Apelando a la nostalgia de los que ya superamos con creces
la treintena (y nos acercamos a la cuarentud, o de algunos ya estrenada) se
preparo el guion y producción de esta Jurassic World. Se esperaba que fuera un
bombazo en los cines y lo está siendo, ya está dentro de las 10 películas más
taquilleras de la historia y escalando puestos semana tras semana. Su
espectacularidad es razón más que suficiente, pero luego están los que como
digo, vieron la primera hace ya 22 años y quieren ver de nuevo a los dinosaurios
en acción, y así volver un poquito atrás en el tiempo y disfrutar como cuando éramos
más jóvenes.
El parque ha reabierto, nuevas atracciones, y nuevos
dinosaurios atraen al público desde hace unos años, el negocio va viento en
popa, pero como en cualquier otro parque de atracciones, han de disponer de
novedades para seguir vendiendo entradas. Jugando con la manipulación genética,
los científicos del laboratorio han creado una nueva versión del T-Rex, más
grande, más feroz, con más dientes y para desgracia de muchos, muchísimo más
inteligente. El Indominus Rex.
En la primera película, había dos niños, chico y chica, a los
que se les cogía tirria rápidamente, en esta también, sobre todo al menor de
ellos que a los dos minutos de verle la cara ya estas deseando que se lo coman,
desgraciadamente no ocurre. Aunque todo hay que decirlo, según va pasando la
película te va cayendo mejor. Estos chavales son enviados por sus padres, que
parece están a punto de divorciarse, al parque para pasar un fin de semana con
su tía, la cual es un importante cargo en el parque, no queda claro pero parece
que es la directora. El héroe de la película es Owen Grady (Chris Pratt) un
entrenador y cuidador de los velociraptores, cuya tensión sexual no resulta con
la directora (la bellísima Bryce Dallas Howard) es la base de los mejores
chistes del filme.
Pasa lo que tenía que pasar, que el Indominus Rex se escapa
y se pone a matar otros dinosaurios por doquier. Poco a poco se va acercando a
la zona donde están los 20.000 visitantes del parque, así que tendrán que detenerlo
como puedan, si es que pueden, claro.
Se había hablado de que el CGI cantaba mucho, que la
película decaída en el 3º acto, y que en definitiva no cumplía las
expectativas. Para nada, al menos yo me lo pase muy bien, y si hay algún efecto que pueda estar peor
hecho que otro, este sigue siendo mejor que el 99% de lo que se hace hoy día,
así que sin pegas por esos dos lados. Lo que sí que nos indica esta película es
que, uno su director, un desconocido para mi,
Colin Trevorrow, cumple su papel sin desentonar, y apunta maneras para
poder manejar grandes blockbusters, y dos, que Chris Partt es perfecto para
encarnar al arqueólogo/ladrón de tumbas más famoso del mundo, Indiana Jones.
No volveréis a la infancia, eso es imposible (hasta que consiga
hacer funcionar el Delorean que tengo en el garaje*) pero la película es muy
entretenida.
*es mentira :(
no tengo garaje