lunes, 25 de mayo de 2020

CUMPLEAÑOS MORTAL

Clásico de la golden era del slasher, “Cumpleaños Mortal” es una producción canadiense que se aprovechaba del tirón de “La noche deHalloween” siendo el enésimo film con una festividad en su título como excusa para que un asesino de identidad anónima masacre al mayor número de jovencitos posibles. Producido por John Dunning  y rodado a  la par que otro clásico de la época, “San Valentín sangriento” —también de Dunning—, aunque estrenado después, “Cumpleaños Mortal” es una pequeña cinta de culto que está, a todo efecto, sobre valorada por el fandom.
Tan rentables eran estas películas a principios de los ochenta que la Columbia pictures no tuvo el más mínimo reparo en comprar este pequeño film independiente, gastarse en publicidad lo mismo que costó rodarlo y fracasar en el intento, recaudando al final de su carrera, más o menos, lo mismo que habían invertido en su totalidad.
Así, tenemos a un grupo de estudiantes bastante pijos, clasistas e irritables, que va falleciendo en un entorno académico a manos de una figura misteriosa vestida de negro y con guantes de cuero. Por otro lado tenemos a Virginia, virginal estudiante que regresa al colegio tras haber estado convaleciente después de una operación cerebral  y de la que se nos van mostrando, a través de flashbacks, las circunstancias que la han llevado a estar donde está en esos momentos. Todo ello nos sirve para que, entre unas cosas y otras, mientras el espectador hace sus cábalas deduciendo quién es el asesino que de tan creativa forma está haciendo morir a estos chavales, el guion nos vaya confundiendo hasta que llegan un  par de giros que desembocarán en un  final a la “Scooby Doo”, con el verdadero malo quitándose la careta, que resulta un tanto lamentable.
Y es que aunque en la dirección tenemos al veterano J. LeeThompson, que venía de rodar clásicos como “Los cañones de Navarone” o “El cabo del terror”, y pese a las trazas de película solvente que se gasta el film, Thompson no se hace del todo con la película. Todo resulta confuso y tedioso, a pesar de las ingentes cantidades de sangre en algunas de sus escenas —según cuentan, J. Lee Thompson, la despilfarraba a cubos por el set de rodaje— y el intento de ser una cosa dinámica y vistosa. El producto resultante, no es más que un revoltijo de conceptos e ideas que no acaban de funcionar, que van avanzando a trompicones a través de sus excesivas dos horas de metraje.
Thompson, y para darle empaque al producto, se trajo consigo a otro veterano, Glenn Ford que realiza su papel mecánicamente y se lo ventila en un par de sesiones que luego en montaje ya se irán  estirando a lo largo de la película para que parezca que está presente durante toda ella. En realidad, su presencia en esta es irrelevante. Está ahí, pero si no estuviera daría exactamente lo mismo. Lo bueno es que durante el rodaje de la película, Ford, estaba completamente alcoholizado y dándose de hostias con todo el mundo en el set, motivo este por el que hubo que paralizar el rodaje en alguna ocasión. Al final sus desplantes violentos se solucionaron con diplomacia.
“Cumpleaños Mortal” se convertiría en un proyecto de transición en la carrera de Thompson ya que, poco después, se especializaría en productos al servicio de Charles Bronson, dando algunos de sus títulos más populares, como por ejemplo “Yo soy la justicia II” o “Mensajero de la muerte”, ambos de la era Cannon.
Por lo demás, un slasher flojíto, tan insípido como icónico es su póster original, con ese muchacho a punto de ser trincado por un pincho moruno. La anécdota está en que en la película, sí que hay una escena en la que un muchacho es atravesado por un pincho moruno… pero no es el que aparece en el póster.
Poco más. Sólo para completistas.