sábado, 18 de mayo de 2019

SESIÓN DOBLE STEPHEN KING : 1922 + CREEPSHOW

1922 : "1922" y "El juego de Gerald" son dos adaptaciones de sendos trabajos de Stephen King que el canal Netflix nos ha hecho llegar en formato de largometraje original. Mientras el segundo, que es el que tiene más buena prensa, me pareció una chorradilla algo pesada con un muy buen planteamiento desaprovechado, el primero, este que pasaré a comentar, ha sido una sorpresa bastante agradable. Veamos.
Un granjero orgulloso de las tierras que se curra diariamente ve como un día la propietaria de las mismas, nada menos que su mujer, quiere venderlas e ir a vivir a la ciudad. Tras darle vueltas, el hombre decide asesinarla y hacer creer a todo el mundo que se largó voluntariamente. Para ello lía a su inocente y atontado retoño y juntos, proceden. No hace falta decir que, poco a poco, las cosas se irán jorobando por efecto de una venganza desde el más allá cortesía de la asesinada (y de unas ratas).
Principalmente estamos ante un drama puro y duro que, lentamente, se va tornando cuento de terror... aunque esto último tampoco abunda mucho. El tempo no es lento, pero se toma las cosas con calma. Y la historia no brilla por su originalidad. Sin embargo, como película "1922" funciona. Ayudan su atmósfera. Su bonita fotografía. Su tono sombrío. Su, en general, muy buena factura. Y su reparto, en especial un Thomas Jane de protagonista al que, de buenas a primeras, no reconocía gracias a una lograda caracterización. A su lado otro rostro habitual, Neal McDonough.
Cuando "1922" acaba, te queda la sensación de que no has visto nada especial, ni excepcional, pero sí una peliculita sencilla, honesta, solvente y decente.


CREEPSHOW : Cinco historias donde el terror y un humor muy negro, y muy sutil, se hermanan para lanzar un afectuoso guiño a los legendarios tebeos de la editorial "E.C. Comics". Un cadáver que sale de la tumba reclamando su tarta de cumpleaños. Un paleto que se convierte en planta por efecto de un meteorito. Una pareja de amantes ahogada  en el mar de forma cruenta reclama venganza. La liberación de un temible monstruo de hambre infinita encerrado en una caja. Un huraño magnate con fobia a las cucarachas ve su peor pesadilla hecha realidad.
Clásico donde los haya, "Creepshow" aunaba los talentos de George A. Romero, Stephen King y Tom Savini (y Tom Atkins o Adrienne Barbeau, añado yo) en una película que, esencialmente, era un regalo para cualquier fan del cine de terror con buen gusto. Aunque fue un éxito rotundo en su estreno, recibió notables e injustificados palos por parte de crítica y cierto fandom (es absurdo que se cuestionara que todas sus historias giraban en torno a la venganza porque, justamente, así eran los comics de la "E.C."). Sin embargo, el paso de los años la ha puesto en su lugar como el canto a la imaginación y el placer audiovisual que es. Los diseños de las criaturas (impagables el zombie de la tarta y el monstruo de la caja), la admirable estética que gasta, propia de un comic (los encuadres como viñetas y, sobre todo, la iluminación de colores), las excelentes partes de animación, la maravillosa banda sonora y unos efectos especiales de la vieja escuela que hoy serían pasto de insaboro CGI (especialmente las cucarachas, totalmente reales y, por ello, totalmente escalofriantes). Todo en "Creepshow" es absolutamente delicioso. Una fiesta del terror, una película única, altamente disfrutable y muy recomendable. Más si se dispone de una versión en DVD o Blu-Ray, donde sus virtudes -sobre todo las estéticas- brillan como nunca.
Tuvo una segunda parte oficial que, aunque no llegaba a los mismos niveles de gozo, está muy consumible. Luego hubo varios intentos un poco bastardos de más secuelas y series, todas completamente olvidables e incapaces de mimetizar el espíritu y las infinitas bondades de un film tan irrepetible.