domingo, 27 de mayo de 2018

LOS EXTRAÑOS: CACERÍA NOCTURNA

Ahora que el bueno de Johannes Roberts ha logrado su preciado sueño de integrarse en el mainstream dirigiendo películas que, aunque no sean super-producciones, ya llevan el logo de "Universal" al principio de todo y gastan un acabado formal mucho más que correcto, se encuentra ante una situación que no por manida y previsible es menos cierta: Lo que hace actualmente carece de cualquier sello de identidad. Sus primeras mierdecillas, de las que hablamos gustosamente en este blog cuando tocaba, eran eso, chungueces, pero al menos disponían de una manera de hacer distinta y reconocible. Además de que el amigo Roberts podía darse el gusto de poner su nombre por encima del título. Desde que rueda un cine más convencional no solo no le permiten esto último, tampoco hay diferencia alguna con respecto al 90% de productos comerciales que se estrenan. El tema del nombre vendría a ser la metáfora adecuada para la situación que les estoy narrando. Ya no son películas de Johannes Roberts, son películas. Punto. Y aunque a la larga resultan ser mucho más soportables y consumibles que "Hellbreeder" o "When Evil Calls", cuando terminan te dejan igual. No te cabrean, no te desesperan. ¿Eso es mejor o peor?. Saquen sus conclusiones, amiguitos.
"Los extraños: Cacería Nocturna" o "The Strangers: Prey at Night" es la secuela tardía de aquella cosita que se estrenó hace unos diez años con Liv Tyler y que, más o menos, logró llamar la atención. Fui a verla al cine y me aburrí bastante, tal y como escribí en la respectiva reseña. No he vuelto a consumirla desde entonces. La secuela me animé a verla simplemente por su director y por mero completismo.
La original era una historia de "home invasion" basada libremente en hechos reales. En esta lo del "home invasion" queda reducido a la secuencia pre-créditos, para luego convertirse en un semi-"slasher". La pareja de ancianos asesinada antes del título recibe la visita de los hijos y los nietos. Estos están formados por sendos personajes estereotipados, entre ellos la típica adolescente siempre de mala hostia y vestida de neo-grunge y el chaval deportista. Ambos dan muchos problemas a sus pobres padres, que no pueden follar cuando quieren. Ciertamente, tanto "The Strangers: Prey at Night" como la reciente "Un lugar tranquilo" parecen auténticos alegatos anti-hijos. Sus protas serían más felices y sufrirían menos si en su momento hubiesen evitado echar la semilla donde no debían. En fin.
El caso es que la peli que nos ocupa se desarrolla de manera muy formal y tranquila. Sin estridencias demasiado llamativas. No es especialmente aburrida, aunque tampoco especialmente divertida. La familia normal es acosada continuamente por la familia de dementes. Unos matan, otros mueren. Lo clásico. Hay algún susto, alguna escena mejor que otra (mola especialmente el enfrentamiento en la piscina) y, lo digo (cuidao que ahí espoileo), a diferencia de la primera, en esta los villanos también la palman, lo que da mucho gustito. Ciertamente es donde más se denota el rollo "slasher" con el padre encapuchado
en plan "Jason Voorhees" y que no fenece ni a la de tres. Dado el tono realista de la propuesta, canta más que una almeja, pero bueno, se perdona.
Toda la peli tiene un regusto "Halloweenesco" que incluso afecta a la tipografía de los créditos. El tema musical principal roba sin compasión el de "La Niebla". Y ya que estamos, la huída de la "final girl" es idéntica a la de "La matanza de Texas".
En el reparto destaca la dulce y carnal Christina Hendricks.
Del montón. Pasable.