lunes, 23 de febrero de 2009

EL LUCHADOR

Maravilloso drama humano y social visto desde la perspectiva de un luchador de "pressing catch" al que la vida le ha dado mas palos que el salvaje cuadrilátero.
Estamos antes un peliculón. Darren Aronofsky ha sabido coger lo mejor de la primera "Rocky" y actualizarlo. Sustituyendo el ya de por si devaluado boxeo por la lucha libre en la que, aunque todo sea mentira, la sangre es igual de real. Mickey Rourke interpreta a Randy "El Carnero", luchador que vivió sus mejor etapa hace 20 años. Aun sigue en la brecha, pero se mueve en una liga inferior a la que podemos ver en la tele. El sueldo se le va en anabolizantes, esteroides y analgésicos, malvive en una caravana y frecuenta un local de striptease donde tiene amistad con una de las chicas, Pam (Marisa Tomei), que, al igual que él, ve como su tiempo se agota y debe dejar sitio a las nuevas generaciones. De esta manera, tanto Randy como Pam son caras de la misma moneda, los dos luchan por mantenerse en un mundo para el que han envejecido.
Tras un importante combate, Randy sufre un ataque al corazón y los médicos le indican que debe dejar la lucha. Entonces entra en juego la hija de Randy con la que no tiene una buena relación. Y hasta aquí puedo leer, como diría Maira Gómez Kemp, porque si continuo os puedo destrozar la película, y vale la pena que le echeis un vistazo.
¿Se merece Mickey Rourke que un grupo de académicos asalte a Sean Penn, le den una paliza, le roben el Oscar y se lo entreguen a él? Pues fijo. No he visto "Mi nombre es Harvey Milk" (ni ganas -Nota de Naxo: Pues está muy bien-), y cierto que a Rourke no le habrá costado mucho introducirse en la piel de un perdedor adicto a los anabolizantes, pero las sensaciones que transmite son dignas de alabar, elogiar y premiar.