Película italiana de relativo culto, más que por su
condición de película de corte fantástico, por su procedencia precedida de un
halo de oscurantismo/malditísmo que ha llevado a curiosos a buscarla y a hablar
de ella en diversas publicaciones. Claro, que todo ese oscurantismo cae en saco
roto en el momento en que esta pieza perdida se edita en DVD y ya no es tan
jodido localizarla. En esta ocasión, “Un hombre lobo en un dormitorio de
mujeres” se editó hará unos 10 años en España por Trash Collectors.
Huelga decir que una vez vista y saciada la curiosidad, uno
entiende el por qué este tipo de películas, una vez estrenadas en su momento,
caen en el olvido. Hay joyas oscuras por ahí perdidas, perfecto; pero otras son
una mierdecilla sin alma, y eso es lo que le pasa al film que nos ocupa.
A una institución para chicas problemáticas, llega un nuevo
profesor. Este tiene que aguantar los envites desagradables de este grupo de
féminas, motivo por el cual se desconfía de él en el momento que un licántropo hace acto de presencia en la
zona, y se va papeando a las jovencitas. El grueso del argumento, en realidad,
lo ocupa la investigación que surge a raíz de esos hechos.
Rodada íntegramente en los famosos estudios de Cinecittá,
“Un hombre lobo en un dormitorio de mujeres”, “Licanthropus” en su versión
original, o “Werewolfs in a girl´s dormitory” en la versión americana (la cual
destrozaron metiéndole rock-n-roll en la banda sonora y alterando los diálogos
en el doblaje), es una de esas producciones europeas que se vendían al mercado
extranjero intentando hacerlas pasar por americanas. Por eso, el director Paolo Heusch, tuvo que
firmarla bajo el pseudónimo de Richard Benson.
Sin embargo, la película tiene muy poquito de americana; es
más bien europea, pero tampoco parece italiana, dado que el argumento bien
podría ser deudor de un “noir” de tres pesetas, mientras que el estilo de
dirección es un calco del expresionismo aleman, seguramente más por un problema de iluminacion más que por una declaración de estilo. Y desde luego, la ambientación
terrorífica brilla por su ausencia. Al hombre lobo lo vemos de pascuas a ramos,
eso si, cuando se le ve el careto, mola mucho —un maquillaje muy discreto, pero
efectivo— siendo este el único punto respetable de la película. Por lo demás,
es de un insulso… la desidia se apodera de uno a mitad de visionado y se plantea
si darle un rato al fase forward hasta que salga el lobo, o bien, quitarla
directamente. Pero bueno, echarle un ojo no hace mal a nadie.
Paolo Heusch, director artesanal de la vieja escuela
italiana, destacó más como ayudante de dirección de otras películas (puesto
este por el que han pasado todos los directores italianos de los años dorados
del cine popular), que como director de películas, pero en ninguno de los dos
campos se ha prodigado demasiado. Rodó alguna película para lucimiento de Totó,
en la que además no se le acredita, y poco más que trascienda.
Esta sería su película más importante, aunque sea solo por
el culto que le profesan ciertos sectores del público especializado.