Ahora, gran elección la de titular a la película “Gremlin”,
porque, efectivamente, si captó mi curiosidad más allá del horroroso cartel con
el que cuenta, fue porque su título que instó a que pensara “¿qué demonios es
esto?”
Cuenta cómo una caja que contiene un monstruito que parece
un saltamontes (y que resulta ser un dios) llega hasta un matrimonio con su
hijito, siendo esta entregada por un familiar lejano de estos. El bichejo, en
un momento dado sale de la caja, y se carga a todo aquél que le place. La única forma
de deshacerse de él, es regalando la
caja con su contenido a alguien al que el actual propietario tenga afecto.
Por otro lado, un detective que se encuentra con todo este
pifostio, investiga el caso.
Se trata de un film que aún habiendo pasado por algún
festival, se concibe para esos canales temáticos de las plataformas digitales,
gustosos de ofrecer a sus suscriptores decenas de telefilms llenos de
infografía del siglo pasado. Todos ellos, al final, consecuencia de la maldita “The Asylum”.
“Gremlin”, no deja de ser este tipo de producto, sustentándose,
además, en la figura del Gremlin del título, es decir, que aparece mucho, todo
el rato. Tanto, que en un alarde di generosidad para con la creación digital,
el Gremlin ¡se hace gigante!
El diseño del bicho es la cosa más fea y poco atractiva que
he visto en lustros, pero no tan siquiera lo es tanto como para causar la risa
o la mofa. La película va, eso si, arropada por un halo de seriedad, que ya le
viene bien a este tipo de mierdotes, para que no todo acabe siendo el “Sharknado”
de turno. Entonces, la consecuencia de todo esto, es que la película, mala a
rabiar, se deja ver sin mayor problema, siempre que a la vez estemos haciendo
una tarea alternativa, sea esta mirar el wassap, sea esta masturbarnos. Y así,
pues se ve y tan ricamente.
El director de esto, Ryan Bellgardt, tiene además de esta
otra película que lleva por título “Army of Frankensteins”. Por otro lado, se
encuentra en postproducción su siguiente
película, “Jurassic Games”, un híbrido entre “Los juegos del hambre” y “Parque Jurasico”. Con títulos así, se pueden hacer una idea de la clase de director
ante el que estamos. Y el caso es que Bellgardt, fan se Spielberg y de JohnCarpenter, cuenta con su propia compañía bajo la que se ampara este título y
los spots publicitarios con los que trabaja. Una productora que empezó como
hobby, para dar rienda a su creatividad los fines de semana y que ha acabado convirtiéndose
en su modo de vida.
Bueno, un individuo ingenuo y simpático. Veremos que va
haciendo.