sábado, 24 de octubre de 2009

EL DESTRIPADOR DE NUEVA YORK

Ahora que la Maratón de Cotxeres 2009 está ya tan cerca, viene que ni pintado recordar la primera a la que fui, siendo adolescente y en compañía de dos colegas. Una de las películas que programaron (¡y en celuloide!... junto a "Cujo", "Pesadilla en Elm Street 3" y "Descanse en piezas") fue esta de la que les hablaré a continuación, "El destripador de Nueva York", perteneciente a la época dorada del italiano Lucio Fulci, de cuando producía inspirados films de horror con un alto grado de elemento hemoglobiníaco ("Nueva York bajo el terror de los zombi", "El mas allá", "Miedo en la ciudad de los muertos vivientes" o "Manhattan Baby" serían otras). Ni que decir que tanto yo como el público asistente, flipamos colorines, y no sólo por el material truculento, también por el sexual, muy generoso en si mismo. Poco después me agencié en vhs la edición de Jose Frade (con la ridícula americanización del nombre del director, L.Fulzy) y me la copié. Todavía la conservo, y adoro su look oscuro y cerdo, a pesar de que en la reciente versión de lujo editada por "Blue Underground" todos los detalles escabrosos se vean mejor.
"El destripador de Nueva York" en esencia no cuenta nada. Un asesino va matando chicas bonitas, y la policía lo investiga. De por medio y a lo largo de la proyección, van asomando el rostro personajes cuyo fin es aportarnos pistas falsas, hasta que acaban muriendo de un modo u otro. Lo realmente interesante y atractivo del film es su generosa galería de crímenes salvajes (algunos de ellos empiezan por la vagina), destacando el que realmente la ha hecho famosa, la prostituta rajada con todo detalle por el asesino gracias a una cuchilla de afeitar, en la que Fulci (o Fulzy!) no escatima primerísimos planos de un pezón o directamente un ojo siendo partidos por la mitad.... ¡¡ouch!!... en la proyección de la que les hablaba antes, el público berreaba como loco a lo largo de toda esta escena. Yo creo que no podía apartar los ojos de la pantalla, fascinado ante tanta locura.
Todo ello es lo que acabó otorgando a la peli, y a Fulci, la fama de misógina/o y cabreando a unas cuantas feministas y pensadores progresistas, algo maravilloso y absolutamente irrepetible. Hoy semejante material se haría de modo consciente, buscando la provocación o el homenaje, en ésa época se actuaba así porque... bueno, ¡era lo normal!, se trataba de un film de horror con chicas asesinadas ¿no?, pues ale. Esa es la actitud que hoy echo de menos en cualquier film que presuma de brutalidad.

Como toda italianada que se jacte de serlo, la peli remite a otros films anteriores de éxito, en especial "Vestida para matar" (¿y "Maniac"?, tal vez la escena del metro y la atmósfera sórdida de un Nueva York tenebroso y depravado). Hay mucho material rodado en el hoy famoso Times Square de los 80 (ya saben, las "grindhouses", the deuce, los cines proyectando material porno y/o exploitation del calibre de la misma peli de Fulci o cosas de arte y ensayo de alto grado erótico. Precisamente, en una secuencia vemos la marquesina de "Mi primer pecado" de Manuel Summers, y es que, como cuenta Víctor Olid en el "Aqui Vale Todo zine" especial editado el pasado Agosto, el español tenía mucho éxito por esos antros).

En "El destripador de Nueva York" nos encontramos varios nombres asociados al cine popular italiano de los 80, y a la obra de Fulci (quien se reserva un papelillo), como Paolo Malco, Alexandra Delli Colli, Zora Kerova o al gran Dardano Sacchetti en tareas de escribiente. Destaca la belleza de Almanta Suska.

En fin... que la peli en realidad es de lo más mediocre, no tiene ritmo alguno, acumula momentos para el ridículo (eso de que el asesino hable como el Pato Donald, o las clásicas "americanadas desde el prisma italiano" típicas de la época) pero, ¡claro!, es lo que es... cine de género italiano de los 80... con eso, está dicho todo. Hay que verla.