Pero parece mentira que el más repugnante de los realytis, el
más infame de cuantos asoman en morro por la pantalla de plasma, pueda inspirar
una serie de películas más o menos dignas, que además, podemos decir que son
pioneras en algo. Estamos ante un nuevo sub-género: El “Slasher para niñas”.
La premisa del programa de televisión en el cual se inspira
es sencilla; las cámaras de televisión registran como serían la fiestas de 16
años de una serie de niñas pijas de
padre ricos que reciben grandes regalos y se cogen incomprensibles rabietas
cuando reciben un pedazo de Lanborgini en lugar del deseado Porche. Un programa
que causa vergüenza ajena y grima a partes iguales, a la vez que al espectador
le entran ganas de reventarle la cabeza a la niña pija de turno.
Pues basándose en esto, la cadena que emite el programa, la
Mtv, se saca de la manga este gran Spot (porque al final estas películas son
grandes anuncios que publicitan sus programas, que son los que les hacen
generar pasta), “Slasher” juvenil para niñas, que con guiños a “Carrie”, contra
pronostico, resulta no estar ni tan mal.
En una pista de patinaje para pijos, un niño celebra su
cumple. Un tipo vestido con disfraz medieval, como animador de fiestas, le
lleva una tarta. El niño pijo se la tira al suelo, le golpea y le humilla ante
la mirada de los invitados, entre los cuales se encuentra la hija de este
señor, que presencia como, hacha en ristre, se carga a una serie de chavales
ante sus ojos.
Pasan los años, y esta chica es tutelada por su tía. Y
mientras coquetea y se enamora del guapo de la clase, la exnovia de este va a
cumplir 16 años y lo va a celebrar en la pista de patinaje donde años atrás se
cometió la matanza, lo que originará que los asesinatos vuelvan a sucederse.
Mientras, tomamos asco a la niña pija y empatizamos con la hija del asesino.
Quizás porque le di al play sin más expectativas que la de
quitarla al cuarto de hora, esta película para adolescentes femeninas me ha resultado
incluso entretenida y aunque se nutre de todos lo clichés habidos y por haber
dentro del “Slasher” noventero –al que, en el fondo, esta película rinde
tributo en la década en la cual nos encontramos- y abusa de la estética entre
videoclipera y recargada de los “Slashers” posmodernos, al final seguimos la tonta y edulcorada historia con
interés. Porque ñoña es la película en todo su esplendor, sin embargo,
paradójicamente, las escenas de asesinato y acuchillamiento son bastante
brutales -tenemos hasta una gráfica y efectiva decapitación- quedando una cosa
de contrastes que, como ya les he dicho, no está ni tan mal. Es más podemos
decir que está medio bien.
Así, tenemos un telefilm de lo más correcto técnicamente que
no aburre, y sin ser una cosa en absoluto para tirar cohetes, se deja ver sin
ningún tipo de problemas… y eso que el público destinado es el de niñas de
entre 12 y 18 años, publico este entre el cual la peli arrasó, lo que generó
dos secuelas, que mucho se tiene que torcer la cosa para que yo no acabe dando
cuenta de ellas aquí.
Dirige la cosa un tal Jacob Gentri, que además de esta
trilogía, ha dirigido un par de productos de similares características.