lunes, 16 de abril de 2018

EL SULFATO ANATÓMICO

Benito Pocino, cartero de profesión, se sacaba un sobresueldo gracias a su extraño físico actuando el films como “¡¡Semos peligrosos!! (Uséase, Makinavaja 2)” o “Atolladero”. Y así, se hizo semi popular.
Cuando Javier Fesser estaba desarrollando el casting de su versión en imagen real de Mortadelo y Filemón, y no había forma de encontrar al actor que pudiera dar vida al de las gafas con veracidad, alguien sugirió a Pocino mostrándole una fotografía. Rápidamente,  lo contrató. No había otro Mortadelo posible.
Pocino pasaba de ser un actor aficionado a ser un protagonista absoluto en “La gran aventura de Mortadelo y Filemón”, película que fueron a ver al cine poco menos de 5 millones de espectadores. Se le abrían así un montón de puertas. Una mala gestión de sus malos representantes, y un ataque de ego como solo pueden tenerlo quienes han protagonizado una película de éxito, quisieron que Pocino mandara su carrera al traste.
“Mortadelo y Filemon: Misión salvar la tierra” era la secuela directa de la película de Fesser. Esta vez dirigía Miguel Bardem quien, poco amigo de los actores no profesionales, de primeras tenía reticencias a trabajar con Pocino. Aún así, sabía que no podía hacerla sin él. ¿Qué sucedió? Que Pocino, o sus representantes, sabedores de que era un ente absolutamente necesario para el correcto funcionamiento de la película, se subieron a la parra, y pidieron la friolera de ¡¡dos millones de euros!!. Obviamente, no contaron con sus servicios actorales y  contrataron a Edu Soto, actor que físicamente nada tenía que ver con Mortadelo y motivo por el cual, sin estar esa secuela mal del todo, tan solo la vieran 1.300.000 espectadores. Que tampoco es moco de pavo.
Así, Pocino se creó fama de pesetero y problemático, y tras su gran película, tan solo apreció en un par  más, “Déjate caer”, producto de corte cómico-realista que no vio prácticamente nadie, y “La máquina de bailar”. Después, su carrera se sumió en el más absoluto olvido.
Pasados 10 años, el actor asume que no volverá a trabajar en el cine “de verdad” y es el momento en que la gente del porno tiene a bien rescatarle para la pantalla. Así llega esta “El sulfato anatómico”, una adaptación libre, paródica, apócrifa y guarrindonga de la película de Javier Fesser. Se inspira en el universo creado por el realizador para fabricar el suyo propio. El responsable es un actor y director porno de última generación —y tercera categoría— llamado David El Moreno, al que no le falta inventiva ni contactos, ya que “El sulfato anatómico” es una de esas películas porno que cuantos más personajes famosos incluya, tanto mejor. Un producto de condición amateur realizado por un individuo sin ninguna noción cinematográfica. David El Moreno es el responsable del tan cacareado vídeo porno que se grabó en plan guerrilla dentro de un lavabo durante la ceremonia de los Goya de 2013. Una mamarrachada.
La gracia está en que el Mortadelo de esta cinta porno de baratillo está encarnado por el propio Benito Pocino, repitiendo con un vestuario de mierda el papel que le daría fama casi internacional. Eso si, cobrando un salario muy inferior al que proponía, prepotente, en “Mortadelo y Filemón: Misíón salvar la tierra”. Obviamente, no participa en la jodienda activamente. Sus compañeros famosos de reparto son El Dioni, dando vida a Filemón, El Sevilla, haciendo lo propio con el Profesor Bacterio, Juanmi, ex esposo de Karina, y la estrella del porno más mediática del momento, Amarna Miller.
La cosa va de un sulfato creado por Bacterio que vuelve irresistible para el sexo contrario a todo aquel que se lo aplica. Un escuadrón de mujeres que pretenden la erradicación del sexo masculino lo roba. Mortadelo y Filemón se las tendrán que ver con esta organización, obligados a rociarse dicho sulfato en los momentos de mayor peligro. Momentos que se aprovechará para pegar el cambiazo, y que Pocino y El Dioni sean sustituidos por sendos mazas rapados al cero ataviados con las indumentarias de los personajes de Ibáñez. Ellos pegarán los respectivos polvos a las cachondas de turno. Todo esto a ritmo de tecnaco crispante y un montaje inexperto que a duras penas ensambla bien el material grabado en vídeo HD.
Existen en la red dos versiones: la hard y la concebida para todos los públicos. Esta se limita a mostrarnos las escenas rodadas entre medias del porno, con Mortadelo y Filemón haciendo el canelo por las calles, en plan guerrilla, a lo largo de media hora espantosa que no hay por dónde cogerla y cuyo aburrimiento nos embarga hasta el punto de imposibilitarnos completar el visionado. Mucho mejor es la versión porno, en la que al menos vemos follar al personal.
Con todo, es la peor parodia porno conocida, la peor película porno a secas y la peor situación en la que ver al entrañable Benito Pocino. Me gustaría saber si le engañaron con malas artes para aparecer aquí.
Como nadie paga derechos de ningún tipo, jamás se menta a Mortadelo y Filemón por su nombre. Salen acreditados como “El calvo con dos pelos” y “El calvo con gafas”, quedando así exentos de toda infracción del copyright. Se les podría meter un puro por plagio…. pero, tras ver la película, los poseedores de los derechos pensarían aquello de "da igual, que les den por culo”.
“El sulfato anatómico” no sirve ni para mofarse de ella.