sábado, 16 de septiembre de 2023

EL HÉROE Y EL TERROR

En las entrevistas promocionales de la época, Chuck Norris comentaba satisfecho que "El héroe y el terror" le había permitido ampliar su gama de registros, apuntando a unos más dramáticos de lo habitual. Y es verdad. Es decir, es verdad que lo intenta, teniendo en cuenta que, de todos los actores del género de la época, Norris era el menos expresivo. Aquí encarna a un personaje más, hummm, humano, con sus flaquezas, miedos y angustias internas. No es una mera máquina de repartir leña. Incluso saca a relucir un lado tierno. Así que sí, "El héroe y el terror" nos muestra un Chucky moderadamente distinto en una trama que también se aparta de sus códigos (¡de honor!) más trillados (al menos hasta entonces, antes de dar el salto a la caja tonta), apostando por el thriller y una violencia tamizada.
La cosa va del policía que intenta parar los pies a un temible y despiadado asesino de mujeres más bien bruto. Lo consigue por los pelos, y, encima, gracias a doña chiripa. Eso le vale a nivel popular el apodo de héroe, aunque él no se siente nada a gusto con la etiqueta y arrastra pesadillas sobre el funesto enfrentamiento final en el que casi perece. Un día, el asesino -al que llaman el terror, de ahí el título- escapa del encierro, se esconde en un viejo teatro reformado y comienza a matar de nuevo. Obviamente tío Chuck se pondrá manos a la obra, lidiando dichas angustias con las de ser papá primerizo.
Hablamos de 1988. Es decir, "Cannon" ya hacía aguas por todas partes. Igual que la carrera de Norris. A partir de ahí, todo iría cuesta abajo. En el reparto asoman otros rostros habituales de la factoría, como Steve James y, sobre todo, Billy Drago. Destaco a este último porque, por una vez, y para variar, interpreta un personaje positivo. No hace de villano, vamos. Da vida a un médico que se marca una charleta mazo de amistosa con el mismo Norris. Ahí va pues otro cambio de registro, aunque este mucho más radical. Que mal debería estar "Cannon" para permitir tanto. Acompañan a estos tres "mostros" -dos de ellos ya fallecidos, por desgracia-, Jack O'Halloran como asesino asalvajado (papel que, en cierto modo, ya hiciera -y muy bien- en "Superman II". Sí, era el gigantón), el clásico Ron "Superfly" O'Neal, Heather Blodgett dando vida a Doña Norris y otro segundón habitual de ese cine, y esa época, Branscombe Richmond (busquen en Google y verán lo muy mucho que les suena)
El film se basa en una novela de Michael Blodgett, quien co-firma el guion. Antes de darle a las letras, Blodgett fue actor de reconocible rostro. Su rol más famoso lo desarrolló para Russ Meyer en "Más allá del valle de las muñecas". La otra gran aportación como guionista del caballero fue "Socios y sabuesos". Y sí, la protagonista femenina de "El héroe y el terror", Heather Blodgett, es hija suya. Hubo enchufe.
Dirigida por el inocuo William Tannen, la película cumple estupendamente como producto consumible y perfectamente olvidable. Si no fuese por los crímenes medianamente intensos, o los cadáveres en tetas de algunas víctimas, casi parecería un telefilm, o el episodio piloto de una serie a mayor gloria de su protagonista.