Porque lo cierto es que en un principio la cosa pinta de
puta madre.
Se están cometiendo una serie de crímenes en una pequeña
localidad, y en su día a día, un policía local y alcohólico se topa con estos.
En una de estas que, tras un altercado con una gente encapuchada en el bosque,
que pueden tener que ver con estos crímenes, este policía se levanta una mañana
con una cruz de cinco puntas marcada en el pecho y sin recordar que ha pasado,
cosa esta natural, si tenemos en cuenta que el poli le da al whisky que da
gusto.
Pronto descubriremos que se ha convertido un hombre lobo, y
se enfrentará al caso que nos ocupa en
esta tesitura.
La película empieza de manera cojonuda; una seriedad
pasmosa, y un personaje que mola muchísimo: Poli de vuelta de todo, alcohólico,
que tras una serie de acontecimientos se convierte en hombre lobo. Sigue
tirando por la senda seria en la segunda conversión, donde somos testigos de
una transformación absolutamente acojonante, a base de látex, vemos salir al
lobo desde dentro del individuo, desgarrando su piel, con litros y litros de
sangre en consecuencia, y empezando la transformación ¡por la polla! Acto
seguido vemos una escena gore realmente buena, con un hombre lobo al que casi
no vemos, primitivo y brutal. Esa media hora la película es cojonuda. Pero, en
la tercera transformación, nuestro
protagonista toma conciencia y comportamientos humanoides, se viste el uniforme
y a grito de “Policía”, la peli se vuelve un “Teen Wolf” de baratillo, con un
hombre lobo que habla, detiene delincuentes, dispara, bebe toneladas de whisky
e incluso folla, en la escena erótica más pretendidamente cómica y, sin embargo,
menos eficaz de la historia, que encima se alarga hasta la extenuación. Y
encima es que la cosa en general, resulta de lo más estúpida y tonta. Una
verdadera patochada, con montones de guiños para que el aficionado se sienta
identificado. Pero claro, eso es lo que quiere su público, y eso es lo que
vende la película, así que muy tonto soy al ponerme a verla y pensar lo
contrario.
Pero lo cierto es que el planteamiento inicial, es cojonudo.
Lastima que no tiraran por la trama de forma seria.
De origen Canadiense, independiente y de bajo presupuesto,
dirige la broma Lowell Dean que ha hecho
cortos, televisión y, antes que “Wolf
Cop”, otra película títulada “13 Eeriee”.
Mediocre.