sábado, 11 de septiembre de 2021

MARS ATTACKS!

Tal día como hoy, el cuerpo pide una ración de invasiones / ataques a tierras norteamericanas... pero al estilo AVT.
En 1996 "Warner Brothers" confió sendos milloncejos al entonces aún candente -aunque ya le quedaba poco- Tim Burton para llevar a la pantalla, con todos los lujos imaginables, una comedia de ciencia ficción inspirada en unos famosos cromos surgidos en la Norteamérica de los años 60 llamados "Mars Attacks!" y en los que, a través de ilustraciones excelentes (de manos no menos excelentes como las de Wally Wood, entre otros), se mostraban los estragos de una invasión de marcianos de aspecto terrorífico. Al disponer de un alto contenido violento y truculento, se detuvo su producción. Pero el mal ya estaba hecho. Los cromos de "Mars Attacks!" habían dejado huella y ya formaban parte de la cultura popular yanki. A mediados de los ochenta, nada menos que Alex Cox intentó levantar un proyecto cinematográfico basado en los mismos, pero no prosperó. Tuvieron que pasar unos diez años hasta que, finalmente, ocurrió. Como era de esperar, y aunque no se puede negar que la película reseñada tiene sus gotitas de mala leche, en realidad el tono es mucho más light que el de los cromos. Los mismos marcianos han perdido parte de su aspecto amenazante, los rasgos son menos cadavéricos y han disminuido la altura. Casi parece que, con la excusa, Burton y "Warner" quisieran sacarse de la manga unos nuevos "Gremlins".
La historia no tiene más truco: Los habitantes de Marte nos invaden. Viviremos la movida a través de los ojos y experiencias de una serie de personajes tan diversos como el atolondrado presidente de los USA (y el resto de su equipo), un chaval que vive con su familia disfuncional en una caravana (y que, por cierto, a lo largo de toda la peli luce una camiseta del grupo punk-gótico "Alien Sex Fiend", detalle este probablemente aportado por Burton), un ex-boxeador reciclado en atracción para un casino de Las Vegas, un empresario hotelero desquiciado o una madre y sus revoltosos retoños.
El humor que gasta, en general, es un rato tontaina. Hay gags que funcionan (como el ovni dirigiendo un obelisco para que caiga encima de un grupo de boy scouts) y otros que dan vergüenza ajena (el de las coristas de Tom Jones). Se mata a mucha peña. Se mata a animales. Y al final se vence a los marcianos usando la misma técnica que se usaba en la famosa y costrosa "El ataque de los tomates asesinos". ¿Plagio, guiño o imitación involuntaria?. A saber, pero apuesto una pierna a que Burton conoce perfectamente la peli de John De Bello.
Sin duda, uno de los aspectos más llamativos de "Mars Attacks!" es su generoso reparto. Hay de todo y para todos los gustos, aunque permitan que destaque aquellos que más me llaman la atención por diferentes motivos: Jack Nicholson haciendo el Jack Nicholson (y en doble papel), el añorado -en pantalla grande, que recientemente ha aparecido en la pequeña- Martin Short, el bueno de Michel J. Fox justo cuando su carrera comenzaba a declinar, Rod Steiger semi-rescatado tras años de telefilms y pelis baratuchas, Jim Brown y Pam Grier rememorando el espíritu del blaxploitation (un año después el asqueroso Tarantino ficharía a esta última para "Jackie Brown" y todo dios comenzaría a hablar de "recuperación", cuando la tetuda Grier llevaba años sin dejar de currar), un Jack Black casi irreconocible, Joe Don Baker en plan redneck y el cineasta Barbet Schroeder marcándose un cameo.
Vi "Mars Attacks!" cuando se estrenó en el cine Niza de Barcelona y no puedo decir que me gustara mucho. Una de las consecuencias más irritantes consistió en que el público, y los gacetilleros de mierda de siempre, la convirtieron en el reverso "cool" de la entonces aún reciente "Independence Day". Se decía que Burton hacía chota de aquella. Y puede que así sea. De hecho, todo el film gasta un tufo considerable a coña facturada por las mentes liberales de Hollywood, pintando a los patrioteros y/o militaristas como monos retrasados. En general todos los personajes son muy estereotipados y se ve a la legua su función, como el rollo de que los marginados y raritos son siempre los buenos y los que salvan la papeleta. Buf...
Vista hoy, sin tantas manías, puedo decir que los efectos especiales de CGI han envejecido bastante mal, cantan como una almeja, y que sigue siendo increíblemente tonta... pero entretenida cuando lo que busques sea un poquillo de saludable escapismo.