jueves, 30 de julio de 2009

EXORCISMO EN CONNECTICUT

El ver una película de estas características, a la una de la madrugada, en un cine completamente solo, es lo suficientemente sugestivo, como para que a uno le entre cierta predisposición a pasar miedo. Pues ni con esas.
Un muchacho al que le han diagnosticado un cáncer, se muda junto con su familia a una enorme casa en Connecticut. En la casa, comienza a tener extrañas visiones, que achacan a los fuertes medicamentos que toma el chaval. Nada mas lejos de la realidad, se trata de unos antiguos médiums, o mejor dicho, sus fantasmas, que andan merodeando por la casa.
El tedio más absoluto, en una peli de casas encantadas, que tira por un tubo de CGI, y que carece de los elementos necesarios para dar un mínimo de miedo. Cuatro sustos baratos que se ven venir, y poquito más.
Y el caso es que la peli tuvo una campaña promocional la mar de maja, con todo ese rollo de que estaba basada en hechos reales y un planteamiento mas o menos atractivo, pero, joder, ¡es que es un coñazo!
Los distribuidores españoles, lo saben y por eso cambian el “haungting” del titulo original, por el más pintón “Exorcismo”, aprovechando que un cura que interpreta magistralmente Elias Koteas, asegura que la casa no está encantada, si no poseída, y como este cura anda echando mano por ahí, pues “Exorcismo en Connecticut”.
Y probablemente, lo mejor de la película sea precisamente Elias Koteas.
En fin, tenía muchas ganas de verla, pero menuda decepción.
Dirigiendo, un tal Peter Cornwell.