Cuenta la historia, basada en hechos reales, de un agente del FBI que se infiltra en una familia mafiosa haciendose pasar por un gangster. Su amistad con uno de los capos se reforzará con el paso del tiempo y la convivencia, lo que le traerá serios problemas morales.
Muy maja, muy de estudio, se trata de una de las pocas veces que Johnny Depp ha estado bien, y una de tantas en las que Al Pacino, hace lo que mejor sabe hacer delante de una cámara.
Ahí van los Fotocromos.