martes, 3 de febrero de 2009

LAS MINAS DEL REY SALOMÓN

Cuando la productora especializada en plagios, The Asylum, quiso aprovecharse del entonces cercano estreno de la mega-decepcionante "Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal", no necesitaron crear otro héroe semejante al del látigo, corrieron a la fuente original, la novela que lo empezó todo, "Las minas del rey Salomón" (que, supongo, hace años perdió los derechos de autor, de modo que cualquier pazguato con una cámara puede "adaptarla" a su puta bola) y pillaron a su aventurero protagonista, el machacado Allan Quatermain (dice en imdb un colega de los responsables de ese film, que se rodó en 9 días, con 10.000 dólares, en Sudáfrica y con un equipo de diez personas, ¡contando actores y técnicos!). Bien, el resultado a tal desaguisado se tituló "Allan Quatermain and the Temple of Skulls", y el que niegue su condición de exploitation, merece una paliza (los mismos de Asylum tuvieron el morro de poner en el cartel que Quatermain inspiró la creación de Indiana Jones!, con dos cojones!!). Pues oiga, ellos no fueron los primeros en usar tal estratagema... antes estuvieron los chicos de la añorada "Cannon".
En 1985 la creación de Lucas & Spielberg era ya todo un icono. Por entonces se habían estrenado "En busca del arca perdida" e "Indiana Jones y el templo maldito" (concretamente, esta segunda un año antes). Yoram Globus y Menahem Golan vivían su época de mayor esplendor, y pensaron que no estaría mal subirse al carro de esa nueva moda, la aventura de aire clasicote (todo un fenómeno que bien merecería un estudio, pues no solo engendró películas, también productos televisivos y hasta ¡juegos de mesa!, ¿alguien se acuerda de “El templo de cristal”?). Le encargaron el guión a Gene Quintano (guionista de algunas entregas de “Loca academia de policía”, director de "Con el arma a punto" y, ojo al dato, ¡autor del libreto de “El tesoro de las cuatro coronas”! ) que, usando la novela de H.Rider Haggard como mera excusa, se sacó de la manga una imitación descarada de Indiana Jones, pero con el aliciente de que tenía mucho más humor... de hecho, no sé si es voluntario o no, pero casi parece una parodia de las movidas del tipo del látigo. Para el reparto, se buscaron a su Harrison Ford particular, que acabaría siendo Richard Chamberlain, a la chica de turno, la por entonces aún verde, pero guapísima, Sharon Stone (que interpreta, sin disimulo alguno, a una genuina rubia tonta), al eterno John Rhys-Davies (que había interpretado un papel destacado en "En busca del arca perdida" y que, a pesar de su "traición", volvería en "Indiana Jones y la última cruzada") y a otro grande, Herbert Lom. No hay que olvidarse de la música, necesitaban algo grandilocuente y colorista, que sonara a John Williams, y nadie era mejor para eso que el todoterreno Jerry Goldsmith, que facturó un soundtrack maravilloso, con una tonadilla casi tan pegadiza como la que ya sabéis. Todo eso, y un buen pellizco (sorprende ver que, a pesar de su condición de copia, la peli cuenta con medios bastante generosos), se lo pasaron al director que se encargaría de darle forma, el inmortal J.Lee Thompson, entonces en la nómina de la "Cannon" y especializado en vehículos para Charles Bronson.
Ojo al parche que a mi esta peli en su momento me marcó mucho. Lo más divertido es recordar quien me la recomendó... ¡mi profe de castellano!. Sí, estaba yo entonces cursando estudios en EGB y, no recuerdo a santo de qué, el Sr.Seguín (así se llamaba) se puso a hablar de las pelis que había visto recientemente... comentó "Regreso al futuro" y esta de la que os hablo ahora, reseñando que era mejor que las de Indiana Jones. El finde siguiente cogí a mi madre, y juntos fuimos a verla. La verdad es que lo pasamos bomba!!!, y durante un tiempo, Allan Quatermain robó el puesto de honor al Doctor Jones en mi lista de héroes.
La historia no tiene truco, una chica contrata los servicios de un aventurero para localizar a su desaparecido padre, un arqueólogo que busca las minas del rey Salomón y que está en manos de los Turcos y los Alemanes, los malos de la función. Por el viaje habrán mil peligros, explosiones, animales salvajes, caníbales, incluso una araña gigante y un... hipopótamo mutante o algo parecido.
Como decía arriba, si algo hace destacar a esta producción "Cannon" entre el aluvión de plagios de las pelis de Indy (como en "Indiana Jones y el templo maldito" hay un habitáculo que, al cerrar la puerta, activa un techo repleto de pinchos que va descendiendo lentamente... tal cual. Aunque, para compensar, señalaremos que al menos Quatermain pierde su sombrero a los 25 minutos de peli y no lo recupera... en eso resulta ser bastante más realista que el famoso arqueólogo, ¿que no?) es su sentido del humor. Por ejemplo, hay una secuencia que fotocopia sin rubor el momento de "En busca del arca perdida" en la que Harrison Ford es arrastrado por un camión. La diferencia es que aquí es un tren, y Chamberlain se permite el lujazo de hacer surf colocando los pies en los raíles!!!. Otra escena maravillosa es aquella en la que, durante un duelo en avioneta, el aventurero queda colgando del ala de su aparato y, accidentalmente, golpea con los pies la cabeza del piloto alemán, cuyo aeroplano está justo debajo, dejándolo ko!!. Todo eso, más muchas ideas locas (el alemán gay que prefiere al padre de Sharon Stone antes que a ella) y muchas frases graciosas y chascarrillos hacen de este film una verdadera montaña rusa, entretenidísima, divertidísima y muy recomendable para pasar un muy buen rato.
Naturalmente fue vilipendiada por la crítica (los mismos que ahora dicen que Patrick Swayze es un gran actor porque está a punto de morir de cáncer... ¡hipócritas!, por cierto, que interpretó a Allan Quatermain en una adaptación televisiva de la novela) y parte del público (que en estos momentos seguramente la reivindique dada su condición ochentosa), pero eso se la trajo floja a los señores Golan y Globus, que tras llenarse los bolsillos de billetes verdes, produjeron una segunda parte prácticamente con el mismo equipo, "Allan Quatermain en la ciudad perdida del oro", que se tomaba demasiado en serio a si misma y, por ende, resultaba muy aburrida.
Nota curiosa: Con el fin de aprovechar los decorados construidos para la ocasión, y la moda, la "Cannon" estrenó "El templo del oro", protagonizada por Chuck Norris y Louis Gossett Jr., peli esta que, tal vez, algún día aparezca en este blog (y, una vez más, dirigida por el incombustible J.Lee Thompson).