martes, 7 de enero de 2014

VIAJES ASTRALES (EL LADO OSCURO)

Mi relación con esta película se remonta a hace unos 12 o 13 años. Resulta que, por los motivos que sean, asistía a unos cursillos sobre cine impartidos en mi pueblo natal por una serie de directores, productores, etc. Yo era un veintentón que hacía cortos en vídeo, muy malos, sin consciencia por aquel entonces de mucha más gente que pudiera hacerlos, y con cierta sensación de frustración al respecto. De entre los muchos que vinieron a dar charlas, me llamó poderosamente la atención un caballero –el director, historiador y restaurador Luciano Berriatúa- que habló de lo difícil que era en aquellos tiempos poner en marcha una película. Decía que los problemas de producción con los que se encontraba cuando quería rodar fueron lo que le impulsaron a coger una vídeo cámara “Mini-DV” y, sin más medios que esos, convenciendo a una serie de amigos actores y aprovechando lo disponible (es decir, si poseo una avioneta, la introduciré en el guión, inventando una situación que transcurra en su interior), rodar, por sí mismo, una película.
El director llevaba consigo unas cintas "Mini-DV" del material que tenía filmado de la película en la que estaba trabajando bajo esa premisa y nos las mostró. Se titulaba “El Lado Oscuro” y aparecía Paul Naschy entre otros muchos. Quedé absolutamente fascinado por lo que vi, y por la filosofía de aquel director que aseguraba que todavía le caía pasta por los derechos de una película que había rodado en los años setenta titulada “El Buscón”. Su intención consistía en estrenar "El lado oscuro" en cines.
Necesitaba verla.
Pasó el tiempo y no había noticias de la película, hasta que en 2008 entrevisté a Luciano Berriatúa para mi documental “Te en-vídeo” y  le pregunté por el tema. Las noticias que obtuve fueron que ya no se titulaba “El lado Oscuro” sino “Viajes Astrales” y que, aunque se había pasado en algún festival, aún no estaba terminada.
Correrían doce años más hasta que, por fin, pude verla.
Cuenta la historia de un joven cuyo padre, un conocido Satanista, ha muerto de manera poco clara. Investigando, descubre que andaba metido en una secta, la cual sacaba pasta con supuestos viajes astrales que no resultan ser más que una estafa.
Dos décadas y pico montando una película, son muchos años. Demasiados, por mucho tiempo que te tires sin hacer nada entre sesión y sesión. Ahora ¿Es buena? Ahí está la gracia, porque yo tenía una idea preconcebida de cómo podía ser. Me la imaginaba más o menos correcta, bien filmada, con trazos de película estándar, y cuya particularidad radicaba en la excentricidad (o rebeldía) que suponía en pleno 2001 rodar en vídeo. Pero no. El resultado, estando realizada por un director profesional, es el de una producción amateur en todos los sentidos, en la que por la pantalla van desfilando un montón de actores famosos. Y no es la obra de un amateur más o menos habilidoso, es una autentica chapuza, vaya. Está fatalmente montada. El sonido pertenece siempre al plano que estamos viendo, por lo que los cortes se notan en todas las conversaciones, y da la casualidad que viene trufada de estas. Como el sonido está recogido en cámara, hay muchos momentos en los que apenas se oye. Berriatúa, consciente de ello, recurre al doblaje, por lo que la película se queda en una cosa en la que se entremezclan momentos bien audibles con otros inaudibles.
A todo esto añádanle que le faltan planos, por lo que el tempo se ve tremendamente trastocado, amén de un sentido del ritmo absolutamente nulo.
Además, todo el argumento es terriblemente confuso, no nos enteramos de que pasa, el clímax final es fallido, e incluso, diría yo que no está ni terminada. Eso sí, muchos fundidos en negro y transiciones durante su metraje.
Ok. Tras leer esto, ustedes pueden pensar “Hay que ver al Olid lo poquito que le ha gustado esta película”… Pues no. Me ha encantado. Por un lado, tenemos el despropósito resultante, que no es debido a la falta de talento de Don Luciano Berriatúa (que lo tiene), ni tan siquiera debido a la obvia falta de medios. Se trata de un atentado contra los academicismos en toda regla, una patada en los cojones de lo políticamente correcto, técnicamente hablando, una anti-película. Luciano tiene una historia que contar, actores, una cámara y listo, así que ha realizado la película como le ha salido de los mismísimos.
Además, el montaje es intuitivo, supongo que ha sido realizado sin tener unas nociones de los programas de edición mayores a las básicas de cortar y pegar y con eso es suficiente. Todo lo que no sea eso, no son más que artificios. ¿Que es una chapuza, que unos trozos del audio estén doblados y otros no? de acuerdo, pero aunque se oiga mal, se entiende ¿Para que doblarlos? Eso son caprichitos de cineastas pijos.
La historia no es muy buena, los actores no están dando lo mejor de ellos (recordemos que son españoles) la película es tosca y vergonzante, pero además, tiene la facultad de, sobrándole las papeletas ¡¡no resultar especialmente aburrida!! Lo que es un logro.
Así que, según entiendo yo el cine (de una manera muy particular) esta es una de esas películas puras, de las de una cámara y tíos delante actuando, cine de verdad, que no necesita de las fruslerías de aquel convencional, ni pertenecer al mismo. En definitiva, cine en estado puro, el que me gusta consumir. Y además, contaba con mi simpatía desde el momento mismo de su concepción.
Lo que no entiendo es ¿por qué ha necesitado Luciano Berriatúa doce años para montarla? Si el montaje es una mierda maravillosamente infecta…una muy similar a lo que podría haber facturado Jess Franco, si tuviese alguna clase de interés en lo que hacía.
En cuanto a las caras conocidas, tenemos a medio cine español de finales de los noventa actuando gratis: El hijo del director (elegido por disponibilidad, según Berriatúa) Zoe Berriatúa, Paul Naschy, Manuel de Blas, Kiti Manver, Amara Carmona, Fernando Chinarro, Javier Gurruchaga, Fernando Ramallo, Oscar Ladoire y el propio Luciano Berriatúa interpretando al Satanista y proporcionando los escasos momentos de comedia involuntaria que posee esta película.
Doce años de espera que han merecido la pena.
Una delicia, no apta para aquellos que A) solo ven cine de autor B) solo ven superproducciones C) no respetan el cine en todas y cada una de sus variantes y expresiones. En lo suyo, obra maestra. De las que me gustan, vaya…