viernes, 2 de febrero de 2018

CLOWN

Fechada en 2012, obviamente “Clown” no es ni mucho menos una de tantas consecuencias de la nueva adaptación para la gran pantalla de “It”. Sin embargo, sí que llega a los estantes de nuestras tiendas en un momento que no puede ser más oportuno, y es que gracias a la nueva adaptación de la novela de Stephen King, todo lo que huela a payaso es susceptible de ser explotado, tal y como han hecho “Clowntergeist” o “Clown Town”. Lo que diferencia a "Clown" de estas, al margen de no ser una consecuencia directa de “It”, es que se trata de una buena película.
Durante la fiesta de cumpleaños de un niño, el payaso que su familia tiene contratado para animar el cotarro no aparece, por lo que el padre, agente inmobiliario, decide sustituirle. Localiza un antiguo disfraz en el interior del baúl situado en el desván de una casa que intenta vender. Se lo encasqueta y se presenta en la fiesta de su hijo marcándose un tanto. El problema viene cuando, tratando de quitarse el traje, la peluca y la nariz, ve que no puede, ya que están fuertemente adheridos a su cuerpo. Incluso llega a arrancarse parte de su propia nariz al intentar deshacerse de la "payasense".
Ante la desesperada situación, contacta con alguien que conocía al anterior inquilino, descubriendo que el disfraz de payaso no es tal cosa, sino la piel de un demonio que poco a poco se va fundiendo con él. La única solución es suicidarse antes de que, empujado por la hambruna, comience a llevarse por delante tanto niño como se cruce en su camino, pues resulta que son su papeo favorito. Y sí, las víctimas de esta película, despedazadas violentamente, son únicamente niños.
No está nada mal este “Clown”, una película con payaso malo que huye de estereotipos y clichés, otorgando a una aparentemente simple producto de mata-mata unos componentes de corte fantástico —y demoníaco— que la sitúan bastante por encima de otras de similar calado. Y sobretodo, está condenadamente entretenida. No es gratuito; Eli Roth tuvo el suficiente buen ojo para producir a uno de los nuevos genios de Hollywood, —junto con Damien Chazelle y Ryan Clooger—, Jon Watts, director de “Coche Policial” y de “Spider- Man Homecoming”. “Clown” partía de un falso trailer y terminaría siendo su primera película profesional tras varios cortos, encargos televisivos y esa "fan movie" graciosamente titulada “Our Robocop Remake” que co-dirigió junto a un puñado más de individuos.
Con bastante y buen gore, Watts no pestañea cuando declara que para la composición de muchos de los planos de “Clown”, se inspiró absolutamente en los tiros de cámara y maneras de filmarlos de “Posesión Infernal”, una de sus películas favoritas. Paradójicamente, y al igual que Sam Raimi, acabaría en los grandes estudios dirigiendo una de las mejores películas del héroe arácnido.
Como curiosidad decir que el póster que ilustra esta entrada fue censurado en Italia porque a los distribuidores les parecía en exceso terrorífico… la madre que los parió a los italianos.
En definitiva, sin llegar a tirar cohetes ni rasgarnos las vestiduras, la verdad es que se trata de una película que está verdaderamente bien y explica por qué Jon Watts ha acabado donde ha acabado.