pieza que por las formas, maneras e incluso intenciones, amén del crudísimo vídeo, que en tiempos del HD no tiene ni un solo filtro con el que embellecer la imagen, que me ha parecido una absoluta maravilla, cercana a la obra maestra.
En cuanto al director Omar A. Razzak, debuta en el largo con este experimento al que, para poder catalogar, han tildado de documental.

martes, 15 de julio de 2014

OZ, UN MUNDO FANTÁSTICO

Los ingredientes son, a priori, los adecuados para dejar huella en toda una generación: Año, 1985. Producción Walt Disney de imagen real que se anuncia como continuación directa de "El mago de Oz", adaptando a la par los dos libros secuela originales escritos por el mismo L. Frank Baum, "The Marvelous Land of Oz" y "Ozma of Oz". Y, sin embargo, ahora que todo lo ochentero mola tanto -más aún si hablamos de cine-espectáculo- pocos parecen acordarse de "Oz, un mundo fantástico", traducción que recibió en España el mucho más directo y adecuado "Return to Oz" (no confundir con "Oz, un mundo de fantasía", el puto estropicio que perpetró Sam Raimi en 2013). Por lo visto 1985 no fue precisamente el año de Disney, porque también entonces estrenaron la famosa "Taron y el caldero mágico" que fue un desastre comercial por resultar demasiado siniestra. ¿Es ese el mismo caso de "Oz, un mundo fantástico"?... pues en parte sí, pero en parte no.
Veréis, según he leído por ahí, hay quien achaca el fracaso a que la peña esperaba una continuación pura y dura del clásico de 1939, el colorido musical con Judy Garland y, no, esta nueva aventura queda bastante, bastante lejos de aquella. No incorpora canciones y, como decía, Disney insiste en apostar por un tono tirando a oscuro y extraño. El cocktail resultante, obvio, fue lo bastante indigesto como para que las familias no acudieran en masa al cine a verla, quedando así como una pequeña pieza anómala en el siempre reivindicado panorama cinematográfico de tan florida década. Es más, ni tan siquiera yo piqué a pesar de que "Fotogramas" inundaba sus páginas con enormes fotos del film y su peculiar fauna. Tal vez también se debiera a la edad, en 1985 cumplí los 13 y prefería ver cosas como "Regreso al futuro" antes que productos -aparentemente- para críos. Ayer noche fue mi primera vez.
Han pasado seis meses desde que Dorothy llegó del mundo de Oz. Desafortunadamente nadie cree las historias tan raras que cuenta sobre leones cobardes y hombres de hojalata, así que deciden llevarla a un inquietante psiquiátrico para someterla a electroshock (!!!!!). Pero, justo antes de que el doctor pueda darle al "On", se funden los plomos y Dorothy escapa. Cae en un río y la corriente se la lleva hasta... el mundo de Oz.
Una vez allí, y en compañía de una gallina habladora (esta vez Totó se ha quedado en Kansas), descubre que el paso del -poco- tiempo no ha tratado nada bien ni al camino de las baldosas amarillas, ni a la ciudad Esmeralda, que se encuentran en ruinas. Para colmo, los habitantes parecen haber sido convertidos en piedra, incluidos el león cobarde y el hombre de hojalata. Al Espantapájaros lo han secuestrado. ¿Quién es el culpable?, un personaje llamado Rey Gnomo que habita en el interior de una montaña. Así las cosas, Dorothy hace nuevos amigos, un soldado mecánico que funciona a cuerda (Tik-Tok), Jack Pumpkinhead (con una calabaza sobre los hombros) y un alce disecado y, tras enfrentarse a una malvada bruja de cabeza intercambiable, pone camino a la montaña para rescatar a su viejo amigo relleno de paja.
Pues sí, "Oz, un mundo fantástico" hace gala de algunos ingredientes bastante rarunos y oscuros. El arranque ya tiene tela, con esa Dorohty a la que dan por chalada y su ingreso en un manicomio donde piensan freirle el cerebro. O el deprimente estado en que se encuentra el mundo de Oz. Telita. Pero es que luego la cosa no mejora mucho. Todo es bastante surrealista y absurdo. La secuencia en que la bruja mala despierta sin cabeza y persigue a la niña mientras los perolos que tiene guardados en vitrinas gritan como posesos. La llegada a la montaña, donde el Rey Gnomo la someterá a una prueba de los más chorra y arbitraria, sin mucho sentido ni justificación. O, ya puestos, el poco coherente modo en que los héroes acaban con él.
Tampoco resulta tranquilizador cuando, una vez resuelto el entuerto, Dorothy se despide de sus amigos apresuradamente, casi contra su voluntad y no demasiado "happy-mente", mientras la princesa que la devuelve a Kansas se la mira fijamente y sin transmitir ninguna emoción (tal vez ello se deba al talento limitado de la actriz que le da vida, ¿quién sabe?). Claro que también podría pensarse que lo narrado se trata de, simplemente, el efecto del electroshock sobre el joven cerebelo de la protagonista. El Rey Gnomo se parece mucho al doctor y la antipática enfermera de aquel es igual que la bruja de las cabezas intercambiables (ambos son los mismos actores). O el hombre mecánico, que recuerda vagamente a la máquina de electroshocks. En fin, saquen sus propias conclusiones que yo sacaré las mías.
Supongo que el presupuesto de la película sería generoso, aunque no tanto como para superar pequeñas limitaciones técnicas propias de una época en la que los efectos especiales todavía eran mayormente artesanales. Por ejemplo, Jack Pumpkinhead y el Espantapájaros apenas lucen articulaciones en sus rostros. Uno estira la calabaza y el otro abre un poco la boca, pero de ahí no pasa (y según he leído, efectivamente ello se debió a que no quedaban más dólares en el banco). Pero tampoco molesta. A un anciano de mi porte ya le mola eso de encontrarse con trucajes de la vieja escuela: un porrón de stop-motion, otro porrón de animatronics, bastantes mate paintings, algunos cromas, etc, etc. Delicious!!.
Dichas limitaciones impiden que sus responsables puedan desmadrarse mucho más, centrando la historia en los personajes y las situaciones justas y exprimiéndolos lo máximo posible... aunque sea a base de diálogos. Pero vamos, que la peli está maja. Resulta entrañable toda ella. Cierto es que llegada la parte del Rey Gnomo se torna un pelín plomiza, pero aún así uno la puede disfrutar y, obvio, ponerse nostálgico en el proceso.
A pesar de que el invento no rulara favorablemente en las taquillas, generó cierto -bonito- merchandising y, como era de prever, un selecto club de fans. Pueden ponerse al día sobre todo eso y más en esta web. Habitando un mundo tan extraño como el nuestro, ¿quién necesita a Oz?.
En cuanto al personal implicado, encontramos nombres bastante curiosos, comenzando por el reparto. A Dorothy le da vida, en su debut cinematográfico, una requetejovencita Fairuza Balk, cuyas inconfundibles agresivas facciones volveríamos a ver en películas como "Cosas que hacer en Denver cuando estás muerto" (interpretando a una puta teenager), "Jóvenes y brujas" (el film que la hizo popular), "American History X" (como la novia nazi del prota, aquí incluso pueden verle las ubres) o en el reciente "Teniente corrupto" de Werner Herzog. La acompañan Nicol Williamson (el Merlin del famoso "Excalibur" del 81. También cura en "El exorcista 3"), Jean Marsh (haciendo lo que era su especialidad a raíz de la famosa serie "Arriba y abajo", persona estirada y antipática), Piper Laurie (la madre de "Carrie" en el clásico de De Palma. Vamos, que esto de cuidar crías no se le daba muy bien, visto lo que hizo con aquella y lo que hace con Dorothy en esta -aunque no interpreta a su madre, si no a su tía-), Matt Clark (actor básicamente televisivo de muy familiar faz), el enano de rigor, Deep Roy (que a pesar de la currada que se pegó en el "Charlie y la fábrica de chocolate" de Tim Burton interpretando a todos los "Oompa Loompa", siempre le recordaré por su intervención en "Licencia para amar y matar"), Emma Ridley (básicamente famosa por el escándalo que lió cuando decidió contraer matrimonio con tan solo quince primaveras, dos años después de intervenir en la peli de Diney, de otro modo imagino que no la hubiesen querido tocar ni con un palo) y, en un papel muy segundón, la guapa Sophie Ward (que ese mismo año se haría popular como la novia del joven Sherlock Holmes en "El secreto de la pirámide". Su carrera posterior no acabó de despegar, interviniendo en productos segundones, telefilms o cosas de terror como "Waxwork: El secreto de los agujeros negros" y "Book of Blood").
El director, Walter Murch, venía del campo del montaje, actividad esta de la que se responsabilizó en pelis del calibre de "Apocalypse Now", "La insoportable levedad del ser", "El Padrino, parte 3", "El paciente inglés" o la reciente "El hombre lobo". Durante mucho tiempo "Oz, un mundo fantástico" fue su primera y casi única peli como mandamás (lógico después del fracaso que supuso), hasta que en el 2011 su amigo George Lucas le rescató para que dirigiera un capítulo de la serie "Star Wars: The Clone Wars" (previamente Murch había trabajado como montador para Lucas en el corto "Captain Eo", que dirigía su también colega Francis F. Coppola. No en balde Lucas aparece en los agradecimientos del film reseñado y, según Imdb, Coppola hizo de eventual asistente para Murch, aunque no figure acreditado). Desde entonces ha seguido dedicándose a aquello que mejor se le da, cortar y pegar celuloide (o frames).
Es en el apartado de los efectos especiales y de animación donde encontramos también unos cuantos nombres genuinamente interesantes. Por ejemplo, Will Vinton, reputado y respetado especialista en mover plastilina, aquí máximo responsable. Lyle Conway, creador del monstruo que protagonizaba "El terror no tiene forma". Y Henry Selick encargándose del storyboard. Justamente, Selick acabaría prosperando mucho como director, suyas son "Los mundos de Coraline", "Monkeybone", "James y el melocotón gigante" y, ¡¡YES!!, la famosa y fermosa "Pesadilla antes de Navidad". Que no, que el director no era Tim Burton, era Selick, al que el de los rizos hizo sombra (en realidad la función de aquel fue como guionista y diseñador de personajes, aunque este último dato resulte algo discutible a poco que conozcas la obra de Edward Gorey). Justamente, en "Pesadilla antes de Navidad" tenemos como protagonista a Jack Skellington, que en un momento dado aparece bajo la forma de un tipo con cabeza de calabaza muy parecido al Jack Pumpkinhead de "Oz, un mundo fantástico". ¡Alehop!, y así termino con una de esas piruetas con las que tanto me gusta finiquitar estas malditas y estúpidas reseñas.

lunes, 14 de julio de 2014

BERLÍN BLUES

“Berlín Blues” cuenta la historia de un local con música en directo para post- modernos sito en Berlín, en el que actúan una cantante de éxito y su banda, dentro de la cual, el teclista, es discípulo de un maestro de música clásica que condena todo tipo de música que no sea la que él cultiva. Tanta es su dedicación al rollo clásico, que ha renunciado a todo lo demás, por lo que apenas sabe lo que es relacionarse con una mujer.
La cantante, que pone cachondo a todos pero que no se ata a ninguno, será el centro neurálgico de un triangulo amoroso entre ella, su teclista y el maestro de este, en una especie de drama para  acólitos del new-wave. Todo, rollo muy alemán, por supuesto.
Ricardo Franco, debe todo su prestigio a una adaptación cinematográfica de “La familia de Pascual Duarte” de Cela y, sobretodo, esa peliculilla que vista a día de hoy parece una parodia, algo de cachondeo, que era “La buena estrella”. Y todo su prestigio se basa en dos –si me apuran, una- películas. Parece que se olvidan de que la película que dirigió justo antes de “La buena estrella”, “¡Oh, cielos!” con el Gran Wyoming,  era una comedia sin puta gracia que recibió críticas terribles. De hecho quedó prácticamente condenada al ostracismo. Tan mala era que, de hecho, me la compré en DVD por ese mismo motivo. En definitiva, que tiene más bodrios que pelis buenas. Y las consideradas buenas, en realidad son bodrios, así que sumen y sigan.
Y ahora parémonos en este “Berlín Blues”, pretencioso intento de modernidad celuloíca,  con música  de Lalo Schifrin tanto en las composiciones incidentales como en las canciones (y que visto lo visto, se las curró lo mínimo), cuya cadencia, tempo y chabacanería, cuando la estaba viendo, me recordaba al cine de alguien. Efectivamente; al de Jess Franco. Recordemos, no obstante, que Ricardo Franco era sobrino de Jess, y que se curtió, básicamente,  en rodajes de este, así que, si, “Berlín Blues”, recuerda vagamente a una de las películas ochenteras del tío Jess, eso si, con mayor presupuesto, mayor despliegue de medios, y mucho menos atractivo en todos los aspectos. Pero queda claro de donde mamó este prestigioso director. De hecho, la anteriormente mentada “¡Oh, cielos!”, también vendría a ser de la misma escuela. Lo mismo cae por aquí un día de estos.
Por lo demás, la película es un coñazo insoportable, con una iluminación tan chunga, que apenas se ve algo, de personajes rancios y claras ínfulas de cine Europeo y, sobretodo, una historia tan poco interesante que, obviamente, pasó por los cines sin pena ni gloria. Mala a rabiar. Tan mala como cualquiera de las peores películas de Jess Franco, solo que sin desenfoques, bien encuadrada, y sin un ápice de improvisación. Fría.
En el reparto tenemos como prota a José Coronado, pero el José Coronado de los ochenta, lo que se traduce en una interpretación que roza la vergüenza ajena. Javier Gurruchaga como personaje “nuevaolero” y secundario, que pedía a gritos mayor presencia. No se la concedieron. Gerardo Vera, Josep María Pou y unos cuantos actores extranjeros por aquello de que pareciera lo más internacional posible, completan el reparto.
En definitiva, una memez, una mierda. Y encima, pretenciosa.

sábado, 12 de julio de 2014

SPACE PUNISHER

Cuando ya pienso que lo he visto todo, siempre hay una nueva vuelta de tuerca que cambia las cosas para ser algo nuevo, extraño o simplemente una tomadura de pelo. Marvel tiene un personaje como Punisher, al que le ha dado distintos roles, en su primera aparición era un enemigo de Spiderman (fue engañado por el Chacal para que se enfrentara al trepamuros) luego paso a ser un antihéroe, era “malo” pero hacia el “bien”. Después paso por una etapa excesivamente violenta, donde incluso estaba dispuesto a matar a un ladrón por un miserable televisor. Volvió a su papel como antihéroe violento, pero solo con quien se lo merecía. Como Marvel no sabía qué hacer con el personaje decidieron matarle para poder revivirle con poderes infernales que se había traído de su visita al otro barrio. Esto fue una serie limitada junto a Lobezno y El Motorista Fantasma que nunca, repito NUNCA debió de ver la luz. Menuda pedazo de basura inmunda…. Bueno, dejémoslo que me enciendo.

En sus misiones se ha disfrazado de muchas cosas, cura, transeúnte inocente, vagabundo, médico, policía, guardaespaldas, mafioso… ha sido de todo, incluso ha sido un remedo de Monstruo de Frankestein. Punisher ha matado a todos los héroes del universo Marvel, dos veces!!! Así que poco le falta al amigo Frank por hacer. Alguien en Marvel debió de pensar: “Ey Castle no ha estado en el espacio, mandémosle a la última frontera y que sea allí un cazador de recompensas.”  Y dicho y hecho, así tenemos esta serie limitada de 4 números en los que el Castigador es eso, un cazarecompensas espacial.
                                                                                                                             
La historia es la misma de siempre, pero en el espacio. Matan a su mujer y a su hijo, el se vuelve tarumba, y decide matar a los responsable. Aqui los mafiosos son una suerte de Seis Siniestros deslavados. Cuando acaba con ellos, porque sabéis que los va a matar, esto no es ningún spoiler, le informan de que los verdaderos chungos, los que manejan los hilos, los que realmente son responsables de todos los males del universo es un consejo de vigilantes (la raza de Uatu) El problema es que sin ellos el universo entero sera un caos y acabara convertido en cenizas. ¿Supondrá esto algún problema para Castle? Imagino que ya sabéis la respuesta. Pues eso.

El comic está fechado en 2012, pero los dibujos (de Mark Texeira) son como más antiguos, el aspecto es como de una serie de principios de los 80. No sé, es raro. No sé si es porque no tiene muy marcados los bordes de los dibujos o qué, pero a simple vista tiene aspecto de ser dibujado hace un par de décadas atrás. Tiene un aspecto como de acuarela, pero no lo es. Creo que esto es debido al coloreado. Ojo, esto no es malo, lo digo porque viéndolo nunca habría dicho que era tan reciente. 

La historia, la de siempre, pero tiene dos peculiaridades, y es que Frank se crea sustitutos a su familia, su nave (la IA de esta) responderá al nombre de María (su esposa) y un robot humanoide que se ha hecho será su hijo robótico. Cortita, solo 4 numeros y en otro ámbito que Castle aun no había pisado. Si son completistas como yo, no esperen mas, sino pues nada, déjenla correr.

viernes, 11 de julio de 2014

SENTADOS AL BORDE DE LA MAÑANA CON LOS PIES COLGANDO

Película rara donde las haya, producto de una transición terrible, unión artística  incomprensible para mí, a todos efectos, pero por otro lado, filme que me resulta interesantísimo (al menos el hecho de que esto exista) por lo bizarro de la propuesta; Se trata de una película protagonizada por Miguel Bosé y “Martes ytrece”, que curiosamente, no se trata de un vehículo para el lucimiento del primero como cantante, ni de los segundos como humoristas, sino que se trata de una película en la que son actores, sin más.
Eso si, la película entera es una idea de Miguel Bosé y unos cuantos amigos progres.
Miguel es un joven que un buen día da una patada a una casa abandonada, y una vez dentro se trae a sus amigos artistas quienes la reformarán con el fin de convertir aquello en un centro cultural donde harán teatro para el barrio, servicio de bar, etcétera. El como se desenvuelven en el día a día, las disputas entre ellos, y, lógicamente, el como esquivan los envites del ayuntamiento que les quiere desalojar, conforman  el grueso del argumento. Obviamente, estamos ante una película sobre ocupas de la época, finales de los setenta. Es decir, hippies. Todavía no habían llegado a españa los movimientos punk y/o Sking Head.
Un argumento extraño en una película de desarrollo lento, en el que se imponen largos planos secuencia donde, claramente, los actores están improvisando. Diálogos interminables en los que se apuesta por un estilo de actuar “natural”, que es por el que abogan hoy en día todos esos actorcillos de tercera que pululan por ahí, y que no les sale ni la mitad de bien que a Miguel Bosé, Josema, Millán y Fernando. Míticos se me antojan esos monólogos de Miguel Bosé con tantas frases que se nota que son de su cosecha. El delirio absoluto.
Pero aparte del extraño argumento ¿Qué pintan ahí Martes y trece? Pues resulta, que si a día de hoy se trata del grupo cómico más popular que existe en España, es gracias a Miguel Bosé, que estando desde sus inicios en la cresta de la ola de la popularidad, un buen día vio al grupo cómico – que eran tres- actuando en alguna parte y decidió que, a esos tres tíos tan graciosos que había conocido, tenía que ponerlos en el mapa. Así que, si, Bosé es el descubridor de “Martes y Trece” e intuyo que, siendo esta película al fin de al cabo un caprichito de la estrella musical, a la hora de elegir a los actores, incluyó como compañeros de reparto a su nuevo descubrimiento, sus nuevos amigos: Millán Salcedo, Josema Yuste y Fernando Conde, que sin ser todavía “Martes y Trece” en la película ya realizan, en lo alto del escenario de la casa ocupa, alguna que otra actuación al estilo que les hiciera famosos. No obstante, no quedaba mucho para que el grupo cómico se hiciera  popular en televisión, lo que conllevó que tras el estreno de la película en cines, en cuyo cartel no salían acreditados como “Martes y Trece”, sino con sus nombres,  en posteriores ediciones del soundtrack o de la cinta en vídeo, ya si aparecieran en el cartel como formación. Huelga decir, que todavía no eran conscientes de la que se les avecinaba, y todo gracias al empeño de Miguel Bosé en llevarlos al estrellato.
“Sentados al borde de la mañana con los pies colgando”, supuso la primera aparación oficial del grupo, dentro de una pantalla.
A Josema Yuste, todavía le dio tiempo después de hacer otro papel en la ignota “Cocaína” antes de dedicarse al 100% al grupo cómico por el que hoy es famoso.
Junto a ellos, en el reparto, Quique San Francisco, LuisCiges o Fernando Colomo, improvisando todos como alma que lleva el diablo.
En cuanto a la película, salvo por estas curiosidades y por el hecho de que improvisan todos que da gusto, es bastante coñazo e insufrible. De hecho, en la época, aún contando con un valor en alza como era Miguel Bosé como perpetrador y protagonista, la película pasó bastante inadvertida metiendo en las salas poco mas de 120.000 espectadores, lo que para los tiempos que corren, quizás sería un taquillaza, pero en aquellos tiempos, rara era la película de corte popular que no sobrepasaba los 600.00 espectadores, cifra esta que solo alcanzan hoy en día películas tipo “The Amazing Spider-man 2”.
Tras este inciso, decir que la dirección recae en manos de Antonio José Betancor, director que tampoco es que se prodigara demasiado, pero que dejó para el recuerdo clásicos de nuestro cine tan reputados como “Valentina” o su continuación “1919 Crónica del alba”, películas ambas de las que guardo un grato recuerdo. Y no dirigió mucho más depués de eso.
En definitiva, “Sentados al borde de la mañana con los pies colgando”, no es más que un capricho burguesito de Miguel Bosé, que en su afán de resultar moderno y revolucionario, ideó esta película de mensaje utópico y comunista.
Por otro lado, decir que el desenlace de la película me llena de hiralidad y de nostalgia, ya que este está rodado en los Castillos de San José de Valderas en Alcorcón, que veo a diario durante mis paseos, y rodado durante una época en la que estaban abandonados, y en la que cualquiera podía pasar a su interior, prácticamente derruido, precisamente por no tener dueño. Lo que evoca directamente a mi infancia en la que, con amiguitos del barrio, explorábamos el interior de estos castillos. Pero la nostalgia no es suficiente para juzgar benévolamente esta morralla.
Malísima… pero ignota.

lunes, 7 de julio de 2014

LA FURIA DE SATÁN

Una de aventuras tipo “Indiana Jones” a la filipina, con los conceptos del bien y del mal muy marcados; el bueno es Dios y el malo Satán.
Lando es un señor  que, por un lado,  mató a un tío que era muy malo y que tenía  a su familia sometida, y por otro, tiene un  tío, el tío Miguel, que tiene poderes especiales.
El hermano del hombre al que mató, acude a su casa para vengarse, cargándose a tiros al hijo de Lando y secuestrando  a su hija, por lo que acude a visitar a su tío. Cuando llega al chamizo donde este vive, se encuentra con que su tío Miguel está muerto, y al visitarle en su tumba de en medio del río, este resucita y le pasa todos sus súper poderes para que este luche contra el mal y  encuentre a su hija. Esta está en las garras de “El Príncipe de la magia”, que es siervo directo de Satanás. Por otro lado, Lando se encontrará con el niño Jesús y Dios, que le darán una estaca mágica para que puedan con estos malvados adversarios. Así que junto a un familiar suyo, Lando, emprende la búsqueda de su hija, enfrentándose, por el camino, a serpientes -a las que vencerá dándoles puñetazos y haciendo con ellas nudos- cobras que se tornan enanos, hombres perro,  el propio Príncipe de la magia y como no, el mismísimo Satán.
Como lo leen.
Pura diversión exótica por parte de los filipinos, cuyo tercermundismo asusta, no ya por los efectos especiales a base de animaciones  superpuestas sobre el negativo, sino por el trato horrendo al que someten en esta película a las serpientes. A saber cuantas se cargan. Eso si, el actor protagonista, Ramón Revilla, se juega la vida porque, en la escena en la que una de estas víboras se alza, lo hace con el firme propósito de morderle, pero este la intercepta con dos bofetones que le da en la cabeza… si no llega a hacerlo, le muerde… pero ¿Por qué coño hace un nudo con ella? Eso es mala baba, desde luego. Son unos salvajes estos “philli”.
Cuando ya has visto muchas películas de origen exótico, al final nada de lo que ves en pantalla te sorprende ya y te dejas llevar por lo que vas viendo, riéndote en la mayoría de los casos, y en definitiva disfrutando, porque además estas películas tienen un ritmo sorprendentemente veloz. Pero lo que a estas alturas me fascina, es el “todo vale” del que hace gala esta película. Se trata de una película de corte fantástico, así pues, todo vale; súper poderes, zombis (sale uno), magia de todo tipo, artes marciales… todo ello apareciendo por pantalla con una naturalidad que por otro lado, a los protagonistas, hombres de a pie, tampoco sorprende, como si  intentar derrocar a Satán estuviera a la orden del día en la vida de un filipino. Como estamos dentro de un contexto fantástico, pues hagamos todas las locuras que se nos ocurran, aunque no tengamos ni un duro para construirlas y no se crea nadie ni un carajo de lo que ocurre, lo que confiere al conjunto esa maravillosa ingenuidad que tanto me gusta de una película tercermundista. Máxime cuando Satán es representado en la película como un demonio vestido de rojo, con sus cuernos, su rabo y su tridente, que en ocasiones se pone de gala con su smoking y su capa, como buen demonio mitológico. Lo mismo para Dios, en esta película, un filipino de larga melena y  barbas blancas.
Un divertimento fuera de precedentes, y muy, muy graciosa.
En la dirección tenemos a Efrén C. Piñon, que también dirigió algunos ¡“Blaxploitation” Filipinos! Para lucimiento del mítico Fred Williamson como pueda ser “Furia Ciega” (“Blind Rage”).
La película está editada en DVD ahora en programa doble junto a “La venganza de Satán” por Trash-o-rama, pero ya gozó de una edición en VHS en nuestro país, de la cual adjunto el cartel, en la que vemos que se trata de una película de bárbaros o “espada y brujería”. Nada más lejos de la realidad, aquí se trata de una serie de Filipinos con chupas Vaqueras que se cargan a los magos y a los monstruos con puñetazos y patadas. Cosas del vídeo–club.

sábado, 5 de julio de 2014

HORROR EN EL HOSPITAL

Hablar de "Horror en el hospital" y pasar por alto la trayectoria de su director, Antony Balch, sería un auténtico desperdicio. El individuo merece más que una mención de dos líneas al final del texto y ahora verán por qué.
Antony (que no Anthony) Balch nace en Inglaterra el año 1937. Desde muy jovencito quedó prendado por las películas de terror. Ya adulto, vio como sus apetencias se ampliaban y a su aún bien ferviente amor por el género (incluido el "exploitation" puro) se sumó un notable interés por el cine de arte y ensayo que llegaba desde el extranjero, los "art films" que dicen por allí. No mucho después conoce al legendario autor "beat" William Burroughs y se hacen grandes amigos. De esa relación surge el cortometraje "Towers Open Fire", dirigido por nuestro prota y "escrito" por Burroughs (tras un primer intento coñeramente titulado "William Buys a Parrot", es decir "William compra un loro"), auténtica pieza abstracta de intención provocadora (el propio Balch aparece en ella masturbándose). Decidido a dar salida a las películas más minoritarias y bizarras tras acudir a un pase de "Freaks, la parada de los monstruos" y quedar fascinado, Antony Balch se convierte en distribuidor. La lista de títulos que apadrina son un auténtico muestrario de sus peculiares apetencias: "Vivre sa vie" -de Godard-, "Mouchette" -de Bresson-, "Haxan, la brujería a través de los tiempos", "Invocation of my demon brother" -de Kenneth Anger, de quien también era colega-, "The Corpse Grinders" -cortesía de Ted V. Mikels- o "Supervixens" -Russ Meyer-.
Entre tanto, continúa rodando cortos junto a William Burroughs como "The Cut Ups" (cuyo caótico montaje se inspira en la peculiar técnica inventada por el escritor a base de trocear unas páginas y luego pegarlas aleatoriamente "pa ver qué pasa") o "Bill and Tony". En este periodo Antony Balch se obceca en adaptar a la gran pantalla -y en formato musical- la famosa "El almuerzo desnudo", pero el proyecto se va a pique (en parte por problemas con quien iba a ser su protagonista, ¡Mick Jagger!), así que se anima a debutar en el largometraje comercial con, no podía ser de otra manera, un "SEXploitation" bastante extraño, "Secrets of Sex" (también conocida como "Tales of the bizarre" o "Bizarre" a secas) en la que, además de tetas, uno puede encontrar elementos de terror, de comedia, de espías y vaya usted a saber cuántas cosas más. La pieza es un auténtico éxito, lo que anima a Balch a repetir la experiencia tres años después con "Horror en el hospital" (u "Horror Hospital" en v.o.).
Vista así desde fuera, "Horror en el hospital" parece una peli bastante del montón, pero si te paras a mirarla con detenimiento, descubres que anda plagada de pequeños detalles de lo más estrambóticos. La historia gira en torno a un músico de rock (de notable parecido con Mick Jagger. Tal vez esta "obsesión" corrobore las paranoias del líder de los "Stones" que acusaba a Balch -homosexual orgulloso- de intentar beneficiárselo) que, tras pelearse con su grupo por haberle robado una canción (concretamente se da de yoyas con el cantante travesti), decide desestresarse e irse de viaje. En una revista descubre el anuncio de una empresa que organiza escapadas económicas pensadas únicamente para jóvenes, de ahí que se haga llamar "Vacaciones peludas" (!). El prota acude y se encuentra una oficina medio abandonada en la que un orondo Dennis Price (habitual de Jess Franco) le mira el paquete antes de enviarle a un balneario.
El muchacho coge el tren y allí conoce a una chavalita de lo más mona que, oh casualidad, también va al hospital del horreur para ver a su tía, que curra allí. Tras una llegada de lo más melodramática (gracias a la presencia de unos misteriosos motoristas ataviados de cuero negro), la parejita se enrolla (¡¡qué facilidad!!), lo que nos permite gozar del visionado de un par de tetillas. Medianamente saciadas las libidos, bajan a cenar. Conocen al enano/criado y al resto de pacientes, todos jóvenes, todos pálidos, todos con una fea cicatriz en la frente. Justo entonces se dan de bruces con el verdadero jefe del cotarro, un científico de siniestro aspecto sentado en una silla de ruedas (interpretado por Michael Gough, quien había mostrado su faz en lo más granado del terror británico. Acabaría convertido en el criado de un "Batman" pre-Nolan). A medida que pasen las horas descubrirán que el bandarra es un "mad doctor" con un estrambótico plan, dominar la mente de las jóvenes para poder beneficiárselas a placer. Luego aparece un monstruo deforme hecho de manteca derretida y el novio de una de las lobotomizadas (que en principio iba a interpretar Nicky Henson, entonces futuro "Charles Bind", finalmente sustituido por Kurt Christian). Resulta que el enano se vuelve bueno y ayuda al protagonista a salvar a la chica y a poner un poco de orden.
Uno de los muchos aspectos curiosos de "Horror en el hospital" es su condición de "producto de terror para plateas juveniles", algo a lo que hoy día estamos muy acostumbrados. Pero claro, hablamos de la juventud del año 1973 en Inglaterra, la post-"swinging london"/ post-"hippie", con sus pantalones acampanados, sus medio-greñas, sus patillacas, sus camisetas ceñidas de colores y su actitud pasota/enrollada. Eso, mezclado con pinceladas del "típico" horror gótico de aquellos lares y condimentado con todo el erotismo y el gore que uno podía filmar sin acabar en la cárcel (los malos disponen de un automóvil con enormes y afiladas cuchillas que asoman por los lados y sirven para decapitar a todo aquel que intenta huir, cosa que hacen en más de una ocasión). Todo ello bien resuelto técnica y narrativamente... dentro de lo que cabe. Las peleas son algo patosas, la mayoría se suceden en plano general, sin cortes, y lo que vemos no dista mucho de un combate en la arena de una guardería. También curiosa es la escena en la que el enano practica ingeniería improvisada con dos cuerpos humanos a fin de alcanzar el pestillo de una puerta. ¿Era necesario que nos comiéramos todo el proceso enterito y sin aligerar?, no, pero también es parte de la gracia. Cierto que Balch a ratos nos sirve algunos toques humorísticos, pero por suerte no son muchos, ni se notan, ni traspasan.
Resumiendo, que "Horror en el hospital" es una película bastante alocada, lo suficientemente exótica para la época y para justificar la personalidad de su director (por lo visto muy vital, jovial y excéntrica). La primera vez que la vi -hace un porrón de años- no me gustó nada. Pero el otro día, más predispuesto, la disfruté bastante, tuve paciencia con las partes más flojas y sonreí afectuosamente con el resto. Dejémoslo en simpática.
Por lo visto funcionó estupendamente bien en las taquillas (en Italia se estrenó como "Diario prohibido de un colegio femenino", nada menos), por lo que Antony Balch hervía en deseos de hacer realidad sus nuevos proyectos, como otra de terror o la comedia "The sex life of Adolph Hitler" (!). Desafortunadamente no pudo llevarlas a término. Le fue diagnosticado cáncer de estómago y falleció el año 1980 con tan solo 42 primaveras. Una gran pérdida, ¡a saber qué podría haber hecho el muchacho en los desmelenados ochentas!.
En el 2005 el artista/rarito/retarded Genesis P. Orridge (de los grupos "Throbbing Gristle" y "Psychic TV") se hace con material no utilizado por Balch en sus colaboraciones con Burroughs y, usando la misma técnica del cut-up, se saca de la manga una cosita titulada "Ghost at No. 9". Y a modo completista, comentar que este mismo año ha sido editado en Francia un libro sobre la trayectoria de nuestro homenajeado, de extenso y florido título ("Guerilla Conditions: La Folle Epopee Cinematographique D'Antony Balch Avec William Burroughs, Richard Gordon, Et Tous Les Autres") con introducción de, nada menos, ¡¡Norman J. Warren!!, uno de los jefes del "exploitation" británico clásico (suya es la simpática "Inseminoid") y amigo del interfecto.
Lástima que entienda mejor el inglés que el franchute.

viernes, 4 de julio de 2014

OPERACIÓN GONADA

Soy defensor del, ya extinto, programa de televisión “Cronicas Marcianas”, porque elevó la industria de la telebasura y el entretenimiento a una categoría superior. Fue un absoluto fenómeno que tenía pegados a la tele tanto a sus fieles espectadores, como a sus detractores, llenando la parrilla nocturna de basura, subnormales, cotilleos, violentos contertulios y paletas que no saben ni hablar, pero bien follables, como muy bien su director, Javier Sardá sabrá. Aquello no era televisión, era un fenómeno social.  Yo no podía parar de verlo, sin embargo lo que hay ahora, pues no le muestro ni la más mínima atención, siendo todo, no obstante, heredero de aquello que creó el Sardá.
Tal fue el éxito que, en consecuencia, la marca extendió sus zarpas incluso en el mundo del cine, y muchos de sus colaboradores aprovecharon la fama que el programa les brindaba para embarcarse en proyectos cinematográficos.
Aunque el canal dónde se auspiciaba el programa, no era nuevo en esto de las películas “consecuencia de”, prueba de ello son “El Gran Marciano” de Antonio Hernandez, que explotaba la popularidad del reality “Gran Hermano” o “Aquí el que no corre… vuela” de Tito Fernández, cuya existencia radicaba en presentar en la gran pantalla a la plana mayor de presentadores de “La cadena amiga”.
Lo que tienen en común estas películas, incluidas las precedidas por el programa al que acabo de hacer mención, es que, lo que funcionaba en televisión, jamás funcionó en cine, si bien es cierto que pensar si estas películas servían para engrosar la lista de chanchullos y estafas en las que se ve envuelto el cine español, no sería algo del todo descabellado.
Directamente consecuencia de este programa televisivo serían las películas “F.B.I. Frikis buscan incordiar” del infame Javier Cardenas, ahora tranquilo y feliz en la radio, “Plauto” de David Gordon, pelele dirigiendo bajo la batuta del delincuente Coto Matamoros, que escribió el guión y manejó las riendas de tamaño fracaso, “Hot Milk”, desquiciada ópera prima de Ricardito Bofill que por aquel entonces colaboraba habitualmente en el programa, el cual utilizó para promocionar una película, que, lógicamente, nunca vio nadie, o la que nos ocupa, “Operación Gónada” que tenía en su reparto rostros televisivos destacando, precisamente, los de los de algunos de los cómicos fijos de tan exitoso programa; Mariano Mariano, Xavier Deltell y Daniela Cardone, además de otros de otros programas –y canales- como puedan ser  Juan Imedio, Javivi o EnriqueVillén.
La película cuenta la historia de un paralítico que fabrica utensilios de ortopedia y que inventa unos suspensorios térmicos para combatir el frió y que, por otro lado, potencian la virilidad. Franco se entera de este magnífico invento y decide darle al ortopedista todo el material necesario (material bélico) para que lleve a cabo esa invención con el fin de regalárselos a Hitler durante su famoso encuentro. Por otro lado, un espía enviado por el gobierno británico, intentará por todos los medios, si no sabotear el encentro, al menos que esos suspensorios no lleguen a su destino.
Pues si de alguna película he leído críticas malas, indignaciones y demás destructivas monsergas, es de “Operación Gónada”. Y bueno, tan, tan, tan mala como dicen, no es. Solo por la ambientación y el gracejo de su argumento, más el hecho de que la película en sus escasos ochenta minutos está entretenida, yo creo que está infinitamente mejor que muchas películas españolas que tienen cierto prestigio. Además de tratarse de una película de género lo que para mí, le hace sumar puntos. Pero entiendo que esas  “cagaditas” de principiante llegaran a crispar a los críticos de esa manera. Cagaditas que a mí, por otro lado, me hacen gracia que te cagas.
Mariano Mariano, que en el programa, además de contar chistes derrochaba una energía y una verborrea que le hizo famoso, amén de su jerga callejera y macarra, en la película, incluso trasladando ese estilo de hacer de una manera anacrónica a los años 40, recordemos que,  por muy gracioso que fuera, no es actor, con lo que en la película está soso, contenido y casi dan ganas de darle una colleja para que espabile. De hecho, en montaje debieron pensar lo mismo que yo, y ante la sosa interpretación de este, y los muchos silencios de los que su personaje hace gala, supongo, que a alguien de la producción se le ocurrió que, para despabilar un poco la cosa y darle ritmo, introducirle al personaje de Mariano Mariano una voz en off que da a entender que escuchamos sus pensamientos cuando este no reacciona, cosa absurda porque es el único personaje que tiene esta voz en off, y muchas de estas frases (del tipo “Anda la hostia”, “Que buena está esta tía”, “Que pedazo de maricón” o “Se lo merece por cabrón”) están metidas ahí con calzador y a tiempos para no pisarse con los diálogos reales.
Esto que, seguro, es motivo de denuncia por los plumillas que la vieron, para mí es motivo de algarabía.
Por otro lado, no se trata de una comedia desmadrada, ni “Spoof” ni nada por el estilo. Es una comedia serena que se mantiene muy bien por si sola, así que, otra de esas cagaditas serían unos subtítulos a modo de Karaoke que aparecen en pantalla, en un momento muy tonto en el que el protagonista y su madre se ponen a tatarear una canción. Y es que está claro, cuando tiran de recursos tan estúpidos, que en ningún momento confiaron en la capacidad cómica de la película. Y la “cagaron” entre comillas.
Pero lo que mayor indignación supuso para los periodistas de la prensa seria, es algo ajeno a la creación técnica o artística; resulta que esta película datada en 1999, tiene unos novedosos efectos infográficos (un dinosaurio que representa el nazismo y que arrasa con Londres, o el tren en el que se desarrolla casi toda la película que, en su exterior, es infografía) que ahora están obsoletos, pero que en su momento debían ser la hostia, que costaron cerca de 500 millones de pesetas (o eso he leído) y la película recaudó tan solo 64.116.740 que dejaron en taquilla los 97.000 espectadores que se pasaron a verla a los cines. Lo que la convierte en uno de los grandes fracasos del cine español. Y ya se sabe, si hubiera recaudado mil millones de pesetas… ¡igual decían que era buena!
Pero bueno, el caso es que, sin ser nada del otro mundo, a mí esta película me gusta, me parece distinta y muy efectiva, y la fama de puta mierda que le acompaña no es justa, en mi opinión. Es infinitamente mejor que otros productos consecuencia de “Crónicas Marcianas” como “Plauto”. De hecho, creo que es la mejor del sub género, y una obra maestra si la comparamos con cualquier otra película española de la época o actual.
En cuanto a su director, Daniel F. Amselen, debutaba en el largometraje con esta película, y también se despedía, pues nunca más volvió a rodar ni cine, ni televisión, ni nada parecido.

miércoles, 2 de julio de 2014

WILLOW CREEK

Ganas tenía yo de ver el debut en el “Found Footage” y, por ende, en el terror de Bobcat Goldthwait. Aunque después de ver la hipócrita “Armados y cabreados” se me borró de la cabeza la sensación de que todo lo que “Zed” toca se convierte en oro. Y no se si me he enfrentado a “Willow Creek” con esperanza o con prejuicios. El caso es que no me ha gustado demasiado la película.
Apoyándose –tanto que por momentos, diría que roza el plagio- en “El proyecto de la bruja de Blair”, Goldthwait nos presenta la historia filmada en  vídeo (sin filtro ninguno, único punto  a favor de la película) de una parejita que se adentra en las profundidades del bosque de Willow Creek, donde se rumorea que  está el Bigfoot, donde años atrás se filmaron aquellas famosas imágenes, supuestamente reales (de hecho todo el pueblo tiene establecimientos que giran en torno a este mitológico personaje como atracción), con la sana intención de, cámara de vídeo y micrófono en ristre, entrevistar a los habitantes del pueblo, quienes aseguran no haber visto nunca un Bigfoot por allí, y comprobar por sus propios medios si existe o no. Una vez acampados, se dan cuenta de que si existe tal bicho. O quizás sea otra cosa más paranormal y aterradora. Que el espectador interprete.
Bobcat Goldthwait es un tío pretencioso que va de innovador por la vida, va de autor del cine de género y aunque empezó bien, a veces no atina. Y “Willow Creek”, es un buen ejemplo de ello. Entonces, la película tiene ese tufo asqueroso de “Yo voy a hacer el mejor “Found Footage” hecho hasta ahora”. Y para ello se apoya en el de mayor prestigio. Con lo que nos cuela un plano fijo de 20 minutos de luz de cámara alumbrando a los protagonistas, cagados de miedo escuchando los ruidos que emite Bigfoot, y viendo como este menea la tienda de campaña. Lo que se traduce en coñazo.
Y no estando mal planificada del todo la película, esta no funciona por dos factores vitales. Bigfoot, tal y como la cultura popular nos lo vende, no da miedo. Brujas, demonios o fantasmas, si, pero Bigfoot, no, ergo, por mucho que gruña, menee la tienda de campaña o tire piedras a los protagonistas, el espectador no entra nunca en situación y no se asusta, ergo, se aburre. Que las escenas de mayor clímax sucedan de día, tampoco ayuda mucho a que pasemos miedo.
Pero independientemente de eso, porque podría estar bien en otros aspectos, el principal problema de la película radica en que para cuando viene lo bueno, en la recta final de la película, estamos ya hasta los cojones de la parejita, pija a más no poder, y de las escenas de transición y bla, bla, bla, a las que hay que saber coger  el punto para que luego el terror funcione. Es, probablemente lo más difícil de conseguir en un “Found Footage”, y en ese sentido, Bobcat Goldthwait, no es Oren Peli, ni ninguno de sus pupilos posteriores a los que él supervisa.
Otro problema que tiene, es que la película no se aclara. Hay dos tipos de películas de “metraje encontrado”: Las que retratan lo que vemos en una serie de cintas que se han encontrado (lo que con la era digital, esto puede ser un lío en lo sucesivo) y las que se amparan en el falso documental. Pues Bobcat nos pone todo el material de una cinta de unos niñatos que están haciendo un documental… pero que entre medias graban todo. Digamos que lo que el espectador ve, es la cinta sin editar. O sea, que en  unos momentos los actores se dirigen al espectador y entrevistan a los habitantes del pueblo, y en otros, vemos lo que les pasa entre medias, que tampoco es muy interesante, y no se puede mezclar ambos códigos del sub-género porque si. Por lo tanto, la película hace aguas por los cuatro costados.
Y es que, entre eso, el aire independiente que tiene la película (que prescinde, por ejemplo, de esos falsos errores propios del “Found Footage”) en pro de algo palomitero para público no palomitero, y que Bobcat es un director limitado si le sacamos de los palos que habitualmente toca –básicamente, la comedia indie-  esto resulta, en resumidas cuentas, un truñito.
El gachó se quería tirar el pisto, y lo que ha conseguido es uno de los “Found Footage” más aburridos, sosos y poco terroríficos que se han rodado. Y es que. moraleja: no es lo mismo un demonio o un espíritu, que un sasquatch.