lunes, 28 de agosto de 2023

THE VERY EXCELLENT MR. DUNDEE

En cierto modo, “The Very Excellent Mr. Dundee” es una nueva secuela de “Cocodrilo Dundee” —sería la cuarta parte de la franquicia— que a su vez es un pequeño chiste metacinematográfico. Y es que a las gentes de Hollywood les encanta hacer leña del árbol caído o, como es el caso, hacer mofa y befa de aquellas viejas estrellas que tuvieron un momento de fama abrumador para, al poco, pasar a ser personajes condenados al ostracismo viviendo de los éxitos pasados. Y una manera de sacar a estas estrellas de su retiro, es haciendo películas que se adscribirían a este nuevo subgénero de “viejas glorias en decadencia interpretándose a sí mismas”. Quizás el pionero fue Pauly Shore con la divertidísima “Pauly Shore is dead”, seguido de Ralph Macchio que también hizo patéticamente de sí mismo en “El camino para ser famosa”, siendo el campeón en el género interpretándose en series como “El séquito” (paradigma de los productos de esta naturaleza) o “Cómo conocí a vuestra madre”. Para colmo de males, ahora vive de nuevo las mieles del éxito gracias a su personaje de Daniel LaRusso (que también era parodiado por él mismo en la serie de animación “Robot Chicken”) con “Cobra Kai”, continuación de las aventuras de los “chavales” de “Kárate Kid”. El comediante Andrew Dice Clay tiene una serie entera girando en torno a su decadencia como es la estupenda “Dice”. Algunas de estas estrellas incluso han alcanzado el estatus de “meme humano”, como es el caso de David Hasselhoff, riéndose de sí mismo en infinidad de películas como, por ejemplo, “Objetivo: Hasselhoff” o “Bob Esponja; La película” o, por supuesto, Nicolas Cage  haciendo lo propio en “El insoportable peso de un talento descomunal”.
Y ahora le toca el turno a Paul Hogan.
Hogan, era una estrella de la televisión en su país de origen, Australia, que tuvo los huevos de embarcarse poco después en lo que sería la película independiente más popular de la historia, “Cocodrilo Dundee”, que le valió la nominación al Oscar al mejor guionista en 1986 y más de 300 millones de dólares de ganancias. Un éxito internacional. Debido a esto, y en su condición de estrella, el australiano decidió mudarse a Hollywood con el fin de seguir rodando películas, con la mala suerte que tras el binomio de “Cocodrilo Dundee”, sus siguientes films fueron rotundos fracasos (aunque Hogan supo invertir dinero en bolsa y, gracias a eso, hoy todavía es millonario), que le alejaron de las pantallas a principios de los 90 quedándose prácticamente sin trabajo. Hubo una nueva tentativa de recuperar la gloria pasada con “Cocodrilo Dundee en Los Angeles”, pero ya nadie se acordaba del personaje y fracasó nuevamente. Y en torno a tal fracaso gira toda esta “The Very Excellent Mr. Dundee”. En ella, Paul Hogan es Paul Hogan, viviendo todavía de los restos de su éxito como Dundee, en un mundo en el que el público no sabe que existe una tercera película sobre el personaje y donde nadie le reconoce ya por la calle. Sin embargo, se le va a nombrar Caballero por su servicio a la comedia, ya que la Reina de Inglaterra es fan de “Cocodrilo Dundee en Los Angeles”, gracias a lo cual vuelve a estar un poco de actualidad. Por otro lado, una serie de estúpidos accidentes —como lanzar sin querer una serpiente viva a la cara de un profesor de colegio o una serie de malentendidos raciales— ponen en contra de él a toda la opinión pública, motivo por el que Hogan vuelve a adquirir algo de fama, esta vez como persona non grata. Y ya está. De eso va la peli.
Una chorradita simpática al servicio de Paul Hogan, que utiliza un endeble hilo argumental a favor de una serie de gags, recreaciones de los momentos más memorables de “Cocodrilo Dundee” (hasta los cojones de lo del cuchillo o lo de atrapar a un ladrón que huye lanzándole una lata), y, sobre todo, un divertido desfile de cameos con celebridades que, al igual que Hogan, se ríen de su gloria perdida interpretándose a sí mismos. Así, veremos a Oliva Newton John en lo que supone su última aparición en cine antes de su fallecimiento, haciendo pequeñas galas benéficas en las que tiene que recurrir a las viejas canciones de “Grease” para que acudan los fans, a Reginald VelJohnson siendo preguntado en la calle por Steve Urkel, a John Cleese, que tras gastarse toda su fortuna en juego, drogas y putas ahora es conductor de Uber, o a Chevy Chase proclamando a los cuatro vientos que él obtuvo un Oscar por “El club de los chalados” siendo mentira, y comportándose como un déspota ante un público que le adora.
Lo bueno de “The Very Excellent Mr.Dundee” es que es una tontería sin mayor pretensión, entretenida, bobalicona y consciente de ello, que se la ve uno en un santiamén y con una sonrisa en los labios. Y quizás por eso la crítica la ha puesto como lo peor de lo peor.
Dirige y produce Dean Murphy, que se ha encargado de conducir la (escasa) carrera de Paul Hogan en los últimos 20 años, produciendo y dirigiendo las últimas películas del comediante australiano.
La cinta iba a estrenarse en salas, pero le pilló en medio de la pandemia, por lo que pasó directamente a emitirse en Amazon Prime, sin que sea España uno de los países que cuente con una copia en su catálogo, no comprendo por qué.

sábado, 26 de agosto de 2023

EL EXORCISMO DE DIOS

Cualquier producto que sea vilipendiado en las redes no por su calidad sino por su supuesta falta de moralidad, es abrazado en este blog. Y si, encima, lo tildan de misógino, sexista (¿las dos cosas?) y homofóbico, viene de México, distribuido por Lionsgate y se titula "El exorcismo de dios", como que resulta imposible eludirlo. Es misión divina verlo y escribir estas letras.
Así pues, la cosa va de un curilla, muy guapo él, que en pleno exorcismo a una pava, cae en la tentación y se la folla. Así de brutamente. Encima, el tonto lo graba en vídeo, por lo que quedan pruebas de tan vil acto. Sin embargo, decide ocultarlo y vivir en pecado, atormentado. Sigue haciendo las cosas que hacen los curillas, ayudar a los pobres, retozar entre niños (ejem...) hasta que, un día, le reclama una poseída. Resulta ser su hija, nacida de aquel casquete satánico. Toca pues redimirse salvándola, lo que no será cosa fácil.
Bien, lo primero que llama la atención de "El exorcismo de dios" es su buena factura. Técnicamente, al menos. Lo siguiente, esos poseídos. Como si Linda Blair hubiese tomado esteroides. Son tremendamente exagerados en sus maneras, gritan como locos, gastan mucha agresividad y, algunos de ellos, tienen un aspecto terrorífico. Les dejo muestras al final del rollo. Recuerdan mucho a los de "Evil Dead" o "Demons". Como si cogieran al padre Merrin y lo metieran en medio de la cabaña, o del cine, cruz en ristre dispuesto a desposeer almas. Y no exagero, porque aparte del evidente guiño al clásico de William RIP Friedkin (en un plano que es exacto al cartel de aquel. Algo que, si no recuerdo mal, también se daba en el tercer "Expediente Warren"), el clímax de "El exorcismo de dios" se desarrolla en una cárcel de mujeres donde el lucifer de rigor, lejos de poseer a una pava, se encapricha y procede con todas las reclusas. Así, la lista de endemoniadas gritonas, mal lechadas y hostiadoras, gastando ese look tan feo/chulo a base de látex y lentillas, aumenta, casi como una de zombies. Original. Tanto como que, llegado el momento, la poseída number one realice un contraexorcismo.... es decir, exorcice (¿se dice asín?) al cura. Nunca lo había visto. ¿Y ustedes?.
Se hacen pues una idea del delirio que es "El exorcismo de dios". A ratos resulta risible, sí. Ridícula. Pero forma parte del show, uno tremendamente alocado, salvaje, con una ristra de berridos constantes, ojos desorbitados, algo de gore, sustos que funcionan (a base de volumen descontrolado, of course) e incluso un vómito verde, para no perder la costumbre.
En cuanto a los elementos políticamente incorrectos, pues están, pero lo mejor es que no vienen ni forzados, ni buscan el escándalo, salen así de modo natural, y eso los hace doblemente gozosos (y ofensivos). Sus "big hits" serían la violada agradecida y un sermón final donde, entre borrachos, viciosos y ladrones que difícilmente heredarán los cielos, se cita a los homosexuales.
No me sean gilipollitas y tómense "El exorcismo de dios" como el tremendo, desquiciado, estupidísimo y divertido descerebre que es.



viernes, 25 de agosto de 2023

UN CUBO DE SANGRE

Rodada bajo el título provisional de “The living dead”, “Un cubo de sangre”, encargo de la "American Internacional Pictures" para Roger Corman, es el paradigma del “cine de culto”, no solo porque existe un nutrido grupo de fans que la reivindican desde hace años, sino también porque se trata de una película que, aunque resultó rentable, no supuso un éxito de taquilla ni mucho menos, recaudando en su carrera teatral poco más de 180.000 dólares. Lo que sucede es que como sus gastos de producción apenas rozaron los 50.000, esta película, rodada en tan solo 5 días reaprovechando los decorados del film “The diary of a High School Bride”, generó algo de dinero.
Lo que convierte en especial “Un cubo de sangre”, es que probablemente sea una de las mejores de cuantas dirigió Roger Corman —con permiso de “El hombre con rayos X en los ojos”— y una de las dos o tres películas en las que Dick Miller es el principal protagonista. Casi parece concebida para su lucimiento.
Por otro lado, muy inteligentemente, el film se mofa de la cultura "beatnik", muy en boga en la California de finales de los 50, así como del mundo del arte en general, retratando a todos estos hipsters del pasado como ignorantes poseurs sin criterio que, en realidad, no se enteran de nada. Una película totalmente atemporal y de la que deberían aprender muchos hipsters malasañeros a los que a día de hoy les sucede lo mismo que a los "beatniks" que nos muestra "Un cubo de sangre": Que son retrasados mentales.
Cuenta la historia de Walter Paisley (luego, a modo de guiño, Miller interpretaría a un montón de personajes con este nombre en infinidad de títulos: “Aullidos”, “Kill Bots” o “En los límites de la realidad”), un camarero bastante inepto que se gana la vida en una cafetería de "beatniks" donde se suele recitar poesía o algunos artistas exponen sus obras. En esa tesitura, Walter anhela ser artista y que le adulen, pero sus acercamientos al mundo de la escultura nunca son fructíferos. Accidentalmente, mata al gato de su casera, así pues, para esconder el cuerpo lo recubre con arcilla. De este modo, se lo lleva a la cafetería haciéndolo pasar por una obra suya. Todos quedan asombrados ante el talento de Walter y el realismo de su escultura y le exigen la creación de más obras. Como este es un tanto inútil, decide seguir haciendo más creaciones de similar índole… para las que se verá obligado a matar a unas cuantas personas.
Con guion de Charles B Griffith, “Un cubo de sangre” hace alarde de un sentido del humor negrísimo y una cordura a prueba de balas, que la convierten en una película de bajo presupuesto sin demasiado que envidiar a propuestas mainstream del mismo periodo. De hecho, Corman, que tampoco tenía el proyecto como propio, cuando vio los resultados y la rentabilidad en taquilla a poco que fuera la gente a verla, continuó haciendo películas del mismo estilo para AIP, siendo la siguiente, bastante inferior a esta, una de sus más queridas y populares: “La pequeña tienda de los horrores”.
Por otro lado Dick Miller, mientras rodaba, tuvo siempre la sensación de estar haciendo una película maravillosa, pero se le llevaban los demonios cuando comprobaba que en era en realidad todo funcionaba bajo mínimos y eso perjudicaría mucho el resultado. Durante años se estuvo lamentando de ello, pese a que se trata de una de sus películas más recordadas.
“Un cubo de sangre” es estupenda, altamente entretenida, con algunos gags de morirse de risa y una prueba viviente de que Roger Corman, cuando le apetecía, a parte de uno de los mejores hombres de negocios de la historia, también era un gran director que sabía sacar provecho a cuatro pesetas. Y sí, muy por encima de otras, podríamos decir que sería mi película favorita de Corman.
A lo largo de los años “Un cubo de sangre” generó un culto sonadísimo que propició un remake en forma de telefilm titulado “The death artist”, dirigido por Mike McDonald y protagonizado por Anthony Michael Hall en 1995, así como un musical laureado con buenas críticas en su momento.

jueves, 24 de agosto de 2023

A LA MIERDA, TRÁEME UNA SALCHICHA

Basta de hipocresías, reconozcamos que descargarse películas ilegalmente tiene muchas ventajas, siendo la principal consumir sin pagar. Y entre lo cara que está la vida, la de cochambre que se produce hoy día, y que, a base de mala educación, chavalada gritona y móviles, resulta imposible acudir a una sala sin salir medio loco, odiando a la humanidad al completo, termina siendo la opción + lógica y desesperada.
Pero también tiene desventajas, claro. A veces, los responsables del ripeo son tan inútiles que suben la película con el audio desplazado. O los subtítulos equivocados. Así, cuando le das al "Play" te cagas en el árbol genealógico del responsable, aunque en el fondo sabes que no puedes ni debes. Al fin y al cabo, estás consumiendo gratis. ¡¡Aún gracias, julai!!.
En otras ocasiones, ese cabreo se convierte en risas, que es lo que le pasó a... errr, un amigo de la mili cuando se hizo con la serie de Marvel "Invasión Secreta" (no hagan caso a las gilipolleces habituales del fandom, es perfectamente visible) y se encontró con lo siguiente...


lunes, 21 de agosto de 2023

LOBO SOLITARIO

El director de este bodrio, John Callas, es un currela del mundo audiovisual que lo mismo te dirige una segunda unidad en una película más o menos mainstream —en ese campo es popular por contribuir a “Las colinas tienen ojos 2ª parte”—, que se encarga de dirigir y diseñar la cabecera de Tri-Star Pictures. Cuando no, está trabajando en publicidad y comerciales. En todos estos oficios el individuo se ha ganado cierto respeto, no así como director de largometrajes, sector en el que apenas ha firmado un par de títulos de presupuesto bajísimo y cero repercusión mediática. Las películas de John Callas no se reivindican ni a hostias. Una de ellas data del año 2015 y su existencia no le importó a nadie: “No solicitors” con Eric Roberts —no les digo nada y les digo todo…—, y, la otra, la que nos ocupa, “Lobo solitario”, entra dentro de esa maravillosa categoría que es la serie Z americana ochentera y, aunque tampoco tiene un culto destacable como algunas de sus coetáneas, sí dispone de algún fan a lo largo y ancho del mundo.
El ininteligible argumento trata sobre un profesor de informática con cierta obsesión con las computadoras, un grupo de estudiantes de instituto que deambula a lo largo del metraje y una banda heavy metal que se marca sendos numeritos musicales sin saber muy bien por qué, pero de manera obligatoria al tratarse de una película del año 1988, cuando el heavy estaba en alza. Entre todo este alboroto aparece un hombre lobo que se carga a un par de estudiantes. En consecuencia, unos muchachuelos intentarán eliminarlo. La identidad del hombre lobo en su forma humana es una de las sorpresas del final.
Se trata de una película incompetente de principio a fin, que parece concebida con una única finalidad: Que el espectador sea testigo de la transformación de baratillo directamente inspirada (por no decir plagiada) de la de “Un hombre lobo americano en Londres”. Una secuencia que llama la atención porque es una versión cutre de aquella, pero que deja a uno pasmado porque, aún siendo más pobre, cutre y chabacana, no acaba de estar mal del todo y hasta se parece un poco a la de Rick Baker. Y es que tras los efectos especiales de “Lobo solitario” se encuentra Ted A. Bohus, productor de “Night Beast” o “Criaturas asesinas”, y director ocasional, que también le daba a los F/X y al maquillaje de vez en cuando en películas de su competencia. En ningún caso, el licántropo que vemos en pantalla es tan aterrador y espeluznante como el que luce el póster.
Nada nuevo en el horizonte más allá de esta escena de transformación; se trata de la típica mala película zetosa de finales de los 80, rodada en algo parecido a los 16 mm y tan aburrida, tan tomada en serio y tan serena, que —por suerte— no ha generado un inmerecido culto después. Que se jodan todos esos alelados que solo disfrutan de la serie Z cuando es posmoderna o, en su defecto, cuando es tan mala que les hace reír. Esto es genuino cine malo del que provoca sufrimiento, pero con cierto encanto.
“Lobo solitario” es una producción de Michael Krueger, quien fuera en su momento uno de los editores de la revista "Fantastic Films", fan del cine de terror absoluto que, en cuanto reunió tres o cuatro perras las invirtió en hacer películas como esta, la más "popular" "Transformator" (donde dirigía) o “La casa maldita ” (a.k.a “Amityville 5: La maldición de Amityville”) con las que, no mucho, pero ganaría algunos dinerillos. Contrató los servicios en funciones de director de un currela del cine como era John Callas, dando resultado a esta película de hombres lobo un tanto deslavazada. Pero ahí queda.
“Lobo solitario” llegó a nuestro país en formato vídeo en aquella maravillosa época en la que cualquier cosa que os podáis imaginar llegaba a las estanterías del vídeo-club.

sábado, 19 de agosto de 2023

THE COMIC

No han sido pocas las veces que en este blog, y otros medios, hemos lamentado la incursión de herramientas digitales en el "séptimo arte". Somos conscientes que, actuando de tal modo, parecemos un par de viejas amargadas y llenas de manías. Pero es que, por mucho que lo intentemos, y por muy abierta que tengamos la mente, los ejemplos que nos van llegando de lo que podría denominarse "cine digital" no hacen más que demostrar lo justificado de dicha tirria. Dejando a un lado todos aquellos jovenzuelos pringadillos con más ansias de autodenominarse "filmmaker" que de facturar algo mínimamente decente o interesante con su jodido móvil, lo más crispante afecta a los veteranos. Directores de cine que activaron sus respectivas carreras en tiempos de celuloide, de un coste mínimo + un empeño máximo, de cuando facturar largometrajes era un pelo, y digo un pelo, más difícil, y no se hacía con la chorra. De cuando la etiqueta "trash" o "mala pero divertida" tenía sentido porque el esfuerzo, tanto humano como creativo, obligaba a dar lo mejor de uno mismo... si lo había. Si no lo había, era ya una cuestión de ADN. Pero desde luego, nada impostado. Dicho de otro modo, los años más "gloriosos" de Ted V Mikels, Doris Wishman, Ray Dennis Steckler, Herschell Gordon Lewis, Jesús Franco o Ulli Lommel. Cineastas que, llegado cierto momento, se quedaron sin montante. Nadie quería prestarles un chavo para llevar adelante sus delirios. Y se vieron obligados al retiro (o al frenazo, caso de Franco). Hasta la nefasta aparición de las herramientas digitales, descubriendo así que, no solo podían volver a hacer películas invirtiendo cantidades irrisorias -incluso facturarlas desde su puta casa, montando con el ordenata-, además eran totalmente libres. Sin dar cuentas a nadie, a ningún productor o distribuidor. Iban a hacer literalmente lo que les diera la santísima gana, demostrando al mundo -por fin- su genialidad. ¡Ouch! fatídico día aquel. Porque muchos de ellos -¿todos?- eran en realidad unos patatas. Siempre lo fueron. Y solo la intervención de un productor que les frenaba los desmanes de ego descontrolado o, por contra, un montador profesional dispuesto a repararles sus muchas cagadas, daban como resultado películas malísimas... pero con encanto, y "algo" que las hacía medianamente digeribles. Bien, la tecnología digital lo mató. Lo destruyó. Defecó en ello.
Lo sé, lo sé, no es esta una teoría muy popular. Pero, oiga, dejémonos de monsergas. Es así. Vale ya de romanticismo barato. Vale ya de dárselas de "cool" por adorar a incapaces con una cámara. Las obras de todos estos señores eran basurilla, lo que hizo la herrumbre digital fue aumentar el pestufo.
Por supuesto estoy hablando de "películas" de naturaleza "exploitation", cuyo fin es hacernos picar a través de un póster y una trama totalmente engañosos/as. Cine comercial en el sentido más puro del término. Destinado a complacer los bajos instintos de una audiencia. Si esos caballeros querían dárselas de artistas y hacerse video-pajas, pues que tuvieran la decencia de no tomar el pelo a nadie, asumiendo su condición "experimentosa" y, por tanto, minoritaria o directamente marginal. Un poco de honestidad, porfaplis.
Y ese es, exactamente, el caso de Richard Driscoll. Británico que debutó como director en el sagrado año 1985 con una cosa rarísima titulada "The Comic". Tras un par de films más, abandonó el cine. No hizo prácticamente nada durante los 90. Retomándolo en los 2000 gracias al despuntar de las nuevas tecnologías. Entonces, se puso a producir frenéticamente auténticas vasuras, con v de vídeo, innombrables e insoportables en su negación. Absolutamente deprimentes. Como esa secuela ilegal de "Grindhouse" titulada "Grindhouse 2wo" en la que una Linnea Quigley dolorosamente patética, situada frente a un croma, horriblemente maquillada de enfermera loca y leyendo muy descaradamente sus frases de una cartulina fuera de foco, introduce historias que no hay quien salve. Cuando los productores del "Grindhouse" original se enteraron, advirtieron a Driscoll que cambiara el título o le caía una demanda, de ahí que luego existiera otra versión (o a-versión) titulada "Grindhouse Nightmares". También tenemos "Eldorado 3D", batiburrillo protagonizado por un alcohólico y muy acabado Michael Madsen (porque resulta que Driscoll es mmmmuuuuyyyy fan de Tarantino, llegando a imitarle y parodiarle obsesivamente) que llevó a su director a la cárcel por evasión de impuestos. Salió un poco antes acompañado de un tío que se vendía como productor. Malas compañías. O compañías de inexplicable origen. Nadie comprende como Driscoll ha logrado, a lo largo de su carrera digital, contar con Peter O´Toole (ya muy maltrecho, y grabado en plan plano fijo + croma), Daryl Hannah, David Carradine, Jeff Fahey, Patrick Bergin, Brigitte Nielsen, Steve Guttenberg, Bill Moseley, Caroline Munro o el genial cómico Rik Mayall. Es decir, sí se comprende porque en la mayoría de los casos son gente que estaba ya muy pocha (de hecho, Moseley vivió una experiencia semejante -o peor!!- con "Mugworth"), y sus papeles se reducen casi a cameos (o a la voz, caso de Christopher Walken, y a saber si no estaba mangada de otro sitio). Pero es que el nivel de Richard Driscoll es TAN BAJO, que incluso estos nombres desentonan. Parece mentira que disponga de películas reales en su filmografía, con cara y ojos, rodadas en celuloide, haciendo gala de cierto esforzado estilismo. Lo que lleva pariendo los últimos años es más propio de un debutante sin muchas luces, ni muchas ideas, que se limita a seguir tendencias como una oveja inculta + descarriada, desesperada por sumar el mayor número posible de "clicks" en las plataformas de rigor, y deben toda su existencia a la economía de lo digital (vamos, un Dustin Ferguson cualquiera).
"The Comic" 
ya daba pistas de lo que estaba por venir. Driscoll hace gala de una auténtica negación a la hora de contarnos una historia. De entretenernos, darle algo de ritmo y lustre a su epopeya. Viéndola no te enteras de mucho. Y de lo que te enteras, tampoco merece demasiado la pena.
Digamos que estamos en un futuro Orwelliano. Hay un cómico de "stand up" que lo peta en los locales de moda. Y luego otro que se muere de envidia. Tanta como para provocar un asesinato. El cómico aspirante se carga al cómico de éxito y le quita el puesto. Afortunadamente algo de talento tiene, por lo que el público le adora y todo comienza a coger mejor color. Aparece una chavala que termina liada con él. Se aman, tanto como para tener una hija. Sin embargo, nos hacen saber que en realidad todo es el plan de una mano oculta para que la pava manipule al protagonista una vez lo tenga bien agarrado. Solo que no procede. Y aquel es detenido por una policía de tintes fascistoides -suponemos que por el asesinato del cómico famoso-, llevado a prisión y torturado. Entonces, la mujer se da a las drogas y la mala vida. Y... er.... ¿¿qué demonios me estás contando??...
De las muchísimas batallitas hilarantes protagonizadas por Richard Driscoll, ahí va mi favorita: Fue invitado a proyectar "The Comic" en una maratón de películas de terror. Llegado su momento, el público presente comenzó a aullar tan mosqueado y con tal fuerza, que el director se vio obligado a detener la proyección y salir por patas con las latas bajo el brazo. En su lugar pusieron "Terroríficamente muertos". No me sorprende lo más mínimo, "The Comic" queda lejos de ser terror. En realidad, es una especie de thriller con ribetes "artys", o de autor, tirando a indigentes. Muy "ochens" -como dicen los modernos- en lo estético (niebla a porrillo, luces de colores...) y en "tics" tan propios de la época como ese especie de video-clip que nos cuelan en medio de la película.
Lo cierto es que muchos de estos "filmmakers" provocan antipatía. Si fuesen seres humanos humildes y sin ínfulas, podríamos incluso disfrutar de sus cagadas audiovisuales por bien intencionadas, simpáticas, apasionadas, etc (por ejemplo, H.G.Lewis. Es cierto que le podía más el vil metal que nada, pero al menos sabía lo que hacía y no se tomaba en serio a sí mismo). Desafortunadamente, la mayoría gastaban un ego que espanta. Les perdía la soberbia. Se creían grandes artistas, genios incomprendidos. Y el caso de Richard Driscoll roza lo tolerable. "The Comic" es hasta pretenciosa. Y eso, cuando el talento está al nivel del cero absoluto, no se perdona. Para muestra, un botón: al concluir el aborto, el tipo da las gracias a aquellos que le ayudaron a finiquitarlo. El tamaño de las letras de su nombre -además subrayado- en comparación a las del mensaje, lo delatan.

viernes, 18 de agosto de 2023

THE MEATEATER

Genuina serie Z de finales de los setenta, desconcertante y rara a rabiar, que resulta inquietante tan solo por lo podrido de su factura y un ambiente malsano y enfermizo que en realidad es consecuencia de la muy mala iluminación, el celuloide rancio con la que se rodó y, por supuesto, un revelado barato. Lo justo para llenar programaciones atemporales de cines de segunda regional y autocines.
La cosa es bastante sencilla: Un individuo compra un antiguo y destartalado cine y se muda a la ciudad a atender su nuevo negocio. Lo que no sabe es que dentro habita un anciano desfigurado que come ratas y que asesinará al proyeccionista y a algún que otro despistado.
La incompetencia de su director hace que la puesta en escena de esta película sea de lo más impactante, con unos títulos de crédito que se suceden al mismo tiempo que en una pantalla se proyectan antiguas películas, dándole a todo un toque ligeramente experimental. Luego esto se ve interrumpido por la abrupta presencia del anciano anteriormente mencionado, que caza una rata gorda con sus propias manos e, in situ, la devora ante la estupefacta mirada del espectador. Luego entramos en materia aburriéndonos hasta la extenuación con una película que se desarrolla a base de interminables diálogos en los que se hace especial hincapié en el hecho de comer carne —ya sea hablando de comer perritos o hamburguesas ya sea haciendo alguna referencia al canibalismo— y secuencias que transcurren en el cine donde se esconde este “comedor de carne” del título, en el que los actores miran un documental de animales donde unos se zampan a otros. Todo muy lento, muy aburrido y desesperante, haciéndole a uno plantearse darle al stop en no pocas ocasiones. Y de vez en cuando, de manera nada gráfica, sin apenas sangre, alguien muere para justificar el hecho de que estamos ante una película de terror. La cosa no mejorará (no mucho más) hasta los minutos finales del film, donde aparece el malvado ser oculto entre las latas de celuloide y sí vemos algo de la carnaza que promete el título. Tampoco mucha, pero resultona.
“The Meateater” es una de esas películas que resultan fascinantes en fondo y forma, sórdidas y olorosas únicamente de lo pobres que son. Merece la pena verlas solo para saber lo que son, pero que de puro coñazo le hace a uno replantearse completamente su gusto por la serie Z. Al final, también, uno se da cuenta que de eso va un poco la cosa, de descubrir bazofias desesperantes y luego dar pataletas.
Eso sí, resulta terriblemente gracioso saber que esta película permaneció olvidada durante décadas hasta que, en los tiempos de Internet, el fandom la descubrió en costrosas cintas de VHS y comenzaron a hablar de ella. El film no tiene ningún culto, ningún prestigio ni seguimiento, tan solo malas reseñas de gente que la ha visto de rebote y apuntan que esto es una basura que no sirve ni para hacer trapos.
Al respecto, un día apareció su director, David Burton Morris, que para la ocasión firmó bajo el seudónimo de Derek Savage, y, todo ofuscado, se defendió  con una  reseña en IMDB diciendo a sus detractores que si se creían que esta película la había hecho enserio estaban listos. Dijo que por 300 dólares que ganó escribiéndola y dirigiéndola, quiso facturar la peor película posible, buscando a los peores actores que pudiera encontrar por 50 dólares la sesión, y que LA HIZO MAL APOSTA (cosa que no se cree ni él), que en realidad es un director independiente de la hostia que suele estrenar en Sundance, ganar premios en festivales y que esta mierda es una broma suya de los años 70. Semejante rabieta lo único que consigue en engrandecer un poco la película.
Y si consultamos la filmografía de David Burton Morris, veremos que es de lo más insulsa, cutre y chabacana, y que muy posiblemente sus películas serias, hechas con toda su energía, son tan aburridas y están tan mal paridas como esta de la que ahora reniega, que si no hicieron tanto ruido como “The Meateater” es porque son mediocridades que pasan inadvertidas entre otras miles en los festivales indies de los mundos de dios y no interesan a nadie; “The Meateater” sí porque es mala de cojones y se adscribe al terror, ergo, aunque solo sea por eso, perdura.
Habrá que echar un ojo a las películas de Sundance de Burton Morris, aunque solo sea por curiosidad.

miércoles, 16 de agosto de 2023

NO TENGAS MIEDO

Un niño tímido y retraído, blanco de abusos en la escuela, comienza a escuchar tras la pared de su dormitorio primero ruidos y, seguidamente, una voz. Como es de ley, los raritos de sus padres no le creen. Aún así, el chaval se hace amigo de la misteriosa "presencia" no presente, que le dice ser su hermana y acusa a los padres de villanos, secuestradores e incluso asesinos. Poco a poco, se va convirtiendo en una fuerte influencia en el crío. Primero, le insta a que se rebote contra el abusón del colegio, al que tira por las escaleras. Luego, le ruega que la libere de su encierro y destape la verdadera naturaleza de sus progenitores, cosa que desencadenará el drama y el horror.
Una vez más, me dejé llevar por ideas preconcebidas cuando decidí darle una oportunidad a "No tengas miedo" (soso título patrio de "Cobweb"). Por el cartel, la trama, la estética del trailer y tal, asumí que sería ooootro refrito más de los muchos surgidos a la sombra de "Insidious" (cuya última entrega, por cierto, es de lo más malucha. Lo siento en el alma Patrick Wilson). Pues no, andaba totalmente equivocado. Es decir, el arranque del film sí encaja en esos parámetros, pero poco a poco se va desentendiendo de ello, hasta cierto giro argumental que, al menos a mí, me pilló desarmado y reforzó el interés por una trama que, indudablemente lejos de ser original, está lo suficientemente bien contada, a buen ritmo, y con los justos adornos y buenos actores, como para no aburrir.
Con nada menos que Seth Rogen metido en la producción (lo que explica el protagonismo de su amiga, la guapa y talentosa Lizzy Caplan), me parecía rara tanta contención. Tanta sutilidad. A Rogen le tira lo chocante y truculento más que a un tonto una piruleta. Así que, sí, llegado el tramo final, y revelada la "presencia", nos regalan los "olhos" con un generoso baño de sangre, condimentado por un final-final de los que me molan, directo, cortante, seco, sin florituras.
Y todo ello en casi casi MENOS de 90 minutos. ¿Se lo pueden creer? ¡¡fantástico!! Sí, disfruté de la película. Soy el primer sorprendido.... y el más agradecido.

lunes, 14 de agosto de 2023

DRÁCULA CHUPA...

Sobrevalorada película porno, y enésima parodia en el género sobre el mito de Drácula,  que tiene más nombre que gracia y es infinitamente peor que otros pornos con el vampirismo de por medio, como pueda ser “Sex and the single Vampire”, por ejemplo, que esa es un poco (poco) más divertida.
Lo más curioso de todo es que, no estando excesivamente mal ambientada, se estrenó en medio mundo en su versión amputada de sexo explícito porque por lo visto, cuando los protagonistas no estaban follando, estaban protagonizando unas divertidas secuencias de comedia. De este modo llegó a nuestros cines en 1981 en versión clasificada “S” de la mano de José Frade, ya que hasta 1983 el porno duro no fue legal en España. Y la película obtuvo cierta relevancia con casi 300.000 espectadores en salas de nicho pajero. La versión española es una cosa muy extraña, con cortes abruptos cuando los protagonistas se ponen a follar, en un metraje en el que es difícil enterarse de algo, pero que resulta hilarante porque está doblada al castellano como una película estándar, esto es, con voces habituales del cine mainstream, y eso tiene cierta gracia, el resto de la película, no. No en balde, el guion se iba escribiendo —y reescribiendo— sobre la marcha, recibiendo los actores folios con el texto redactado a mano minutos antes de rodar.
La versión completa y yankie es una película porno al uso, con folladas setenteras que pueden poner cachondo al espectador o no, y con exceso de masturbación por parte del cast masculino; se pajean demasiado para ser un film de corte heterosexual.
Bajo el título internacional de “Drácula Sucks”, posteriormente en algunos territorios se estrenó con el de “Lust at first bite”, parodiando el éxito “Amor al primer mordisco” (“Love at first bite”) rodada un año después de esta.
Por otro lado, la película está cuajada de estrellas del porno de los años 70; John Holmes y la bestia que tenía por falo, John Leslie, Seka, Annete Haven y Jaime Gillis que da vida a un pajillero y barbudo Drácula con el pelo a la permanente.
La película cuenta los avatares del Conde Drácula cuando decide irse a vivir a un manicomio en el que los internos están teniendo extraños comportamientos. Aparecen con mordeduras en el cuello o en el cipote. Por supuesto Van Helsing irá para allá a ver que demonios pasa. Todo una vulgar excusa para dar paso a las escenas de sexo.
Más interesante resulta el director, Philip Marshak, que compaginó el porno con algún escarceo dentro del cine convencional, siendo responsable de la película “Pesadilla interminable” y, por ende, del segmento de la misma incluido en ese maravilloso y loco puzzle que es “Noche en el tren del terror”. A mediados de los 80 el señor Marshak deja la dirección, siendo “Drácula chupa...” su film más popular.

sábado, 12 de agosto de 2023

LA VENGANZA DE DAPHNE

Como muchos otros jovenzuelos de mi época, durante un tiempo tuve asumido que cualquier producto con el sello Troma era garantía de los excesos truculentos y desmadrados presentes en "El vengador tóxico" o "Mutantes en la universidad" (no porque sí, sus dos mejores películas. Digamos que el chiste comienza con la primera y termina con la segunda) Luego, tras hurgar en los estantes más pringosos del vídeo-club y llevarme a casa muchos de sus otros títulos, descubrí la terrible realidad. Troma no solo producía material propio, al que imprimía esas señas de identidad que tanto nos gustaban -y que terminarían quemando en seguida-, también se agenciaba cine ajeno, normalmente semi-amateur y muy regional, le cambiaba el título por uno bien llamativo, le fabricaba un póster super-atractivo, y lo lanzaba al mercado, para mayor disgusto de inocentes como el que entonces era yo. Resumiendo, "La venganza de Daphne" fue, probablemente, el mayor hostiazo que me di con una película Tromática. La odié apasionadamente y desde entonces -les hablo de aproximadamente treinta y pico años- no había vuelto a verla. Era pues momento de enfrentarme a mis demonios.
La primera sorpresa fue descubrir que la versión descargada se veía increíblemente bien. Esperaba un ripeo costroso de vhs. Pero no, aquello era, indudablemente, una remasterización por todo lo alto. Tras indagar, lo entendí. Hacía nada, muy poquito, que los chavales de "Vinegar Syndrome" la habían recuperado de la oscuridad y editado en formato digital, con todos los honores. Dicho de otro modo, ahora muchos la han descubierto y, acorde a los tiempos que corren, dicen maravillas de ella... ni que sea porque estamos ante un producto genuinamente "trash".
Obviamente, "La venganza de Daphne" NO es de terror. Para nada. Y la tipa del engañosísimo cartel, la mentada Daphne, tiene un rol extremadamente secundario. La verdadera trama es, por así decirlo, un drama... uno de tirón legal -por todas las aburridas trifulcas con abogados, demandas y tal-. Pero, claro, parido por gente bastante incompetente, lo que le da ese "touch" que la hace especial.
Unos señores de mediana edad pillan una caravana y se marchan a pasar un finde chachi. En eso que, a medio camino, recogen a una chica rubia de buen ver. Solo tiene 17 años, pero ello no impide que uno de los integrantes, un poco paleto y muy racista, se la quiera beneficiar. La llevan a su cabaña, beben, hacen el tonto, y cuando lo intentan, la chica se rebota con apoyo moral de uno de los machos del clan, Steve. Este, decidido a evitar que los otros se propasen, la acompaña a su dormitorio y, ¿qué ocurre?, que la menor no puede resistirse a sus encantos -a pesar de la abismal diferencia de edad, las arrugas y ese pelo de cacerola horripilante-, se quita la ropa y, suponemos que como agradecimiento, se lo tira. Obviamente a Steve lo interpreta Richard Gardner, es decir, el director, productor y co-guionista del entuerto (mal cineasta, sí. Tonto, no) Salvo por una oscura peli setentera previa en la que co-firmó el libreto, la reseñada es su único crédito oficial. Vamos, que el hijoputa quería magrear a una chavalilla y se sacó una peli de la manga para ello. Una vez consumado el acto, Steve se va a su dormitorio... ¿hein? ¿no le apetece retozar? ¿y no se suponía que la protegía?. Es entonces cuando dos de los otros tres colegas que quedan, aprovechan la ocasión entrando en la habitación de la churri y la violentan. Ella huye a la civilización y los denuncia a la policía. Así, lo que parecía un "rape and revenge" da un inesperado giro casi telefilmesco a drama. Es decir, aquí la rubia no se dedica a asesinar a sus agresores. No way. Lo que vemos son las angustiosas consecuencias de dicha denuncia. El rechazo social que ello provoca. Todo a base de diálogos, y diálogos, y diálogos, y diálogos. Claro, ahora comprendo perfectamente la DESILUSIÓN que sufrí la primera vez que la vi y el absoluto ODIO que me provocó. Normal.
Dicho rechazo social motiva que uno de los integrantes de la pandi, el único que NO mojó el churro, ¡se suicide! Y el que sí lo mojó, acude a la mafia para pedir que asesinen a la chati. Y... bueno, el lío sigue y sigue hasta que aparece Daphne y se acaba la peli.
A ver, ¿por ande empiezo? "La venganza de Daphne" es el título español que recibió el muy Tromático "Deadly Daphne´s Revenge" ("La venganza mortal de Daphne"). A su vez, este sustituía al original, más sosaina, "The hunting season" ("La temporada de caza") El sopor que provoca es a ratos compensado por una serie de características propias de su condición de mojoncito. Cosas como una notable ristra de errores técnicos. Raccord destruido a lo bestia (aparece un francotirador que cambia de vestimenta de un instante a otro sin venir a cuento). Manos que asoman por delante de la cámara cuando no deberían. Generosos fundidos a negro, algunos algo arbitrarios, sin mucho sentido. E incongruencias con la lógica del tiempo transcurrido. En este apartado mi favorita es la escena en la que el mentado francotirador ronda la cabaña donde está la rubia, a la que tiene que matar. Y ronda, ronda y ronda, hasta que se hace de noche. Y ahí sigue el tío, rifle en mano, indeciso, cuando ha tenido el blanco a tiro innumerables veces. También localizamos un puñadito de planos puestos como de cualquier manera, con Daphne entrando en escena de espaldas, mirando por la ventana y ya está. Sin aportar nada y sin tener muy claro el por qué. De hecho, cuando la subtrama de esta señora cobra verdadero sentido, casi parece como que el director se olvide por completo de la violentada y se saque "otra peli" de la manga. Es cierto que a Daphne se la muestra y menta en el metraje previo, pero tan poco y de manera tan aleatoria, que esa relevancia que cobra hacia el final descoloca un poco. Todo acompañado de pequeños momentos para la risa involuntaria, destacando las sobreactuaciones mega-dramáticas (ojito a la chica violada, Laurie Tait Partridge, puro descojono) y el doblaje. No se cómo sonará en inglés, pero en castellano "¿¡Crees que eres el único que quiere echarse un polvo con una joven marchosa?!" resulta altamente hilarante. Mucho menos graciosas son ciertas dosis de una crueldad animal que, ciertamente, parece no fingida y, por ende, resulta bien desagradable.
Mala como el demonio, pero también lo suficientemente curiosa, "La venganza de Daphne" es, tal y como diría don Víctor, toda una excentricidad. 

viernes, 11 de agosto de 2023

FRANKIE "THE FLY"

Dentro de un ambiente mafioso de no demasiada monta, tenemos a un individuo que se dedica a hacer pequeños recados para los gangsters, ya sea servirles las copas, ya sea aparcarles los coches. Como es un tipo sin voluntad y sin carácter, los mafiosos le llaman “Mosca”, porque este, al igual que las moscas, come mierda. No le tienen ningún respeto y el hombrecillo está ya hasta las narices. Como también están metidos en el mundo de la pornografía, “Mosca” acude al set a hacer un recado y quedará prendado de una de las actrices que trabajan para esa gente. Trazará entonces un plan para vengarse de los gangsters por el trato vejatorio al que le someten a diario y, de paso, alejar a la actriz porno de la droga y la mala vida.
Olvidada de la mano de dios, con críticas espantosas y todo en su contra, “Frankie The Fly” es una película muy pequeñita de la Nu Image, de antes de que vieran el filón haciendo infames direct to video sobre insectos gigantes y tiburones, y que, probablemente, se encuentre entre las tres o cuatro mejores películas de la productora, aunque solo sea porque en pleno año de producción, 1996, Nu Image todavía se tomaba en serio eso de hacer películas; “Frankie The Fly” es una “de verdad”.
Sin embargo nos encontramos ante un título vilipendiado y despreciado por los fans del cine indie que la acusan directamente de ser un plagio de las películas de Tarantino cuando está en las antípodas de eso. “Frankie The Fly” tuvo la mala fortuna de ser concebida en plenos años 90 y compartir algunos miembros de cast con actores a los que había utilizado Tarantino en sus películas, pero más allá de eso, y de tratarse de un film sobre criminales, no solo es que no tenga nada que ver con una tarantinada (que hubo muchas en aquellos aciagos años), sino que tiene mil veces más inventiva, es quinientas veces mejor y costó setecientas veces menos dinero que una del jodido Quentin. Aunque esta también peque de robar conceptos de otras películas y ponerlos ahí como propios. En este caso, la obsesión de Frankie “El Mosca” con sacar de la mala vida y redimir a la actriz porno, es un calco de lo que quería hacer Travis Bickle en “Taxi Driver” con la joven prostituta interpretada por Jodie Foster, así como la estética entera de la película bebe de propuestas más o menos setenteras.
En cualquier caso, y notándose rodada con poco más que lo puesto, sale airosa a pesar de sus carencias, y cuenta con un guion sencillito, pero eficaz, que deja claro que no en todas las películas de mafiosos que visten de manera cool a la Tarantino, se han de tener ingeniosas conversaciones, sino que estas también pueden ser largas y planas como tablas de planchar, soltadas por personajes parcos en palabras. Y sin duda, queda mejor.
En definitiva, “Frankie The Fly” es una estupenda película de los 90, quizás ahogada por sus propias circunstancias, que merecía, sin duda, mayor suerte.
En muchos países se estrenó directamente en vídeo, pero en España, José Frade decidió lanzarla en unos cuantos cines donde fueron a verla cerca de 40.000 espectadores de nada. Después de eso, su distribución fue paupérrima. Y olvidada para siempre.
Cuenta con un repartazo no obstante: Dennis Hooper, Michael Madsen, Daryl Hanna y Kiefer Sutherland que están todos para comérselos con patatas de bien. En la dirección un director tan impersonal como es Peter Markle, que ha firmado películas de madres y padres desconocidos tales como “Hot Dog: La película”, “Youngblood: Forja de campeón”, “Bat 21” o “Caravana al Este”. Y entre medias, tropecientos telefilmes.

lunes, 7 de agosto de 2023

GRIM

Peakviewing Transatlantic es una curiosa productora independiente británica fundada por los hermanos Paul y Elisabeth Mathews. Se trata de una empresa familiar. Dando sus primeros pasos en los años 90, sus primeras producciones eran de terror, que se supone que es el tipo de producto que dejaba algo de pasta. Sin embargo, la providencia quiso que tras un par de películas de horror se fueran desviando poco a poco hacia al cine familiar y de corte fantasioso, pasando por el western e incluso llegando a tontear con el drama, en pequeñas producciones en las que alguna vez se contó con alguna estrella (asequible) que, supongo, fueron tirando durante un tiempo en el mercado del vídeo.
La primera de todas estas producciones es esta “Grim” —y no se dejen engañar, como reza la frase promocional: “No es ningún cuento de hadas”— de 1996, que vendría a ser una suerte de plagio de “Rawhead Rex” (película sobre monstruo del folclore perpetrada por George Pavlou) ambientado en un escenario típicamente británico como son las cavernas.
En ella, un grupo de personas practican la ouija, dejando salir algo maligno. Tiempo después, un grupo de espeleólogos bajan a esas mismas cavernas a estudiar el entorno, cuando se encuentran con un salvaje monstruo con pinta de ogro que, además, puede teletransportarse. Dará buena cuenta de algunos de ellos.
Naturalmente “Grim” es una de las infamias más grandes que se puede echar uno a los ojos, con menos originalidad e inventiva que un lapicero sobre un pupitre. Para más inri, añádanle a eso que los FX, una extraña combinación de efectos tradicionales con otros digitales totalmente arcaicos (realizados con ordenadores de los años 90, presumo intuir, que ni tan siquiera de primera gama) no son del todo sorprendentes. Por supuesto, el monstruo, que va tranquilo por la vida durante todo el metraje, es un señor disfrazado en la línea de “Depredador”, pero con un disfraz de saldo a cuya careta animatrónica parece que de vez en cuando se le acaban las pilas y el rostro se queda inmóvil.
Un rollo de los de hasta resoplar… pero sucede una cosa bastante curiosa con “Grim” y es que, al tratarse de una película de mediados de los 90, el formato vídeo no está tan impuesto ni bien visto como lo estaría la década posterior en lo que a películas de bajo presupuesto se refiere. “Grim” está rodada en esplendorosos 35 mm, supongo, que de la película más barata que había en el laboratorio, y eso le otorga a la cinta un encanto especial. Sobre todo, la combinación del celuloide tratada posteriormente de manera digital en ordenadores de chichinabo, se me ha hecho especialmente amable.
En verdad “Grim” es la misma mierda de siempre, la misma mediocridad habitual en películas de terror de bajísimo presupuesto del año 2000 en adelante, solo que facturada en los 90. Si hubiera estado rodada en vídeo no tendría nada de especial, pero al encontrarse en una extraña tierra de nadie, viene con las maneras propias de la serie B/Z de los 80, intentando modernizarse tirando de lo que permitían hacer los ordenadores entonces, que era bastante poca cosa.
No quiero decir que “Grim” esté bien, es más, es especialmente agobiante y soporífera, pero resulta una película encantadora por todo esto que les cuento.
Eso sí, el final es para llevarse las manos a la cabeza por trillado, estúpido e inverosímil.
Paul Mathews dirige y escribe esta locura para pobres, del mismo modo que dirigió otros cuantos títulos para su Peakviewing Transatlantic tales como “Breeders”, también dentro de los parámetros del terror, o “El pequeño unicornio” y “Un cuento de hadas” dentro del cine familiar, que es lo que les permitió subsistir hasta, aproximadamente, en el año 2008. Una  compañía cuando menos interesante.

sábado, 5 de agosto de 2023

POLICÍA DE ACERO

Madre mía, madre mía, de lo que ayer noche fueron testigos mis ojos no tiene nombre. Pero más por el cómo que por el qué. Dejen explayarse a esta sucia boca.
Así de entrada, mirada por encima, "Policía de acero" no sería más que otra imitación de "Robocop" parida en plenos años 90, 1995 para ser exactos. Es decir, ocho después del clásico de Paul Verhoeven. ¿Por qué tan tarde?. Y digo "Robocop" a conciencia, pues no hay ninguno de los restantes referentes expoliados recurrentes en esta clase de subproductos. Es decir, ni "Terminator", ni "Mad Max 2", ni nada semejante. Aquí el hurto comienza y acaba con "Robocop", solo que yendo por la estrategia fácil, cambiemos a Peter Weller por una chica rubia de buen ver. El resto, casi idéntico, con escenas que incluso rozan la línea de lo legal cual un Bruno Mattei cualquiera.
Hay un grupo de moteros malvadísimos comandados por un sobreactuado Richard Grieco de "look" ultra macarra. Entre ellos se ha infiltrado una churri policía. La descubren y se la cepillan (sin hacerle demasiados desperfectos). Un científico convence a la alcaldesa que puede coger el cadáver y revivirlo mediante suero para convertirla en una super-policía. Proyecto "Lázaro" lo llama (¿no había un nombre menos trillado?). Así que proceden. La rubia sufre una crisis de identidad cuando descubre que ha vuelto de la muerte y, tras escenas de drama chusquero, se hace a la idea de que es una "superhéroa", se viste como tal, con mucho negro, incluso lleva una máscara que le cubre la mitad de la faz y, enga, a meter piruetas, matar malos a base de posturitas guapas y, por supuesto, vengarse de Don Grieco, que se hace tarde.
Por una vez los distribuidores patrios tuvieron suficiente ojo para rebautizar al film con fines clarificadores. En inglés se titula, muy farragosamente, "The Demolitionist" (difícil de mentar, "demolishionis", "La demoledora". Hay una escena en la que la califican de "Demo" y queda muy chanin, así tendrían que haber titulado la peli, o "Demo Cop" si me apuran), y en las Españas pues "Policía de acero", en evidentísima referencia a nuestro querido madero de hojalata.
Claro, tras leer todo esto pensarán "Menuda basurilla, ¿Quién osó hacer esto en los noventa? Wynorski, Corman, Band....?" pues no, y ahí radica realmente lo chocante del invento, y motivo por el que la consumí íntegra y sin avance rápido, a pesar de haber tenido un día duro: la gente que asoma por delante y detrás de la cámara son personajes de la farándula horrorífica / fantastique, bien conocidos y queridos por todos nosotros. Muchos con un pasado, y un posterior futuro, bastante más lúcido, impropio de gente a la que asociaríamos con un plagio barato de "Robocop".
La culpa total y absoluta de este desaguisado la tiene Robert Kurtzman, quien aquí debutaba en la dirección. Dos años después se ocupó de la más popular y lograda "Wishmaster" para, a partir de entonces, ir cayendo en picado a base de productos más bien olvidables como "The Rage" o "Enterrados Vivos". Cerraría el círculo en 2010 con una de acción, "Impacto Mortal". Conocen, o deberían, la otra ocupación del caballero, como técnico de efectos especiales en muchos títulos de solera, especialmente al lado de sus queridos Howard Berger y Greg Nicotero, con quienes formó la legendaria "KNB Group". Y sí, no solo estos firman los truquitos -tampoco muy abundantes- de "Policía de acero". En cuestión de cameos, Berger no quiso saber nada, pero Nicotero sí. Gracias a sus greñas y barbas, hace de motero malote.
Visto lo visto, Kurtzman tendría el caprichito de parir su propio "Robocop", deseo compartido con su señora esposa de entonces, que para algo ambos firman la historia (tampoco se esforzaron mucho). Luego, le pasaron el encargo de escribir el guion a un par de mindundis con nombre de mafioso y mucho currele televisivo a sus espaldas, Brian DiMuccio y Dino Vindeni. Lo siguiente fue tirar de lista de colegas, a los que liarían completamente. Me los imagino siendo conscientes de lo marciano de la operación, pensando "tío, esto en una copia de "Robocop"" pero callando like putas, ¿Cómo defraudar a un amigo?. Así que, enga, ponme en la peli, pero no me hagas hablar mucho, cuanto más se reduzca lo mío a cameo, mejor.
Y de esta guisa encontramos a Tom Savini como esbirro del villano (asoma en más planos que muchos de sus compañeros, pero nada excesivo, y apenas habla), Reggie Bannister (el calvito de la saga "Phantasma") como un alcaide visto y no visto, lo mismo que Jack "Cabeza Borradora" Nance en plan cura. A Joseph Pilato le toca lucirse un poquito más gracias a sus excesos interpretativos, le reconocerás como el malvado "Rhodes" de "El día de los muertos". El gran Dan Hicks, paleto en "Terroríficamente muertos" o encargado de supermercado en "Intruso en la noche", muriendo rápido. Sarah Douglas, la villana de "Superman 2", en un vivo ejemplo de cameo irreconocible, dando vida a una cirujana que, si no me falla la memoria, ni se quita la mascarilla. Nada menos que Heather Langenkamp, la prota de "Pesadilla en Elm Street", en un infame papelito de periodista / locutora. Y Derek Mears, futuro "Jason Voorhees" en la película del 2009. Aunque el cameo más curioso, porque ni tan siquiera sale acreditado, se lo debemos a Bruce Campbell en el recurrente rol de motero maloso.
Los papelotes destacados recaen, Grieco aparte, en Peter Jason como policía corrupto (lo has visto en chorrocientas películas de John Carpenter), Susan Tyrrell como alcaldesa (normalmente muy histriónica, desfasaba que daba gusto en "Cry-Baby" o "La zona prohibida / Forbidden Zone") y Bruce Abbott, el "Dan" de "Re-Animator", como el científico que inventa a la policía de acero, es decir, otra vez reviviendo cadáveres mediante suero. Este chico no aprende. Y, a todo esto, el insulso protagonismo de la función se lo lleva Nicole Eggert, vigilanta de la playa.
John Esposito, productor ejecutivo, tuvo la poco fortuna de coproducir ese aborto titulado "Abierto hasta el amanecer" y últimamente ha guionizado para la mediocre serie de tele inspirada en "Creepshow".
Y en una película como esta, con toda la peña mentada, no pueden faltar las citas descaradísimas a "Fangoria" y las "fricadas" a servicio del fan. Nada más comenzar, Richard Grieco y su socio esperan en la celda a que los ejecuten (luego escaparán y bla, bla), mientras ven una peli en plan "kaiju-eiga" por la tele (con un especie de pez espada gigante destruyendo casitas) y se parten de risa. El tipo sujeta un "Fangoria" entre las manos y, por si acaso no han pillado el guiño, tiene la pared de atrás embadurnada de más y más cubiertas. Sutilidad es mi segundo nombre, bro.
En cuanto a la sensación general que deja "Policía de acero" -que, obvio, concluye con una canción metalera de lo más pegadiza y macarra- es de estupor. Como decía, la soporté íntegra. Y me cayó en gracia a pesar de que los momentos dramáticos cortan el rollo. Pero, claro, estoy requeteseguro que fue gracias a la ristra de nombres. Era la mar de gracioso ir reconociéndolos. Como encontrarse con un viejo amigo al que ves haciendo algo de lo que, sabes, luego se avergonzará. Aunque, a tenor de los años transcurridos, no había motivo. Casi nadie parece saber de la existencia de esta película. Bien mirado, al final la fortuna les sonrió.

viernes, 4 de agosto de 2023

CUANDO ALMANZOR PERDIÓ EL TAMBOR

Era tendencia en nuestro cine popular de los años 80, que cuando una fórmula funcionaba bien, fueran varios los que la copiaran copando la cartelera de títulos de similares características. Y, mira tú por donde, el que solía traer esa fórmula solía ser siempre Mariano Ozores, que abría la veda para que directores, no necesariamente segundones, se sumaran al estilo que en ese momento cultivaba Mariano. Cuando Ozores se metió de lleno en aquellas películas con el divorcio como telón de fondo, por ejemplo “¡Qué gozada de divorcio!”, pronto llegaría Summers a hacer los propio con “El primer divorcio” y, copiando descaradamente, Juan Bosch con “Caray con el divorcio”.
“Cristóbal Colón… de oficio descubridor” fue el pistoletazo de salida que dio inicio a la popular trilogía de parodia histórica, el spoof autóctono, tres títulos de gran tirón popular producidos por José Frade, y en los que la mayor baza cómica consistía en los anacronismos y los chistes de política de la transición. Las tres películas partían de hechos históricos que, con cierto rigor a la hora de ser planteados, acababan siendo destrozados por los chistes sobre UCD o Alianza Popular. La mejor de todas, naturalmente, sería “Cristóbal Colón… de oficio descubridor”, por supuesto, dirigida por Mariano Ozores. A esta le seguirían, más mediocres, “Juana La Loca… de vez en cuando” con Lola Flores y dirigida por José Ramón Larraz, y “El Cid Cabreador” de Angelino Fons y protagonizada por Ángel Cristo. A este combo podíamos sumarle esa joya del cine valenciano parido desde la contracultura como fue “Que nos quiten lo bailao” de Carles Mira, no nos olvidemos de “La Biblia en Pasta” de Summers y la que nos ocupa, “Cuando Almanzor perdió el tambor”.
Pese a tener en plena forma a toda la plana mayor de la comedia popular española, esto es: Antonio Ozores, Juanito Navarro, Florinda Chico, Quique Camoiras, Luis Varela, Vicente Parra, Ricardo Merino.., sin lugar a ninguna duda “Cuando Almanzor perdió el tambor” es la peor de todas estas películas. Un intento de Luis María Delgado por recoger los frutos sembrados por la trilogía de Frade a destiempo y cuando la fórmula ya estaba más que agotada.
La acción se traslada al año 1002 cuando Almanzor tenía bajo su yugo a los cristianos y estos debían pagarle el pertinente tributo. Almanzor pide en pago doce doncellas y, a no tener ninguna disponible, lo que los Reyes Cristianos le envían es a doce putas. El festival de lo vulgar, lo chabacano y lo soez, está servido.
Una parodia histórica de menos de hora y media, con mucho menos presupuesto del que este tipo de películas solían contar y una dirección bastante apocada y perezosa por parte de otro de nuestros artesanos más exitosos, Luis María Delgado. Una metralleta de chistes de fútbol, política y guardias civiles que pierde fuelle a medio camino. Suerte que la presencia de Antonio Ozores, que suelta chascarrillos e improvisaciones a cascoporro, salvan de la quema una película que es de lo peorcito de aquellos años. Cosas como el memorable comienzo, con un plano de Ozores vestido de Almanzor subido a caballo y limpiándose las gafas con un Kleenex (y de la marca Kleenex como reza la cajita que lleva), consiguen que el espectador se ría. Pero nada más. Cuando no está Ozores en plano, el resto es terriblemente tedioso. Y, para más inri, no tenemos NADA de destape. Desde luego, “Cuando Almanzor perdió el tambor” es una auténtica rara avis de la época. Sin chispa, sin gracia, pero una rareza.
También resulta positivo, aunque cutre, que, nada más comenzar la película, una voz en off nos va introduciendo en la historia, acompañándose por una serie de bonitas ilustraciones hechas para lo ocasión por José Ramón Sánchez. El póster original de cines también es cosa suya. Y Sánchez siempre ha sido una maravilla.
El resto ¡No se toca! ¡Caca!

miércoles, 2 de agosto de 2023

LOS FOTOCROMOS DE "A LA CAZA"

Damos la bienvenida al horrible Agosto 2023 con los fotocromos de este clasicazo estupendo, completos y cortesía de Don Xabier Ciruca. Disfruten cual si fueran sodomizados por el grasiento puño de un macho enfundado en cuero.