Marco Ferreri es un director de los que podríamos considerar clásicos (suyas son “El pisito” o “El cochecito”) con películas académicamente impecables de impepinable prestigio a nivel internacional. A mí, a rasgos generales, me gusta mucho. Sin embargo, se obvia, también internacionalmente, que se trata de un director tan irregular, que, si cogemos la totalidad de su obra, y en una balanza depositamos a un lado las películas buenas y al otro las malas (o rematadamente malas) de su filmografía, van a pesar estas últimas por encima de las obras maestras, lo que numéricamente convierte a Ferreri en un director malo. Sin embargo, el mundo prefiere recordarlo por la docena de películas buenas (muy buenas, intachables) que rodó durante su carrera. Ojito con decir en según qué círculos esto que digo.
Pero, por encima de la calidad de su obra, destaca la personalidad de todas y cada una de sus películas. Las buenas, porque son incuestionablemente buenas, las malas porque, además de ser muy extrañas, son inconfundiblemente “ferrerianas” y, como además nunca se habla de ellas, yo creo que es el momento de reivindicarlas.
Olvidémonos de “La gran comilona” y de los títulos que todos conocemos; “I Love You”, de la más decadente etapa de Ferreri, mediados de los ochenta y primeros noventa, es probablemente su película de la que menos se habla, y, probablemente, también de las peores. Yo la definiría como curiosa. Aunque cuesta entrar al trapo, al final toda esta locura acaba teniendo cierta gracia.
Cuenta la historia de un individuo de clase media francesa que, harto de relacionarse con el sexo femenino de manera un tanto traumática, un buen día se encuentra un llavero con la efigie de una mujer que, cuando él le silba, el llavero dice “I Love You” y eso le encanta, tanto que termina enamorándose del llavero. Las cosas se irán poniendo tensas cuando alguien, de vez en cuando, le silba al llavero y este le responde con otro “I Love You”. Los celos se apoderarán del protagonista hasta conducirle a la locura.
Una película intencionadamente surrealista, pero tonta, rara y especialmente mal rodada y montada. Y con un tono tan europeo que casi parece una parodia. Es el acercamiento de un excéntrico como Ferreri a la modernidad europea de mediados de los ochenta; algo que le queda demasiado lejos.
Lo bueno es que tenemos aquí a un Christopher Lambert recién salido de su debut en Hollywood con “Greystoke, la leyenda de Tarzán, Rey de los monos”, volviendo a la madre patria para rodar una co-producción franco-italiana de presupuesto más bien tirando a bajo.  Casi a su vez, rodaba “Los Inmortales”. El caso es que, durante su estrellato en USA, nunca dejó de participar en toda suerte de películas europeas de presupuestos medios, saltando de una a otra y alterando su nombre según nacionalidad del film, era Christopher Lambert en las americanas y Christophe Lambert en las europeas. Y el caso es que, Lambert, espantoso actor donde los haya, mientras que en las yankis acaba siendo resultón, en las europeas, muchas veces dirigido por directores de postín, se evidencia lo malo que era en realidad. En “I Love You” se nota especialmente. Todo un alarde de inexpresividad y atolondramiento interpretativo. Por momentos parece que da vida a un discapacitado.
En el reparto le acompañan actores clásicos del cine franchute como puedan ser el también internacional Jean Reno o Eddy Mitchel ("Frankenstein 90").
Es una película de Ferreri, pero el cutrerío de esta compite con cualquier “serie B” de saldo y, al margen de que en cierto modo “I Love You” es una comedia pretendidamente rara, hay que sumarle las dosis de comedia involuntaria que también la hay. El resultado, en cualquier caso, es desconcertante. Pero, por el motivo que sea, acaba funcionando.
