lunes, 29 de junio de 2015

EL HEREDERO DEL BILLON DE DÓLARES

Un empresario  italiano poseedor de una potente corporación muere aplastado por el logotipo de su empresa (¡) colgado en lo alto del edificio donde este está dando una rueda de prensa, dejando como único heredero de su empresa y por ende, del billón de dólares que posee, a su sobrino que vive en Italia y que nunca le ha pedido ni un centavo. Esto cabréa a los directivos de la empresa, que durante la estancia de este señor en los estados unidos, harán lo posible y lo imposible por engañarle, con el fin de que este no llegue el día señalado a la hora convenida para firmar la herencia y que la pierda, así la empresa pasa a ser, directamente, propiedad de sus directivos.
Entre tanto, este italiano de pueblo, vivirá innumerables aventuras en los Estados Unidos.
Esta película es histórica por varios motivos.
Resulta que a algún pez gordo de la Fox, se entera de que hay un actor Italiano proveniente del “spaghetti Western” que lleva a las salas a millones de espectadores de toda Europa con una serie de películas que tienen un patrón muy definido: Los mamporros y las risas. Este actor resulta ser Terence Hill. Tras estudiar sus películas, y tras contratar a un director de “Exploitations” como era Jonathan Kaplan – este venía de dirigir nada menos que “Night Call Nurses” (un “Sexploitation”) o “Truck Turner” (uno de los “Blaxploitation” de mayor fama)- ponen un pastizal para realizar una comedia a medida de este extranjero, una comedia de acción, con mucho mamporro y persecuciones, al servicio de es tal  Terence Hill. Si la cosa salía bien (y los de Fox estaban convencidos de que así sería) y Terence Hill entraba en el corazoncito del publico norteamericano como lo hizo en el Europeo (aunque a Fox se les escapa que lo verdaderamente exitoso no era Hill, si no la dupla que formaba con Bud Spencer) la inversión iba a ser sustancialmente beneficiosa. ¿Qué pasó? Que el puto italiano no cuajó, y la película fue un fracaso de tres pares de cojones. Además uno muy perjudicial para Fox que ya había tenido algún que otro fracaso más.
Este fracaso, propició que la película no se publicitara bien en el resto del mundo. No querían venderla como “El fracaso americano de Terence Hill”, por lo que se estrenó medio de tapadillo en el resto de mundo pasando inadvertida, siendo conocida finalmente como “aquella película semidesconocida que hizo Terence Hill en los USA”.
De hecho, a mediados de los setenta que en nuestro país cualquier cosa que llevara el sello Spencer-Hill congregaba en los cines cerca de los tres millones de espectadores, “El Heredero del Billón de Dólares” tan solo atrajo a 730.000, una miseria para tratarse de una película de Terence Hill. En la  decadencia  de estos, a mediados de los ochenta, cualquiera de las películas de ambos actores, hacían poco menos de esa cantidad, pero aquí estaba el rubio en pleno auge.
Y es que hay que tener también en cuenta que pintan al personaje de Terence Hill como poco más que un retrasado mental sin opinión ni personalidad, un “Echáo pa’lante” sin cerebro que, en su Italia natal, hace de la cultura popular americana su modo de vida. Estos matices rozan lo ridículo, obligando al pobre de Terence, incluso, a interpretar un teatrillo, escenificando con un niño una escena de una película de John Wayne, dando a entender a sus partenaires americanos que eso es lo que hace habitualmente y que, en esta ocasión, lo escenifica para impresionarles. Verdaderamente patético.
Pero pequeñas gilipolladas aparte (esta o la manera de morir de su tío Millonario), no se trata en absoluto de una mala película. Es más, es exactamente como debía ser el debut Americano de Terence Hill, una historia como las que él solía interpretar solo que a la americana. De hecho, aquí tenemos escenas de mamporros, solo que las coreografías nada tienen que ver con las de sus películas Italianas, tan infantiles y blancas, que va. Aquí, los mamporros son sustituidos por peleas de tipos duros en las que Terence reparte, si, pero también se lleva alguno. Por otro lado, la dirección es encomiable. No solo durante el ir y venir del personaje de Hill, que se tira toda la película corriendo; contiene unos planos aéreos de los más bellos que he visto en una película, con Terence peleando por la mujer a la que ama al borde de un precipicio, en lo alto de la montaña, mientras el helicóptero que porta la cámara se aleja, se acerca y da vueltas alrededor de la misma, en perfecta sintonía con la coreografía de los actores… Planos absolutamente acongojantes que evocan al mejor cine de Hollywood, que, efectivamente,  es el de los setenta. De hecho, técnicamente, es la mejor película en la que veremos a Terence Hill. Y en cuanto a niveles de entretenimiento, le va a la zaga. Hay un par de cagadas, la xenofobia campa a sus anchas por la producción, pero en realidad se trata de una película con un ritmo trepidante y jodidamente entretenida, tanto que me aventuraría a decir, incluso, que si no es la mejor película de Terence Hill, poco le falta para serlo. Y es que los americanos son los americanos. Pero claro, ese concepto tan mediterráneo que traía Mario Giroti (por si no lo saben todavía, que lo dudo, el verdadero nombre de Terence Hill) ¿Qué pinta entre los americanos? Nada, absolutamente nada. Y así le fue a la película, lógicamente.
Podía haber salido bien la cosa, como le salió a Antonio Banderas con Los Reyes del Mambo… pero no salió.
A Hill le rodearon de los mejores actores, por supuesto, así en el reparto, junto a él, tenemos al gran Jackie Gleason (“Nada en común”, “Su juguete preferido”), Valerie Perrine –sigo sin entender como los pajilleros ven atractiva a este feto- vista en la saga de “Superman”, “¡Que no pare lamúsica!” o “Los locos del Cannon-ball” o Dick Miller, que comparte puñetazos con Terence Hill, nada menos.
En cuanto al director Kaplan, luego se convertiría en uno de los directores de estudio más eficaces, firmando películas tan famosas y taquilleras como “Falsa Seducción”, “Proyecto X” o, sobretodo,  “Acusados”. Ahí es nada. Eso si, ¿saben dónde ha acabado?... ¡¡eso es!! ¡¡muy bien!! en la tele.
En definitiva, a mí me ha gustado la peli. Y los planos aéreos, incluso, llegaron a emocionarme. Así pues, ¡Se la recomiendo!