lunes, 26 de octubre de 2009

LUNAS DE HIEL

Cuando se estrenó "Lunas de hiel" en 1992, época esta en la que yo vivía una etapa Polanskiana (y Bertolucciana e incluso Kusturikiana, creyendo que "Papá está en viaje de negocios" me gustaba...), la critica se cebó con ella, dejándola absolutamente por los suelos. Hablaban de “aberración”, de basura y de caída de un maestro. Yo fui a verla al cine y me encantó. No comprendía semejante ataque a aquella inquietante película que tan buen sabor de boca me había dejado. Vista hoy, sigo pensando lo mismo.
Un matrimonio en plena crisis matrimonial 
decide hacer un crucero. Piensan que el viaje hará limar asperezas. De casualidad conocen a una enigmática mujer por la que el marido beberá los vientos rápidamente. Pero mira tu por donde, también da con su impedida y verborreíca pareja, que se empeña en contarle la historia completa de su relación con esa mujer.
La película está resuelta a base de flashbacks, donde se nos explica la exagerada historia de amor de la pareja co-protagonista, su posterior declive y decadencia absoluta. En definitiva, una crónica repleta de amor y crueldad.
Lo que pienso es que quizás el tiempo se haya portado mal con "Lunas de hiel", al menos para un público estándar, y aunque hay momentos mal filmados, escenas y diálogos que rozan el ridículo, interpretaciones absolutamente malas y el metraje se excede en demasía, tomo todos estos elementos como virtudes y la disfruto cual “gran película extraña”, pues es exactamente eso, una película extraña incluso para Polanski. El ambiente en el que te envuelve rara vez lo consigue un director. Es una sensación de incomodidad, mal rollo y al mismo tiempo fascinación. Y esa sensación solo me la han sacado esta peli y el Kubrick póstumo "Eyes Wide Shut".
Y si al igual que yo disfrutas de las malas interpretaciones, esta es tu peli. Hugh Grant (pre-revienta taquillas), Kristin Scott Thomas, un híper-sobreactuado Peter Coyote y, sobretodo, la que es (o fue) esposa de Polanski, Enmanuelle Seigner. Jamás, repito JAMÁS estuvieron tan soberanamente mal en película alguna. El conseguir eso, que todo el casting actúe como el culo, es otra de las virtudes del Polanski más incontenido y ególatra, pues en realidad lo que cuenta la película es alguna de sus muchas historias de amor y odio.
Me puse muy cachondo en la época 
con la Señorita Seigner y sus numeritos eróticos. Ayer también.
Tremenda en su conjunto. Aunque dudo mucho que ustedes, pazguatos, le encuentren la grandeza a esta película.