Yo andaba detrás de ver este documental desde que se
difundieran por internet, unas imágenes
de Arnold Schwarzenegger muy jovencito, con una camiseta que decía “Arnold is
número uno”, fumándose, con gran placer, un canuto. No tardé en descubrir que
las imágenes pertenecían a un documental titulado “Pumping Iron” y que mostraba
el ascenso de Arnie en los USA.
Por extraños designios de la percepción de las cosas, yo
pensaba que se trataba de un documental que nos mostraba su ascenso desde el
mundo del culturismo, hasta su estrellato en el del cine, pero lejos de eso, me
encuentro con un documental que únicamente se centra en los 100 días previos a
la sexta competición de Mr Olimpya que Schwarzenegger ganaría por sexta vez
consecutiva, venciendo al aspirante, Lou Ferrigno, que lo ganaría con
posterioridad.
No me gusta el deporte, la competitividad. Por ende, no me
gustan los deportistas ni su obcecación con ser el primero en lo que quiera que
sea la mierda que practican. Me dan grima. Considero a los deportistas, a
rasgos generales, gente acomplejada que suple sus carencias afectivas moldeando
sus cuerpos con la finalidad de parecer —solo parecer— superior al resto de los
mortales. Este sentimiento de desprecio se hace mayor si ese deporte es el
culturismo, donde el objetivo es moldear el cuerpo para parecer gigantes.
En ese sentido el documental “Pumping Iron”, es un estupendo
documental, ya que sin manipular de ninguna manera, ya que no es la intención
del cineasta, muestra a estas estrellas del culturismo como lo que son, gente
triste y acomplejada intentando escabullirse de sus vidas pasadas. Esto que
digo, está mucho más presente en la presencia de algunos culturistas
secundarios del documental, que cuentan sin remilgos como sufrían el buying en
sus carnes, o el desprecio de los otros chicos por ser flojuchos. En el caso de
Arnie, da la sensación que en la fase en la que se centra el documental, ya
tiene sus complejos más que superados y ahora lo que le mueve es la ambición,
de la misma manera que vemos claramente cómo Lou Ferrigno está ahí única y
exclusivamente para ver cumplidos los deseos de su padre, más ambicioso y
obcecado que él.
Al margen de esto, me sorprende mucho el comprobar como
todos los culturistas retratados en la película, Arnold incluido, acusan un
marcado retraso mental.
Muy curioso. Se deja ver, independientemente de la opinión o
interés que pueda tener el espectador de cine sobre el deporte.
El director, George Butler, que ya había escrito un libro
previo del mismo título sobre el bodybuilding,
rodó el documental totalmente metido en el epicentro, filmó a los
culturistas, habló con los culturistas y vivió con los culturistas, quedándose
sin dinero a mitad de rodaje. A punto estuvo de abortar el proyecto por estos
motivos, pero el propio Arnie, sediento de reconocimiento, junto con otros de
los culturistas que aparecen en el film, se las ingeniaron para recaudar fondos
y que así, Butler, pudiera terminar la película. Lo consiguió.
La película se estrenó en 1977, con Arnold Schwarzenegger
haciendo ya sus primeros pinitos serios en el cine con “El Gran Guardaespaldas”
entre otras, y se convirtió en un éxito de crítica y de taquilla, cosa esta que
ayudó a Arnold en su posterior carrera en Hollywood. De hecho, “Pumping Iron”,
se pasó en algunos canales de televisión con el título de “El Governador de
acero”, en referencia al cargo que durante años ocupó Arnold en California.
La película generó dos secuelas, una de las cuales centrada
en el mundo del culturismo femenino.
En españa, tras estar muchos años inencontrable, últimamente
se suele ver en cualquier parte, ediciones en DVD, todas piratas, que van desde
ediciones de esas de un Euro, hasta otras que la hacen parecer más lujosa de lo
que en realidad es. Ya que todas sus ediciones son piratas, casi mejor si se
descarga de internet. Aunque me declaro culpable de tener una de esas mierdosas ediciones.