Por mi condición de habitante de la capital, y como he dicho
por aquí más veces, no tengo constancia de la existencia de
Alex Salgado hasta que Naxo colaboró con el en su programa
de televisión.
Pero la imagen que me llevo de él como comunicador, es positiva.
Pronto llegan a mis oídos las leyendas sobre lo odiado que
es en el mundillo de la comunicación, y las ampollas que levanta. Escucho
algunos de sus podcast, le veo en algún canal televisivo a intespectivas horas,
y veo que el asunto no es para tanto. Provoca, es incisivo, ingeniosote, pero
no una rata de alcantarilla dañina… No comprendo por qué es tan odiado. Incluso
aquí en Madrid, quienes le tienen como posible competencia en el absurdo mundo
del podcasting (también lo llaman podcastfera), y sin nociones de lo odiado que
es en Barcelona, le odian… y yo no entendía por qué…
Bien, ahora lo entiendo. Son sus humos, sus maneras, su ego…
e incluso esos ramalazos de estupidez que el amigo Salgado puede llegar a
gastarse.
Porque me entero derepente que hay un documental sobre la
trayectoria de Alex Salgado. Pronto descubro que se trata de un “Documental
sonoro”, cosa esta que me parece una autentica patochada. Indago ¿Quién realiza
este “Documental sonoro”? No hay créditos que lo nombren. Llego a la conclusión,
de que este experimento, lo ha perpetrado el propio Salgado. Se hace un
documental a sí mismo, en audio (bueno, es un hombre de radio, esto tiene su
coherencia), en el que básicamente se dice lo cojonudo y lo gran comunicador
que es. Y seguramente seleccione el los cortes, y no otro. Si dice algo
excesivamente malo alguno de los entrevistados, no lo va a poner.
Para más inri, te lo vende como si fuera una cosa histórica,
cuando la realidad es que el archivo ni tan siquiera se escucha medianamente
bien… cosa que en absoluto critico.
Lo escucho con detenimiento, y la verdad, es que de esos
“personajes influyentes de la comunicación” a los cuales dice tener en el
documental, apenas reconozco a nuestro amigo común Naxo, que sin ser un hipócrita,
también dice cosas buenas de el, no sin darle un poco de cera.
Y es que Alex Salgado, no tiene ninguna vergüenza. Ni
remilgos a la hora de venderse. Todos
detectamos que es un vendemotos, y por eso la gente le odia tanto. Porque tiene
los cojones de afrontar con todas las consecuencias un acto idiota y ridículo
como es el hacerse un documental de si mismo en el que todos hablan bien de el,
y no tiene ni un atisbo de sentirse patético. Le odian por ser un valiente.
En la podcastfera, mundo ese lleno de aspirantes a profesionales
sin tener ni puta idea de comunicar, y por supuesto, sin sentido del espectáculo
o del show, se le odia… porque ellos no tienen cojones de hacer lo que Salgado
hace. Son patéticos igualmente, pero no alardean de ello. Salgado, si. Y
además, si tiene un sentido muy amplio de lo que es el show o el espectáculo.
Y a mí Salgado es un tipo que me cae muy bien, y que me
parece un gran comunicador. Al menos en sus shows de televisión barata,
consigue entretenerme, ya sea con el mundo del corazón, o directamente
insultando al colaborador de turno sin luces. Me la suda que sus podcast se
escuchen mal o utilice manidos efectos de audio. El lo hace de pelotas.
Me entretiene con sus libros, y me entretiene como oyente.
¿Y a cuento de que viene esta chupada de polla? Pues para compensar, porque no puedo decir que el
audio documental me haya gustado. Es más, me parece una puta mierda, tanto el
formato, como el contenido, como que, posiblemente, lo haya realizado él.
Además de ser un coñazo. Pero al menos ha tenido los cojones de hacerlo, sin
inmutarse ni despeinarse.
Ahora, que no me haya gustado este archivo de audio,
innecesario en su carrera (a no ser que sea una estrategia de el para que se le
siga odiando, que también podría ser…), no significa que no admire al señor
Salgado. Al contrario, le admiro aún más, quizás porque no soy tan valiente
como el, y porque asume con estoicismo las consecuencias que le puedan
reportar, una cosa de vergüenza ajena como la que acaba de hacer.
Que además, es así como celebra sus 18 años de carrera. Ya
podía haberse ido de putas con los colegas, oigan…