viernes, 29 de septiembre de 2023

LA OCASIÓN DE DONNA

Con aires casi orgullosos de telefilm y un argumento prácticamente inexistente, “Carny” —en su versión original— es la típica película de bajo presupuesto amparada por un estudio, en este caso, Warner, que se pega tal hostión en taquilla en el momento del estreno, que en los años (y décadas) posteriores, prácticamente, desaparece de la faz de la tierra. Solo costó seis millones hacerla, pero no recaudó ni tan siquiera dos. Un fracaso que, como castigo, fue condenado al ostracismo.
Por supuesto, en nuestro país no se estrenó de manera comercial. Llegó directamente a través de la televisión privada el 9 de Octubre de 1991, bajo el título de “La ocasión de Donna” (uno extrañísimo que, creo, hace referencia a las relaciones sexuales que tiene el personaje de Jodie Foster con los de Gary Busey y Robbie Robertson… esto sería una subtrama de muy poca importancia dentro del grueso de la película), y emitiéndose en un horario de la parrilla de Tele 5 en el que absolutamente nadie veía la televisión: Un miércoles a las 11 de la mañana. El diario "El País", en la crítica perteneciente a dicha emisión, decía que el único interés que podía tener esta película consistía en ver como actuaba Jodie Foster 11 años antes de la emisión del film. Recordemos que la actriz estaba en boga gracias al éxito de “El silencio de los corderos” y, a los gacetilleros de entonces, les debía dar cierto morbo el ver a la Foster tan jovencita. A parte de eso, tampoco destacan nada más en esa reseña escrita para salir del paso.
Y después, la nada más absoluta.
Recuperada tímidamente en DVD en los USA, esta película ni tan siquiera es de culto, todo el mundo ha pasado de ella, sin más… hasta que Quentin Tarantino ha hablado brevemente (raro!), reivindicándola en su libro de pajas mentales y cinefilia “Meditaciones de cine”. Esto tampoco ha conseguido que medio fandom hipster del amigo Tarantino se vuelva loco ante la película. De hecho, es un libro que no ha gustado mucho a su público natural porque escribe sobre películas setenteras, algunas de ellas muy ignotas, y el nivel intelectual del fan medio de Tarantino no da para tanto. Entonces, imagínense una película como “La ocasión de Donna”, que es palurda, muestra lo palurdo y alardea de ello del primero al último de sus fotogramas. Los “tarantontófilos” no comulgan con ella, por lo que continuará siendo una película rara, misteriosa y desperada por mucho que Quentin haya hablado de sus bondades o de la gran interpretación de Gary Busey.
Como fuere, “La ocasión de Donna” llevaba descansando en uno de mis discos duros esperando para ser vista aproximadamente un lustro y, es cierto, que su aparición en el maldito libro de marras ha servido para que no retrase más el visionado. Porque yo soy de los que odia a Tarantino… pero esta película no la ha hecho él (Nota: todos en AVT le odiamos!!).
“La ocasión de Donna” ha resultado ser una cruda, sucísima, reposada y enloquecida película que me ha gustado mucho.
Como les digo, el artefacto tiene aires de telefilm chungo, y gira en torno a los acontecimientos de una feria itinerante de tercera categoría. Una feria que cada semana echa el ancla en un emplazamiento diferente y los feriantes tendrán que lidiar con las fuerzas vivas de cada localidad que no tienen las mismas reglas para todos los trabajadores que llegan a sus recintos feriales. Y en esa tesitura, llega a una de las paradas una jovencita que se queda fascinada con Bozo, el payaso de una atracción encerrado en una jaula, que insulta a la gente. Esta le tira pelotas y, si aciertan a la diana, Bozo acabará sumergido en un foso de agua. La desgraciada rompe peras con el novio allí mismo y, tras conocerse mejor con Bozo, decide quedarse y unirse a los feriantes. Para ganarse el sueldo, acabará trabajando como ayudante de las chicas de la barraca de striptease. Líos de faldas, tiroteos y trapicheos con las competencias de los distintos pueblos, completan lo que es una película reposada cuya intención principal es hacer partícipe al espectador de cómo es la vida del feriante medio de los Estados Unidos, con este retrato del "white trash" crudo y sin florituras. Pero tan interesante, y fotografiada de tal manera, que uno no puede dejar de mirar a la pantalla.
En el reparto tenemos, como ya he dicho anteriormente, a una Jodie Foster recién salida de “Taxi Driver” a la que le faltó el canto de un duro para encasillarse en papeles de Lolita, y que, aunque interpreta a un personaje mayor de edad, en realidad solo tenía 16 años cuando lo hizo. Un Gary Busey intenso que apuntaba maneras y, efectivamente, cuando insulta al público dentro de su jaula, dan ganas de partirle la boca. Completando el trío tenemos al músico -recién fallecido- Robbie Robertson, más conocido por componer partituras para toda suerte de películas, pero que tiene un rol protagonista en esta, váyanse ustedes a saber por qué.
Dirigiendo pausada (hasta que llega alguna secuencia de acción) y estupendamente está Robert Kaylor, del que destacaré en su escueta filmografía la comedia romántica con toques de sex comedy “Loco por Shelly”, aunque tampoco es para tirar cohetes.
Pero “La ocasión de Donna”, estupenda.