“Los Pornoaficionados (La perseguida hasta el catre)” no
deja de ser una película idealista. Cuenta la historia de dos jóvenes cineastas
que tratan de hacerse un hueco en el cine rodando porno, por lo que seducen a
dos jovencitas de las que se acaban enamorando y con las que filman mil y una
secuencias pornográficas en Súper 8. Al final uno decide irse a Madrid a probar
fortuna en el mundo del cine convencional, mientras que el otro decide quedarse
en Valencia, lugar donde se desarrolla la acción, a seguir con el porno, que
procura un dinero fácil. Parece una declaración de principios por parte del
director.
Con esta premisa se suceden las secuencias de folleteo soft,
en un agonizante tour de force por llegar a los 90 minutos de metraje, por lo
que rellenan el mismo, también, con metraje que nada aporta a la trama, como
pueda ser la actuación completa del famoso cantante Valenciano José Marqués, o
unos bailes modernos en la discoteca.
El tono de comedia se hace patente desde el subtítulo que
acompaña al título principal, “La Perseguida hasta el catre”, en referencia a
una broma que los protagonistas hacen en medio de una de sus orgías fílmicas.
Poco más que decir,
una película “S” concebida para saciar las lívidos de los españolitos de la
transición a poco análisis se puede someter. Pero dentro de la bazofia que, en
sí, nos ofrece el género, esta está simpática, y es de lo mejorcito.
Por otro lado, su director es de lo más interesante; Tras la
cámara, y firmando con el pseudónimo de Félix Varón, tenemos a Ismael González.
Un loco del cine de arte y ensayo, amigo personal de Françoise Truffaut que
durante los años 60 se encargó de la distribución en España de películas de
autor para salas especializadas.
En su filmografía como director tenemos un montón de
cortometrajes de arte y ensayo hasta que en los ochenta, y con la proliferación
de las películas-vehículo para grupos infantiles, rodó “La canción de los
niños” con Rodrigo Valdecantos (el “flaco” de las películas de Parchís), para
poco después, y de manera alimenticia pasarse a la producción y dirección de películas
“S” y, también, porno.
De hecho, gran amigo de Jess Franco, conocida es la anécdota
que cuenta, que estando los dos compartiendo estudio dónde montaban sus
respectivas películas, se apostaron, con la nueva ley que legalizaría el cine
X, a ver cual de los dos rodaba más filmes porno en una semana. Jess Franco
rodó tres. La apuesta la ganó Ismael González que rodó cuatro.
Por lo demás, citar algunos títulos de la filmografía de
González, que son música para mis oídos… por lo demás, habría que verlos: “El
Orgasmo y el Extasis”, “Yo amo a Hitler” o “Escuela de grandes putas”,
formarían parte de la peculiar filmografía de este amante del cine de Truffaut.
Junto a Emilio Linder, tenemos al actor catalán Joan
Monleon, el único que no se presta al folleteo en la película y a un par de
actrices “S” cuyos encantos relativos he visto pasear en otras películas de la
misma índole, pero cuyos nombres soy incapaz de recordar.
Tiene su gracia el asunto.