En el jardín de las palabras nos encontramos con una historia
dramática y romántica que nos dejara el corazón en un puño pero también nos
enseña a seguir avanzando en la vida.
El protagonista es Takao Akizuki un joven estudiante de 15
años que los días de lluvia le da por faltar a las primeras clases del
instituto y pasar un buen rato en un banco de un parque bajo una pérgola. Al
comienzo de la historia cuando Takao llega a su destino se encuentra que allí hay
una mujer de 26 años bebiendo cerveza y comiendo chocolate. El primer
pensamiento del protagonista es que menuda irresponsable, estando allí,
faltando seguramente a su trabajo y bebiendo cerveza desde primera hora de la mañana.
Ese primer día no intercambian más que las típicas frases de cortesía, hasta
que cuando la mujer, que se llama Yukari Yukino, se va a marchar le suelta una
frase que deja un poco descolocado al protagonista (no la indico para que veáis
la película porque tiene cierta importancia al final)
Al día siguiente vuelve a llover, así que Takao y Yukari, se
vuelven a encontrar bajo la pérgola del Shinjuku Gyoen National Garden (parque
y jardín real que podéis visitar si vais a Japón) Poco a poco van conociéndose,
pero de una forma más o menos superficial, no se preguntan sus nombres, ni se
habla del trabajo de ella. Cada vez que
no llueve es un suplicio para los dos protagonistas, ya que no hay excusa para
faltar al colegio en caso de uno, y al trabajo en caso de la otra. Así tanto Takao
como Yukari desean que llueva, aunque solo sea para poder pasar unas pocas
horas con su compañero de banco. Takao le confiesa, porque ella mira entre sus
cuadernos, que lo que más desea en este mundo es ser fabricante de zapatos, y
llegado un punto empieza a fabricar unos para Yukari. Pero entonces lleva el
verano, y la época de lluvias desaparece. Algún día esporádico tanto uno como
otro van al jardín, pero no se encuentran.
Cuando acaba el verano y empiezan algunos días de lluvia se
desvela toda la verdad sobre Yukari, y llega el final de la historia dejándonos
un sabor agridulce, pero esperanzador para el futuro. Por cierto hay escena post-créditos
que es la que nos eleva un poco en animo, así que en caso de ver la película no
os la perdáis o podéis entrar en depresión.
En definitiva nos encontramos con un mediometraje, que no
necesitaba nada mas, no era necesario alargarlo a la duración convencional de
una película, ya que no aportaría nada significativo a la historia. Es ideal
para ver con la pareja abrazados en el sofá, aunque puede que alguno (o los
dos) lloréis un pelin en el tramo final. Y ojito al próximo podcast, será el
numero 76, porque Your Name es aun mejor, y eso que esta El Jardín de las
palabras, es buenísima.