Así que lo que aquí tenemos es la historia de siempre, situada en un futuro apocalíptico, en el que una tribu pacífica, asediada por los malotes de rigor, es protegida por un impávido y carismático guerrero invencible. Tal cual, sin la más mínima variación argumental con respecto al modelo habitual. Yo la alquilé en el video-club en su momento, la vi, me quedé igual, la devolví y la borré de mi cerebelo. Y así sigue... no tengo especial intención de recuperarla, aunque lo que sí mola es recuperar sus siempre simpáticos fotocromos, cortesía del amigo Alex Gardés.
Y ya que hablamos de nombres, tanto delante como detrás de las cámaras de "El guerrero del amanecer" ("Steel Dawn" en v.o.) encontramos especímenes bien curiosos. En el primer bando tenemos a Brion James, John Fujioka o Arnold Vosloo (todos ellos intérpretes muy habituales del cine de segunda regional que de vez en cuando lograban colarse en el más mainstream). Y en el segundo bando tenemos al director, Lance Hool, responsable también en esas lides de "Desaparecido en combate 2", aunque con una carrera más lustrosa ejerciendo de productor que incluye títulos como "Al filo de la medianoche" y "Justicia Salvaje", nada menos. El verdadero gag final viene cuando vemos quién compuso el soundtrack de "El guerrero del amanecer", "el otro" Brian May, que venía de hacer tres cuartos de lo mismo con, sí señor, las dos primeras "Mad Max" originales, por si aún había algún descreído que dudaba de la inclusión de este pseudo-vehículo para el ya desaparecido Swayze en el mismo saco que "Mad Warrior", "Stryker" o.... je, ¡¡¡"Waterworld"!!!.