miércoles, 22 de mayo de 2024

GODZILLA Y KONG: EL NUEVO IMPERIO

Respeto mucho, y hasta cierto punto admiro, lo que "Legendary" está haciendo con Godzilla y King Kong. En plena era de las franquicias interminables, donde todo el mundo fracasa en su intento de emular a "Marvel Studios", estos muchachos insisten con su llamado "Monsterverse" aunque ninguna de las apuestas resultantes sea lo que podríamos decir grandes logros, y les haya costado dios y ayuda amasar generosas recaudaciones en taquilla... o el puñetero medio que sea. ¿Qué les mueve? ¿De dónde sale esa determinación? ¿por qué incidir tanto? Me alucina. Y, por ello, voy consumiendo cada nueva dosis (gratis, eso sí), aunque el resultado me deje frío o, directamente, me aburra hasta las trancas.
"Godzilla y Kong: El nuevo imperio" puede que sea, de momento, su aportación mejor engrasada. Y no digo que me haya encantado, ni vibrara durante el visionado, pero, no sé, me sentó mejor que las previas. Esto lo veo con quince años y flipo colores. Me hubiese chiflado. Claro, ahora, a mis edades, pues ya no es lo mismo... pero tampoco puedo culparla, se trata de una cuestión generacional. Al fin y al cabo, no encajo en el target al que va destinada.
Es cierto que he visto todas las entregas precedentes. Incluso la serie. Pero, la verdad, en el momento de enfrentarme a "Godzilla y Kong: El nuevo imperio" iba un poco perdido. Reconocía la movida de la llamada Tierra Hueca, oculta bajo la que habitamos nosotros y repleta de monstruos de variado pelaje. Pero no recordaba a ninguno de los personajes. Sin embargo, estos resultan menos irritantes que de costumbre, son así como medio simpáticos. Y llama mucho la atención que el inevitable podcaster, frikazo, extravagante y gracioso de turno luzca una camiseta de ¡"Exterminador 2"! Solo al principio y un poco de tapadillo, pero si te fijas, y estás familiarizado con la película en cuestión, no te pasará inadvertida.
Unas señales desconocidas surgen de la Tierra Hueca, así pues, una panda de humanos se meten en una nave y la visitan para ver qué demonios ocurre. Resulta que, durante una pelea, Kong ha abierto una entrada a otro mundo... un subsubmundo con su propia fauna, destacando la presencia de otro simio, solo que este es malo del copón y pretende someterlo todo a una nueva era glacial. Vencerle está complicado, por lo que Kong sale a la superficie a por su viejo enemigo, eventual camarada, Godzie, para que eche un cable.
Fantasía a chorro, decenas de monstruos dándose de yoyas (incluida la aparición de otro mítico, la mariposa "Mothra"), destrucción sin descanso, un ritmo más que acelerado, Kong luciendo un especie de guante biomecánico.... ya les digo, los ingredientes infalibles para que una película con aspiraciones palomiteras funcione como un reloj de los caros. Y creo que, si entran ustedes dentro del mentado target -mental, cuanto menos-, disfrutarán de la excursión y bostezarán un poco menos que yo. Aunque los míos fuesen bostezos de aprobación. Imposible decir nada malo de una aventura de Godzilla donde este, por primera vez en su trayectoria, se pasea por Cádiz y sube a lo alto del peñón de Gibraltar... ¡¡en serio!!
¿CGI? sí, claro. Por un tubo. Es una auténtica sobredosis. Hay incluso escenas, largas, de monstruos comunicándose mediante gruñidos y protagonizando sus propios conflictos. Pero, ¡hey!, a estas alturas ya deberían saberlo y estar perfectamente vacunados para ello.
Confieso que el gran combate final entre titanes buenos y malos me funcionó especialmente. Muy emocionante y espectacular. Corta la respiración... aunque, paradójicamente, no dejen de morir humanos a cientos cada vez que uno de los bichos cae sobre un edificio o lo arranca para usarlo cual arma arrojadiza. El propio Godzilla, siendo semi-héroe, destruye puentes llevándose por delante automóviles en marcha, ergo, repletos de seres vivos. También duele presenciar la reducción a fosfatina de lugares históricos situados en Roma o Egipto... pero, ya saben, it´s only a movie.
Quizás lo más sorprendente de la velada sea el hecho de que la pareja prota (la humana pal caso), ex-novios en el pasado, no retomen su relación al llegar el final. Es más, él se vende como un excéntrico que huyó cuando vio que intentaban domesticarle, hacerle sentar cabeza. Está orgulloso de ello. Y así se mantiene hasta el desenlace, impoluto. Una maravilla, oiga.
Si deseas pasar un rato tonto y agradable, "Godzilla y Kong: El nuevo imperio" sirve. Al menos es un poco más distraída, y menos pretenciosa, que ese dramón aburrido remojado en agotador e irritante panfletismo titulado "Godzilla Minus One". Para que luego digan de los yankis. Algo está cambiando, amigos.