sábado, 18 de julio de 2009

EL ÚLTIMO CAZADOR

Nadie pone en duda la calidad de films como "El Cazador" (aunque la secuencia de la boda sea una chapa) y "Apocalypse Now". Aunque, en esencia, lo que más marcó de ambas fue el modo crudo, sucio, traumático, feísta y nada heróico de retratar lo que se coció en la guerra del Vietnam. Ahora ya es algo muy manido gracias a la fiebre de pelis del tema que vivimos a partir de "Platoon", pero en aquel entonces todas esas imágenes eran novedosas y dejaron huella. Es normal pues que dichos films, sometidos a las leyes del "exploitation" más puro, quedaran reducidas, precisamente, a todas las secuencias escabrosas y efectistas de guerra, dejando a un lado los elementos humanos, filosóficos o incluso pretenciosos. Si a todo eso le añadimos que de tal menester se encargaron los Italianos, que por aquel entonces vivían su época dorada en cuanto a serie B/plagio se refiere, el resultado es este "El último cazador", firmado en 1980 por todo un especialista en películas de género, Antonio Margheriti o, para el caso, Anthony M. Dawson.
En esencia, "El último cazador" es una peli de acción, de aventuras incluso, con la guerra del Vietnam como telón. Claro, si estuviésemos justo en pleno subidón de la moda "Rambo" (cuyo "start" fue a partir de 1985), la peli resultante hubiese sido algo parecido a, no se, pongamos por caso "Strike Commando" de Vincent Dawn/Bruno Mattei. Pero no, lo que molaba entonces era el rollo Coppola/Cimino, y Dawson se esfuerza en que su historia de un militar enviado a la jungla a destruir una emisora de radio desde la que una voz femenina americana lanza proclamas anti-belicistas para desanimar a los combatientes llegados de los USA, tenga una pátina como falsamente deprimente, en la que todos sueltan "amargos" discursos sobre lo puta que es la guerra, en la que los soldados, hastiados y sobreactuados, se matan entre ellos y con el sacrificio final -y sin sentido (aunque menos lo tiene la absurda supuesta sorpresa de quién locuciona los discursos por antena)- del anti-héroe de la función.
El guión es de ese astro de las letras con fines cinematográficos llamado Dardano Sacchetti (suyos son los libretos de muuuuchos de los clásicos del exploit italiano) y, como suele pasar en este tipo de films, está repleto de encantadoras ingenuidades, "yankiladas" de esas que soltábamos de chavales jugando a detectives a la hora del patio porque "así hablan los americanos en sus películas". El resultado, muy típico de su momento (todo el "exploitation" llegado de esas tierras, y enclavado en ésa década, era prácticamente idéntico), se soporta bien... cuesta, no diré que no, a ratos el ritmo se torna farragoso, y los clichés sacan de quicio, pero se consigue llegar al "Fine" y se disfruta con nostalgia de un invento al que el encanto le sobra. Y que no falte la canción pseudo-de autor-neo hippie al final propia del cine anti-belicista de entonces (aunque dicha "denuncia" no exista, y su supuesto mensaje viene en realidad del material plagiado... como parte de uno de los elementos que "tienen que estar" en un film de este estilo. No porque sí "El último cazador" en su país de orígen apunto estuvo de titularse "El Cazador 2"!!!).
El reparto, cómo no, también está plagado de nombres indivisibles de ese periodo, tales como el simpático David Warbeck ("El mas allá", "Los aventureros del tesoro perdido", imitación Dawsoniana de "En busca del arca perdida"), Tisa Farrow ("Nueva York bajo el terror de los zombi", "Gomia, terror en el mar Egeo"), Bobby Rhodes (el negrazo de "Demons 1 y 2"), Margit Evelyn Newton ("Apocalipsis Caníbal") y John Steiner ("Shock", "Tenebre" o "El arca del dios Sol", el otro pseudo-Indiana Jones perpetrado por Margheriti).