Tenía yo curiosidad por ver como era la otra película de Alexander Cassini tras la extraña y, en cierto modo vanguardista “Star Time”. Y claro, me enfrento a una película dirigida al público infantil, pergeñada por un individuo que por raro tampoco se le puede considerar un buen cineasta. Y su segunda y última película resulta ser esta “El genio de lámpara” que es lo más estándar que puede hacer este hombre. Claro, no se trata de una película mainstream para su estreno en salas, “El genio de la lámpara” se concibió por pocos duros y para el mercado del vídeo y la televisión por cable. No obstante, para tirar adelante con el proyecto, Cassini se tuvo que asociar con Full Moon Entertainment con el bueno de Charles Band como productor ejecutivo, pero se trata de una película no auspiciada por la Full Moon, quiero decir que, aunque el nombre de la productora figura en los créditos, no aparece en el catálogo de la productora. Como tampoco Charles Band en los créditos, su asociación con Cassini es puramente mercantil. De este modo, el director se traslada con su equipo a Rumanía para abaratar costes y, así, dar forma a esta extraña película sobre un genio de la lámpara que es pura "serie B" barata para niños.
Un arqueólogo está en Egipto buscando sarcófagos en una extraña gruta, cuando aparece una lámpara mágica custodiada por una momia. En otro lugar, tenemos a un niño repelente y sabiondo que no se lleva bien con nadie y tiene ciertos problemas de adaptación. No sabemos muy bien como, pero esta lámpara acaba yendo a parar a manos del niño, que acabará liberando al genio que hay en ella. Este comienza a concederle deseos, pero como es un poco inepto, lo hará mal, por lo que generará todo tipo de problemas, como traer a la vida real todos los personajes de la tele del chaval. Por supuesto, la película se convertirá en un ir y venir del chico y el genio, mientras un agente de seguridad nacional les hace la cobertura. Por lo demás, salen caballeros medievales, señores vestidos de época e incluso un repugnante hombre serpiente.
Anodina hasta decir basta, el principal problema que tiene "El genio de la lámpara" son sus dos protagonistas; el niño, un tal Matt Koruba, es tan hostiable que a los pocos minutos de aparecer en escena a uno ya le entran ganas de quitar la película de lo puramente repipi que es, y esa cara de guapito que tiene, con ese puto peinado noventero y esos irritantes ojos verdes. El que hace de genio no mejora mucho las cosas, un tipo que sobreactúa de mala manera, consciente de que está en una película barata para críos. El actor en cuestión, Tom Fahn, se dedica habitualmente a doblar dibujos animados de tercera fila, llamándome la atención, en su filmografía, el haber sido la voz americana de Condorito en “Condorito: La película” (que es uno de los espantos más espantosos que han pasado por mis retinas. Con lo que yo adoro al personaje…) Y luego tenemos, en la parte femenina, a Stacy Randall de la que si digo que ha intervenido en films tan populares como “Puppet Master 4”, “Trancers 4”, “Ghoulies IV” o “Trancers 5”, lo mismo se quedan igual que estaban.
Desde luego, yo tenía curiosidad por ver esta película, no me pregunten por qué. Quizás porque me parecía rematadamente rara. Pero desde luego, verla ha sido un verdadero suplicio. Me imagino la cara de cualquier niño al que, ingenuamente, sus padres le pongan semejante producto. No es especialmente cutre, los F/X están dentro de lo tolerable, pero sabe absolutamente a nada.
Lo más cachondo es que pude localizar una copia doblada al castellano, lo que quiere decir que esta película, el algún momento, ha debido ser pasada por alguna televisión, porque me consta, a no ser que alguien venga con datos que demuestren lo contrario, que no se comercializó en formato físico alguno en España en su momento, finales de 1999 o primeros 2000.