jueves, 23 de enero de 2014

BLOOD SHOT

Un grupo terrorista islámico, planea un ataque mortal contra los estados unidos, con una especie de bomba que acabará con el país entero. Una organización Gubernamental, tiene contratado a el ultimo vampiro vivo (que luce exactamente igual que el “Nosferatu” de Murnau) para luchar, con bastante éxito, contra las amenazas terroristas. Cuando es enviado a combatir esta nueva amenaza islámica, este es interrumpido por un poli atormentado que sabe de la existencia de este vampiro, y lo único que quiere es matarlo. Por mucho que este “Nosferatu” le explica que está de parte de los buenos y que nunca va a morder a nadie porque él es el ultimo vampiro y no quiere convertir a ningún humano, el poli no se lo cree, y comienza la pelea del gato y el ratón.
Mientras veía “Blood Shot”, con todo ese rollo “chaning”  de “Vampiros contra Talibanes” y demás, por un lado me repugnaba el rollo “cool” que destilaba la película, y por otro, viendo lo absolutamente comiquera que es, pensé, que igual estaba basada en algún cómic, y buscando info, descubrí que hay uno titulado “Bloodshot” y cuyo protagonista es una suerte de humanoide con aspecto extraño y que porta sendas pistolas en las manos, igual que nuestro “Nosferatu”, pero no tiene nada que ver con la película, más allá de la inspiración o, yo diría, el posible plagio.
Se trata –una vez más- de una película cuyo director se ha basado en su propio cortometraje. El director Dietrich Johnson,  rodó en 2002,  un corto con la misma premisa y tras conseguir algo de dinero, tres millones de dólares (lo que para una producción yankie es una mierda), decidió rodar a lo grande el largometraje. Una cantidad que no está mal para una película independiente que tras ser estrenada en un par de festivales, acabará en las estanterías de los video clubs (que en USA, todavía de usan (ja!)), pero que me hace pensar lo muy en crisis que está el sector cinematográfico en general, cuando en una película, más o menos barata, se cuenta con la presencia de viejas glorias (como pasaba en “Sanitarium”) y lo bajos que han de estar sus caches, porque el resultado final de la película, tampoco dista demasiado de algo un poco más sofisticado. Aquí tenemos a Brad Douriff, absolutamente desternillante como lider terrorista Islámico (hay que recordar, que aunque Douriff se hizo popular poniendo la voz a un muñeco, iba para actor de carácter tras “Alguien voló sobre el nido del cuco”), tenemos a Lance Henricksen como jefe de la organización Gubernamental  anti-terrorista, y tenemos a Christopher Lambert como Presidente de los estados unidos.
Lo primero que destaca de la película es el ritmo. Muy dinámica, no en el sentido “Videoclipero” de la palabra, aquí hay pocos planos, no como esas cosas que te meten 100 planos por segundo y no te enteras de nada. Es arrolladora, empieza con acción, sigue con acción y termina con acción, y aunque entre escena y escena hay otras tantas con diálogos, estos no son eternos como suele pasar en las películas de  presupuestos similares. Eso sí, la sangre, que hay mucha y muy fluída, es en C.G.I. barato, y yo odio el C.G.I., y más aún si este es barato.
Por otro lado, eso de “Nosferatu” cargándose a terroristas, es demasiado postmoderno para mi gusto, muy de “Grindhouse” (de este pasa subnormales), y el visionado lo comencé con asco, pero según avanzaba la película, por el estilo,  me di cuenta de que el director no trataba se ser tan chanante como Robert Rodríguez y demás, si no que estaba haciendo una película totalmente comiquera, como ya he dicho antes. A parte de ser completamente deudora de la “Acción fantástica” de los noventa. No hay mucha diferencia entre “Blood Shot” y el primer “Blade”.
Por otro lado, habrá quien detecte, en su visionado, sutiles toques de comedia negra, y más en lo concerniente a las escenas de los terroristas. Y es que en realidad, la película trata de ser una comedia, discreta, pero comedia al fin de al cabo, Y creo que el director, consigue todos sus propósitos.
Lo bueno es que la película, es lo que es, no pretende ser algo que no le corresponde,  y encima hay que reconocerle a la autoría cierta originalidad.
Lo malo es que no es ni entretenida del todo, ni aburrida como para desecharla. Dejémoslo en interesante. Y en “fast food”.
Así mismo, mientras escribo esto, yo no se si la película me ha gustado o no. La vi, la seguí con interés, acabó y me quedé igual.
Pero desde luego, no es una mierda infecta como cabía esperar.
Mi veredicto es que es rara e interesante, y que no pasa nada por que la descubran.