sábado, 6 de febrero de 2021

PESADILLA EN DELMER HOUSE

Mi interés en ver esta película era básicamente antropológico y venía motivado por la vil y más rastrera de las nostalgias. Seguramente los de mi quinta recuerden la llamativa y bellísima caratula y, sobre todo, el descarado título español. Sí, eran los tiempos en los que la primera aventura de Freddy Krueger lo había petado, así que uno de nuestros avispados distribuidores tuvo la descacharrante idea de pillar un telefilm canadiense del año 1982 (dos menos que el clásico de Wes Craven), originalmente bautizado "Till Death Do Us Part" (es decir, "Hasta que la muerte nos seapre"), titularlo "Pesadilla en Delmer House", mangar la tipografía de "Pesadilla en Elm Street" (+ el "elm" de "Delmer", innecesario remarcar que en la peli no se refieren a la "house" en ningún momento con ese nombre) y currarse una ilustración propia de un slasher (el asesino jamás tira de gancho para cometer sus fechorías, por supuestísimo). ¿Picamos? Pues yo no. Supongo que por entonces ya tenía aprendida la lección, y aunque me tiraba mucho la curiosidad, nunca jamás la alquilé, ni la vi, hasta ayer por la tarde, cortesía de la amabilidad y el talento rastreador de mi amigo Enorm.
Tres parejas en permanente conflicto llegan hasta la mansión de un famoso psiquiatra, dispuestas a recuperar el amor a base de terapias bastante extravagantes. Alguien ataviado con unas botas negras comienza a matarlos. Lo normal tras el primer crimen hubiese sido salir pitando de allí, pero no, los pacientes se quedan y el homicida continúa con lo suyo. ¿Quién será el culpable?
Básicamente estamos ante un "whodunit" de manual, con regusto a Agatha Christie rancia, todo lo elemental y desalmado que tocaría por su condición telefílmica, aunque, eso sí, luciendo puntuales arrebatos absurdos que agradeces. Por ejemplo, la pareja de sexagenarios con él soltándole sin cesar crueles e hilarantes insultos a ella. El mismo psiquiatra, en apariencia mucho más tarado que sus pacientes. O sendos escuetos más poco inspirados momentos de humor. Tampoco son moco de pavo los títulos de crédito, a base de recolectar, tal y como si se tratara de un trailer cualquiera, algunos de los momentos de la película que nos disponemos a deglutir ¿¿??
Naturalmente, el recuento de cadáveres es escaso y la sangre prácticamente nula. No la esperen, como tampoco esperen un despliegue de tremebundos efectos especiales porque, ni por el forro.
Y pasa lo que pasa, que al sentarme esperando una pedazo de mierda de proporciones bíblicas, me he encontrado con algo semi-simpático, semi-digerible y semi-entrañable que, desde luego, no es para conservar ni volver a ver. Pero ahí queda. Al menos ahora ya puedo ponerle cuerpo a aquella mítica caratula.
En el reparto destacan algunos rostros reconocibles. Especialmente si hablamos de la tocha de Matt CRAVEN (la coincidencia de apellidos no creo que fuera inspiración para el distribuidor), que le viene ideal al farlopero que interpreta y al que hemos visto en chorrocientas películas, destacando por adecuada "Cumpleaños mortal". También les sonará James Keach, básicamente por ser el hermano de Stacy y encarnar al instructor cabrón de "Locademia de conductores". Y finalmente damos con Jack Creley, el misterioso "Brian O'Blivion" del clásico "Videodrome" y que hace el papel de marido mal hablado (que su personaje se apellide Kroog, leáse "Krug", tampoco creo que fuera inspiración para el distribuidor).
Timothy Bond, director, (podríamos referirnos a él chistosamente como Timothy "Dalton as James" Bond) se pasó media vida currando en la tele. Entre sus pocos largos para cine destaca "Cosecha Mortal", cuya reseña fue escrita por Aratz en nuestro pest-seller.
El guion lo firma Peter Jobin, en cuyo curriculum localizamos un episodio de la serie "Misterio para tres" ("Friday the 13th: the series" en v.o.) y, sobre todo, el libreto completo de "Cumpleaños mortal" en cuyo rodaje, supongo, haría buenas migas con Matt Craven.
A saber...